sábado, 31 de julio de 2010

308.- HERME G. DONIS


Herme G. Donis nació en Villalón de Campos (Valladolid) en 1951, aunque desde su infancia se encuentra ligada a Asturias.
Codirigió la revista de literatura Hydra (1973-1976) y la colección poética Cuadernos de Cristal (1982-1991). Asimismo, ha coordinado el suplemento cultural semanal “Jueves Literarios” (1982-1985) del periódico local “La Voz de Avilés”.
Ha publicado los libros de poesía Catón de infancia (Avilés, 1983), Marginalia urbana (Oviedo, 1986), El fuego desvelado (Madrid, 1987), Mientras el tiempo pasa (Mieres del Camino, 1989), Peregrinas andanzas (Gijón, 1997), libro seleccionado para el Premio Nacional de Poesía, 1998 , y Vida y memoria (Antología 1983-2002). Ha sido incluida en varias antologías.
Actualmente reside en Madrid, donde colabora asiduamente en diversos diarios y revistas especializadas en literatura.





EXTRANJERO en mis habitaciones, joven ídolo
rendido, corroes con tus labios
mis pechos oxidados por los días
en un solo afán de posesión que te devora.
Mortal deseo que muere en mi cuerpo,
frío alabastro,
glacial metáfora de piedra.

Pobre rostro sin eco, por qué te vences
en mi carne fugaz y alejada,
si yo sólo espero aquel regreso.

El fuego desvelado (1987)



Y ya el deseo enuncia fresas
en tus labios, besos de menta,
luceros en la tarde adormecida,
miel que desborda las colmenas,
absenta de fuego:
evidencia de amor
cuando, en octubre, regresan
los otoños.

El fuego desvelado (1987)



CUANDO PASEN LOS AÑOS

Cuando pasen los años
aún más deprisa,
y estas tardes que incendias con tus versos
se enfríen de conjuros y propósitos de gloria,
qué vano será añorar
tan efímero empeño de grandeza,
tanta lucha por marcar,
a duro golpe de existencia,
la huella indeleble de un poema,
pues, y bien lo sabes,
su rastro y tu vida
se habrán convertido en algo apenas
legible para entonces:
como esas leves señales
que quedan en las pizarras
después de ser borradas
de su negra superficie
todas las letras.

Mientras el tiempo pasa (1989)



LAS HORAS FUGACES

Te morirás, amigo,
y yo igualmente.
Las horas fugaces se llevarán
en silencio lo que amamos:
el paraíso, el infierno
que la vida al pasar nos va dejando.
Pertenencias efímeras
vividas como eternas,
defendidas con los dientes
a lo largo de los años. Cosas
que acabarán en nada.
Y hasta las metáforas
que algunas noches
nos hicieron creer
que compondríamos
los versos más bellos
que mortal alguno escuchara,
terminarán escondidas
en las descoloridas carpetas
que hoy con tanto fervor guardamos.
Morirán como la juventud
y su leyenda:
con nosotros y de repente.

Peregrinas andanzas (1997)



MERCADO LISBOETA

Especias, jazmines, estrellas de Egipto,
alfanjes, limones, zureo de palomas,
barricas de verde aceite, pan de centeno,
diminutos pájaros grises y verduras recién cortadas.
Libros, revistas gastadas por el sol. Viejos
dibujos de ciudades lejanas, acuarelas.
Niños que dormitan entre el ruido. Ojos negros.
Camisas, sombreros, sábanas, pasteles de tapioca,
tortas de maíz, sellos, plástico, relojes atrasados,
imágenes fijadas para siempre en estampas antiguas,
cantos rodados, olas de calor, sal. Amalgama de olores.
Peces y pulpos resbaladizos que se derraman en rojo,
carnes músculos rasgados, aves suspendidas en garfios,
té de Ceilán rumor de agua, mosaicos manuelinos, garabatos
en las pizarras, la penumbra dorada de los puestos. Gente.

A la salida, sobre un tablero, montones
de manzanas dulces te traen el olor de otro mar.

Que la fuente de la vida es un dios,
hay infinitas maneras de saberlo.

Peregrinas andanzas (1997)



LA HABANA

No hablo del bárbaro tumulto
de la infernal metrópoli, ni de jóvenes
sifilíticos, ni de fumadores de opio y marihuana
—si hoy aquí hay droga no emerge por las rutas
de los tour operators—, ni hablo de Wormold,
el representante de aspiradores de la Pila Atómica,
al que podemos ver cruzar el hall del hotel Sevilla
camino de la habitación quinientos diez
donde a buen seguro mantendrá una discreta cita
con Hawthorne, el agente del Intelligence Service,
ni hablo del Mercury que se detiene bajo el toldo
del hotel Nacional en el mismo instante
en el que se desata una lluvia cálida e impetuosa
y uno espera que de ese coche bajen Bogart y Bacall,
ni hablo de ese color morado que llega con el alba,
ni de los sones abiertos siempre al viento,
ni de un mar por tierra penetrado,
ni de ese viejo librero que recita,
con palabras que alcanzan el temblor,
un hermoso poema de Eliseo Diego,
ni del ejército, bien organizado, de muchachos
que acorralan el paseo del turista pidiendo
dólares, jabón, medicinas, bolígrafos, cualquier cosa,
ni del mercado negro, ni de las conversaciones
de los vecinos en la escalera
—el ansia de este pueblo es salir de la cárcel,
aunque sea la propia, en la que vive envuelto—,
ni de los timbres de las bicicletas,
ni del monótono zumbido de las moscas,
ni de las anacrónicas consignas revolucionarias
que adornan las paredes, ni de este olor áspero
que todo lo invade, ni de una ciudad
que se desmorona como el azúcar de la caña
con la que remueves el café, ni del mango,
cereza, piña o guayaba, ni de las matas de mamey,
ni de manjuaríes, jicoteras, iguanas o gallaretas,
ni del guarapo, ni de La Bodeguita del Medio,
ni de Cojimar, ni de Hemingway, ni siquiera hablo
de las jineteras y jineteros que apostados
a la entrada del hotel La Habana Libre
se abrigan en la borracha laxitud del mundo instalado
en la robusta superioridad que da el dinero.
En esta noche suave, a esta hora en la que las calles
parece que hallan su paz y su reposo, sólo quiero
hablar de la tristeza de quien ve la ruina, la intemperie,
el reproche callado de los más viejos, la avidez
capitalista de los jóvenes, la impotencia del que se sabe,
después de un sinuoso camino, en el mismo punto
de partida, del desasosiego del que deja caer
la inútil mano sobre el fresco rostro de un niño
y en su esperanza encuentra algún consuelo.

Peregrinas andanzas (1997)



VIAJE PERSONAL

Cualquier viaje lo es hacia
el corazón de nuestras
propias tinieblas. W. B. Arrensberg

Al hombre gustoso de mapas y grabados
le es necesario llegar
muy lejos en su cárcel.
Sentir el mundo prendido de sus manos
y el corazón ligero, tan tenue
como un globo al cielo ascendido.
Un buen día parte
a recónditos lugares, eligiendo países
en los que espera ser dichoso,
paisajes sin nombre,
mares que uno a uno anulen
la profundidad del otro.
Curioso entre las gentes
de otras razas,
un saber jamás esquiva
y pronto aprende que el viajero
de su cuerpo nunca se aparta,
que allá donde va le sigue su propia ciudad
por más que el dedo señale
un sinfín de puertos,
que los recuerdos no cesan
en el ir y venir del navegante.

Peregrinas andanzas (1997)



TARJETAS POSTALES

Tarjetas postales que escribes
en lugares extraños, en ciudades
en donde quisieras ser feliz,
en donde robas la memoria de las cosas,
en donde das cuenta de instantes solitarios
compartidos con otros seres distintos
en lenguas y costumbres,
en donde comunicas que ya has llegado
a un nuevo país real o inexistente.
Postales que arrastras por los museos,
por los restaurantes, por las calles de París, Lisboa
o Amsterdam. Recuerdos que hablan de la luz,
del mar, de un amanecer en Niza entre el gozo
de las flores y la alegría que, como el agua,
corría cuesta abajo en busca
de los primeros adoradores del sol de los días,
o de esa emoción, un tanto estúpida,
que sentiste en la Biblioteca Ambrosiana
al saber que en aquel mismo lugar había estado
Stendhal, había estado Byron.
Tarjetas que también hablan de los sueños
que se abandonan en trenes, estribos, tascas,
barcos, puertos, autobuses y posadas,
(aquí una mirada, allá una promesa,
más tarde una esperanza)
para al final comprender que los afanes
engañan, que detrás de los kilómetros
se van los años, que llegar a otras tierras
es perderse un poco, que el viajero
lo único que busca es no moverse de su sitio.
Tarjetas postales de una vida
tantas veces inventada.

