Andrée Chedid
Nació en El Cairo, Egipto en 1920, de padres libaneses. Escribe su poesía en francés.
Autora de: Ceremonial de la violencia (1976), Fraternidad de la palabra (1976), Cavernas y soles (1979), Textos para un poema (1986) y Poemas para un texto (1987). Chedid ha recibido numerosos premios de poesía y prosa: Le Prix Louise Labé (1966), L'Aigle d'Or (1975), Le Prix de l'Académie Mallarmé (1976), Le Grand Prix de la Société des Gens de Lettres (1990), Le Prix des Quatre Jurys (1994), la Bourse Goncourt de la Nouvelle (1979) y Le Prix Albert Camus (1996).
El viaje liberado
No hay muros
Te lo he dicho no hay muros
Estemos donde estemos canto y permanezco
Estemos donde estemos el presente no tiene edad
Si me despierto con la aurora
Y estás en mi vida
Estemos donde estemos las fuentes se desatan
El ancla no es del viaje
Te lo digo
Te amo, pájaro hostil
No es de morir de lo que morimos
Sino de llevar el día en mil astillas
De ser la presa de uno solo de nuestros rostros
De tener nuestras casas como el lugar
No es de morir de lo que morimos
Sino de la espuma que pierde memoria
De sus sienes de océano
De la hierba violentada en su guarida
De las llanuras que la hora endurece
Ahítas de selvas insondables
Por develar sólo una de sus ramas
Y del azar,
Atolón que se reduce
Vida atigrada sobre nuestras vidas
¿Con qué red apresarte?
Te amo, pájaro hostil
POESÍA II
Lo que es más que la palabra
pero que la palabra libera
Lo que es perecedero
pero renace más adelante
Lo que naufraga profusamente
pero sin cesar se construye
Lo que siempre nos sobrepasa
pero de su pasar somos semilla
Lo que tiene nombre de vida
pero que los días apartan
Lo que es evidencia
pero permanece en suspenso
SOLEDAD
Soledad
almena sobre las llanuras inauditas
La sombra cesa de blandir sus oropeles
La ausencia ya no derrama sus torpores
Los pozos ya no engullen la estrella
Las cenizas ya no alteran el arroyo
A través de los árboles opacos
Se filtra el claro
NACER
En el cruce de los tiempos
De los corazones y del azar
Naciste vivo
En lo más vivo de los vivientes
Se te dio gritos y habla
Goce alientos muerte
Y el canto inaudible
Que atraviesa las edades
Injertado al antes
Hacedor de futuros
Fundas la esperanza
En todo el medio de las desesperanzas.
Versión al español Alfredo Silva Estrada
El poema
Sin cesar
En lo vivo de sí mismo
Se acomete el poema
Espejos del instante
Fragmentos del deseo
Ecos del grito
Hurgando el hueso hasta la médula
Atravesando el hábito hasta el alma
Volviendo a abrir las puertas del espacio
Aliviando los desórdenes del espíritu
El poema
Se precipita sobre nuestras páginas ávidas
Explorando a la vez
Toda la llama
Y todo el agua.
Enigma I
Tropezándonos con los enigmas
De la aurora y las tinieblas
Del instante y el después
En el espanto o el ardor
Creamos obras
Labramos senderos
Inventamos fábulas
Gravamos máximas
Prescribimos dogmas
Engendramos mentiras o verdades
Víctimas o victimarios
Rozamos la trama del mundo
Mientras el hogar
Arde del otro lado del silencio
En el revés de las palabras
Y los pensamientos.
Mareas II
En marea alta
Ejecutando
Sus escalas
De gris o de calma
El océano versátil
Se une al litoral
Testigos de estas maniobras
Las casas recuerdan
Marinos ahogados
Un niño llora
Su fortaleza de arena
Y para aquel que pasa
Según la hora
Según el alma
La ensenada lleva a las riberas
O devela lo desconocido.
Una meta
El manantial algunas tardes
Se inicia lejos de los caminos
El presente consume la memoria
Sin herir
Todo nos colma ciertas tardes
Incluso nuestras ciudades de asfalto
El agua multiplica estas tardes
Nos brinda semejanza
Un pensamiento en conducir
Y el amor como una meta
Del libro Fraternité de la Parole.
Traducido del francés por Myriam Rozenberg
La otra mirada
Si te tropiezas con los muros de carne
Si tus palabras naufragan antes de nacer
Si tu sangre se aferra a tus huesos
Y tu mirada pierde el sendero
¡Haz un llamado a la otra mirada!
La mirada que transgredí el mundo
Y distancia el tiempo singular
En la angostura de los días
Cuando se abisma la penumbra
¡Amotina la otra mirada!
Su brillo te buscaba.
Estos cuerpos no han encontrado su lugar
Ni estos corazones ni estas noches
Sin los ríos de la emoción
Nada nada se ensambla
Nos hace falta compartir
Necesitamos el incendio
Para que surja la fuente
Para que la vida viva
De cet amour ardent je reste émerveillée
Je reste émerveillée
Du clapotis de l’eau
Des oiseaux gazouilleurs
Ces bonheurs de la terre
Je reste émerveillée
D’un amour
Invincible
Toujours présent
Je reste émerveillée
De cet amour
Ardent
Qui ne craint
Ni le torrent du temps
Ni l’hécatombe
Des jours accumulés
Dans mon miroir
Défraîchi
Je me souris encore
Je reste émerveillée
Rien n’y fait
L’amour s’est implanté
Une fois
Pour toutes.
De cet amour ardent je reste émerveillée.
L’Autre
« Je est un autre. » Arthur R.
À force de m’écrire
Je me découvre un peu
Je recherche l’Autre
J’aperçois au loin
La femme que j’ai été
Je discerne ses gestes
Je glisse sur ses défauts
Je pénètre à l’intérieur
D’une conscience évanouie
J’explore son regard
Comme ses nuits
Je dépiste et dénude un ciel
Sans réponse et sans voix
Je parcours d’autres domaines
J’invente mon langage
Et m’évade en Poésie
Retombée sur ma Terre
J’y répète à voix basse
Inventions et souvenirs
À force de m’écrire
Je me découvre un peu
Et je retrouve l’Autre.
L’espérance
J’ai ancré l’espérance
Aux racines de la vie
*
Face aux ténèbres
J’ai dressé des clartés
Planté des flambeaux
A la lisière des nuits
*
Des clartés qui persistent
Des flambeaux qui se glissent
Entre ombres et barbaries
*
Des clartés qui renaissent
Des flambeaux qui se dressent
Sans jamais dépérir
*
J’enracine l’espérance
Dans le terreau du cœur
J’adopte toute l’espérance
En son esprit frondeur.
Le Chant des villes
Je m’attache aux pulsations des villes
A leur existence mouvementée
Je respire dans leurs espaces verts
Je me glisse dans leurs ruelles
J’écoute leurs peuples de partout
J’ai aimé les cités Le Caire ou bien Paris
Elles retentissent dans mes veines
Me collent à la peau
Je ne pourrai me passer
D’être foncièrement:
Urbaine.
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