Luis Martínez de Merlo
Luis Martínez de Merlo (Madrid, 1955) es licenciado en Literatura Hispánica, poeta, narrador, traductor y artista plástico. Se dedica a la docencia desde 1979. En 1975 publicó su primer libro de poesía titulado De algunas otras veces, al que siguieron Alma del Tiempo(1978) y Fábula de Faetonte (1982). En 1985 obtuvo el premio de poesía «Ciudad de Alcalá», con Orphenica Lyra.
Entre sus trabajos de traducción sobresalen versiones de obras de Dante, Baudelaire, Corneille, Verlaine, Leopardi, Molière, Cavalcanti y de poetas simbolistas, barrocos y renacentistas.
¿Sin versos quedará esta primavera
igual que mi alma sin florecimientos?
¿Como se va un amor sin despedirse,
o aquellas madreselvas sin regreso?
En una sombra cruel se cuaja un pruno,
en una esquina verdeguea un sauce;
mirlo de mis cansadas alboradas,
¿en qué hondo sueño volveré a escucharte?
Luna tras luna, estrofa tras estrofa,
pena tras pena, engaño tras engaño,
veló una sombra mis pupilas ávidas,
allá en la sierra se secó un castaño…
Hunden su surco en el azul la rama
blanca, las humaredas, los celajes,
el chopo aún yerto, las nevadas cumbres,
la errabunda cigüeña de un romance.
¿Y han de quedar sin glosa estos latidos?
¿Ahoga mi corazón tanta congoja?
Entallan el granito el sol y el tiempo,
flor a flor, copo a copo, gota a gota.
Una X tacha un calendario en blanco,
en el eco disuena un estrambote:
cara a cara mi vida y mi destino;
empurpura esta herida el horizonte.
DOS POEMAS PARA UN FINAL DE AGOSTO
I
Disuelto en tierra dejaré que huelle
Mi corazón el joven errabundo,
Y cantará en las hojas de los álamos
Cuanto vivo callé, disuelto en aire.
Disuelto en agua arrullaré tu sueño,
Y tú me soñarás como un pez de oro,
Disuelto en fuego inflamaré tu vino;
La noche entera poseerás mi ausencia.
27 de agosto
II
En el espacio que separa las sílabas de su nombre
He retenido al viento
Una flecha lo ha atravesado como una galera engalanada
Como oriflamas ondulaban polícromas sus plumas;
Después la flecha se ha perdido
Después las sílabas se han cerrado como las islas del estrecho
Después el viento me ha hecho galopar como a una duna
después me ha rozado los labios al despedirse.
29 de agosto
REGRESO A MADRID
(Aguafuertes, 1983)
I
(Héroes, D.Bowie)
Se pelean por nada mis amigos a veces;
se enfurecen, se insultan, y yo no los entiendo.
Uno dice: “¡Qué cerdo, no me invitaste ayer!”
El otro: “Hijo de puta, te quedaste con media.”
No sé lo que les pasa, antes no eran así.
Les hablo y ni me escuchan, me interrumpen nerviosos.
“Vamos, tú, date prisa, creo que Fede tiene.”
Y se echan a la calle _“¿no te vienes?”_. Los dejo.
Me encuentro con la novia de Paco: han terminado.
“Si lo vieras _me dice_ no lo conocerías,
una hepatitis crónica, sí, en casa de sus viejos,
y sin curro ni nada, ya era un rollo muy chungo…”
(Miro las iniciales si el periódico dice
que encontraron a alguno muerto en unos servicios.)
HOMENAJE Y PLAGIO III
Dormir en cama ajena, despertar
en un cuarto al que nunca has de volver,
y en la luz vaga del amanecer
buscar la ropa (¿dónde puede estar
la chupa?), el aro, un calcetín (¿y el par?)
mientras aún duerme el chico aquel que ayer
te sonrió en el bar: ese alfiler
que rara vez se encuentra en um pajar.
Aturdido y cansado ahora al salir
buscando um taxi, vuelves a reír
regustando en los labios su sabor.
Miras gozoso un astro en el azur
y silbas. Bueno está – no, no fue amor... –
perdido el norte, que aún exista el sur.
