viernes, 15 de julio de 2011

4181.- MERCEDES RIDOCCI


MERCEDES RIDOCCI

Actriz y pedagoga, Mercedes Ridocci se ha especializado en Movimiento Orgánico y Expresión Corporal artística y escénica. Desde hace treinta años lleva desarrollando su trabajo para diversos colectivos públicos y privados. Desde 1999 es la directora pedagógica y profesora de la Diplomatura en Expresión Corporal -Arte del Movimiento, en Alfa Institut (Madrid - Barcelona).

Imparte cursos de formación para diferentes colectivos profesionales: educadores, actores, bailarines, músicos…, en colaboración con escuelas de teatro, escuelas de música y universidades.

Dirige el grupo “Artesanato” (investigación en el lenguaje de la Expresión Corporal y la composición escénica) con el que ha creado 20 composiciones escénicas y 9 composiciones en solitario.

Libros publicados:

• “Creatividad Corporal “ (Ñaque editorial, Ciudad Real, 2005).
• “Expresión Corporal - arte del movimiento” ( Ed. Biblioteca Nueva, Manuales Universitarios. Madrid, 2009).

También tiene publicados un microrrelato y varios poemas en diferentes revistas colectivas:

• “Atmósferas – cien relatos para el mundo” (Escritores en la red, Asociación Marqués de Bradomín).
• “Vilapoética” (antología creada por Micaela Serrano).
• Revista “Terra cultural y artística”:-‘ El viento que modela las nubes’.
• Revista “Almiar” - Margen Cero.
• “Escritores de alrededor” (una iniciativa de Santiago Medina).







TÚ, NO

Hállame.
Entre el silencio de mis párpados cansados,
entre el rocío que baña mis sueños,
entre la humedad que llora mis penas,
entre el cauce de mi risa llena.

Hállame.
Entre el vacío de mis días sin tiempo,
entre la cadencia de mis pasos quietos.
entre las sacudidas de mi voz convulsa,
entre el murmullo de mis palabras mudas.

No me halles solo entre mis piernas;
TÚ, no.







CREÍMOS

Tú y yo,
vías paralelas,
rectas, perfectas equidistantes
casi rozándose,
acariciando alientos
con olor a invierno.
Creímos en la curva latente,
en el oculto quiebro,
en certera convergencia.
Negamos, que tu recta y la mía,
talladas en piedra,
esculpidas por el déspota cincel,
arraigadas en férrea raíz,
jamás cederían.







NOCTURNA AVE DEL TIEMPO

Llegaste a mí vestida de noche nueva, engalanada con radiante risa robada que torna al aire de piel terrosa. En la boca una líquida y cíngara canción. En los ojos, el tiempo tornasolado de los años filtrados. En las manos, caricias calientes, casi ardientes. Te amoldaste a mi cuerpo sin rubor. Trajiste contigo el calor retenido en el olvidado tiempo. Llenaste mi alma de radiantes risas.
No vuelvas a irte, nocturna ave del tiempo.








EL HUECO QUE DEJÓ TU CUERPO

El hueco que dejó mi cuerpo,
en la sábana blanca de la noche,
se tiñó del insondable color de tu mirada,
del oculto perfume de tu voz,
del arcano sabor de tus manos,
del recóndito tacto de tu aliento,
del inquietante bramido de tu espectro.









SON SOLO RECUERDOS

Recuerdo nuestras dedos
repiqueteando en la savia de un árbol sin nombre,
ávidos de acompasar nuestro rítmico deseo.

Recuerdo nuestras miradas
cruzándose entre tus ojos terrosos y mis ojos de miel,
ávidas de encontrarse en el álgido vértice
de un impulso indomable.

Recuerdo nuestros labios dibujando risas,
ávidos por enlazar los trazos
del oculto pincel de nuestras lenguas.

Recuerdo nuestra saliva inflamada,
obstruida en la garganta,
ávida por nadar en la sangre salvaje
de nuestras sediciosas venas.

Recuerdo un golpe seco en nuestro árbol sin nombre.
Recuerdo un tajo en nuestro álgido vértice.
Recuerdo un corte en el pincel de nuestras lenguas.
Recuerdo un dique en nuestras venas.