Peregrinas andanzas (1997)



RETRATO DE INFANCIA

Inquieta encontrar la niñez
refugiada en viejas fotografías
familiares que nunca has visto.
Extraña ver el ser que fuiste
en los brazos de un padre
joven, fuerte, ajeno.
Tras las fotografías,
la memoria se habita
de días lejanos.
Y aunque a estas alturas
ya sabes que el tiempo
‑impetuoso, justo,
cristalizándote los huesos-
tiene sus sílabas contadas,
necesitas ser de nuevo aquella niña.
Dejadme que intente descubrir
en su mirada única
un aire de familia,
una niñez con perfume de juegos
que salga de los posos del ayer,
un rastro de mí misma
que me haga creer
que todavía estoy a salvo. En casa.





EPITAFIO SÁFICO

(Cementerio de Staglieno)

Quede la confesión grabada
en la piedra eterna:
ante la claudicación y vergüenza
de negar lo que fui,
preferí no ser.
Tuve consuelo del suicidio.
Aquí dejo mi cuerpo y su pena.





THE LAST BLUES

Era negra la lluvia que penetraba
en los “whites only” hospitals
mientras la noche se teñía de rojo
y la vida escapaba por los dedos
de ébano huyendo calle arriba,
muy arriba, de Clarksdale.
Quietos los ojos en la luz mortecina,
se desgarró la voz retenida en la piel
aún más negra
y declinó tristezas bajo el agua
que repicaba a borbotones
sonidos yertos sobre los labios.
No cambió el color del cielo.
Siguió de plomo.
Y combatían los astros
cuando llegó la total sombra.

Bessie Smith ha muerto
-el terciopelo duerme-
exhalando el último blues
en una carretera.

de Mientras el tiempo pasa, Versus,
Mieres del Camino, 1989





NADIE

Quizá haya sido alto, rubio, libre,
quizá moreno, torpe y orgulloso como un Cíclope,
quizá un hombre sin patria, sin edad,
quizá un sueño, una sombra que desde siempre
vaga por los puertos en un ir y venir
más eterno que el mar y mira con tristeza
el horizonte del que surgen los barcos
que llegan de otros pueblos, que traen
costumbres de geografías distintas,
la luz y la angustia de quien vivió
por tantos mares luchando por salvar
y salvarse, por abordar costas
deseadas, días felices sin retorno.

Quizá este marinero viejo y cansado
que en un puerto cualquiera
se acerca despacio a pedir
tabaco a los turistas
sea quien dice cuando al conseguir
un cigarro enseña una moneda
de cincuenta dracmas
con la efigie de Homero,
y salpicada de jergas balbucea
la historia increíble
de que fue ese cabrón quien le hizo
volver con Penélope:
Estaba contento cuando me sentía
más pequeño que un guijarro
frente a las tempestades, nadie,
mas me subleva ser nada aquí en tierra,
ahogarme en el vaso de vino que bebo cada día.
Nosotros sonreímos, le damos más tabaco
y nos alejamos con la anécdota
bien anclada a los recuerdos del viaje.
Pero entre la realidad y los sueños,
algunos días creo que esa moneda
con la efigie de un anciano
que guardo entre mis cosas
me la dio el propio Ulises.
Sus ojos eran nostalgia.
En la orilla, sin la esperanza de otro naufragio,
el clamor del mar los devoraba.

de Peregrinas andanzas, Llibros del Pexe, Gijón, 1997







EL FUEGO DE UNA NOCHE DE VERANO

Extraviada, la mariposa
acerca su frágil
estructura a las llamas
y el olor momentáneo
de su arder
inunda de perfume
el acre segundo
de la despedida.

307.- EVA VAZ




Eva Vaz (Huelva, 1972) se dedicó durante varios años a la gimnasia rítmica, antes de licenciarse en Filosofía por la Universidad de Sevilla. Ha trabajado en el campo de la escena, el periodismo y las artes plásticas, realizando la exposición Hembras, en colaboración con Ángeles Santotomás. Actualmente dirige la empresa de gestión cultural Ex-Libris.
Ha publicado, entre otros títulos, Ahora que los monos se comen a las palomas (2001), La otra mujer (2003), Leña (2004) y Metástasis (2006). Su obra aparece en diversas antologías, como Carne picada, Poetas del extremo, La verdadera historia de los hombres, 21 de últimas y, más recientemente, Tripulantes, La venganza del Inca, Femigrama, Hankover y 23 Pandoras. Tiene en prensa una antología de su obra poética que aparecerá en la editorial Baile del Sol con el título de Frágil.


PARA GRITAR

Mi madre siempre deseó
una parcela en el campo:
"Descansar
es invertir en calidad de
vida".

Para su último hogar
improvisó un alquiler
de cinco años y flores de
plástico.

La muerte también tiene
fecha de caducidad.

Ha vencido el alquiler
y mi padre le ha comprado
su propia parcela en el campo,
en el pueblo.

La muerte también entiende
de clases.

Vuelven a encontrarse,
por arte del negocio inmobiliario.
Su última cita,
en el paraíso del cementerio municipal:
mi padre asiste al siniestro desnudo
de huesos desordenados.
Y el anillo de matrimonio.

Su esposa, mi madre,
en una paz brutal como nunca tuvo.
Todo en una bolsa de plástico.
Sin más mística:
el espanto en una bolsa de basura.

Mi padre volvió a sentar
a su amante
en el asiento del copiloto.
Con cariño. Con la tragedia
instalada en el volante.
Con arcadas. Con amor.

Depositó la bolsa,
como el que regresa del supermercado,
en la propiedad, orgullo familiar,
en una bolsa de basura
de plástico
de marca.
Tantas bocas viven
de la muerte.

Hasta mi poema vive de la muerte.
Mi ego liba de tu muerte.

Perdóname,
mamá,
has tenido una nieta.




EL CORAZÓN DE LÁZARO

Firme es esta voz que aúlla
con la ternura de los lobos.
Esto soy. Esto ofrezco.
No es poca cosa haber llegado a este poema.
Soy la que se levanta temprano
con el corazón de Lázaro entre las manos.

Yo soy la última canción.
Yo soy el acople.
Soy el tercer cigarro encendido con la misma cerilla.
La música sin el bar.
Soy el final.
Soy el diagnóstico.
Soy la que se levanta temprano
con el corazón de Lázaro entre las manos.

Firme es esta mirada de ojos enfangados
que sin querer tocar el cielo
llegaron a lo más alto:
llorarse con luto estético
la tragedia propia y la ajena.
Arrastrar todos los escombros.
Soy la siesta infinita de la suerte.
Soy la que se levanta temprano
con el corazón de Lázaro entre las manos.

Yo soy el libro empezado.
El último poema.
El primer verso.
La H muda.
El estertor.
Soy la que se levanta temprano
con el corazón de Lázaro entre las manos.

Soy el vértigo.
El ruido de los venenos, soy.
Soy un mapa sin leyenda.
La vértebra de menos.
La hoja roja.
Soy Eva Vaz, la pirueta de un nombre.
Soy la que se morirá aprendiendo
como se muere una.
Soy la que se levanta temprano
con el corazón de Lázaro entre las manos
y lo alimenta,
y lo envenena,
y lo consume.
Y lo ama.




EL HOMBRE DEL BRAZO DE ORO

Voy asistiendo a tu entierro
lento y cotidiano.
Observando la evidencia
de que la ironía
es la única respuesta
que te permites
cuando te miras por dentro.
El exceso,
cuando te miras por fuera.
La benevolencia,
cuando lloras tu caricatura.
Cuando das manotazos torpes al aire
como un espantapájaros desmesurado
y absurdo.