30 AÑOS/ 30 POEMAS
(1972-2001)
NOTA PREVIA
El siete de septiembre de 1975, tres días antes de cumplir los veinte años, recogí los ejemplares de mi primer libro, De algunas otras veces, que meses atrás había obtenido un premio de poesía, de cierto renombre por aquel entonces, debido a lo prestigioso de su jurado. Se cumplieron, pues, en 1999, veinticinco años de este mi primer intento por ocupar un lugar propio en el mundo de la edición poética de aquel último cuarto de siglo.
El pasado año 2000, para celebrar tan lejano acontecer, y como inicio de una nueva etapa de estas Ediciones Secretas, me decidí a ofrecer la primera versión del presente libro, acompañada de su versión digital, que di a conocer a lo largo de los pasados los meses.
Transcurrido un año de aquella edición, presento ahora esta nueva, en la que, además de sustituir dos poemas de la primera por otros de los años correspondiente, incluyo e un apéndice cinco poemas nuevos: tres de ellos anteriores a 1975, que forman parte de mi prehistoria poética, y que se presenten oportunamente retocados; y otros dos posteriores a 1999, que por el momento, cierran este dilatado conjunto.
Suprimo, respetando los agradecimientos que figuraban en ella, la nota que acompañaba la pasada versión; y casualmente, o sintomáticamente, fecho ésta un mismo día memorable.
Luis Martínez de Merlo. Martes de carnaval del año 2001
1977
INICIACIÓN AL SUEÑO
EL sueño es una selva de plumajes oscuros,
todo se esconde allí en su fronda de alas,
el sueño es un desierto, un desierto de arena
donde brazos desnudos, brazos húmedos, ríos,
acarician el vientre de calcinadas dunas.
¿Qué me diréis del sueño que no sepan los pájaros,
esos pájaros fieles que cantan en mi oído
su fatal sortilegio? ¿Qué me diréis del hondo
rincón en que perderse tiene un rumor de hojas
caídas, de campanas, de azudas en la tarde,
d e t a r t a n a s l e n t í s i m a s
que a lejanos almendros me llevaron un día?
¿Qué me diréis del vasto círculo de mis manos
dejando una semilla en libertad, un tibio
gotear sobre el pecho que cae como la cera
muda y febril?
Lo sé, todo lo sé, lo leo
de los libros sellados que la noche me abre
en sus hinojos, yo que trémulo despierto,
aún amedrentado, aún novicio torpe
de estos sagrados ritos.
Envuélveme, oh sueño,
tiende tu cabellera como embozo aromado
sobre mi cuerpo, tiende tu velo bautismal
sobre mi hombro erguido, sobre mis ojos vierte
los óleos milagrosos de tu eterna almazara.
1982
NO morí en Queronea sobre el cuerpo
abatido y hermoso de mi amado,
ni en las calles de Harlem
con las venas violadas por agujas;
no arrastré -iluminado entre brazos febriles-
una sólida piedra
ahora ya liviana en la clave de un arco
tensado al infinito;
no he descifrado, aún, la Commedia de Dante,
ni sabido el horror del círculo más hondo;
no crecí, dichoso en compañía de leves camaradas,
a la orilla de un mar, suspendido
en la divina luz que dora los cabellos,
ni perseguido un pez de plata bajo el agua,
armado de un arpón y de inconsciencia;
no he mordido hasta el fondo en un cuello,
sentido de qué tan blanda forma
se hunde en una carne una hoja muy afilada;
no he alzado los brazos en un gesto certero
y ha sonado al bajarlos unánime una orquesta;
no llegué a ver las siete islas desde el Teide.
Soy
los que nunca he sido, soy
los que no seré nunca,
soy los que me han tallado con sus manos,
soy los que me han horadado con sus besos,
soy los caminos que ¿elegí?
soy aquel que no sigo.
1984
TRÍPTICO DE INVIERNO
I GLOSA
POR la vasta región de vuestro olvido
irán mis versos, como va la vena
del cristal por el seno de la roca:
tesoro oculto, estalagmita, gema.
Sonoro manantial que de su altura
se precipite como un ángel loco;
agua que ahonde o gire o se remanse
para el desnudo jubilar de agosto.
