jueves, 23 de diciembre de 2010

ANDRÉ BRETON [2.611]



ANDRÉ BRETON

Poeta francés nacido en Tinchebray, Orne, en 1896.
Estudió medicina y trabajó en hospitales psiquiátricos durante la Iª Guerra mundial, aplicando sus profundos conocimientos de la teoría freudiana. Desde muy joven trabó amistad con importantes figuras intelectuales de Francia convirtiéndose en el gran impulsor del surrealismo y el dadaísmo.
En 1921 publicó su primera obra surrealista, "Los campos magnéticos", en la que exploró las posibilidades de la hipnosis. Colaboró con Paul Éluard, Louis Aragon y Philippe Soupault en la fundación de la revista Littérature.
En 1922 rompió con el Dadaísmo, se dedicó al automatismo psíquico, publicó en 1924 y 1929 el 1° y 2° manifiestos surrealistas y militó en el partido comunista francés hasta 1935.
A raíz de la IIª Guerra mundial, se radicó en EE.UU. donde fundó en compañía de Marcel Duchamp, Marx Ernst, y David Hare, la revista "VVV". En 1941 publicó el Tercer manifiesto surrealista. Regresó a Paris en 1946, dedicándose hasta su muerte, en 1966, a mantener vivo el movimiento surrealista


A la mirada de las divinidades

«Un poco antes de medianoche cerca del desembarcadero.
«Si una mujer desmelenada te sigue no te preocupes.
«Es el azul. No tienes que temer nada del azul.
«Habrá un gran jarro claro en un árbol.
«El campanario del pueblo de los colores disipados
«Te servirá de punto de referencia. Tómate el tiempo,
«Recuérdalo. El oscuro geyser que lanza al cielo los brotes
de helecho
«Te saluda.»

La carta sellada de los tres ángulos de un pez
Pasaba ahora entre la luz de los suburbios
Como una enseña de domador.
Y al permanecer
La bella, la víctima, la que se llamaba
En el barrio la pequeña pirámide de reseda
Se descosía para ella sola una nube semejante
A un saquito de piedad.

Más tarde la blanca armadura
Que vacaba de los cuidados domésticos y demás
Tomando a sus anchas más fuerte que nunca
Al niño en la concha, el que debía ser...
Pero silencio.

Un brasero daba ya presa
En su seno a una encantadora novela de capa
Y espada.
En el puente, a la misma hora,
Así se entretenía el rocío con cabeza de gata.
Con la noche, se perderían las ilusiones.

He aquí a los blancos Padres que regresan de las vísperas
Con la inmensa llave por encima de ellos suspendida.
He aquí a los grises heraldos, por fin he aquí su carta
O su labio: mi corazón es un cuclillo para Dios.

Pero del tiempo que habla, no queda más que un muro
Golpeando en una tumba como un velo podrido.
La eternidad busca un reloj de pulsera
Un poco antes de medianoche cerca del desembarcadero.

Versión de Manuel Álvarez Ortega



Amor apergaminado

Cuando las ventanas, lo mismo que la mirada del chacal y el deseo, taladran la aurora, unas cabrias de seda me levantan sobre las pasarelas del suburbio. Llamo entonces a una muchacha que sueña en la casita dorada; se une a mí sobre el montón de musgo negro y me ofrece sus labios, que son piedras al fondo de un río presuroso. Velados presentimientos descienden los escalones de los edificios. Lo mejor es huir de los grandes cilindros cuando los cazadores cojean en las tierras destempladas. Si se toma un baño en el muaré de las calles, la infancia regresa a la patria, galga gris. El hombre busca su presa por los aires y los frutos se secan entre las rejas de papel rosa, a la sombra de los nombres desmesurados por el olvido. Las alegrías y las penas se esparcen por la ciudad. El oro y el eucalipto, de igual aroma, atacan los sueños. Entre los frenos y los edelweis sombríos reposan formas subterráneas semejantes a corchos de perfumistas.