Y es que asisto a la certeza siniestra
de que por fin encontraste dentro de ti
el único calmante
para la fatiga de ti mismo
y tu dolor de mundo.
Para rendirte a un determinismo
estético y sedante.

En este mundo estás muy huérfano.

Y es que prefiero obviar
tu suicidio lujoso y sórdido;
tu suicidio doméstico,
hortera y elegante.
Quiero obviar el exceso
de tu propia exhibición.
Y el perdón que te concedes.

Y me pregunto quién quieres ser
probada la droga de la autocomplacencia.
Comprobada la amabilidad de tu gesto
cuando te llenas las venas de paz
y la camisa de sangre.

Si te convertiste en un hombre de corcho
o de hojalata.

Nunca supiste cuánto te amé
sin amarte.
Nunca.

Y ahora, ahora,
ponle música a estas letras.
Y canta, canta…
yo bailaré, bailaré
bailaré…
hasta el día en que
te mueras.





VOY A MORIR EN UN LUGAR
QUE NO CONOCE MI NOMBRE

Y murieron todos. Nadie.

El mundo ardió; Fueron ellos,
los pájaros,
prendieron el fuego como expertos pirómanos:
saben volar dentro de las llamas.

Desde aquí huelo vuestras vértebras
apiladas como un potaje humano:
sois torres de huesos.

Habría sido hermoso conoceros a todos.
Seguro que alguien os estaba esperando
o dejásteis encargada una tarta.
Nadie pagará vuestra hipoteca hoy:
sólo sois los amasijos que alimentan
el ego de los pájaros.

Está muy bien que hayáis muerto:
ahora sois libres,
y miradme: no tengo párpados
para cerrar los ojos.
Vivo y no soy libre.

Si este mundo se destruye,
otro mundo sería posible.
Pero soy esta jodida huella:
“Lonely soul”.

La muerte también es pura alienación.




Dos poemas de Leña :

ESCAYOLA

L llevaba diez años
de novia con M.
Ya tenían el piso.
En cuanto estuviera
amueblado
vivirían juntos.
Primero dos.
Luego tres.
Y luego cuatro.

A L le preguntaron
si quería poner escayola
en el piso.
L no sabía para qué servía
la escayola
M tampoco.

Pusieron la escayola.

Todo el mundo tiene
Escayola.


ESTIGMAS

Ella tenía una libreta
dónde recogía
los insultos de él.
Cuando discutían,
ella sacaba la libreta.
Él crujía los huesos
de sus manos.
Y comenzaban a insultarse.

En una de las escenas
a él no le dio tiempo
de crujirse los huesos.
Ella no escribió
nada
en la libreta

Se escribieron
las frases más contundentes
con la mano abierta.
Y las uñas.

Ella no sabe cómo
se escribe
eso
en la libreta.

Ahora pinta,
con maquillaje oscuro
sobre el estigma.
para que no
se note.

Su hijo utiliza
ahora
la libreta
para pintar casitas.

La maestra le ha dicho
que sus casitas
son muy raras.

No tienen ventanas.
Ni sol.




RIGOR MORTIS

Yo vi a un hombre morir.
Vi en qué momento ocurrió:
dulce y sin drama,
como el llanto de un recién nacido.
Diría que fue hermoso.

En la guerra se quedó sordo de un oído
y yo le gritaba para saber si morir era
eso. Me pareció muy poca cosa.

Fuera de la habitación oía silencios y llantos
pero yo debía quedarme allí,
sin llorar. Prometí encargarme de todo.

Me acerqué a su aliento como nunca antes
imaginé hacer. Impúdicamente respiré su calor,
su olor a colonia caliente.
Parecía un amante besándolo.

Intenté cerrar sus párpados.
No murió con los ojos cerrados.
Nos han engañado: la muerte nos coge
con los ojos abiertos.
Sus párpados eran rígidos,
como pestañas de metacrilato,
como los ojos de mis muñecas
cuando morían en mi propia cama.
Mis muñecas tenían novios, hermanos, bebés,
y también morían. Las muñecas de mis amigas
nunca morían en sus camas.

Yo le arreglé la sábana, el pelo, la posición de su cabeza.
y plegué sus brazos sobre el esternón. Correctamente.
Era un muñeco gigante: aún se dejaba hacer.

Fue un leve tejido.

La muerte rozó apenas
su pequeño corazón.



LA HISTORIA DE LA CHICA
QUE COMÍA SUEÑOS

Yo sólo tenía
un cuerpo de
once años.
Y mi entrenadora
me quería niña.

Más niña, más.
Más alto.
Más.
Más hueso.
Más cerca del cielo.
Más.

Y yo me fui acercando.
Más y más
a los infiernos.
Y allí ingresé,
tan pronto,
tan escasa y pequeña.

Me arrancó de mis
once años.
La entrenadora.
Me reclutó en aquel gimnasio
y allí dejé tres meses
de mis once años.
Entrenando.
Llorando.
Entrenando.
Soñando.
Entrenando.
Entrenando.

Custodiaba mis raciones.
La entrenadora.
Abría mi bolsita de alimentos
y la expurgaba
como una madre
despioja a sus crías.
Luego la llenaba
de triunfos inventados:
cada ayuno una medalla.
Más ayuno,
más alto,
más cerca del cielo.
Más.

Un día registró,
la Entrenadora,
mi bolsita de sueños,
y halló
chocolate.
Luego me echó
con los ojos llenos de fuego.
Y me devolvió a
la vida,
sin sueños
ni victorias.
Sin entrenadora.
Con la bolsita vacía.
Y el dolor.

Con treinta y seis kilos
ingresé en el infierno,
famélica y endeble
como pajaritos
recién nacidos.

Y la bolsita llena de gozo,
como un osario.
Toda hueso,
con once años.

No he vuelto a probar
el chocolate.
Me produce arcadas
y un dolor fino
que me hiere el pellejo
y hasta el mismo
alma.
Ahora sólo necesito
extirpar el recuerdo.
Y el chocolate no sirve.

El medacepán hace
milagros.

Ahora, con treinta años,
en la bolsita de sueños
escondo
psicotrópicos.




EL CIRCO

Estaba en el colegio
y compramos
entradas para ir
al circo.

Pasaban varias funciones.
Fuimos todos,
enloquecidos,
con la merienda y con
la risa puesta.

Excepto yo.

Me sentaron en
primera fila.
Desde ese sitio
veía todo lo que ocurría
tras la cortina

Primero salió el hombre-pellejo.
Parecía muy muy mayor.
Tiraba y estiraba
de su carne
y no siempre le volvía
al mismo sitio.

Salió un sólo payaso.
Yo había visto cómo
tras la cortina,
zarandeaba a una niña:
la trapecista,
su hija.

El payaso era muy tonto.
Nos reímos mucho
de él.

Luego, salieron las trapecistas.
Una señora muy grande y
la niña,
la hija.
La trapecista niña
lloraba,
pero no se veía
desde lejos.
Parecía más mayor
allí arriba.
Los niños aplaudían mucho
y dejó de llorar.

Después salió el domador
que era el mismo payaso.
El padre de la trapecista.

Una mujer con mucho pelo
y mucho maquillaje y muchos tacones
le planchaba el traje.
Creo que era la otra trapecista
porque no se caía de los tacones.
O la mujer barbuda.

Los leones del domador
parecían gatos
grandes
y repetían el mismo movimiento
siempre.

También salió la señora
con barbas y tacones
disfrazada como los hombres
en el entierro de la sardina.
Cantaba.
Pero yo veía que sólo
movía la boca.
Los niños se reían mucho.
más que con el
payaso.

Después de un descanso
salió un hombre que rompía
una vajilla de veinticuatro piezas
con la cabeza.
Y luego se la tragaba.
A los niños nos dio mucho
asco.

También salió una niña,
muy delgada,
doblaba sus huesos
sin dolor.
Era la trapecista.
Había dejado de
llorar.

Y ya, antes de terminar
salió la taquillera,
disfrazada de princesa.
Hizo desfilar en
el circo
a muchos animales:
ovejas negras y blancas,
burros,
zorros ,
camaleones,
perros,
cigarras
y hormigas,
pulpos,
búhos,
palomas,
ratas
y buitres.

