ANA MERINO
Ana Merino (Madrid, 1971) es una poeta, dramaturga y teórica española de la historieta. Pertenece a la Generación Poética del 2000.
Licenciada en Historia Moderna y Contemporánea por la Universidad Autónoma de Madrid.
Realizó una maestría en Columbus, Ohio y el doctorado en la Universidad de Pittsburgh, donde escribió una tesis sobre el cómic en el mundo latinoamericano.
En la actualidad es la directora del MFA de escritura creativa en español en la Universidad de Iowa en Iowa City.
Obras
Poesía
Preparativos para un viaje, Madrid, Rialp, 1995;2edic Reino de Coderlia 2013. (Ganadora del XLVIII Premio Adonáis)
Los días gemelos, Madrid, Visor, 1997
La voz de los relojes, Madrid, Visor, 2000
Juegos de niños, Madrid, Visor, 2003 (Premio Fray Luis de León)
Compañera de celda, Madrid, Visor, 2006. Cell Mate (traducido al inglés por Elizabeth Polli), Harbor Mountain Press, 2007.
Curación, Madrid, Visor, 2010 (Accésit Premio Jaime Gil de Biedma)
Hagamos caso al tigre, Madrid, Anaya: Sopa de libros, 2010. Ilustraciones de Francesc Capdevila, alias Max
El viaje del vikingo soñador, Madrid, Santillana, 2015. Ilustraciones de Francesc Capdevila, alias Max
Los buenos propósitos, Madrid, Visor, 2015
Teatro
Las decepciones (2014) colección[dis]locados;Literal Publishing/Conaculta.
Amor: muy frágil (2012), Zúrich Teatro Stok Diciembre 2012 interpretada por Alberto Ruano, Sandra Zellweger, Rainer Jutzi, Sandra Vilas, Mireya Sánchez , Sonia Díaz y Carolina Flores.
Libro publicado con la editorial Reino de Cordelia
Teatro Breve
Escenas alrededor de la leyenda de Bernardo del Carpio. Leyendas de León contadas por…: Editorial Rimpego, León, 2013: 149-155.
Narrativa
El hombre de los dos corazones, Madrid, Anaya, 2009.
Ensayo
El cómic hispánico, Madrid, Cátedra, 2003.
Monografía
Chris Ware (La secuencia circular), Madrid, Ediciones Sinsentido (col. Sin palabras, núm.8), 2005.
De "Compañera de celda"
Adoración nocturna
Para Luis Muñoz
Que te devuelvan el tiempo de los lunes
y los hagan festivos en tu agenda
para que la semana no te pese tanto
y puedas sentir los dientes de las calles
mordisquear con ternura
el último tramo del domingo.
Que te devuelvan las horas de los lunes
y las puedas guardar entre las sábanas
para que la ciudad se duerma en tu regazo
y se llenen de ti los que te miran.
Que te traigan el ritmo de los sueños
y los puedas bailar,
que la luz de tu abrazo
se guarde algún secreto.
Que los lunes se aprendan
de memoria tu cuerpo.
Que no le falte nada a tu universo
porque el dios de la noche
el lunes descansó
para esperarte.
De "Compañera de celda"
PEQUEÑA CONFESIÓN
¿Si yo soy tu sueño
por qué me siento sola
cuando me sueñas?
Llego arrastrándome
A tu boca cuando duermes
Y no sé cómo empezar
A contarte una historia
Que se parezca a ti
Para que nunca sepas
Que yo vivo contigo.
Los sueños somos
Como las palabras,
Pertenecemos a un solo cuerpo
Pero queremos ser
Otra persona.
De “Compañera de celda”
Compañera de celda
No me obligues a vivir
como si cada instante
fuese la tarea acumulada
que dejamos para el último minuto.
Si quieres ser mi cuerpo
no me robes la calma
ni la penumbra de la tarde
que nace tras la bruma
de un bosque encantado.
He huido tantas veces de ti,
pero siempre estás a mi lado.
Tus rodillas y mi forma de llorar,
tus manos y mi sudor,
tus ojos y mi mirada.
No me obligues a vivir
pensando que no tienes ganas
de hacerte vieja conmigo,
que existo en ti por inercia,
que no te importa que me duela
saberte tan frágil.
He tratado de ignorarte,
de evitar la sensación
de tus dedos
cuando sienten la extrañeza
de unos síntomas grises.
