lunes, 7 de marzo de 2011

3287.- SILVIA DABUL


SILVIA DABUL
Nació en Mendoza (Argentina) en 1962, se graduó como Licenciada en Piano en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Cuyo. Vive en Buenos Aires y es invitada regularmente a los principales ciclos y salas del país. Se ha presentado también en Uruguay, Paraguay, y en Festivales Internacionales en Sudáfrica y Alemania. Grabó dos CD con música para dos pianos y piano a cuatro manos (Clásica), la obra completa de Kim Helweg para dos pianos y percusión (Focus Recording) y el CD Parajes (IRCO), canciones de compositores argentinos sobre textos de su autoría. Trabaja como profesora de piano en el Conservatorio Superior de Música Manuel de Falla, en donde además es Coordinadora de la Diplomatura Superior en Música Contemporánea.
Como poeta, publicó Lo que se nombra (Ediciones en Danza 2006) y en las revistas argentinas Diario de Poesía y Hablar de poesía. Fue incluida en la antología Animales distintos (Conauta, México). Tiene un libro inédito próximo a publicar.



ESPEJISMO

Según la teoría acústica
el silencio absoluto
es posible
solamente
en condiciones de vacío

lo nombramos

silencio

es

nada

más

menos

que ilusión

de polvo

inaudible







ALTA COSTURA

no tengo
un vestido rojo

de novedoso diseño
en raso y organza
breteles poco cavados
audaz escote redondo
un detalle de asimetría
en el pespunte y ribete
trazados en diagonal
de donde nacen
al bies, no muy amplios
dos volados
superpuestos
procedimiento que crea
en la caída
de las telas
un juego originalísimo
y otorga a todo el conjunto
el toque de movimiento

pero cómo te gusta
mi boca
la desmesura tensa
del salto en suspenso

perdí los cerrojos

redes
no tengo







EQUIPAJE DE MANO

El instante de agua diáfana
en que vi nítidos mis pies

la repetida maniobra
de una cuerda
al aire perdida

presunción
que vibra
y se desarma
letra a letra

imperceptible





SEÑALES

1- Aire Sacro

Se adormece la lengua
y mientras bailan fantasmas
el viento golpea
la puerta de una capilla.

La única llave gira en falso
como un zumbido
empecinado en ronda frenética.

Cementerios y dioses
se asemejan
en la dialéctica del hedor,
maniobra afín
al éter sin campanas
que gira como una llave inútil,

mientras la puerta
repite el mantra:

se golpea
y se golpea.






2- De la inexistencia de un aroma y una pierna

Hoy murió, a las diez de la mañana,
el hermano de mi madre.
Lo hizo esta vez completamente,
su pierna derecha había muerto solitaria
algunos años antes.
Es posible que fuera la izquierda,
pero no es esto crónica,
y a los efectos del verso
es sin duda mejor mantener
-aunque dudosa-
la derecha ausencia intacta.

Ya Bayley hizo trepar a ese hombre
por la pared al piso trece,
y no le puso obstáculos en el camino
cuando se detuvo a aspirar
el improbable olor
de hortensias y malvones.

Así yo,
amparada en la impunidad del poeta,
preclara,
sin ambigüedades,
me dispongo a amputar
la pierna equivocada de mi tío muerto
a las diez de la mañana,
el hermano de mi madre.



3- Flores en tu espalda

De regar el jardín,
ha vuelto de regar
con cinco florcitas de jazmín del cielo
adheridas las cinco al abrigo en la espalda.

Hace días soñé
que Marosa le hacía crecer a Mario
una flor enorme de zapallo en el centro
mismísimo centro de la espalda,
una flor grandiosa que cuando a Mario le nacía
ya no era de zapallo sino un tulipán.

Estas etéreas ignoradas, tan diminutas.

Y así,
llevando flores de plumbago camina,
y evocan sus gestos los gestos de siempre:
un hombre en sus asuntos de hombre que se mueve,
si bien al moverse, jazmín en la espalda,
todo lo que toca parece imbuirse
de una ligera,
plumbígea
fragilidad.

Ahora no,
mañana,
cuando no estén húmedas
y vuelva a ponerse el abrigo
voy a quitárselas cuidadosamente,
como se manipulan,
desprenden,
¿olvidan?
las cosas delicadas,
las cosas celestes.

Del jardín.

Son cinco florcitas.

Húmedas.



4- Del nosode y el ánfora

De qué habla cuando habla,
huésped de suelo inestable
consagrado a la captura
de historias sin objeto.
De qué habla cuando oscila
entre enigmas
de flores multifónicas.
En tránsito de pertenencia
a la estirpe de lo impreciso
acuna un ejército de plomo
que sueña su fundición en cántaro.
Hipótesis sin asa
para barro inaferrable,
lleno de líquido proteico
que al derramarse en vaivén
adquiere la consistencia
de la dilución del merodeo
y de la bruma.




Los poemas 1, 2 y 4 pertenecen a
“Lo que se nombra”. El 3 es inédito




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