domingo, 21 de noviembre de 2010

2014.- RICARDO BELLVESER


Ricardo Bellveser (Valencia, noviembre de 1948), es un escritor, poeta, novelista, ensayista y reconocido crítico literario español que ejerce el periodismo en diferentes diarios y revistas españolas e hispanoamericanas.
Pasó su primera infancia en Adzaneta de Albaida (Valle de Albaida) pueblo que se ha covnertido en escenario de muchas de sus historias. Cursó estudios universitarios de Periodismo, Ciencias de la Información y Filología Hispánica, en Madrid y Valencia. Constante viajero, es permanentemente invitado a Congresos y encuentros de escritores o a dar charlas en Universidades de distintos partes del mundo. Durante más de 20 años se dedicó al periodismo, tanto a su ejercicio estricto, como corresponsal de Europa Press y de France Press, redactor-jefe del diario "Las Provincias" y director de distintas revistas, como a la docencia de la Crítica Literaria en Universidades de Valencia. De esta profesión mantiene sus colaboraciones de columnismo literario y la dirección de un programa cultural semanal de televisión “Encontres”, que se emite por Punt 2 de RTVV.
En la actualidad es
Director-gerente de la Institución Alfonso el Magnánimo (CECEL-CSIC).
Consejero electo al Consejo Valenciano de Cultura (CVC).
Académico Electo de la Academia Valenciana de la Lengua (AVL)
Académico Correspondiente electo de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos.
Es miembro del Consejo Rector del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) y asesor científico de la Fundación Max Aub de Segorbe.
Compagina estas dedicaciones con la asistencia a Congresos Internacionales (Moscú, Yasnaya Polyana, Beirut, Estambul, Tel Aviv, Zacatecas, México...) y publicación de libros.

Poesía
Sus primeros libros fueron de poesía, atraído por la estética de los novísimos, de ahí surgen "Cuerpo a Cuerpo” (1977) y “La estrategia” (1977), que la crítica recibió como una de las aportaciones más interesantes y originales a esta generación. Le siguieron “Manuales” (1980) y “Cautivo y desarmado”(1987). Estos libros fueron reunidos bajo el título de “La memoria simétrica” (1995) que cierra su primera etapa creativa. La segunda etapa poética se inicia con “Julia en Julio” (1999), “El agua del abedul” (2002), “Paradoja del éxito” (2003) (Traducido simultáneamente a cinco lenguas) y “Fragilidad de las heridas” (2004)


Ensayos y antologías
De entre sus Ensayos y antologías cabe destacar:
“Un siglo de poesía en Valencia” (1975)
“Un Purgatorio” (1984)
“Teatro en la encrucijada”(1987)
“El ‘Pare’ Mulet (1624-1675). Un enigma desvelado” (1989)
“La Ilusión. Homenaje a Gil-Albert”. (1992)
“Vita Nuova” (1993)
“En el abismo del milenio” (1993)
“Hecho de encargo”. Biblioteca Valenciana. Colección Literaria. Dos tomos. Valencia, 2002 y 2003, etc.
Hay que añadir ediciones de clásicos contemporáneos, (Selección, estudio introductorio y notas) como las de "A" de Max Aub (2003), las "Poesíes Completes de Joan Miquel Romà" (2004), "Antología poética de Vicente Gaos" (Clásicos Castalia, 2006) o las "Poesíes Completes" de Xavier Casp (Biblioteca Valenciana, 2007)

Narrativa
En narrativa destaca su novela
“El exilio secreto de Dionisio Llopis” (2002), traducida al portugués como “O secreto exílio” editada por Nova Vega, Lisboa, 2006.





Poemas

El lecho

... campos de pluma
G.

No puedo recostarme en este lecho
en el que fui engendrado hace tanto,
aquella cama de pies amurallados,
tapia por la que miraba de niño
el inquietante sueño de mis padres,
tibia presencia en sombras y suspiros.
Bajo las sábanas, ángulos, curvas,
enigmáticos bultos, volúmenes
de anatomías sueltas en la noche.
El tiempo tenaz todo lo ha cambiado:
el techo no es tan grande, ni tan alto,
ni tan misterioso, ni me acongoja.
La cama, sólo es un campo de plumas
que el tiempo con la muerte ha desolado.

(De Las cenizas del nido. Ed. Visor)







La habitación vacía

Qué vacío todo,
qué noche, la noche.
La habitación al vaciarse
ha cambiado de tamaño.
Parece más pequeña,
la ventana está más alta
y la puerta se ha desplazado.
El techo es más bajo,
la lámpara, huérfana,
duda entre encenderse
o estallar.
Este espacio hospedó
una larga agonía
y presenció la muerte,
tras un suspiro espeso
que vino de muy atrás,
se engendró en la caverna
de los labios de donde
brotó la noche.
El hombre no es la medida
de las cosas, es quien
nos da la medida.

