domingo, 6 de marzo de 2011

3269.- MIRIAM REYES


Miriam Reyes nació en Orense en 1974 aunque a los 8 años emigró a Caracas. Estudió Letras en la Universidad Central de Venezuela y Filología Hispánica en la Universitat de Barcelona.
Ha publicado Espejo negro (DVD, 2001) y Bella durmiente con el que quedó finalista del Premio Hiperión en 2004.
Su obra se puede encontrar también en diversas antologías recientes y ha sido traducida al italiano y al portugués.
Desde el año 2000 se dedica a combinar el trabajo de la palabra con diversos medio audiovisuales. Una muestra de su trabajo puede verse en www.miriamreyes.com




Desalojos

De todos los extranjeros fue el primero en llegar.
Tres mil kilómetros de océano hasta tu cama
guiado por el hilo de tu voz que repetía:
esta vez llegaste a tiempo.

No había nada en su vida más urgente que la tuya.

Frente al cristal dice que quiere guardar el periódico de hoy
como ya hizo con su padre.
El día que tú moriste murieron todas las flores
la bolsa subió se consiguieron importantes avances en seguridad marítima]
un coche entra a toda velocidad en una finca
y mata a cuatro personas que tomaban café en la terraza.

Si la vida es el cuerpo
(esa cápsula tan frágil)
tuviste fortuna
tu vida se extendió hasta los hijos de tus nietos.

No lo siento por ti lo siento
por nosotros:
alguien que nos amaba ha muerto







Qué lejos de la tierra tu cuerpo
carne en la madera madera en el mármol
mármol sobre mármol apilado hasta los cielos.
¿Sentirán los insectos la llamada de tu cuerpo
rebosando cavidades y poros
mojándote el vestido?
Qué será de ti de nosotros si no llegan a olerte
y no corren a tu carne y en tu cuerpo no hacen nido.
Rezo a las larvas que coman tus entrañas
para traerte de nuevo a la tierra.
Sueño tu cuerpo como hierba
acariciando mi cuerpo rendido en la espesura.







Te recuerdo palpitando mis varices
al calor de mis pies hinchados reventando los zapatos
cuando digo ayayayayay o suspiro.

Te abres espacio
a través de la carne en mi cuerpo
a través de músculos y tendones
entre hueso y hueso como depósitos de calcio.

Por dónde tendría que abrir mi cuerpo
para mostrarte al mundo.
Viajas por mi sangre
tan a la deriva como yo sigo sus caminos
buscando corrientes flujos magnéticos que me guíen
en la difusa frontera entre el que habita
y lo habitado.

Sólo puedo enseñar lo que las palabras me permiten. Apenas nada
apenas
un álbum de humedades reflejos y grietas.


[poemas del libro Desalojos,
editorial Hiperión]



Cuando el rey de la casa entraba
había que correr a la puerta
con zapatillas, cerveza y reverencia.

Por alguna razón
él suponía que debíamos estar felices
de verle volver cada noche
para escuchar sus juramentos
creer sus sueños, vivir de sus mentiras.









Me he vuelto demasiado sensata
comprensiva abnegada
perfecta hasta la náusea.
Te dejo que te pasees con tu aire de semental
al baño a la cocina a por un poco de agua.
Si me preguntas
te digo que sí para no entrar en detalles
para que duermas tranquilo y rindas en la oficina.
La mentira es a menudo más fácil y espontánea
como estar juntos.
Es cómodo mi cuerpo,
tiene esquinas redondeadas
y formas ergonómicas
(sin hablar de lo mucho que abriga
y lo poco que pesa).
No pide nada, no hace preguntas
prefiere no saber.
Acolchado de amor
hace tiempo que no siente la cabeza.







Si me lo pide me pongo en cuatro patas
en dos, en una
meneo la cola
doy vueltas
me hago la muerta
salto por una galleta
le lamo los pies.

Y es que me muero de gusto cuando me rasca panza arriba.

Soy la perra más perra
que jamás nadie haya abandonado.

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