Han pasado décadas.
Ahora es mi hija
la que
quiere ir al circo.

Irá.




ALZHEIMER

En la casa de los vecinos
se escuchan gritos desalmados
y gemidos como agujas.
La vieja tiene alzheimer
y la hija le grita:
guarra y cagona.
La vieja chilla
espantada.
Se ha cagado las bragas.

Mi abuela también
se cagaba,
y tiraba la mierda
por la ventana del séptimo,
o nos la dejaba,
como los Reyes Magos,
en el fregadero.
Mi madre le reñía a gritos
y luego lloraba.
Después, la limpiaba
y le ponía polvos de talco.
Mi abuela gemía,
media hora,
como si se le hubiese rallado
la queja.
Y luego volvía a
cagarse.
Mi madre hipando
como un pajarito,
mi padre rugiendo
como una bestia,
y yo,
huyendo horrorizada para no presenciar
el espectáculo,
o para no tener que limpiar
la mierda.



LOS AMANTES INADECUADOS

Mis amantes nunca
fueron hermosos.
Delgados, de venas exclamantes,
esculpidos en hueso,
dramáticos, tiernamente trágicos
hasta la risa.

Mis amantes eran difíciles.
Se resistían salvajemente
para luego entregarse,
resignados e imposibles,
con la soberbia domesticada,
la cabeza baja
mirando mi sexo,
destruidos por el deseo,
más poderoso que el espíritu.
Tristes.

Ninguno me dobló,
hasta que el mismo demonio
abrió mis hojas débiles
y entró
para no salir.

Me hizo fanática
de su sexo,
me desvió la lujuria
hacia el mismo centro de su boca,
concentró la sorpresa
en sus pasos arrastrados;
el placer, en el sonido
de su voz categórica,
en la gravidez de sus ojos.
Me acostumbró a sus costumbres,
me creó la necesidad de necesitarlo,
y por fin se ofreció a suministrarme
la dosis de sí mismo de la que
me hizo depender.
Luego me instaló
un tumor benigno
en el útero.

Y ahora todo es diferente,
todo es diferente.
Y ya no estoy
sola.





LA MUJER DE LOS HUESOS PEQUEÑOS

Médicos gallegos diagnostican la enfermedad en niños de 13 años
La anorexia nerviosa comienza a ser cosa de niños.
Los especialistas gallegos perciben que este trastorno
de la alimentación “afecta a niñas cada vez más jóvenes”

ADANER


Miro a Eva
con el vértigo en los huesos
y los ojos llenos de prisa.
Y pienso en todo el daño
que me hice.
En todo el daño que me hicieron.
Y abrazo a mi niña
para arrancar de la retina
tanto hielo
y tanta negación.

Recuerdo los pechos vendados
bajo el maillot,
desaparecidos tras las vendas.
Me hubiera roto
las vértebras de asfixia.

Recuerdo mi forma
de arrancar el vello
con esparadrapos.
Mis axilas no eran vírgenes
y mi sexo tenía pelusa.
Aquel vello se me clavaba en los ojos.
Aún me queda vello en la retina.

Recuerdo mi cintura fina.
Las niñas no tienen
cintura fina.
Mis curvas fueron apretadas
como un puñado de tierra.
Lloré sobre esas curvas
y clamé paz para mis hormonas.

Recuerdo la gravedad de mis huesos
mi forma sañuda de lavarlos,
salvaje e iracunda.

Recuerdo los platos pequeños.
Las trampas.
La comida volando por la ventana
o escondida en los cajones.
El hospital.
Las sondas como un prolapso
de mis venas.
El suero.
El valor energético cero del suero.
El recuento hipnótico de las gotas de suero.
La botella de suero entre las manos
mientras subía y bajaba las cinco plantas
del hospital.

Recuerdo a la vieja chillando.
Se murió a mi lado
Sus estertores aún zarandean
mi cama.

Aprendí a mentir
por no aprender cómo se muere
una niña.

Recuerdo cómo acariciaba mis costillas
y el lanugo de mi cuerpo.
El color azulado de mi piel.
La fascinación por la hermosura
de las manzanas.

Yo buscaba la inexistencia
bajo la cinta o las mazas.
El vuelo infantil bajo el aro y la pelota.
La cuerda en el hueso.

Recuerdo que no dolían los murmullos.

Recuerdo que quise morir y no supe...
pero quise.
Y yo era una niña.
Y una niña no debe ansiar
la muerte...

Todavía me toco los huesos
buscando la calma
de su vehemencia.

Era una niña.

Y ya quise...

Ahora, abigarrada
a mi cría,
no quiero.

Hoy no quiero.




LA BANCA DEFRAUDÓ 236 MILLONES DE EUROS A LA
SEGURIDAD SOCIAL

Mi madre murió
en el cielo de un quirófano.
Yo sé cuánto frío...
Sé como te lo quitan...
respirando,
respirando...

El limbo debe ser eso.

Mi madre murió allí.
Tenía las arterias demasiado pequeñas
Mi hija nació allí:
resbaló por la plancha
helada
y la sentí como un abrazo
a mi madre muerta.

Mi madre tenía las arterias estrechas.
Ahora sé por qué tenía
el corazón tan frío
y la mirada glacial

Mi madre estuvo esperando
dos años,
con el frío en los ojos
y el corazón aterido.
Con mi incomprensión
implacable.
Dos años esperando una
desembocadura amplia
para su corazón de piedras.

Pero no hubo un salario
para un cirujano
que le quitara la escarcha a mi madre,
que aligerase su turno en una lista
con muchos nombres
y muchos números,
con muchos hombres vivos.

Luego me contaron que yo estudié
con ese salario que no se dio.

Pero no me sirve la Filosofía
para dilatar
las arterias de mi madre.
No me sirvió ese salario
para comprender la estrechez
congénita
de sus arterias.
La causa de su frío.

Mis arterias también son débiles
madre...
Y a veces tengo los ojos nevados
y el corazón de hueso.

Y ahora no sé qué hacer
con todo
lo que no te dije.
Podría habértelo confesado
mientras respirabas
tu propia muerte
y perdías el frío.
O en un poema como éste
que me abrigue la conciencia.

La cría duerme
madre,
se parece a nosotras.
Se llama Eva.



306.- NINA SALINAS



Nina Salinas
Nacida en Santiago de Chile, en el barrio Yungay, estudios primarios y secundarios en el mismo barrio, estudios superiores , técnico en enfermeria: Hosp San Juan de dios, veinte años de ejercicio de la profesion, inicialmente mis intenciones fueron estudiar licenciatura en literatura cuando postule a la universidad de chile en 1978, la causa cotra la dictadura me hacen decidirme por la enfermeria.Militante comunista de siempre, luchadora por los derechos humanos, tres años en la AFEP Y cinco en la comisión Funa.
Madre de cuatro hijos, tres en España y una en Chile.
Escribo desde que tengo uso de razón, sólo desde mi llegada a España lo hago en forma profesional,asisto a un taller de poesía en madrid, he tenido profesores del Ateneo, cuna de la cultura española.
Tengo seis hermanos,mi madre, mi padre fallecido y nueve sobrinos.
Tengo pacto con los dioses del olimpo a pesar de ser atea, pues represento diez años menos pese a la vida de lucha que he llevado, bebo moderadamente, no fumo y vivo la vida como si me fuera a morir mañana.
Tengo dos blogs de poesia:
www.poesiadeamoryrevolucion.blogspot.com

poesiadeerosyfeminas.blogspot.com.



A MIS HERMANOS PALESTINOS

Como si se pudiera escribir
asi de seguido con la vista nublada
por las lágrimas.

La tierra sabe a sangre
la sangre sabe a tierra
a hospitales, a escuelas, a mutilados
ya no hay tiempo la bestia se ha ensañado.

Niños, ancianos , hombres y mujeres
están siendo asesinados, a vista y paciencia
de gobiernos corruptos y cobardes.

Pero los pueblos estamos en la calle
en todo el mundo,
plazas, calles o barrios tienen la presencia
de miles de gentes horrorizadas.

