lunes, 28 de noviembre de 2011

5234.- ERWIN DÍAZ


Erwin Díaz (Santiago, CHILE 1959)






Ha pasado tanto tiempo


Cuando todos los chicos de mi edad
Pensaban en un hogar en tener hijos
Yo no sabía en qué pensar
Distraído caminaba
Vueltas y vueltas al atardecer
Cantaba para acompañarme

Ha pasado tanto tiempo y tengo
La sensación de seguir en ese mismo vacío
Las luces se han apagado
Y aquí estoy
Cansado de la propia oscuridad







Afuera el invierno
Aquí
El ruido de la lluvia








Sin pegar pestaña pasan las horas
Una mujer teje a mi costado
Muecas diabólicas viajan por su cara
Las mañanas
Tranquilizan nuestras almas
Desconocida duerme después de lavar sus pies
Peinando llego a vivir la tristeza de su pelo

Lágrimas fosforescentes bañan este lado de la cama









Carolina:
Perfume de buganvilias
En alas de mariposa









Ahondar en los sentidos y en los latidos
Escuchar todo viento y toda brisa
Hacer de la búsqueda un acto eterno
Y de la escritura un oficio de los oficios
Participar de lo pequeño y lo grandioso
Con la misma dignidad












NIEVE EN EL FONDO

Comentario al libro de Erwin Díazerwin-nieve1.jpg

Nieve en el fondo
Erwin Díaz
Thelonious Surada Ediciones
2007
87 pp.

1. El año 1998 Erwin Díaz atiende uno de los cafés más curiosos de Santiago en pleno corazón de Bellavista. Es el Libro Café Mediterráneo, donde se ofrece obviamente: café, libros, jazz y buena conversación. Ahí llegará un año más tarde Roberto Bolaño. Allí se entrevistará junto a Erwin y la periodista María Teresa Cárdenas en una de las pocas conversaciones que sostiene con los periodistas y escritores chilenos. Bolaño y Erwin no se conocen personalmente, pero se han leído, aunque hasta entonces este último no ha publicado nada, Bolaño ha leído en España la antología que ha realizado sobre 16 poetas chilenos en 1987 y sabe que ha preparado una excelente y necesaria antología, Los dominios perdidos, sobre Jorge Teillier aparecida por FCE en 1992. En algún momento, durante 1996 éste le ha enviado desde Barcelona su libroFragmentos de una Universidad Desconocida, que en la dedicatoria dice muy escuetamente y con su pequeña caligrafía: “Para Erwin Díaz, con un fuerte abrazo. Roberto Bolaño. Blanes, noviembre, 96”. Recuerdan eso el día de la entrevista. Cuando se despiden Erwin le dice que piensa en preparar una reedición de esa antología de poetas chilenos, donde incluirá a los de los ’80., puede que no le haya dicho así, pero ambos coinciden en que, al decir de Bolaño, faltarían los que según él Lihn ya había calificado como los seis tigres de la poesía chilena del año 2000. Los seis tigres, acota Bolaño, serían Bertoni, Maquieira, Gonzalo Muñoz, Martínez, Rodrigo Lira y él. Cierto o no, en la reedición que Erwin realiza de su mítica antología el 2005 por Metales Pesados, aparecen todos ellos.

2. Al decir de Vila-Matas en su libro Bartleby y compañía, sin duda Erwin Díaz, al paso que iba, como poeta inédito estaba destinado a aumentar la lista de los escritores apócrifos que éste coleccionó. Sin embargo antes de terminar este año aparece su esperado libro de poesía Nieve en el fondo por la editorial Surada Ediciones. Entonces Erwin llevaba años atendiendo su local de jazz Thelonious, rodeado de libros, músicos y escritores, cuando la tormenta llegó de golpe. Liquidando la idea de escritor invisible, y ya con el libro entre las manos pienso que la imagen de la nieve no sólo remite a un paisaje japonés, sino que también a escenas del inhóspito Siberia, haciéndome volver a mi propio libro llamado de esa manera. Sin forzar comparaciones, de momento podría existir creo alguna relación entre ambos textos. Con lo que retomo, también de forma pasajera, la definición generacional que más me gusta y acomoda: la de textos escritos en un contexto y tiempo determinado, sin importar edades ni proyectos de un grupo definitivo. Escribir y publicar en estos días reconociendo circunstancias de escritura y formas de publicación en el mejor de los casos autogestionada.

