lunes, 21 de marzo de 2011

3586.- KIRMEN URIBE


Kirmen Uribe Urbieta (Ondárroa, Vizcaya, España, 5 de octubre de 1970), escritor español que escribe en euskera.

Nació en una familia vinculada a la pesca. Uribe se licenció en Filología Vasca en Vitoria y cursó estudios de postgrado de Literatura Comparada en Trento (Italia). Su primer premio literario importante lo recogió en 1995 cuando estaba cumpliendo condena por ser insumiso y negarse a ir al servicio militar obligatorio. El 14 de octubre de 2009 se le concedió el Premio Nacional de Narrativa 2009 por su obra Bilbao-New York-Bilbao. 1 2
Poesía y proyectos multimedia
La publicación en 2001 del libro de poemas Bitartean heldu eskutik (Mientras tanto dame la mano, Visor, 2003) supuso, en palabras del crítico literario Jon Kortazar, una “revolución tranquila” en el ámbito de la literatura vasca. Premio Nacional de la Crítica, la primera edición se agotó en un mes y el libro ya ha sido traducido al castellano (Visor, 2003) al francés (Castor Astral, 2006), al inglés (Graywolf, 2007) al catalán (Proa, 2010) y al ruso (Gernika, 2010). La traducción a cargo de la poetisa estadounidense Elizabeth Macklin acabó finalista como mejor libro de poesía traducido al inglés en EEUU en 2007 (PEN Award for Poetry in Translation). Uribe es autor de proyectos multimedia combinando poesía con diferentes disciplinas artísticas. En 2000 llevó a los escenarios Bar Puerto, proyecto que aunaba poesía, música, video e historia oral. En 2003 publicó el libro-CD Zaharregia, txikiegia agian (Demasiado antigua, demasiado pequeña quizás) junto a los músicos Mikel Urdangarin, Bingen Mendizabal, Rafa Rueda y el ilustrador Mikel Valverde, fruto de una serie de recitales que el grupo llevó a cabo en Nueva York el mismo año. El realizador Arkaitz Basterra presentó en el Festival de Cine de San Sebastián de 2006 el documental Agian inspirándose en la estética del grupo. A raíz de la publicación de la traducción francesa de sus poemario, Uribe colaboró con el dramaturgo francés Francois Mouget y elaboraron conjuntamente un espectáculo titulado Entre-temps donne moi la main basado en la lectura dramatizada de los poemas acompañado de música en directo.
Novela
En 2008 publicó su esperada novela Bilbao-New York-Bilbao (Elkar) que obtuvo el Premio Nacional de la Crítica en euskera y el Premio Nacional de Literatura (Narrativa). En 2010 aparecieron simultáneamente las traducciones al castellano (Seix-Barral), gallego (Xerais) y catalán (Edicions 62). Bilbao-New York-Bilbao narra el vuelo ficticio del propio autor entre el aeropuerto de Loiu en Bilbao y el JFK de Nueva York. En dicho vuelo el autor hace un ejercicio de memoria y recuerda el proceso de escritura de una novela que está escribiendo sobre tres generaciones de una misma familia vinculada al medio marino. Bilbao-New York-Bilbao carece de una trama convencional y se sustenta en una estructura en red que combina el devenir de las tres generaciones con numerosas digresiones, analogías e historias transversales
Literatura infantil y juvenil
Paralelamente, ha escrito varios libros de literatura infantil y juvenil. En 2003 publicó la primera entrega de la serie de novelas cortas Garmendia, serie de aventuras y humor que narra las peripecias de un pastor que emigra a finales del XIX al salvaje oeste y se mete a pistolero sin pegar ni un solo tiro. Una votación entre los alumnos de los centros de enseñanza secundaria en Gipuzkoa le valió el Premio Liburu berria. Para los más pequeños ha escrito el cuento Guti, la historia de un perro al que le desguazan el barco en que vivía, y Ez naiz ilehoria (Yo no soy rubia) que narra la historia de Amira, una chica marroquí a la que le cuesta hacer amigos en Vitoria.
Perfil internacional
Kirmen Uribe ha participado en numerosos encuentros internacionales de literatura. Entre otros, el “World Voices” de Nueva York (organizado por el PEN Club americano), el Festival Internacional de Poesía de Berlín, el festival Internacional de Poesía de Taipei (Taiwán), el Festival de Literatura de Manchester, el Festival ¡Mira! de Burdeos, el Festival de Literatura de Vilenica (Eslovenia); y ha leído en las universidades de Stanford (California), la Universidad de Nueva York, la CUNY, El California Institute of The Arts en Los Ángeles, la Universidad de California en San Diego, la Universidad Católica Fu-Jen de Tai-pei o en la Universidad de Varsovia. Asimismo, sus poemas han aparecido en revistas literarias de prestigio y antologías. En mayo del 2003 The New Yorker publicó el poema “Maiatza” (Mayo). En 2006 Lyrikline la página web de Berlín que recoge poetas de mundo entero colgó diez poemas de Uribe traducidos al alemán. En 2008 la antología New European Poetry dirigida por los críticos estadounidenses Kevin Prufer y Wayne Millar recogió tres poemas del autor. “La literatura de Uribe hunde sus raíces en el País Vasco, pero es totalmente universal” ha dicho de su obra la prestigiosa revista de la Universidad de Harvard The Harvard Book Review.
Obras publicadas
Lizardi eta erotismoa, Alberdania, 1996, (Ensayo).
Bitartean heldu eskutik, Susa, 2001 (Poesía). Edición bilingüe euskera-castellano Mientras tanto dame la mano publicado por Visor en 2003.
Bar Puerto. Bazterreko ahotsak, Gaztelupeko hotsak, 2001, (CD-libro).
Zaharregia, txikiegia agian, Gaztelupeko hotsak, 2003, (CD-libro).
Ez naiz ilehoria, eta zer?, Elkar, 2003, (Literatura infantil).
Garmendia eta zaldun beltza, Elkar, 2003, (Literatura juvenil).
Garmendia errege, Elkar, 2004, (Literatura juvenil). Premio Liburu Gaztea 2006.
Guti, elkar, 2005, (Literatura infantil).
Garmendia eta Fannyren sekretua, Elkar, 2006, (Literatura juvenil).
Portukoplak, Elkar, 2007, (Miscelanea).
Bilbao-New York-Bilbao, Elkar, 2008, (Novela).