Israel sionista que miente y mata
y sus objetivos predilectos son los
civiles de Gaza,
Sepánlo que no nos tragamos sus patrañas.

Ningún ser humano decente puede creerles,
pues han utilizado el holocausto nazi de sus
propios hermanos para seguir avanzando,
como negra mancha en territorios ocupados.

Me declaro vuestra enemiga, que es de honor
en este instante.
me indigno
se revuelven mis entrañas
que hayan gentes que defienda vuestro ataques.

Palestinos, resistid, a defenderse con lo que se tenga
a mano,
dejad el rezo para mas tarde
es la hora de luchar
nunca se está vencido si es la defensa de la vida
y la dignidad del ser humano.

No están solos, somos vuestros hermanos:
los inmigrantes, los indigenas, los parias
los pobladores, los sin casa, lo parados,
los que sobreviven casi sin nada,
sin duda la mayoría.

Nuestras fuerzas iran con ayuda humanitaria
una gota de agua para tanta sed,
pero ese algo, representa tambien el amor
necesario.

Abriremos nuestros lugares de sueño
donde el corazón volará como pájaro para posarse
en vuestros adoloridos cuerpos.

¡Estoy llorando!
¡Estoy gritando!
¡Que se detenga el genocidio de nuestros hermanos!


LO QUE AYER VIVÍ

Yo una mujer extraña
que vibra con el sólo roce
de una mano.

Tu, un hombre que veo
en la esquina, aún mas extraño.

Extraño por que no conozco,
por que no sé donde va tu barca.

Es posible que sea muy simple conocerte,
es posible.

Pero se han cortado todos los caminos conocidos,
y la experiencia no pesa nada.

Esta es una batalla,
donde los ejércitos están escasos de vituallas.

Se ha desencadenado todo el sentimiento,
como una cascada.

Cae como cabellera,
como agua,
pero hoy me encuentro en el vacío de la nada.

El beso que me disteis,
el beso que te di,
no sirvió para nada.




A UNA ROSA QUE NACIÓ MUERTA

La tarde me lleva a la risa
me lleva a la alegría,
no soy buena
no lo soy
y no me importa.

Yaces cadáver y me alegra,
con tu partida alguien llora
nada más ni nada menos
que el hacedor de lágrimas.

Esperaba ese día con ansias
porque no era justo
ni para mi, ni para nadie,
que siempre sufrieran los mismos.

Cara pálida, nariz perfilada,
matrifracasada,
hijos de por medio,
eran mis crímenes contra la humanidad.

Entonces diecisiete veranos,
con sus primaveras
otoños e inviernos,
arrastré las cadenas,
muy pocas tardes hubo
paz y sol.

Ahora no eres mas que flor marchita,
machacada por la vida,
pisoteada por el machismo,
nadie lo dice,
pero todos lo saben,
todos han sufrido tu escuela,
tus lecciones.

Dejasteis de sufrir y abandonas
la luz,
ahora llora , llora
nada podrá consolarle, nadie
porque es su tiempo
el tiempo de pagar sus crímenes.




YO NO ELEGÍ

Yo no elegí mi escalera
donde perder el zapato
a la medianoche.

No elegi el dia que me desnudaron
y tuvieron encerrada en la celda,
tampoco el tiempo que habría de estar.

No elegi pensar violento,
escribir violento, ni ser violenta,
me obligaron las manos que me tocaron
sin mi consentimiento.

No elegi vivir en la humilde casa de mi padre
que era una mansion para los que no tenian casa,
ni tener la profesora de castellano,
y me enseño el poder de las palabras.

No elegi ser madre tan pronto y tener tan
pocos hijos o muchos
mi salario me lo señalo.

No elegi ser mujer,
ni pensar demasiado,
ni ser lista, ni ser atractiva,
tuve que resignarme.

No elegí donde nacer, ni a mis padres,
ni a hermanos ni parientes.

Yo lo siento por ustedes,
pero ahora he elegido vivir como quiero,
libre como el viento
sin amarres de ninguna clase,
hablar otros idiomas,elegir con quien quiero,
estar esta noche o mañana.

Yo lo siento por ustedes que no pueden elegir,
por que ya eligieron por ustedes,
hasta por quien pensar o porque o quienes
creer.

Yo lo siento por ustedes que se atreven a calificarme,
a meterse entre mis sabanas,
a decirme como debo comportarme,
que si lo chillón no me viene
o que tengo varices para minifalda.

Yo lo siento por ustedes si no se fijaron
en mis necesidades
en mis delicadezas y en mi amor infinito
o a mi fidelidad de convento,
que nunca supieron valorarlo.

Yo lo siento por que ya me he sacado
del vientre lo que me contrariaba,
ya soy una mujer que lucha cada dia
por la frescura del alba.



A LOS TRABAJADORES

Los obreros, los antiguos y nuevos
sujetos.

Los dueños de la fuerza de trabajo,
la que mueve al mundo.

Los con corbata
los con monos de barredor
o con pijamas de médico
o camarero
o profesor
o alfarero, carpintero, arquitecto,
periodista,o informático,todos.

Todos los que van de astronauta,
o de minero del cobre,
con trajes imposibles de escarabajo.

Todos lo que ganan un salario,
todos obreros de éste capital
que hoy divagan y vagan
por calles y plazas,
bares y supermercados,
buscando lo que ayer tenían:
trabajo.

Hoy hay un nuevo desafío de espanto
azul o verde o rojo o negro,
pues no se sabe cuánta hierba será
cortada,
ni brazos sangrantes ni vidas humanas,
nos costará lo que nos espera.

Porque la lucha frontal vendrá aunque no la
queramos,
no seremos reemplazados por máquinas,
ni por animales.

Somos seres pensantes,dignos humanos,
llenos del fuego de la vida que nos está esperando.




ESPERO TU VOZ

El mundo y sus auroras
llenan de música la vida.

Los ojos están en las proas
de los barcos,
que están por venir.

Las alas de tu rosado cuerpo,
no tienen sombra.

La noche canta en el viento,
sólo escucho el relámpago.

De los cuatro puntos cardinales
espero tu voz.

Implacables murallas me impiden
oirla.

Sólo de refleja el amor en el espejo,
pues mi alma está suspendida en la espera.




MEDITACIONES

Mi traje regio
frente al mendigo
y me creo reina.

Mi silencio es de niños,
las palabras se hilarán en blanco.

Las noches de soledad
bajo la lluvia
son llanuras de cuerpos,

en el cielo de la ciudad al alba.

El lector odia las ruinas
de la ventana,
y llora sobre las hojas del libro.

Recordaba el verano
y los caminos grávidos
que lo llevarían a la beatífica muerte.




PARA SEGUIR

Un dia de estos
llevo en mi piel
toda la experiencia
de estar todo el dia
pensandote.
En muchos pensamientos
como un jardin lleno de flores
una a una
un petalo tras otro
Una hoja
Un ramo entero
Solo cosas buenas
como pensarte haciendo
libros.
Sobre mi propia tragedia
Hilando sobre las paginas
frases de vivencias
letras para conjugar verbos
Que habla de tiempos idos
De esperanzas muertas
momentaneamente.
Por que un dia no ganarán
siempre los mismos.

Sera otro tiempo
y nosotros hemos de verlo
Quisiera dejarte tranquilo
como un lago
Para que no sintieras
mi urgencia
Para no perturbar
la paz
De tus sabanas
ni de tus pensamientos
Per vuelves a mi
porfiadamente
sin estilo
asi, sin camiseta
a asombrarme todo
lo que se pueda
Prometo dejar de
existir pronto
y que ya no tengas
mi presencia
ni mi telefono
ni mis palabras
ciberneticas
Solo la ausencia
el vacio de mi para
siempre
Me empeñare en ello
te lo prometo.



ESCAPAR DEL SILENCIO

Escapar...
por que no puedo vivir
si no siento la voz humana,
el ladrido de los perros o
el piar de los pájaros.

El mundo es sonido,
hay música en la tierra
hay música en el mar,
no puede haber silencio
en ésta humanidad.

Las olas rompen contra
El roquerío
Igual al viento que silba y golpea
La ventana en el invierno.