Mi angustia
como un aliento fantasma
se aferra al sueño de la vida
y aprende a sonreír
con tu boca a los médicos.
Si quieres ser mi cuerpo
déjame adormecerme en tus párpados,
soñar que somos una sola,
y tú no me traicionas
en la mesa de un quirófano,
que vas a despertarte conmigo
de la misma pesadilla,
que vas a sentirme
más viva que nunca en tu garganta.
No me obligues a madurar
aprendiendo a leer
el mapa de cicatrices de tu cuerpo,
no quiero reconocer otra herida
ni que confundas
el desamor con las enfermedades
y sus nudos de fiebre.
Que no pague tu cuerpo mis pecados
en el naufragio azul de los océanos,
que la distancia sea
un reloj de metal y una tarde de nieve
donde la vida quiera
aprender a besarme en tus labios.
De "Compañera de celda" 2006
Deja vu
Vuelve a soñar
que en tus pies
te caben mis zapatos.
No le temas al tiempo
que has pasado
sin rozarte con mi sombra.
Tu cárcel de palabras
no me importa,
mis zapatos
están llenos de ti,
me perteneces cada vez que camino
por tu memoria suicida
de amante condenado
al desamor perpetuo.
Vuelve a soñar
que soy yo la que te mira
en el espejo del baño,
y tu abrazo me hace ser
idéntica a ti.
No le temas al tiempo
que dejaste pasar
cada vez que mis labios
evocaban tu rastro
de pequeño secreto
guardado en un reloj
con forma de juguete.
Vuelve a soñar
que nos cruzamos
en un desierto lleno
de lagartijas y aguacates,
y las mañanitas se transforman
en nuestro último baile.
Vuelve a soñarme ahora
que ya eres viejo
y me atrevo a buscarte
sin pedirte permiso
porque fuiste mi cuerpo
ya mi también me duelen tus cadenas.
De "Compañera de celda" 2006
El quinto cielo
Para Martín López- Vega
Seremos niños
cuando la muerte roce el quinto cielo.
Querremos abrazarnos
a la risa que deja la inocencia
en los tejados.
Maullidos de gato
que planean
tomar el territorio de las sombras.
Y nosotros debatiéndonos
entre un intento por volar
y un anhelo enfermizo
por querer escapar
de nuestro propio cuerpo.
Seremos niños
olvidando el olor que dejan los adultos,
el rastro de sus miedos
atado a las desgracias de las vidas ajenas.
La vejez será el eco
de los acantilados,
murmullo de cisternas
bebiéndose el silencio de la noche.
Seremos niños buenos
en ataúdes blancos
y trenzaremos sueños
humedeciendo el mimbre
en las aguas termales
de los cuentos de hadas.
De "Compañera de celda" 2006
De "Preparativos para un viaje" 1995
Algunos susurros en la memoria...
Algunos susurros en la memoria
son voces familiares,
sonidos que decrecen
en cada latido.
Los labios se desfiguran
por un olvido que erosiona las imágenes
y hay olas que escarban
con uñas transparentes
golpeando el vientre de las rocas.
Y los veranos inmensos
son parte de barajas
que perdieron espadas y bastos
en batallas y meriendas.
Ni las tormentas son las mismas
ni los segundos desde el rayo
hasta el trueno diabólico.
Ni siquiera ya me impresiona
el universo de noche
al dar la vuelta a la manzana.
Y todo porque nos volvemos ajenos
con nuevas lluvias y horizontes,
con la consciencia de lo efímero
y la dulzura del ensimismamiento.
De "Preparativos para un viaje" 1995
Desamor
Sobre el dolor de estar
y no ser querido
pongo el mantel y espero la cena.
Cada habitación tiene un sonido
a modo de selva
o de tormenta.
Pero es en el baño
donde los espejos no disimulan,
escupen.
Cada rincón tiene su nido
y allí las arañas
preparan sus telas;
pero es en el patio
donde me dedico a despiojar niños
y aplasto las liendres con las uñas
como si fuese una gran cacería
de dedos largos
y pelo sucio.
Sobre el dolor se quejan mis manos
y yo me olvido, no existo;
ni siquiera a golpes abro la boca.
De "Preparativos para un viaje" 1995
De "Los días gemelos" 1997
Carta de un náufrago
Con el consentimiento de la nieve
caminaré despacio.