De "Claro de tierra"
Versión de Manuel Álvarez Ortega



Cartero cheval

Nosotros los pájaros que encantas siempre desde lo alto de esos
belvederes
Y que cada noche no formamos más que una rama florecida de
tus hombros a los brazos de tu carretilla bienamada
Que nos desprendemos más vivos que centellas de tu muñeca
Somos los suspiros de la estatua de cristal que se incorpora
cuando el hombre duerme
Y brechas brillantes se abren en su lecho
Brechas por las que pueden percibirse ciervos de cuernos de
coral en un claro del bosque
Y mujeres desnudas en lo profundo de una mina
Recuerdas te levantabas entonces descendías del tren
Sin una mirada para la locomotora presa de inmensas raíces barométricas
Que se queja en la selva virgen con todas sus calderas doloridas
Sus chimeneas con humo de jacintos y movida por serpientes azules
Te precedíamos entonces nosotros las plantas sujetas a metamorfosis
Que cada noche hacíamos signos que el hombre puede sorprender
Mientras su casa se desploma y se sorprende ante los engranajes singulares
Que busca su lecho con el corredor y la escalera
La escalera se ramifica indefinidamente
Conduce a una puerta de haces de heno se abre de pronto sobre
una plaza pública
Hecha de dorsos de cisnes una ala abierta para el pasamano
Gira sobre sí misma como si fuera a morderse
Pero se contenta con abrir bajo nuestros pasos todos sus escalones
como gavetas
Gavetas de pan gavetas de vino gavetas de jabón gavetas de espejos
gavetas de escaleras
Gavetas de carne con empuñaduras de cabellos
A la hora precisa en que millares de patos de Vaucanson
se alisan las plumas
Sin volverte tomabas la llana con que se hacen los senos
Te sonreíamos nos enlazabas por el talle
Y tomábamos las actitudes según tu placer
Inmóviles para siempre bajo nuestros párpados tal como la mujer
gusta de ver al hombre
Después de haber hecho el amor.

De "Le revolver à cheveux blancs
Versión de César Moro



Dame joyas ahogadas

Dame joyas de ahogadas
Dos pesebres
Una cola de caballo y una manía de modista
Después perdóname
No tengo tiempo de respirar
Soy un destino
La construcción solar me ha retenido hasta ahora
Y ahora sólo tengo que dejarme morir
Pide el baremo
Al trote con el puño cerrado sobre mi cabeza que suena
Un fanal en donde se abre una mirada amarilla
También se abre el sentimiento
Pero las princesas se agarran al aire puro
Tengo necesidad de orgullo
Y de algunas gotas comunes
Para calentar la marmita de las flores enmohecidas
Al pie de la escalera
Divino pensamiento en el cristal estrellado del cielo azul
La expresión de las bañistas es la muerte del lobo
Tenme por amiga
La amiga de los hogueras y los hurones
Te mira en dos veces
Lee tus penas
Mi remo de palisandro hace cantar tus cabellos...



De "El aire del agua" 1934

Tus miembros van desplegando a tu alrededor unas sábanas verdes
Y el mundo exterior
Hecho de puntos
No funciona ya las praderas han desteñido los días los campanarios se reúnen
Y el Puzzle social
Entregó su última combinación
Todavía esta mañana esas sábanas fueron apartadas hicieron vela contigo de un lecho prismático
En el castillo revuelto del sauce de ojos de lama
Para el cual con la cabeza abajo
Partí en otro tiempo
Sábanas almendra de mi vida
Cuando te vas el cobre de Venus
Inerva la hoja resbaladiza y sin bordes
Tu gran ala líquida
Se agita entre el canto de las vidrieras

Versión de Manuel Álvarez Ortega



El águila sexual exulta una vez más...

El águila sexual exulta una vez más va a dorar la tierra
Su ala descendente
Su ala ascendente agita imperceptiblemente los mangos de
la menta picante
Y el adorable desnudarse del agua
Los días están contados tan claramente
Que el espejo ha hecho sitio a un entramado de frondas
No veo del cielo más que una estrella
Alrededor de nosotros sólo existe la leche describiendo su
elipse vertiginosa
De donde la blanda intuición de párpados de ágata ojerosa
Se levanta a veces para clavar la punta de su sombrilla en
el fango de la luz eléctrica
Entonces unas extensiones echan el ancla se despliegan por
el fondo de mi mirada cerrada
Icebergs que irradian los hábitos de los mundos venideros
Nacidos de una partícula de ti de una partícula desconocida
y helada que emprende el vuelo
Tu existencia es el ramo gigante que se escapa de mis brazos
Mal atado abre los muros despliega las escaleras de las casas
Se deshoja en los escaparates de las calles
Con las noticias me voy continuamente con las noticias
El diario es ahora de cristal y si las cartas no llegan ya
Es porque el tren ha sido comido
La gran incisión de la esmeralda que dio origen al follaje
Está cicatrizada para siempre los aserraderos de nieve
cegadora
Y las canteras de carne zumban solas con el primer destello
Invertido en este destello
Adquiero la huella de la vida y de la muerte
En el aire líquido

De "El aire del agua" 1934
Versión de Manuel Álvarez Ortega



El Marqués de Sade

El marqués de Sade ha vuelto a entrar en el volcán en erupción
De donde había salido
Con sus hermosas manos todavía ornadas de flecos
Sus ojos de doncella
Y ese permanente razonamiento de sálvese quien pueda
Tan exclusivamente suyo
Pero desde el salón fosforescente iluminado por lámparas de entrañas
Nunca ha cesado de lanzar las órdenes misteriosas
Que abren una brecha en la noche moral
Por esa brecha veo
Las grandes sombras crujientes la vieja corteza gastada
Que se desvanecen
Para permitirme amarte
Como el primer hombre amó a la primera mujer
Con toda libertad
Esa libertad
Por la cual el fuego mismo ha llegado a ser hombre
Por la cual el marqués de Sade desafió a los siglos con sus grandes árboles abstractos
Y acróbatas trágicos
Aferrados al hilo de la Virgen del deseo