(De Las cenizas del nido. Ed. Visor)






Habitación de hotel

Aquí donde me veis, perdido en esta triste
Habitración de hotel en Tula, tuve la fuerza
Y ña belleza del animal libre y joven
que amaba en sobresalto y dormía en paz,
desatento a que después vendrían estos tiempos
de sueño roto por los que ahora transito
abrumado, los brazos en cruz, las mejillas resecas,
los dedos como sarmientos del último día.
Lo pienso acostado boca arriba
sobre un lecho antiguo y sucio,
en un cuarto de hotel con vista
a los abedules del paseo.
Me miro las manos y descubro
este amanecer sin sol cuyo frío
en las sienes palpita como un timbal de hierro.
Reencontrada tristeza a la que me llega
el recuerdo del sabor de los labios de mujer,
el aroma de los cuerpos unidos en la refriega,
mi musculatura viva ejercitando el amor.
Todo se perdió en el olor de las alcobas
en las que soñaron las fértiles muchachas.
Regresa hasta mi boca la agridulce saliva
perdida allá en el fondo de un beso inacabable,
aquel regalo de un universo que a ratos
aún se hace sitio por mi frente.
Regresa para anunciar su adiós, su olvido.
Sigue ajeno el gran circo en el que todo sucede
y nada es previsible. La muerte, la vejez, es ese olor
que a veces notas en las palmas de tus manos,
una peste antigua y extraña que se arrastra
desde hace tantos siglos como existe el hombre
y prevalece por debajo de colonias y afeites,
de los inciensos con los que perfumas la casa.
El pestilente hedor cae sobre las cunas.
Debajo de todos los pensamientos
pasa la bestia deforme que nos aguarda
al cabo de la edad, sin disimulo.

(De El agua del abedul. Ed. Visor.)







los días aceptados

Ausentarse y morirse, todo es irse.
Popular

Dejé tantos amigos perdidos por los bosques,
cuerpos temerosos que corren las aceras
apurando el paso hacia un incendio en una estufa
donde arden los árboles a cambio de vida,
agua seca del día, ahora fría y desplomada.
Qué soledad produce su vacío, qué nostalgia.
La ausencia es el recuerdo de a cuántos hemos amado,
de quienes hemos amado largamente
en torno al fuego, el vozka, el agua y el mantel.
El recuerdo es la melancolía de sus caras.
Queda el músculo de los días aceptados juntos.
Concebir la vida no es sino concebir la muerte.
La ausencia.
O el olvido.

(De El agua del abedul. Ed. Visor)








Vita breve

La vida es breve,
más sin embargo es lo bastante larga
pues muchos de sus días se repiten
y solo son pequeños desperdicios,
de un tiempo contumaz e innecesario.
No todo ha sido, en fin, como creímos.
La vida es larga,
pero es corta, apenas un suspiro,
aún conservo en los labios el sabor
del fértil dulce de juventud vino,
cuando se están amargando sus gotas
y agrietan de los labios los contornos.
Es tan breve que apenas empezamos
y ya concluimos.
Tan larga que a veces nos fatigamos
como si esto fin nunca tuviera.
Tampoco podemos corregir nada:
vivimos en borrador imborrable,
la mancha del error nos acompaña.
Para lo corta que es la vida,
viene a resultar demasiado larga.
Para lo larga que es la vida
más bien parece que se queda corta.

(De Fragilidad de las heridas. Ed. Calambur.)







El dedo de la muerte

El dedo de la muerte marca el final,
la destrucción total de la belleza,
el dios de Miguel Angel al revés
ciñe en su puño una marchita rosa,
chorrean sus dedos frutas podridas,
y engendra la repugnante fealdad.
Se marchan de aquí los ventiún gramos.
Buscan diluirse en la inteligencia.
Nada quedará del mundo sin ella.
Iremos juntos porque no quisiera
veros morir entre memorias tristes.

(De Fragilidad de las heridas. Ed. Calambur)








Balcón sobre el Kremlin

A Juan Octavio Prenz

Muy pocas cosas me quitan el sueño
aunque me desvela el sueño eterno.
Me adormece la vida del charlatán
y me fatigan los pasos de la gloria.
Prefiero anotar los extravíos
en los que se ha convertido la vida:
perdemos cosas como preámbulo
de la pérdida final, la única,
la absoluta pérdida de lo total.
Perder con los años es un anticipo
pues vivir es perder y perder vivir.
Con cada pérdida algo ganamos
y cuanto más ganamos, más perdemos.
Una herida, una campana rota,
una renuncia, un anciano olvido,
son las partes del vencido alkazar
en el que intuimos la fragilidad
de lo que nació para ser eterno,
y por la inconstancia de los hombres,
perdido el sueño eterno, solo bosteza.








