domingo, 2 de enero de 2011

2754.- MÓNICA GONTOVNIK


Mónica Gontovnik nació en Barranquilla (Colombia) en 1953. Ha publicado los libros: Ojos de Ternera, Ediciones Alcaraván, 1979; La Cicatriz en el Ojo, Ediciones Puesto de Combate, 1980; Y Tirada Temblando Miraré el Relámpago, Ediciones Puesto de Combate (1982); Objeto de Deseo, Ediciones Kore, 1992; Flor de Agua, Ediciones Kore, 1993; y Pandora Parrandera (2002). Obtuvo una Maestría en Estudios Interdisciplinarios en Arte y Psicología para la Sanación, de Naropa Institute en Boulder, Colorado, USA (2001); un grado universitario (B.S.) en Danza de Skidmore University Without Walls de Saratoga Springs, Nueva Cork, 1982, y es egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Metropolitana de Barranquilla (1979).






Mermelada de Guayaba

Algún color todavía en el fondo
del pequeño frasco
esperando ser lavado.
Mi voz alemana grita:
“todavía no se acabó”.
El semilíquido lecho de fruta
que habla de mis raíces
origen carmesí
hojas rotas diminutas semillas que cargan
el color de la desesperanza.

Observo cómo el dulce de la guayaba
se concentra para que mis ojos
atestigüen el diseño transparente
y me pregunto si alguna vez
seré tan suave como para tomar la forma
de mis tristezas









Beajavta

Me he convertido en ave
cazadora nocturna
que se asoma
ojos amarillos
quién soy
luz que se escapa
intersticios de la tarde
sol bañándose
despidiéndose del mar
alarmando mis sentidos
que se abren
bendiciendo la oscuridad.








Kali

Se hunde el corazón
no sé
porque aquí están
aún
las estrellas en mis pechos
la otra serpiente subiendo
a punto de agarrar mi tercer ojo
calentando mi propia lengua
deseando
que la muerte me pudiese asustar
tanto como el amor.






ARTEMIS EN EL RECREO

Artemis
Estoy preñada de luz
de un ritmo que se acopla
a los pasos de un pasado.

Soy un árbol
donde la vida se posa
en este momento.

Recreo
Comprender que el camino es oscuro
o más bien claroscuro
pleno de sombras e iluminaciones fugaces.
Saber que la soledad es inevitable
no como fardo sino como compañera
profesora música atenta.
Intuir que el hermano gemelo no existe
que la desnudez acaba frente al espejo
y que Platón con su andrógino
era un embustero.








Ustedes pueden quedarse en sus flamantes piscinas.
Yo les agradezco en cambio
que me recuerden el río que llevo adentro.
Pueden quedarse con sus obscenas películas.
Yo en cambio
agradezco el saber que el sexo es todavía
mi rito de primavera.
Ustedes sigan diciéndole a sus hijos
“no seas egoísta”
que yo agradezco en cambio
el recordarle al mío que sí lo sea
que mire a otros padres predicando
mientras “mi sala es más costosa que la tuya”
y mientras “préstale tus juguetes al vecino”
pero no al ajeno, al hijo de la cocinera (por ejemplo).
Ustedes sigan parrandeando con coca y caviar
que yo en cambio
desayuno jugo de naranja y ron
Saludo a un sol despierto y agradezco
saber
que a quienes nos pertenece el día
somos
los transportadores del mañana.

(1982)









Cierra tus piernas
mujer
no las abras porque te den
casa
comida
bebé

aprende del sol coagulado en sudor
sudor horneado en la piel de tu amor

aprende de los aires en oídos destemplados
de las uñas
de las lagrimas que corroen

aprende de ti
mujer
y ama
con tus caderas
por tu sed

(1982)











El carcelero

Las ventanas de esta casa
son claros engaños de luz
sembrados por los dos.
Reboto contra las paredes
en esta cárcel cristalizada,
mientras divertido observas
el espectáculo aterrador
de mi danza.

(1990)











El objeto de deseo

El pliegue de tu codo derecho será objeto de mi lascivia. Por él, destruiré todo
pensamiento que no sea cálido, atrevido, intenso.
Por la piel que se pliega y estira, derretiré un olor que, con mi saliva, desde hoy caminará tatuado a tus días.

(1992)










Con el gallo
anuncias que vuelves.
Me levantas.
Digo gracias.
Si hubo sueños
lamento las pesadillas
lloro la maldad
saboreo lo amado
atraso el periódico de la mañana.
Y digo gracias.
Bendigo ser.
Exprimo la naranja que disfruto
tanto como el sol que colorea las colinas
frente al balcón.
Los pájaros acompañan al gallo
porque las flores saludan a pesar del dolor
a pesar de la alegría
a pesar de que las usamos
para acompañar a nuestros muertos
a pesar de que también cantan en las bodas.
Como la tierra
como las hormigas
como los pies descalzos
como mi alma que saluda su cuerpo renovado
la brisa moja
mis pestañas
y
digo

gracias

(2000)





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