El silencio está pegado a
la muerte,
donde los movimientos
cesan y se apaga el sonido.

El corazón abandona su ritmo
el cerebro apaga su luz derretida
la sangre ya no suena como hojas
de árbol mecidas por el viento.

Las bocas yacen como alas
abatidas frias y vacías,
ya no tiene cabida el sonido
se ha ido con el, la vida.

Cuando el ser humano sale
de la esfera de cristal,
reconoce la voz de su madre,
no duerme si alguien hace uso
de su silencio.

Esos sonidos se intalan en su memoria
y le hace reproducir los sentimientos
en palabras dichas según el lenguaje
de su origen.


El hombres está hecho de sonido
de música de viento,
de agua
de sangre
de todo lo que fuimos y seremos
en ésta tierra de metales fundamentos.




DE UN DÍA CALUROSO

Parece que el diablo dejo
abierto el infierno...
El intenso calor me ha echo
meditar
Sobre la importancia del frio
y del agua
De los hielos eternos que
ya no lo son tanto.
Por que hay dias que
mi cuerpo se derrite
No lo suficiente como yo
quisiera
Y me hace tener malos
pensamientos.
Tanto como para ir corriendo
a tus brazos
Solo que no los encuentro
entonces me rio
Y sigo hasta la ducha
que me calma.
Madrid caluroso mas que
Santiago mucho mas.
Y ya me desespero
Pienso en la gran tragedia
que se cierne sobre nuestras
cabezas.
Que mundo dejaremos a los hijos y
a los hijos de nuestros hijos
que pena!!!
El calor se ha transformado en fuego
y quema casas y arboles
insectos y demases.
Entonces va el agua y entra
corriendo para detener la quema.
Dame el agua necesaria para
seguir viviendo
Que las destilo de tus palabras
y son ellas las que te entrego
transformadas por mi cerebro
Que acabara frito un dia de estos.
Mientras puedo entonces
recibelas frescas.
Recien pensadas entonces
para que nadie pueda
decir que me olvido.
De decirme todos los dias
que estas conmigo para
siempre.
Como el agua que acabara
secandose en el manantial
eterno de mis besos
al menos que se vacie
el mar azul de tus ojos
en mi vientre.



PANTEÍSMO SEXUAL

Un niño reza
una madre le enseña
lo que no debe hacer.

Es pecado tocar, sentir
desear,
un sinfín de verbos vivos.

Dios todo lo ve y lo
Juzga
Y la pena es el infierno.

La tormenta viene con todos
Los rayos del mal,
Cuando alguien siente deseos.

Deseos carnales, por otros, su distinto
o su igual.

Se dejan caer como pájaros
carroñeros
de negro plumaje.

Si el desdichado lo hace saber.

Si todavía tiene la osadía
de decírselo a su padre,
encarnación del dios vivo.

No a de pasar mucho tiempo
cuando vea pasar de largo
el infierno.

A los inquisidores
a los reprimidos
amigos del celibato.

Dios y no dios
no digo más.



WITMIERÓTICO

Dejo suelta mis manos
para encontrarte con
mi lengua.

Sabes a naranjas
hueles a tierra mojada
a fruta fresca recién
cortada.

Te metes en mi sangre
como un veneno de fuego.

Estallan colores
cuando lo hace
tu cuerpo en mi boca,
dejando delicias de
minerales.

Tu boca es una fiesta
cuando viene a la mía
y entrega su lengua
e intenta succionar
mi alma.

Despierto entre brumas,
mi piel sudorosa,
tu duermes,
me he bebido toda tu
energía.



NO LLEGUÉ A ESTRENAR MI CUERPO

Habias doblado la esquina,
sin decir nada más.

Las horas venian a echarse
encima de mi sin compasión.

Me dí vueltas mil veces en la cama
esa noche.

Pensé tanto que ya no quise hacerlo más,
al menos por unas horas.

Siempre tenemos todas las opciones,
hasta incluso, que el viento apague
los fuegos pequeños.

Los egoistas no saben nada de nada
los cobardes no saben nada de nada.

Los que dejan estallar las flores
y le avisan que están equivocadas.

Que no es primavera que no se puede
recoger la fruta en verano.

Porque no sirven estos pistilos y los pétalos
son de mentira.

Esperan lo que viene y suponen que es la
estación que les conviene.

Pero le digo a los ilusos que ya viví demasiados
finales de películas y ninguno me gustó.

Aunque fueran muy convenientes y buenos
para la salud.

Me reiré a gritos cuando se te vea llorando
por perseguir lo imperseguible.

Lo malo o lo bueno no lo sé es que ya no estaré
en esa esquina y de seguro.

Seas un fantasma de mi vida pasada.



EL MALTRATO SUBYACENTE

Ella le esperaba hace dos horas,
el venía del polvo nocturno,
recién afeitado.

Habían acordado verse a la luz
del día,
por si a lo mejor eran de mentira,
sus imagenes de humanos sobrevivientes
de no sé cuantas guerras.

Se contaron lo vivido,lo amado,lo peleado
y de que trataban sus sueños,
sus esperanzas.

La primera no había sido tal,sólo un asalto
de cuerpos en forma inesperada,
intensa, caliente.

Ella se dió cuenta en seguida que sus
experiencias eran apreciables,
tampoco sería menos y echó a volar
las palomas de sus manos.

El tenía dos horas para reflejarse
en sus aguas,
en el verde de sus ventanas pobladas
de miles de telarañas,

Esquiva la mirada , nervioso su acento,
queria terminar lo mas pronto posible,
aquella tortura de mujer.

No era posible! ¿dos horas para que?
esperar, no querer jugar con un fuego
nuevo, decir que era hora de irse,
que en junio alguien en su vida llegaba.

Despues no digan que nosotras nos
portamos mal...
¿pero alguien se imagina ser maltrada de esa
manera? al fin lo que ella quería era amar
como cuando alguien tiene sed y quiere beber.

Caminó por el mismo sendero solo y se encontró
con que otra vez alguien se había reido de ella,
mas encima le dice te espero cualquier mañana
por si quieres pasartela,
ni siquiera se llevó el árbol de regalo.

El tiene mucha demanda,
ella seguirá sola todavía
porque nadie le encantó más que el
aquella tarde.

Pero ya todo es pasado y dar vuelta
la hoja como un libro,
pensar en lo leído en la desilución de pensar
que era distinto,
nada de nada igual a todos tremendamente
igual, el compañero.

Despues no la acusen de histérica,
mira que entonces se es puta.



DESVESTIDO DE MENTIRAS

El llevaba prendido en sus ojos el color
de la tarde vacía,
su boca se movia,
pero sus ojos decian que la deseaba.

La deseaba e intentaba lamer sus pechos
con los ojos esos mismos ausentes de las
palabras.

Pensaba y se preguntaba, a que sabrían sus jugos?
o a que olería su piel?,
se preguntaba si podría navegar al tiempo,
que los llevaba por el deseo obscuro del rellano
inflamado de espera.

Ella sin esperar que cayera la noche,
sentía el frío de la tarde al terminar
el invierno,
mientras bullía su braga húmeda y palpitante
de pura envidia de la carne.

No habían ruidos, ni gentes ni autobuses
solo los pasos de cuatro pies humanos
animales y salados
desnudos y pálidos
que llevaban el apuro del encuentro
de cuerpos desnudos desatados.

Habían muchos dedos mas que los de siempre,
se había transformado en todo dedos
húmedos de orificios de bocas de clítoris
o de saliva exultante y difusa.

Por primera vez se amaban,
se prendían, se quemaban se encontraban
las células dispersas y fragantes
olian a ambos,
no podría distinguirse su rastro
tras la espesura, olian a animales condenados.

Pasaron las horas,
los orgasmos fluyeron uno tras otro
azules o rojos o naranjas,
solo ellos podian verlos,
entre versos aún no escritos en ninguna parte.

Desvestidos de mentiras, de engaños, de perfumes
o de algún maquillaje superfluo,
sólo el olor al jabón de caras lavadas,
de cicatrices de ella las del alma las de él.

Volverán a encontrarse entre pezones
exprimidos o pálidos pinceles de cuerda,
a nadie le importa eso,
sólo a ellos,
a intentar inventar de nuevo los sueños
mas calientes, los de ellos.