Banquete de las horas

El gran país se ofrece como la fruta
en el árbol, pendiente de las ramas,
múltiple, rica y por ello generosa;
la hermosa Rusia de ciudades de siglos,
de días que rompen como rompe la flor
desde el misterioso botón de su capullo.
Todo está ante nosotros, es el brindis
del día al nacer puro en la mañana.
Ya que fuimos dioses, gocemos, amigos,
del lujurioso banquete de las horas.
La vida es nuestra y nuestro cuanto ella habita.
No hay otra ocasión, lo se, lo digo grave
o la tomamos ahora o Carpe Diem.







Fragilidad

Desde la ventanilla de este tren
veo el brumoso paisaje del tiempo,
allá los sembrados y los caminos,
los pueblos y los recuerdos de ayer
que dejan límpidos un sabor dulce,
un gusto amable, miel, quizá enturbiada
por la parda amenaza de la vejez.
Pero es tan amplio el mundo, tan próximo,
que un anochecer, solo un despertar,
un amor entre las claras sábanas
del lecho; la tibiez de la memoria,
o apenas un trino puede explicarnos
la vida. Prodigiosa, más tan frágil.

(De Fragilidad de las heridas. IAM)







Algunos días

El alba rompe el celofán opaco
que teje sobre sí la madrugada,
con una explosión de luz desmedida,
y nos persuade que vale la pena
pese a todo, el esfuerzo de vivir.
Es tanto, dice, el gozo, la alegría,
es tan feliz la risa y el abrazo,
los encuentros, los recuerdos, el mar,
las canciones, las penas, los amigos
que he dejado allí en tantos países...
Y ella ahora en el lecho se despierta,
regresando del viaje del sueño...
Qué gozoso es vivir y qué derroche.





No hago el elogio

No hago el elogio del amor de alcoba
ese que hoy tantos cantores tiene,
premiados vates del dulzón bolero.
No soy como ese ejemplo poderoso
de fuerza, de fecundidad, de arrojo.
El mío es un amor acompasado,
agua fresca para los labios secos.
Es un amor pausado y generoso
que se mira a los ojos y se palpa
pendiente de vivir, no de la muerte;
un amor, amor, fe de descreídos,
amor de los siempre abandonados,
de los permanentemente ofendidos,
amor que siente el vértigo final
y de su amor hace su compañía.
Es ese amor total por los amigos,
en los que tanto pienso a todas horas.








No es la misma cosa

No es la misma cosa amor que cuerpo,
se hace el amor con un cuerpo en otro,
más no es esa la presencia que se ama.
Amor no es despertar por la mañana
y encontrar en el lecho un cuerpo amigo
que hallamos por la noche en un naufragio.
Ardo por un amor estremecido
de ternura en el aire en suspensión,
que también sea abrazo, tacto y beso.
Pero este es un amor mucho más frágil,
cadencia que se dilata sin sombra.
Amor que explica el mundo y lo comprende.
Amor y amistad hacen de la vida
un tránsito que al fin será habitable;
amor y amistad hacen de la muerte
un hecho de abandono inaceptable.









La peor de cuantas

La peor de cuantas heridas todas
es el odio y el engendro que crea
la muerte con su dedo de dios ebrio.
Ha sido el mal a conciencia sembrado,
se asoma a las cunas de los más niños
y les babea las sábanas de hiel,
de los ancianos borra los recuerdos,
discurre por os surcos de sus frentes,
pudre el pan, seca el agua, rompe el trigo.
La oscuridad fecunda en su simiente
la viscosa raíz que la contiene,
y germina en tinieblas de la ira:
fétida flor de repulsiva envidia.









Datos inexcusables

Transijo por que llueva tras las cortinas del tragaluz,
aunque me inquiete su espontaneidad.
Los poemas no modifican los caprichos meteorológicos.
Distante, me protejo las orejas con las solapas del batín,
y persigo las gotas del ortopédico rocío que empaña el cristal
con la aburrida esperanza de que cada una arrastre el mayor
número de las otras, dibujando arrugas en el espejo,
y hacer con estos materiales un poema pobre,
según las leyes sobre trayectorias, gravedad
y rozamiento, datos inexcusables para versificar hoy.
O enunciaré: llueve pues. Sistematiza la duda es iniciar
su desposesión. La incertidumbre es un valioso armazón
para salir ileso en estos tiempos de sordidez
en los que desear está perdiendo su utilidad.









Espejismo

Cuando se organizan los materiales de las sombras:
espejismo en al hojarasca: los pasos se escuchan
si sucesivos; a espaldas, quejido de ramas secas
que maldicen su última humillación: no perder la savia
sino quebrarse cuando ya ni se es leña:
de ahí su esperanza; arder con dignidad si el cazador
las amontona y aproxima las palmas de las manos,
llegada la noche, al calentar el café.
Pienso en la tragedia continuam






ARTE POETICA

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