De L'air de l'eau
Versión de Aldo Pellegrini



El penacho

Si solamente hiciera sol esta noche
Si en el fondo de la Ópera dos senos claros y resplandecientes
Compusieran para la palabra amor la más maravillosa capitular viviente
Si el pavimento de madera se abriera sobre la cima de las montañas
Si el armiño mirara con gesto suplicante
Al sacerdote de vendas rojas
Que regresa de la prisión contando los coches cerrados
Si el eco lujoso de los ríos que atormento
Sólo arrojara mi cuerpo en la hierba de París
Que no se hiela en el interior de las joyerías
Por lo menos la primavera ya no me causaría miedo
Si solamente fuera una raíz del árbol del cielo
Por fin el bien en la caña de azúcar del aire
Qué ves tú hermosa silenciosa
Bajo el arco de triunfo del Carrusel
Si el placer gobernara bajo el aspecto de una eterna transeúnte
Estando las Cámaras surcadas sólo por la mirada violeta de los paseos
Qué no daría yo porque un brazo del Sena Se deslizara bajo la Mañana
Que está de todas formas perdida
No me resigno no a las salas acariciantes
Donde suena el teléfono de las multas de la noche
Al partir he prendido fuego a una mecha de cabellos
que es la mecha de una bomba
Y la mecha de cabellos excava un túnel bajo París
Si solamente mi tren Penetrara Por ese túnel

Versión de Manuel Álvarez Ortega



En tu lugar desconfiaría del caballero de paja...

En tu lugar desconfiaría del caballero de paja
Esa especie de Roger que libera a Angélica
Leitmotiv aquí de las bocas del metropolitano
Dispuestas en hilera en tus cabellos
En una encantadora alucinación liliputiense
Pero el caballero de paja el caballero de paja
Te sienta en la grupa y os precipitáis por la elevada alameda
Cuyas primeras hojas perdidas ponen mantequilla en las rosas
rodajas de pan del aire
Adoro esas hojas al igual
Que todo ]0 supremamente independiente que hay en ti
Su pálida balanza
Para calcular violetas
Justamente l0 que se necesita para que se transparente en los más
tiernos pliegues de tu cuerpo
El mensaje indescifrable capital
De una botella que ha conservado mucho tiempo el mar
Y las adoro cuando se amontonan como un gallo blanco
Furioso en la escalinata del castillo de la violencia
En la luz desgarradora en la que ya no se trata de vivir
En el soto encantado
Donde el cazador apunta con un fusil de culata de faisán
Esas hojas que son la moneda de Danae
Cuando me es posible acercarme a ti hasta no verte más
Para abrazar en ti ese sitio amarillo devastado
El más resplandeciente de tu ojo
Donde los árboles vuelan
Donde los edificios comienzan a ser sacudidos por una alegría
de mala ley
Donde los juegos del circo continúan en la calle con lujo
desenfrenado
Sobrevivir
A gran distancia dos o tres siluetas se destacan
Sobre el apretado grupo flamea la bandera de parlamento.

De L'air de l'eau
Versión de Aldo Pellegrini



Girasol

A Pierre Reverdy

La viajera que atravesó les Halles a la caída del verano
Caminaba sobre la punta de los pies
La desesperación hacía girar en el cielo sus grandes yaros tan bellos
Y en el bolso de mano se hallaba mi sueño ese frasco de sales
Que únicamente aspiró la madrina de Dios
Los entorpecimientos se desplegaban como el vaho
En el Perro que fuma
Donde acababan de entrar el pro y el contra
La muchacha sólo podía ser vista por ellos mal y al sesgo
Tenía yo que vérmelas con la embajadora del salitre
O con la curva blanca sobre fondo negro que llamamos pensamiento
El baile de los inocentes estaba en su apogeo
Los farolillos se encendían lentamente entre los castaños
La dama sin sombra se arrodilló en el Pont au Change
Calle Gît-le-Coeur los timbres ya no eran los mismos
Las promesas de las noches por fin se cumplían
Las palomas mensajeras los besos de socorro
Se unían a los pechos de la bella desconocida
Lanzados bajo el crespón de las significaciones perfectas
Una granja prosperaba en medio de París
Y sus ventanas daban sobre la vía láctea
Pero nadie la habitaba aún a causa de los aparecidos
De los aparecidos que como se sabe son más devotos
que los desaparecidos
Algunos como esta mujer aparentan nadar
Y en el amor penetra un poco de su substancia
Ella los interioriza
Yo no soy el juguete de ninguna potencia sensorial
Y sin embargo el grillo que cantaba en los cabellos de ceniza
Una tarde cerca de la estatua de Etienne Marcel
Me hizo un guiño de entendimiento
André Breton me dijo pasa