MAYO

Déjame mirarte a los ojos.
Quiero saber cómo estás.

Rainer W. Fassbinder

Mira, ha entrado mayo,
Ha extendido su párpado azul sobre el puerto.
Ven, hace tiempo que no sé de ti,
Se te ve tembloroso, como esos gatitos que ahogamos siendo niños.
Ven, y hablaremos de las cosas de siempre,
Del valor que tiene ser amable,
De la necesidad de arreglárselas con las dudas,
De cómo llenar los huecos que tenemos dentro.
Ven, siente en tu rostro la mañana,
Cuando estamos tristes, todo nos parece oscuro;
Cuando estamos fuertes, el mundo se desmigaja.
Cada uno de nosotros guarda algo desconocido de las vidas ajenas,
Sea un secreto, un error o un gesto.
Ven y pondremos verdes a los vencedores,
Saltaremos desde el puente riéndonos de nosotros mismos.
Contemplaremos en silencio las grúas del puerto,
Porque estar juntos en silencio es
La mejor prueba de la amistad.
Vente conmigo, quiero cambiar de país,
Dejar este cuerpo mío a un lado
Y meterme contigo en una concha,
Con nuestra pequeñez, como los bígaros.
Ven, te espero,
Continuaremos la historia interrumpida hace un año,
Como si no tuvieran un círculo más
los abedules blancos de la rivera.







Visita

La heroína es tan dulce como hacer el amor,
decía ella en otro tiempo.

Los médicos dicen que no ha ido a peor,
día va y día viene, y que nos lo tomemos con calma.
Hace un mes que no ha vuelto a despertar,
desde la última operación.

Y sin embargo seguimos visitándola todos los días
en el sexto box de la unidad de cuidados intensivos.
Al entrar, el enfermo de la cama de enfrente lloraba,
no ha venido nadie a visitarme, le decía a la enfermera.

Hace un mes que no oímos la voz de mi hermana.
No veo como antes toda la vida por delante,
nos decía,
no quiero promesas, no quiero disculpas,
tan sólo un gesto de amor.