MUJER LIBRE

Libre de cadenas
de lazos blancos o rosas,
de aros de oro o plata,
libre de sujetador y de bragas,
libre de esqueleto que afirma
el alma.

Puedo comprar , puedo
puede vender , puedo
puedo bailar, puedo
sin que nadie me ponga trabas
o metas o medidas.

Libre es mi cuerpo de mujer,
tan libre o no de decidir
si quiero sexo,
cuando y con quien.

Libre donde incluso
esté prohibido por los
libros sagrados.

De ésta libertad
depende la humanidad toda.

Libre de leyes y especies
de llagasy de lágrimas,
de amos y señores, en la casa
en la factoria,la oficina, enla cama.

Libre como han nacido los pájaros.

DAVID LEO GARCÍA [305]


David Leo García 

(Málaga, 1988) es licenciado en Filología Hispánica. A los 17 años obtuvo el Premio Hiperión por Urbi et orbi (Madrid, Hiperión, 2006), convirtiéndose en el premiado más joven de su historia. Durante el curso 07/08 disfrutó de una beca en la Fundación Antonio Gala de Córdoba. También es autor de Dime qué (Barcelona, DVD, Premio Cáceres Patrimonio de la Humanidad, 2011). Ha participado en varios eventos, como Cosmopoética (2009) o la Semana Poética del Dickison College de Pensilvania (2010), y publicado en algunas revistas y antologías tales como La inteligencia y el hacha (2010), de Luis Antonio de Villena, y Tenían veinte años y estaban locos (2011), de Luna Miguel. Sus libros han sido parcialmente traducidos al inglés, francés, italiano y portugués.
Ganador del XII Certamen de Poesía Sancho Panza, 2014 con "Yo soy el árbol"




Querido usted la calle como siempre un almacén
de caderas clavículas. Hay más cuerpos que nubes.
Cada persona guarda 
su condecoración en un bolsillo. Vi tormenta
en el ordenador de la floristería.
Dos deformes besándose a la sombra de un arco del triunfo.
Mi atención ha borrado la ciudad
hoy por hoy la mirada está que arde.
La belleza es barata pero el espanto multimillonario.
En un colegio céntrico
la lista de muchachos con retraso
es una sucesión de emperadores
-húmedo su cerebro, blando
como la tierra el día posterior al diluvio.
El espanto es anónimo la belleza se cansa de su nombre.

Querido tú no sé quién eres tu cabeza está
llena de una cabeza
demasiado grande una pierna más larga que la otra
unos olvidadizos genitales
rodeados de frío.
Las siamesas unidas por el cuello
discutían.
La belleza su oh y el espanto su ah.
Muevo un rostro normal por todas mis semanas.
La belleza y sus labios
el espanto y su tubo digestivo.

Querido yo en tus ojeras hay restos de civilizaciones.
Todo esto es borrador de un mundo nuevo, pues
la belleza, ¿estás seguro?, la belleza
se recuerda tal vez cinco minutos
y la deformidad, por supuesto que lo estoy,
y la deformidad toda la vida.

David Leo García, en 'Tenían veinte años y estaban locos'. Ed. La Bella Varsovia)




DÍGAME un color. El verde. Otro. El verde.
Una parte de la casa. El aire.
Una pregunta. La pregunta. Un escritor.
El misterio. ¿Qué asocia con un pájaro?

El misterio. ¿Y con un pájaro?
La infancia. ¿Y con el césped?
La infancia. Dígame un color.
No lo sé. Un país. Casi todos.

Una enfermedad. Todas salvo la mía.
A qué ha venido aquí. Las… ya sabe,
las… qué le voy a decir, ya sabe,
lo de siempre.

Un instrumento de cuerda. El pentagrama.
Una parte del cuerpo. Los pulmones.
Una parte de la casa. El deterioro.
¿Un motivo para vivir? Alguno, el deseo.

¿Una enfermedad? La enfermedad.
¿Una cita célebre? “Claro que sí”.
¿Un motivo? Para morir. ¿Un motivo
para morir? Ninguno,
tal vez. El deseo.



AGUA CORRIENTE

Tanto arreglar grifos para ver correr el agua, el agua
que riegue tu simbología de las cosas que perecen, el agua
que preste agua a tu sed incalculable, el agua
que te ayude a mirarlo todo por vez primera,
como si no hubieras pestañeado jamás,
como si los objetos hubieran dejado de inventarse,
esperando, no ya ser hasta siempre, sino haber sido desde siempre, agua
para comunicar tus órganos, para limpiarte el cráneo y convencerte
de que no eres objeto ni lavabo y convencerte
de que tienes que cumplir tus días de hombre, agua
para beber, para procurarte una eternidad,
como si ser eternos nos eximiese de ser torpes,
como si por ser eternos no se nos fueran
a estrellar los vasos de agua contra el suelo.



CORREO URGENTE

Hoy he visto pescado en una acera.
Un solo pez en dos mitades. Solo
con una mancha blanca último encuentro
del ser con su entusiasmo por vivir.
No me miraba porque no miraba
yo lo miraba a él que era un pescado
y no era nada más yo estaba triste
o alegre no recuerdo. Ni un asombro
en sus ojos recién desvalijados.
No era más que un pescado en una acera
igual que habrá otros tantos otras muchas
y yo no era jamás uno que pasa
o quizá sí lo era y me arrepiento.
Y qué tendrá un pescado sobre el mundo
para que yo lo mire ahora escriba
ahora envíe luego den más tarde
el mensaje a tu mano y tú lo leas
ahora sólo ahora. Qué tendrá
pasar por una calle ver la mancha.
La mancha blanca como vida en blanco
que dan a la persona y se recibe.
Qué tiene el pez para estar muerto ahí
como han muerto otros peces pero ahí
para que yo lo mire cuando ahí
cruzo y él quieto cruza a mi memoria
entre los cien detalles de este día.
Y sin aletear como memoria
que sólo guarda gestas sorprendentes
como encontrarse un pez a la mitad
del trayecto y mirarlo porque existe.
Y qué más da si existen otros peces
si a éste hoy lo he visto entre los peces
y muerto y casi he echado alguna foto.
Y sin retroceder ni hacerme víctima
yo he llegado hasta aquí te escrito esto
que aunque te llegue lejos fuerte escribo
para decirte sólo que hoy el día
no ha sido más que el tímido pescado
sin atreverse casi a haberse muerto
y el día no ha tenido más espinas
que las diseminadas por la mancha
y no he gastado tinta en escribírtelo
ni la fotografía se ha velado.



PARQUE PÚBLICO

Paso
ágil,
frágil,
raso,

muertos
quioscos,
hoscos
puertos.

Tiro
votos
rotos.
Miro

caras
raras.




CORAZÓN DE NINGUNO

Desiertos en parcelas, acotados,
nos tienen en reserva. Cada jueves,
con la sangre dormida en un oficio,

se quebrará tu lápiz en la página
y añadirá más grava a la llanura
formada por las tizas, los cosméticos
que perdiste soplándolos,
la astilla lastimándote un tobillo
y las piedras lanzadas a balcones
de piedra, de ninguno, trituradas.

Y, ya que lo preguntas, te diré
que en la raíz de tu desierto
tienes el primer vaso y el siguiente

y todos los que al suelo, cuando niña,
arrojaste admirada de que todos
cayeran como tienen que caer

hasta mostrar sus interiores secos,
su fe caliente en el cristal molido.




CALOR Y FRÍO

Creo que nos contiene el golpe corto
de la puerta que cierras para evitar el frío.

Pide más frío el pomo de metal.

Y sin embargo arde
la dispersión de los añicos
cuando un vaso se rompe.

Caliente la violencia, vivir sin un análisis
de la temperatura del abrazo
o el gesto que dirigen los quietos ingredientes
mezclados en su justa proporción.

Y frías las hormigas,
las sueltas limaduras de la noche
que buscan un azúcar
también vuelto migajas.

Interiorizo ese trayecto seco
para buscarte, yo
que sólo te conozco por tu aroma.

Al fin estoy contigo. Y es caliente
discutir o la radio de noticias
sin orden, olas de información
clausurando tu casa.