Son solo recuerdos.









UN DÍA

Aferró la daga entre las manos
y apuñaló el latir de sus ilusiones,
una a una.
Se bañó en sangre blanca,
blanca como la muerte.
Amortajó los restos con su vestido rojo,
rojo como la llama,
y los sepultó lejos de su tierra
-ni la pena asistió al funeral-.

Volvió sobre sus pasos,
transparente y vacua:
sus ojos sin luz,
su boca sin labios,
sus oídos cegados por el silencio,
su gusto insípido,
su tacto sin huella,
su espalda hundida,
sus piernas sin ritmo.

Naufragó en el tedio
esperando al único amor que le restaba:
la dulce y eterna nada.













Y NO SÉ POR QUÉ

En la mañana, cuando emerge la luz
guijarros púrpuras brotan de mis ojos
Y no sé por qué.

Al mediodía, cuando inflama la luz
guijarros púrpuras atascan mi garganta
Y no sé por qué.

Al atardecer, cuando extingue la luz
guijarros púrpuras arañan mi espalda
Y no sé por qué.

En la noche, cuando el silencio se hace hueco
guijarros púrpuras sepultan mi cuerpo
Y no sé por qué.











LUNA DE HIEL

Retuvo para él todas las caricias,
todos los besos,
las palabras bonitas.
Se envolvió en raso blanco
anudó sus recónditos labios con lazos de deseo,
que él desataría con manos expertas,
ávidas del calor que le ofrecía.
No hubo caricias,
ni besos,
ni palabras bonitas.
Con manos frías y violentas
mancilló el blanco raso de gris ceniciento,
desgarró los lazos del deseo,
derramó hielo sangriento en sus labios heridos.
Infectó todo su ser de rabia y miedo.









AMANECE

Amanece.
El silencio acaricia mi soledad de oníricos sueños de fuego.
Se agitan en mi cuerpo brasas candentes con paisajes de tierra.
Amanece.
El silencio arrulla mi soledad de oníricos sueños de agua.
Se sacuden en mi cuerpo olas de lluvia con paisajes de fuego.
Amanece.
El silencio palpa mi soledad de oníricos sueños de aire.
Se remueven en mi cuerpo corrientes de viento con paisajes de agua.
Amanece.
El silencio abraza mi soledad de oníricos sueños de tierra.
Se revuelven en mi cuerpo colinas de barro con paisajes de aire.










QUERO QUE ME ENCUENTRES

Quiero que me encuentres
en el soplo de cada nota que pulses,
en la estela de cada paso que bailes,
en el latido de cada verso que sueñes,
en el aroma de cada tinte que estampes,
en el roce de cada línea que esboces,
en los pliegues de cada greda que amases,
en los surcos de cada roca que talles,
en el halo de cada imagen que captes.
Quiero ser tu musa,
quiero ser tu amante.










DIOSA DEL AMOR Y DE LA NOCHE

Nocturnos mortales sueñan penetrar en tu morada divina.
Abrazar la pequeña estrella que anuncia su entrada.
Estremecerla con sus pubis hasta trocarla en luna.
Ceñir su carne henchida en tus paredes de roca blanda.
Tentar tu fondo de cielo negro.
Despertar al grito que gime en la profundidad de sus entrañas.
Vaciarse en tu eterna belleza.
Morir en ti.









SOLO UNA VEZ

Solo una vez recorrerás mi cuerpo; y mientras lo transitas, tus manos artífices de viejo artesano modelan y reconocen aquel primer boceto que hace tiempo esculpiste; y mientras lo acaricias, mi cuerpo te impregnará con el color del placer renovado, tatuándose en tus manos para siempre.
El movimiento serpenteante de mi cuerpo se enredará como hiedra en el tuyo, te procurará frescor en las calurosas tardes del verano, te resguardará del frío en las frescas noches de invierno.
Tus manos, mis manos; tu boca, mi boca; tu pecho y el mío; tus brazos, tus piernas; mis piernas, mis brazos; tu pubis y el mío se disolverán en uno; y mi grito sofocado de animal herido quedará grabado en tus oídos; el sabor alborozado y triste de mis lágrimas entintará tus labios. Y después, te entregaré mis ojos.






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