jueves, 17 de marzo de 2011

3456.- MEHDI AKHRIF


Mehdi AKHRIF nació en Arcila (Marruecos) en 1953, es profesor de literatura árabe, miembro de la Unión de Escritores de Marruecos, miembro de la junta directiva de la Casa de la Poesía de Marruecos, y es director del Festival Internacional de Poesía de Casablanca.
De su obra poética destaca:
- La puerta del mar [Beirut 1983]
- Cielo bajo [Casablanca 1989]
- Cantares para la diversión del mar [Rabat 1992]
- Primer sol [Rabat 1995]
- La tumba de Helena [Rabat 1998]
- El alboroto de una exhumación en los bordes del alba [Rabat 1998]
- Más allá de la blancura [Casablanca 2002]
Y de su prosa:
- Balcones y espejos [El Cairo 2000]
- Relato y huso [Casablanca 2000]
- Burbujas de tinta [El Cairo 2002]
- Badií Arramad [Tánger 2004]
Ha traducido obras maestras de poetas epañoles, hispanoamericanos y portugueses:
- - Antología de relatos colombinos [Ministerio de Cultura Rabat 1998] en colaboración de otros.
- La llama doble de Octavio Paz. [El Cairo 1998]
- Poesías escogidas de Fernando Pessoa. [ 1 vol en El Cairo 1995 y Casablanca 1996] [2 vol en El Cairo 1998]
- Los círculos del infierno de Justo Jorge Padrón[Casablanca 2001]
- El libro del desosiego de Fernando Pessoa[Ministerio de Cultura Rabat 2001]
- El guardador de rebaños y otros poemas de Alberto Caeiro de Fernando Pessoa[Ministerio de Cultura Rabat 2004]
- Odas de Ricardo Reis de Fernando Pessoa. [Ministerio de Cultura Rabat 2005]
- El libro del frío de Antonio Gamoneda. [Ministerio de Cultura Rabat 2005]
Su obra poética ha sido reunida y publicada en el 2003 por el Ministerio de Cultura de Marruecos en dos volúmenes que recogen otros poemarios inéditos del poeta. También buena parte de su obra poética ha sido traducida al español, al francés, al alemán, al inglés, al griego, al potugués, al macedonio.





MIENTRAS

Mientras contemplo mi mano
trabada,
casi paralizada por una pausa
en una línea vacía, tras otra línea,
me río para mi adentros.
Me río
de mi mano
del signo colocado
en el centro de la página
como una campana inútil.
Y me adentro
ajeno al texto
siguiente.
Me río
con una garganta prestada a un vuelo ciego
y estéril,
Me río de mi voz, de la angustia
de una pesadilla impuesta de la que no me despertaré
tras el día de hoy.
Me río de mi caligrafía apretada
en líneas polvorientas,
como un vacío de ondulados sepulcros.
Me río de la escritura que echaron a volar
lirios de sueño y de la escritura qe el papel calcina.
En cada trazo
busco algo que me rescate
de mi mano.
Y me río
del manto que el viento dibujará
sobre mi boca, del terrible estornudo que me espera
con el saludo del polvo.






ESTA SILLA

¿Soy yo
O es otro el que se sienta
ahora en mi silla?

No hay nadie
excepto yo.

Al lado de la silla
hay dos mesas imaginarias
- como la silla misma -
y no hay espejo
para la simulación.

Mis hojas están blancas
y cerca hay una copa
por la que suben las burbujas
del insomnio
que las hojas derraman.

Delante de mí
siete años luz
sentados en la misma silla

La arena zodiacal
es mi parte en la herencia
astrológica de las hojas. Se asoma hacia mí,
sin preocuparse
del tiempo, y yo
desde esta silla parezco
otro en realidad.

Delante de la página,
a medianoche, siempre
soy otro entonces
dicto versos mudos
Y medidos.

¿Quién los nombrará?
¿Quién los scribirá en mi lugar?