Alguien habrá que espere junto al fuego
y yo, que estaré ciega por el frío,
haré paradas breves,
sacudiré el paraguas y empezaré de nuevo.
El único secreto es no sentirse
inmensamente lleno de verdades.
No aceptar nunca las invitaciones
que la neblina
sugiere al anidar con sus disfraces
de paisaje feliz, de grandes sueños.
Alguien habrá que diga, se ha perdido,
alguien saldrá a buscarme,
y llevará el calor de una botella
donde podré mandarte este mensaje.
De "Los días gemelos" 1997
Café descafeinado
para una mujer que tiembla
y está sola
en ese lugar de la nostalgia
y el deseo silenciados.
Para una mujer que escribe
en las hojas que se le marchitan
al amor cotidiano,
para una mujer que sueña
anhelos que nunca se cumplen.
Café descafeinado
para una vieja loca
que se inventa la vida de los muertos
leyendo lápidas.
Para una mujer que dice que se aburre
y se pone a llorar a cada rato
y grita por las noches
porque imagina
arañas de metal
en las paredes.
Café descafeinado
para que, al menos,
su corazón lata despacio
y pueda disfrutar del sol
por las mañanas.
*
Mi vida se hizo frágil
al saberse mortal.
Aquel ritmo frenético
de los instantes y de su efervescencia
comenzó a ser corrosivo
y me partió en dos.
Quedaba yo a un lado
y también quedaba yo al otro.
Una mitad de mí miraba absorta,
la otra trataba de aprender
a caminar con una sola pierna,
y se apoyaba en los muebles
y estaba triste
porque el corazón
se había quedado en la mitad inmóvil.
Mi vida se hizo frágil
y mi corazón dejó de latir,
pero cuando quisieron juntar
todo mi cuerpo,
y enterrar mis dos mitades
en una misma fosa,
esa parte de mí sin corazón ya estaba lejos,
había puesto un reloj
en el espacio fingido de la vida,
y no estaba dispuesta
a morirse sin más
cosida al desaliento
de la mitad suicida de mi cuerpo.
¿De dónde soy?
¿De dónde soy?
Soy de lo que leo,
estanterías viejas
de libros y selvas,
páginas de tierra ensangrentada
por los disparos que agujerean las paredes
y le cierran los ojos a la vida.
¿Dónde está mi geografía,
mi pedazo de mundo?
No siento la patria,
ninguna historia se escribe con mayúsculas,
sólo un susurro extraño
de ventilador y horas inmóviles,
tardes prostituidas,
negocios sudorosos
y las manos atadas a la espalda.
(de La voz de los relojes, Visor 2000)
Mi otro yo se refleja
en el escaparate
de una ciudad vacía.
Arrastra la realidad
en sus pisadas viejas
de cementerio recién regado.
Mi otro yo se dobla
con las esquinas,
y desaparece suspirando
sobre las lápidas.
El silencio se perfila
en los besos de unos labios invisibles,
y mi otro yo,
se detiene y me espera
al final de la calle,
detrás de otra memoria.
En el garaje
Mi sombra se derrama por el suelo
como una gran mancha de grasa de motor.
Deformado e inmóvil su cuerpo se dibuja;
ajena entre las luces
no sabe deshacer su oscura realidad,
su desnudez rojiza de llanto enmudecido.
Si mi sombra decido no moverse,
me quedaré con ella
leal a ese horizonte que anhelaba,
que quería alcanzar en su viaje
de cielo imaginado.
Mi sombra quiso ser el infinito,
renacer con el sol, ser luz de plata.
Hoy vive derramada por el suelo,
infeliz para siempre en su derrota,
convertida en la sangre de los coches
que envejecen conmigo.
Los días gemelos (1997), incluido en Pasar la página (Ediciones Olcades, Cuenca, 2000).
Cara de viento
He separado lo invisible
de la arena del aire
para no quedarme ciega.
Y cierro los ojos
y se amasan con mis párpados
el barro y la miel;
y en mi boca
fermentan los olores
con pétalos y sangre.
He separado la voz
de la saliva y los labios;
y sólo queda
remolino de polvo.
Y todo por volverme
cara de viento,
por no dejar de hacer
un surco,
un surco en el ciclo.