3. Nieve en el fondo es un libro que recoge con marcado lirismo temas de simpleza peligrosa, si no fueran resueltos con la claridad y dureza que Erwin consigue envolverlos:
“Me va mal/ Estoy solo/ Y me duele”. Minimalismo, alientos de haiku, realismo descriptivo y fracturado por una voz que pareciera querer apagarse, sin embargo, consigue configurar por medio de esa particular enunciación –entre testimonial y opaca– versos contemplativos, encarnando un devenir tránsfuga o soterrado por el que se avanza figurativamente en un paisaje blanco donde, como en los textos, cuesta entrar sin salir dañados, encandilados, insisto perdidos y extraviados bajo la nieve: “Los versos de un poema/ En la mano/ Líneas de la vida”. Es el pulso de una vida que se reconoce en la escritura. Coger un lápiz para marcar sobre un papel, buscando señales de ruta.
Existe una dimensión clásica o canónica que Díaz ensaya con mucha habilidad, logrando escarceos rilkeanos, goetheanos, poundianos de un sujeto que trabaja no sólo con los materiales de la noche, sino que hace su oficio a partir de los residuos con y enla oscuridad, en este caso redentora de la música, la nostalgia de los amigos y los amantes, la distancia de los cuerpos, en los encuentros que las mismas noches (le) propician:

Venías al fondo de la oscuridad
Las hojas del otoño se cubrían
Y estos momentos nacerás de los extraviados
tumultos
De una sensación de voces abrazándose
(De “Paráfrasis del poema de Ezra Pound”)

También en:

Ahora en medio del silencio que se repite
Me viene un bello sueño leyendo a Fayad

Me entrego a la almohada sabiendo
Que la poesía sirve
Para reconciliarse con la mañana que viene
(De “Leyendo a Fayad Jamis”)

O en:

Y no me veo
Despertando de mi ebriedad
Con la culpa de tomar
Más de la cuenta
Y de ver mi cama sola
Nadando en la podredumbre
(De “Veo T.V.”)

4. Rescatable por sobre todo es el segundo apartado “Granizos”, donde se conjuga lo mejor de su estilo mínimo y oriental que, a mi modo de ver, abre el libro de manera definitiva, situándolo con una poesía renovada:

Escribir haiku
17 sílabas en un grano de arroz
Tarea de chino.

*

Río
Mi deseo
Es un río

*

Ramas iluminadas
Nieve en el fondo
De la tierra.

*

Hoyos negros
El único ojo
De Dios

*

La soledad no existe
Otro igual que yo
Ama la misma mujer

*

Creo en ti
Los demás creen
En Díos

*

Cambio de piel
Muto la coraza
Muestro las venas

*

5. Por último, un necesario escrutinio a la poesía chilena. Un listado del prontuario de las sicopatías, asesinatos y el canibalismo en estado puro que Erwin Díaz se anima a acusar en nuestra fundación literaria:

La poesía Chilena

Neruda mató a Romeo Murga
Pablo de Rokha mató a Pezoa Véliz
Vicente Huidobro mató a Omar Cáceres
Gabriela Mistral mató a Magallanes Moure
Nicanor Parra mató a Bernardino Guajardo
Gonzalo Rojas mató a Rojas Jiménez
Díaz Casanueva mató a Rosamel del Valle
Eduardo Anguita mató a Vicente Huidobro
Enrique Lihn mató a Carlos de Rokha
Jorge Teillier mató a Pedro Prado
Stella Díaz Varín mató a Gustavo Osorio
Armando Uribe mató a Teófilo Cid
Floridor Pérez mató a Violeta Parra
Óscar Hann mató a Óscar Castro
Claudio Bertoni mató a Rolando Cárdenas
Raúl Zurita mató a Juan Luis Martínez
Elvira Hernández mató a Enrique Lihn
Bruno Vidal mató a Rodrigo Lira

Beber la sangre
Comerse el corazón
La poesía
Amar y matar
Al mismo tiempo.

En definitiva, en el centro de la nieve, como en el poema de Bolaño, siempre estuvo la lepra. Y ya era tarde para no estar con las heridas expuestas, a la intemperie. Todo fue irremediable, pero como los poetas chinos, valió la pena tanta espera para ver la nieve caer.

Roberto Contreras.

Fotografía original: Alexis Díaz.



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