Nadie
escribe versos de tinta
hipotética en su mente.

Perdóname,
oh medianoche.
Yo no soy tú.
Yo no soy mi yo.

Entonces,
borra la silla, esta silla.
Borra la mentirosa aurora.
Borra mis manos,
Y no dejes de este paisaje
más que las burbujas
De la copa.






ENTRE DOS BLANCURAS

Mis estantes pueden desplomarse
ahora sobre mi cabeza
y no sucedería nada. ¿Qué habrá después?
De verás sucede algo aquí,
donde una mano
borra mis alientos
en el verso
y donde mi perfecta mano
está en un lienzo
y yo
en otro,
buscando mi texto ausente!

No hay ninguna diferencia entonces
entre dos blancuras que son mi irrevocable mañana.
El muro es mi perfecto modelo, el muro mismo
y ojalá estas líneas mías pudieran
ocultar lo que no ocurre.

De hecho suceden cosas
pero no tan así...

Como
que el techo se hendió muchas veces
por efecto de la esterilidad de mi tintero
- incluso en el sueño -

y como
que el muro se convirtió en una taza
que lee mi farsa en voz alta
y como.

Mis letras pueden desempeñar
el papel de testigo en contra de nosotros dos,
quiero decir en contra del texto y de mí,
sin ninguna máscara,
mis letras pueden quejarse
ante el ideal de la poesía si me muero.

y ojalá pueda esfumarme en lo absoluto
con el centello que me corta los alientos.
Pero alguna blancura más alta
que mis palabras en el texto arrastran mis alientos.

Al otro lado
de esta página - dóblala -
aparecen algunas letras waw
que no son semejantes a las mías,
parecen uñas preparadas para dibujar sobre las rejas.

Y transcurren días dispersos
debajo de la elipsis con boca abierta,
en un contexto cualquiera,
y yo de tantos mordiscos e la tinta seca
en mi garganta
se me suben gemidos y llamadas,
se me suben del fondo de mi propio yo,
y me seguirán hasta que aparezca la bestia
y me envolverán versos de Sanaat Koddam al Maia
y me envolverá el graznido búho.

Por quién doblan tus campanas,
oh Hölderlin.
En esta taberna
puedo
declarar este cuaderno mío,
kaftán de prosa rimada, sin timidez ninguna,
que no tengo nada excepto esto,
este verso
y este cuaderno.
Nada ocurre
en la alcoba de sueños de un modernista
cuyos tiempos pasaron.
Hace ya años que estoy en el umbral
¿Hay alguien en la puerta?
Que entre, también la letra si está en la mente.
Un zumbido, el ruido de un clavo en el féretro.
Que entre.que sea el bienvenido,
En la página.que no haya discrepancia ninguna,
por favor.
También que sean bienvenidas las palabras penosas
Una sola vocalización de las dos en attanwin
y hasta alambres de púas.
del abrigo de Kawabata
o del libro del canto de los muertos.
Gritos sin eco, que entran,
no hay discrepancia, sólo que entran
y que dejan la puerta de la página abierta
para la llamada de los ahogados
en el mar de la oscuridad.
Estoy en el umbral.
Mis pasos se desvanecieron
y detrás de mí están los cuatro caminos,
y delante
se inclinan algunos signos de interrogación
hacia la elipsis.
Y alrededor de mí el nun, y otro y otro
sin ningún techo
dejadme por fin echado
en el pozo de mi yo plural.

Mis expertos en mi mismo son innumerables, dijeron:
Déjate del muro y del llanto,
puedes lamentar tu texto
en un silencio más elocuente que este otro silencio.
Puedes quedarte
Como un clavo en la garganta de tu propio yo,
y puede Pessoa
pacer tus rebaños
en otro guión.
Y puede que la imaginación de la taberna
te engañe
llevando el juego definitivamente hacia el-texto
Dijeron:
Si el texto es ausente
y tú eres el presente
no sucederá en absoluto
nada.




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