El frío, que comienza en cualquier parte,
acaba en ti. Yo traigo el frío
cuando escribo la historia que nos une.

Y el calor que inauguras
termina en aire. Tiene la habitación el soplo húmedo
de una herida debajo de la ropa.

Nos rendiremos con las sienes juntas.
No puedo conocerte, pero intuyo
que el hogar es el aire
discreto que se mueve
cuando cierras los párpados.

Con lentitud de hoguera vas durmiéndote.
Un golpe en tu conciencia puede quemar la casa.



RESACA

Aunque el dolor existe más allá del diagnóstico
y vivimos también sobre la música
recién cortada, voy a especialistas.
Quiero saber qué es esto que del pecho
se extiende hasta el costado, que incluso en ocasiones
me paraliza el brazo izquierdo.

El médico investiga mi dolencia,
le robo el aire a su consulta, ausculta
mi corazón, aspiro, espiro, quiero
decir que pare. Seguirán
presentándose estos síntomas
cuando yo sea tierra.
Dice incluso
que es muy común
este dolor del hombro
que da hasta las rodillas, que los hombres
que lo tuvieron fueron muchos. No
cabrían
en el hogar
que habito a todas horas.
Satisfecho el doctor en su escritorio
dará en caligrafías inclinadas
su resultado de la revisión
y escribirá su nombre.
Hay otra firma
para la causa de alargar mi vida.
Que llamen al siguiente. Enfermo a casa
me vuelvo, esclarecido. El duplicado
se quedó allí, el recibo de mi fiebre,
lo que han sacado en claro de lo oscuro
de mis entrañas largas. Y allí queda:
un folio al que hacen hueco otros papeles,
día de hoy con la insania de otros días,
dolor arrinconado entre otros tantos.

(DEMANDA DE SOL,Málaga 2007,
Publicaciones de la Antigua Imprenta del sur)



EL MAQUILLAJE DE ANTES DE LA FIESTA

El maquillaje de antes de la fiesta y tú detrás, de espaldas a la noche, y el sordo espejo. Yo no quepo en él. La habitación, los frascos, cremalleras subidas con cautela, las frases que decimos convencidos y no llegan a oírse, la relación, los límites de estar contigo: ese inicio casual, ese final nos pertenecen mucho. No solo compartimos una historia. Cremas, gestos, maneras de pensar. ¿Qué imaginamos de la celebración antes de que suceda? Hay que elegir: si falta tiempo ya para dar gracias por los colores, démoslas al blanco, al asidero de siempre, a la sonrisa en medio de la pérdida. Sigues llena de ti. Con tanto polvo te tapas un lunar de la mejilla, un accidente: la tragedia tiene el tamaño de un lunar. Descanso, me averío, la fiesta no ha empezado y su resumen está escrito en la página de un libro siempre abierto: Falsa la invitación y la mirada, ficciones el recuerdo, mentira la belleza y todo a lo que lleva la belleza y punto, punto, punto. En ti me fijo igual que si tuviera que inventarte de nuevo. Dices algo: Pásame el rizador de pestañas. Tenemos que salir con todas las preguntas diluidas. No hay remedio: contigo todo es tú. 


LUNES NOCTURNO

Sosteniendo las bolsas de basura
como la piel de tóxicos delfines.
Seleccionando de entre la basura
que son los meses, de entre la basura
que son los planes, toda la basura
más digna de acabar en la basura.
Así van los vecinos de mi calle,
todos saliendo al toque de corneta
entre aires y pijamas de galaxias.

Y llegará el camión. Todo el estrépito
pasará como amnesia por la calle,
exterminante ángel de uniforme.
Quedo lívido yo. Se me ha olvidado
con estiércol ungir mi puerta rígida.
En nuestra casa
falta la sombra de su primogénito
sentada en el sofá, nuestro deleite,
nuestro arcángel de mondas de naranja.

(Urbi et Orbi)


VENIDOS DE FUERA

No me mires ya más y mira el mundo. Curvas, esquinas, imagina el mundo, piensa en pantanos, travesuras y la respiración de los enfermos y pídeles que encajen. No me des ese beso, te pido que imagines el mundo, vayámonos de mí. Pensar en los extremos, en lo que opina el aire de la velocidad. Mira un charco de lodo como miras a un anciano pariente. Una mente descubre: “no hay propósito en la evolución” y le aplaude a la noche sin estrellas y luego lo de siempre: educar a la médula espinal, un cheque en blanco en medio del desierto, una demolición y al fondo la bahía. Es la costumbre no insertarse en nada. Esta materia tiene que enlazarse no por la sangre sino por el ánimo. Mira algo roto y piensa en la lejana curvatura del planeta. Me miras compasiva, como si los ausentes no ocupáramos espacio. El atlas está húmedo, la enciclopedia pesa como un No. No estamos en el mundo pero estamos aquí. 



VIERNES. LUNA ROSA

Ahora que la ciudad se ha descompuesto
habrá que confiar en lunas rosas.
Ahora que los dos codos ya no irrumpen
tendremos que afilar las uñas rosas.

Caminas de puntillas por los charcos,
los rótulos te incitan a que tosas.
Pídeme que te enseñe los desórdenes
y a mi equipaje quitaré una rosa.

Sin esperanza vas, pero te envidian
los muertos muertos bajo las baldosas.
Todos amaban a la luna blanca
y sólo hay lunas hechas polvo rosa.

Corren las niñas siempre ensimismadas
para estrujar gacelas incoloras.
En la ciudad la gente está aturdida.
Nadie tendrá una muerte entre las rosas.

(Urbi et Orbi)



TRAGAPERRAS

     Caminas hacia ella y desentierras
con la bolsa, la vida. A su vacío
corazón te insinúas, a su trío
improbable de números te aferras.
     Forzado a disponer de tu albedrío,
tragas tu perra vida en tragaperras;
más guerras no conoces que las guerras
a puño abierto en pie contra el hastío.
     Aquí urdirán mañana alguna juerga
cuando ya te hayas ido y ya se haya
cursado tu deber de haber perdido.
     Charlarán los mortales en su jerga
mientras un hombre vuelve mientras calla
con la forja vacía hacia el olvido.

(Urbi et Orbi.)




MÉNAGE À TROIS  Hablábamos, hablábamos, 
pulidos por la música de fondo,
la música, la música de un disco
robado a la basura. No sé, no sé, no sé.
En una invitación naranja y verde
escribía mi nombre, repintaba el del otro:

os prefiero a los dos sois el presente
el himno de crujir las articulaciones
el vaho sin sorpresa del agónico
activando la flauta,

la música, la música
para bailar los tres.
Queríamos: lo hicimos.
Escribir en el póster de las partes del cuerpo
con el rotulador algún problema
o sobre el mapamundi: «gracias por su visita».

Riéndonos, turnándonos, bailándonos
hablábamos,
hablablablablablá.




AFLUENTES

En ti comienzo cuando en mí terminas.

(Dime qué)







UN TRAGO 
de vino mientras a mi lado 
yacía un cuerpo. Un demasiado trago 
molestia en la nariz, catarata en el torso, conociéndome 
mejor que el cuerpo 
que yacía a mi lado. Un trago 
de vino. Un cuerpo. 
El vino no era sangre y el cuerpo estaba vivo. 
Sin importancia. No sé 
qué significa, pero entre los sentidos que no sé 
es el menos grave. Un trago demasiado 
y tosí levemente.

(Dime qué)




FUERA

Entra en el mundo. Vámonos de mí, 
no me mires ya más, piensa en el mundo, 
es un incendio largo donde caben 
promesas, travesuras, 
las frases que decimos convencidos 
y no llegan a oírse, la mezclada 
respiración de dos enfermos. 
Algo de euforia por estar, 
algo de espanto, estar aquí. 
La mente que descubre: «no hay propósito en la evolución», 
se despliega la noche sin estrellas 
y luego como ves: 
educar a la médula espinal, 
una tragedia vista desde arriba, 
una demolición destapa la bahía. 
Los bordes de la herida, su lento parpadeo. 
El atlas está húmedo, 
la enciclopedia pesa como un No. 
No estamos en el mundo pero estamos aquí.

(Dime qué)


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