Hipnotizado en un endecasílabo,
en la efímera tarde de febrero
contemplo el desrizarse de esa nube
y el perfil mocho de los olmos viejos.
Y en la vasta región de vuestro olvido,
en frío campearán azur y claro
ramas de sable y un vellón de plata
-olmos, nube, febrero, Garcilaso...-<
1987
TEMPUS FENESCIT
Adieu, vive clarté de nos étés trop courts!
DE los tiempos que vienen muchas cosas me asustan.
No existen esperanzas de una vida más bella.
Ya no está en nuestras manos un futuro inquerido.
Un horror en cada hoja del calendario acecha.
Ruinas anticipadas son hoy nuestras ciudades.
Hay miedo en las esquinas -¿No eran éstos los bárbaros?
Las máscaras disfrazan nuestras muecas de angustia.
¿Quién invitó al festín a ese rojo invitado?
¿Qué lugar habrá entonces para estos versos tristes?
¿Mi canción o mi endecha repetirán qué voces,
si ya no habrá un jardín, ni un coro, ni un verano,
y un hueco son serán los nombres de los dioses?
¡Adiós, luz de esta tarde de invierno, aves ligeras,
que voláis para siempre hacia un confín lejano!
Los naranjos florecen en el sur de mis sueños.
Entre sus olas juegan dos cuerpos abrazados.
1992
DE LA VIDA DE PLOTINO
III
ÚLTIMAS PALABRAS DE PLOTINO
EL mar tiene reflejos infinitos
y tiene el bosque sones incontables;
ríe el agua, la tierra humea vida;
la primavera nos dará más rosas.
Un viejo aún guarda en su memoria el beso
de una doncella a la que amó de mozo;
dulces chiquillas cantan en la calle
y el corro copian de las altas nubes,
como las nubes copian otro corro.
Hora es ya partir. ¡Ah, cuánto aroma
de eternidades el jardín consagra!
Ya lo sabéis: hay dentro de vosotros
una cuerda, una luz. Que el Universo
vibre y esplenda dentro de vosotros
1996
¿QUIÉN recordará mi vida?
La crónica de mis años
soy sólo yo quien la sabe...
y a mí se me está olvidando.
Los veranos, los inviernos,
los inviernos, los veranos,
vacíos de la memoria,
huecos en el calendario.
Cartas que no releeré,
hojas de viejos diarios,
versos en las servilletas,
fotos que no hay en el album.
¿Y cuando loco volvime?
¿Y mis mejores silbadas?
No hubo un Tetrarca mirándome
bailar cierta madrugada.
Qué tonel lleno sin fondo;
qué aún más cargado va el fardo;
qué gigante era el molino;
qué duelos, y qué quebrantos;
¿Y el frío aquel de Bruselas?
¿Y aquella alba sobre el Hudson?
¿Y la ola azul del Puerto?
-¿Manuel la habrá ya olvidado?-
Escuché en una camilla
Un aria de El Trovador
Pero no diré en mi espalda
La aguja que me punzó.
¿Quién me oyó cuando he reído?
¡Quién sabe por qué he llorado!
El espejo que me copia
es una página en blanco.
He borrado la pizarra;
Mi lección nadie ha escuchado.
¡Ay de mis bachillerías
de Aristóteles barato!
El olvido me amenaza
y va tragando mis pasos:
se hunde el Ícaro de Breughel
y el mundo ni se ha inmutado.
2001
AHORA digo Diego donde dije digo.
Igual que un enigma me escruto el ombligo.
Ya canta la alondra ya se encaña el trigo.
En la amanecida hoy vendrá mi amigo.
Y compartiremos fiestas sin castigo.
De nuestros secretos ni el sol es testigo.
A nada me obliga y a nada le obligo.
Bajo mi ventana me silba y le sigo
Donde dije digo Ahora digo Diego.
Perfuma el camino aroma de espliego.
Ah, ir por el camino como un noble ciego
con su lazarillo, pobre y andariego;
y en las tibias noches, al amor de un fuego,
comer un pedazo de pan con sosiego;
y saber que toda la vida es un juego.
¿Te marchas tan pronto? Adiós –hasta luego.
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