viernes, 15 de octubre de 2010

1522.- CHANG SOO KO


Chang Soo Ko. Nació en el sur de Corea en 1934. Ha publicado varios volúmenes de sus poemas en coreano y en inglés. Sus poemas han aparecido en periódicos coreanos y norteamericanos. Sus libros de poesía y traducción (ganó el Premio de Poesía en Seúl, así como el Premio de Traducción de Literatura Coreana Moderna) incluyen -en coreano-: The Splinter - picking song, Promenade, Some Landscapes y In Search of Wonhyo ; en inglés ha publicado Poems of Chang Soo Ko, Seattle Poems, Landscapes. Ha traducido al inglés Best Love Poems of Corea, Antology of Contemporary Korean Poetry.




Chang Soo Ko: “El sonido del silencio”

Ediciones del Ermitaño
Colección de literatura coreana
Solar Editores
ISBN: 9-786077-640301





Manifiesto del poeta

No he venido aquí por sus melodías
o por su profunda lógica;
no por el dedo que señala presuntuosamente a la luna
sino por algunos fulgores de luz que vienen de fuera de la historia.
No la voz articulada
sino un silencio ominoso
una pausa, no la repetición.
He venido aquí por una revuelta de las cosas familiares
no la pareja completa que baila junta.
Quiero alguna violencia que destruya su compostura.
Lo que pudo haber sido es lo que más me atormenta.
En alguna parte, entre la acción y la ilusión
donde la cuchilla de la espada destruye nuestra imaginación
permanece la poesía
aunque los sonidos se carcoman.
Donde nuestra metáfora sobreviva a la extinción
dejadme meditar y cultivar la mía.
Dejadme preferir una descomposición tranquila de la imagen.
Mis oídos están abiertos a otras voces
más a aquellas nunca oídas.
Dejad que arda la leña en mis metáforas embriagadas.
Sé que la poesía viene
cuando la suelto de mi mano hacia mi realidad.
Así necesite más encallamientos en mi cosmos.



Silencio

Mi mirada fija se quema en la piel del silencio.
El silencio parece un agujero
perforado por una flecha en la ventana de papel.
Sólo el viento se queja cuando roza los bordes.





Mi mente, esta tarde

Esta tarde
mi mente recuerda nombres olvidados,
los nombres que cayeron en vida
y se desvanecieron como luces estelares.

Esta tarde
mi mente revive melodías queridas,
las melodías de las cuerdas de una cítara
que mis dedos pudieron haber pulsado.







Diario del surrealista

¿Podría guiarte suavemente
a través de la pastura verde
y de la melodiosa vega?
Mi corazón es un capullo
que se abre a tu sonrisa.
Espero por tu voz
que huele a verano del Mediterráneo.
¿Podría guiarte a través de un paisaje
donde unas manos velludas, sudorosas con el calor del estío,
alcancen las manzanas maduras?
¿Podría conducirte a un paisaje de jazz
y bajar por el arroyo donde saltan las truchas?
¿Podría invitarte a cultivar esta oscuridad
en estos poblados
que cuidaron sus ovejas
y defendieron su suelo
sin la gloria prometida,
donde languidecieron las miradas anhelantes
en un polvoriento camino?






Todas las cosas tienen ojos y oídos

Todas las cosas tiene ojos.
Cosas como velas, espejos y faroles
todos abren sus ojos a un infinito azul.
Como el poeta de este mundo captura sus miradas
más allá de este mundo.
como el poeta de ese mundo captura sus miradas
más allá de ese mundo.
Todas las cosas mantienen abiertos sus ojos
en busca de las cosas sin forma,
en busca de las cosas sin voz,
en busca de las presencias ciegas
dentro de nosotros mismos.
Todas las cosas tienen oídos.
Cosas como el clavo oxidado, la peinilla
y el cepillo viejos
todas escuchan con todos sus oídos,
reteniendo su respiro.
Como la gente de este mundo escucha
las cosas de ese mundo,
como la gente de ese mundo escucha
las cosas de este mundo.
Todas las cosas dirigen sus oídos
a las cosas silenciosas.
Escuchan las cosas poseídas dentro
de sí por la ignorancia.
Escuchan con todos los oídos, a pesar
de los oídos.
Los oídos de todas las cosas están abiertos
como están abiertos los de aquellos de alma
y mente tortuosas.
Todos los oídos de todas las cosas están abiertos
a los silencios sin forma ni figura
que se agitan detrás de los clamorosos sonidos.
Los oídos de todas las cosas están abiertos
a los silencios sin forma ni figura
que se agitan en los más hondos lugares
dentro de nosotros mismos.
Todas las cosas mantienen tus ojos abiertos,
mantienen abiertos tus oídos.
Penetra las cosas poseídas por la ignorancia
que esquiva nuestros ojos.
Ondea tus manos hacia el espacio-tiempo
sin-ojos-sin-oídos
que hemos esperado desde la más remota edad
que llega ahora ondeando sus manos.
¡Oh, cosas!, todas las cosas con ojos abiertos y abiertos oídos
daos la mano,
daos la mano apuntando a nuestro acorralado tiempo-espacio
que se encuentra en un plato vacío,
apuntando a nuestro sentido más profundo
que se encuentra en un plato vacío.
Ábrase de par en par nuestra ignorancia,
ceguedad cautiva, muerte y final.


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