Preparativos para un viaje (1994), incluido en Pasar la página (Ediciones Olcades, Cuenca, 2000).
(de Curación, Visor 2010)
El miedo transparente
Debajo de las uñas
está el hombre del saco
viviendo en su guarida
de túneles y huesos.
Con el rastro de las camas
recién hechas
solía fabricar
esencias de bostezos
para niños insomnes
que quisieron crecer antes de tiempo.
Debajo de la lengua
habita la serpiente
del primer paraíso.
a veces juguetea
con los labios dormidos
de las bocas pequeñas
y finge una sonrisa,
y se olvida que ha sido
el origen del llanto.
Dentro del corazón
anidan los murciélagos
bebiéndose la sangre
de los días que pasan lentamente.
La verdad se disfraza
de fantasma sonámbulo
y recorre las puertas
pidiendo caramelos.
Debajo de la piel
tejieron una capa invisible
las arañas;
el miedo es transparente
y a veces lo confunden con el alma.
En la tienda del taxidermista
Entro de puntillas
en la tienda del taxidermista,
los animales me intuyen
desde sus pedestales,
varias cabezas de venado
adornan una gran chimenea
donde el fuego no quema,
son tiras de papel iluminadas
que quieren seducirnos
haciéndonos creer
que estamos en la casa
de un viejo cazador
que nos espera.
¡Qué extraña sensación!
¿A qué he venido?
He cruzado un gran bosque
de caminos estrechos
detrás de una palabra
que en el fondo me asusta.
He aparcado mis miedos
y me dejo llevar:
con la curiosidad de los felinos
rastreo con sigilo
el lugar que visito;
cuando avanzo hacia dentro
descubro con sorpresa
que el espacio es inmenso,
parece una gran nave
de rincones fingidos,
salones decorados
con el eco salvaje
de muchas cacerías.
Una selva cautiva
habita en la penumbra
de esta tienda escondida
en el margen dormido de las sombras.
Los pájaros
con las alas abiertas
colgados con un hilo,
las pieles de las cebras por el suelo,
y el gran oso polar
erguido como un hombre
que quiere abrazarme.
El arte del instante detenido,
después de vaciar
la esencia de la vida
que los hizo existir,
con una maquinaria
de órganos viscosos
que se sincronizaba.
Eran majestuosos
en cada movimiento,
eran la perfección salvaje de la tierra
condensada en el aire
de su respiración.
Ahora todo parece
un ocaso de polvo ensimismado,
un espejismo inmenso
de tela transparente
que afila sus cuchillas
y me roza la nuca.
Estoy en el lugar equivocado,
no quiero que mi mires,
no quiero que me saques las entrañas,
no quiero ser la pieza que te falta
en este cementerio de animales heridos,
en esta colección de seres desolados,
no quiero que rehagas la forma de mi cuerpo,
ni llenes de serrín el lugar de mi alma.
No me asusta que tengas
las manos de un gigante
ni que cierres con llave
las puertas de la tienda.
No me intimida ese gesto
de placer venenoso
que imagina mis ojos
guardados en un frasco,
mientras buscas cristales
de miradas ausentes
que puedan parecerse
a esa forma que tengo de mirarte.
Qué equivocado estás
cuando te acercas
y quieres convencerme
para que no me resista
en este forcejeo
donde sólo te preocupa
que mi piel no se dañe.
¿Cuántas horas me quedan
jugando al escondite
en esta tienda
de escenografías huecas?
(de Curación, Visor 2010)
Si estás viva
Si estás viva
tendrás que acostumbrarte
al desamor
con su desapacible exuberancia;
neutralizar
cualquier indicio
de su patógena presencia
para volverte inmune
sin perder la cordura.
Ser metódica,
tragar el desafecto
con ternura
y reírte en secreto
de tu propia tristeza.
Si logras superar
este fracaso,
te harás adicta
a lo que más te duele,
al entramado hostil
de las causas perdidas
que deambulan contigo
por esa geografía
de plenitud ingrávida
que te ayuda a volar
cuando los espejismos
se mezclan con las huellas
de los rinocerontes
que lloran enjaulados.
Silencia lo que intuyes,
drena su desnudez
para que cauterice,
y nunca olvides
que el tiempo enamorado
es una medicina
que se agota,
entonces no podrás
ocultar sus secuelas.
(de Curación, Visor 2010)
.
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