Ahora sólo le hablamos mi madre y yo.
Mi hermano, antes, no decía gran cosa;
ahora ni siquiera viene.
Mi padre se queda en la puerta, callado.

No duermo por las noches, nos decía mi hermana,
tengo miedo a dormirme, miedo a las pesadillas.
Las agujas me hacen daño y tengo frío,
el suero me enfría las venas.

Si pudiera huir de este cuerpo podrido.

Mientras tanto dame la mano, decía,
no quiero promesas, no quiero disculpas,
tan sólo un gesto de amor.

(De Mientras tanto, dame la mano)





El río

En otro tiempo hubo un río aquí,
donde ahora no hay más que bancos y baldosas.
Hay más de una docena de ríos bajo la ciudad,
si hacemos caso a lo que dicen los más viejos.
Ahora es sólo una plaza en un barrio obrero.
Y esos tres chopos son la única señal
de que el río sigue ahí debajo.

Todos llevamos dentro un río oculto a punto de desbordarse.
Cuando no son los miedos, es el arrepentimiento.
Si no son las dudas, la impotencia.

Un viento del Oeste azota los chopos.
La gente camina a duras penas.
Desde el cuarto piso una señora mayor
arroja ropa por la ventana:
tira una camisa negra y una falda de cuadros
y un pañuelo amarillo de seda y unas medias
y aquellos zapatos blancos y negros de charol
que llevaba puestos el día de invierno que llegó del pueblo.
Eran como avefrías heladas sus pies sobre la nieve.
Los niños han salido corriendo tras la ropa.
Ha tirado, por fin, su vestido de boda,
que se ha posado torpemente sobre un chopo,
como si fuera un pájaro demasiado pesado.

Se oye un gran ruido. Se asustan los transeúntes.
El viento ha arrancado de cuajo uno de los chopos.
Las raíces del árbol parecen la mano de una mujer mayor,
que espera que cuanto antes otra mano la acaricie.

Traducción: Kirmen Uribe / Gerardo Markuleta







No puedo elegir

No puedo elegir
entre el Mar y la Tierra.
Vivo feliz en la línea que las une.
En esta cinta negra que mueve el viento.
En este largo cabello de un gigante desorientado./
Del Mar me gusta sobre todo su corazón de niño grande.
A veces rabioso, a veces capaz de dibujar
paisajes imposibles.
De la Tierra, sus manos./
No puedo elegir
entre el Mar y la Tierra.
Sé que mi lugar es un hilo fino,
pero en el mar me perdería
y en la Tierra me ahogo./
No puedo elegir, me quedo aquí.
Entre olas verdes y montañas azules.






VOLGA

Es abril. Se han deshelado las aguas del Volga.
Los vapores han empezado a navegar
por los mismos lugares que hace un mes cruzaban los carros.
Antón Chéjov se dirige a la isla-cárcel de Sajalin.
Su madre le ha dicho que no lo haga,
su hermano le ha dicho que no lo haga.
Pero él lo tiene muy claro:
Quiere poner nombre al infierno.

Es diciembre. Chéjov llega a Moscú.
Su madre y su hermano acuden a recibirlo.
Trae baúles repletos de papeles.
Pero sus ojos están demasiado cansados,
cubiertos por un velo azul, cristalizados
por una delgada capa de hielo
que no puede resistir el paso de los días.









POSGUERRA

Las ocas cruzan en octubre las laderas peladas.
Las niñas se han dado cuenta, y corren tras ellas.
"Hay boda, hay boda", van gritando.
"Los dos de la punta son los novios",
le ha dicho una de las niñas a su hermana pequeña,
" y los de los lados son los invitados".

Las ocas cruzan en octubre las laderas peladas.
Las niñas corren tras ellas.
Sus pies desnudos sobre los adoquines mojados
anuncian un crudo invierno.
"Hay boda, hay boda".








TECNOLOGÍA

Mi abuelo no sabía leer, tampoco
sabía escribir. Sin embargo, era un conocido contador

de historias en el pueblo. Él encendía,
rodeado de críos, las fogatas de San Juan.

La caligrafía de mi padre era inclinada, elegante.
Tejía el papel con precisión,

como si esculpiera sobre la pizarra.
Sobre la mesa tengo la postal que envió desde la mili:

"Yo bien, tú bien,
mándame cien".

Hoy en día intercambiamos
mensajes electrónicos.

Es cierto: en tres generaciones hemos recorrido
un largo trecho en la historia de la escritura.

De todas formas, las preocupaciones, los miedos
son los mismos de siempre, y lo seguirán siendo:

"Yo bien, tú bien..."






HAY UN MIEDO

Hay un miedo que nos atrapa por completo y sin aviso.
Como los albatros de febrero en los acantilados,

así se nos posa sobre el ánimo,
y lo vuelve todo inhóspito, todo débil, todo reacio.

Nos obliga a llamar a casa a toda prisa,
con tal de oír una voz conocida que nos tranquilice.

Por desgracia, ese miedo resulta
a veces malvado y preciso,

y como el viento verde anuncia la tormenta
así presagia la desgracia.

Nos acercamos al hospital tan pronto conocimos la mala noticia.
Mi tío me rodeó con su brazo y me hizo a un lado.

Me susurraba al oído y yo no veía otra cosa que su mano. Una mano
ganchuda, capaz de atrapar los mochuelos que se posaban en su barco.

"Algunas cosas en la vida, hay que aceptarlas.
Esto no tiene muy buena pinta. Tienes que ser valiente".

Nunca en mi vida me he sentido tan solo.







EL EXTRAÑO

No sé decirte cuándo empezó, no lo sé.
Hace un mes que me di cuenta, y
desde entonces sucedió cada noche.

Tomé todas las precauciones necesarias:
dejar el coche en el sitio seguro de costumbre,
asegurarme de haber cerrado bien las puertas. En vano.

Al día siguiente lo hallaría abierto.
Al principio decidí aparcar
por otros barrios. En vano.

Lo encontraba abierto. Al parecer,
alguien solía dormir dentro.
Y yo iba a trabajar con su olor.

Luego pensé que si no hacía otra cosa que dormir,
no era tan grave. Al fin y al cabo,
no se llevaba el coche. Es más,

me resultaba agradable aquel perfume lejano.
Me preguntaba por su origen,
por el color de su piel, ¿sería negra o del color de la miel?

Una vez le dejé una flor. La cogió.
Al día siguiente le dejé un mensaje.
En vano. No ha vuelto a aparecer.






UN POCO MÁS ALLÁ

Mi padre y mi tío se embarcaron por primera vez con siete años,
y aprendieron a patronear en el "Bustío".
Eran duros los patrones de entonces,

de aquellos que en días de tormenta apretaban los puños
y mirando al cielo amenazaban a Dios:
"¡ven aquí si tienes lo que hay que tener!".

Cuando eran chiquillos, los cuatro hermanos mayores
tenían que ir a misa por turnos,
ya que sólo había un traje en casa. Cuando uno volvía de la iglesia,

se quitaba el traje, se lo daba al siguiente,
y así solían ir a misa,
cada cual a su hora, cada quien con sus propios zapatos.

Cuando era un niño, el día en que mi padre llegaba del mar,
solíamos esperarlo en el espigón más alejado del puerto,
mirando hacia el Oeste. Aunque al principio

no se veía nada, pronto
uno de nosotros divisaba en el horizonte
un punto negro, que poco a poco se convertía en barco.

Tardaba una hora en llegar hasta el espigón,
y giraba frente a nosotros antes de entrar a puerto.
Mi padre nos saludaba con la mano.

Tan pronto el barco había pasado, corríamos
hacía el lugar donde atracaría.
Incluso estando moribundo en la cama, mi padre

siempre alababa la vida,
nos decía que hay que vivir el momento,
que si estás siempre preocupado la vida se te escapa.

Y nos decía: tenéis que ir siempre
más al Norte, no hay que echar la red
allí donde sabéis seguro que habrá pescado,

hay que buscar un poco más allá,
sin conformaros con lo que ya tenéis.
"La muerte no vencerá",

escribió Dylan Thomas,
pero de vez en cuando gana,
y así terminó también la vida de mi padre,

como un barco que se pierde en el horizonte
girando hacia el Oeste,
dibujando recuerdos en su estela.


traducción: Kirmen Uribe / Gerardo Markuleta



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