Versión de Manuel Álvarez Ortega



Hotel de las centellas

La mariposa filosófica
Se posa en la estrella rosa
Y forma así una ventana del infierno
El hombre enmascarado está siempre de pie ante la mujer desnuda
Cuyos cabellos resbalan lo mismo que de mañana la luz de un farol
que han olvidado apagar
Los sabios muebles preparan la pieza que hace juegos de manos
Con sus rosetones
Sus rayos de sol circulares
Sus moliendas de vidrio
En cuyo interior azulea un cielo con precisión
En memoria del pecho inimitable
Ahora la nube de un jardín pasa por encima de la cabeza del hombre
que acaba de sentarse
Parte por la mitad a la mujer de busto mágico y ojos de Parma
Es la hora en que el oso boreal con gesto de gran inteligencia
Se estira y da cuenta de un día
Al otro lado la lluvia se encabrita sobre los bulevares de una gran ciudad
La lluvia entre la niebla con regueros de sol sobre las flores rojas
La lluvia y el diávolo de los viejos tiempos
Las piernas bajo la nube frutal rodean el invernadero
Sólo se percibe el pulso de una mano muy blanca representado
por dos minúsculas alas
El balancín de la ausencia oscila entre las cuatro paredes
Hendiendo las cabezas
De donde se escapan bandadas de reyes que en seguida se hacen la guerra
Hasta que el eclipse oriental
Turquesa en el fondo de las tazas
Descubre el lecho equilateral de sábanas color de esas flores llamadas
bola de nieve
Los veladores deliciosos las cortinas rasgadas
Al alcance de un librito con estas palabras estampadas
No hay mañana
Cuyo autor lleva un nombre extraño
En la oscura señalización terrestre

Versión de Manuel Álvarez Ortega



La casa de Yves

La casa de Yves Tanguy
Donde se entra sólo de noche

Con la lámpara-tempestad

Afuera el país transparente
Un adivino en su elemento

Con la lámpara-tempestad
Con el aserradero tan laborioso que ya no se lo ve

Y la tela estampada del cielo
-Vamos, lo sobrenatural al suelo

Con la lámpara-tempestad
Con el aserradero tan laborioso que ya no se lo ve
Con todas las estrellas del infierno

Hecha de lazos y jambajes
Color de cangrejo en el oleaje

Con la lámpara-tempestad
Con el aserradero tan laborioso que ya no se lo ve
Con todas las estrellas del infierno
Con los tranvías delirantes retenidos sólo por sus cables

El espacio encadenado, el tiempo disminuido
Ariana en su aposento-cofrecillo

Con la lámpara-tempestad
Con el aserradero tan laborioso que ya no se lo ve
Con todas las estrellas del infierno
Con los tranvías delirantes retenidos sólo por sus cables
Con las crines sin fin del argonauta

El servicio está a cargo de falenas
Que se cubren los ojos con telas

Con la lámpara-tempestad
Con el aserradero tan laborioso que ya no se lo ve
Con todas las estrellas del infierno
Con los tranvías delirantes retenidos sólo por sus cables
Con las crines sin fin del argonauta
Con el moblaje fulgurante del desierto

Allí Se mata allí se cura
Y sin tapujos se conspira

Con la lámpara-tempestad
Con el aserradero tan laborioso que ya no se lo ve
Con todas las estrellas del infierno
Con los tranvías delirantes retenidos sólo por sus cables
Con las crines sin fin del argonauta
Con el moblaje fulgurante del desierto
Con las señales que intercambian los amantes desde lejos

Ésa es la casa de Yves Tanguy.

De "Poèmes"
Versión de Aldo Pellegrini


La muerte rosa

Los pulpos alados guiarán por última vez la barca cuyas
velas están hechas de ese solo día hora a hora
Es la velada única tras la cual sentirás subir por tus cabellos
el sol blanco y negro
De los calabozos rezumará un licor más fuerte que la muerte
Cuando se la contempla desde lo alto de un precipicio
Los cometas se posarán suavemente en los bosques antes
de fulminarlos
Y todo pasará dentro del amor indivisible
Si el motivo de los ríos nunca desaparece
Antes de que sea completamente de noche observarás
La gran pausa de la plata
Sobre un pescador en flor aparecerán las manos
Que escribieron estos versos y que serán husos de plata también
Y también golondrinas de plata sobre el oficio de la lluvia
Verás el horizonte abrirse y de pronto habrá acabado el
beso del espacio
Pero el miedo ya no existirá más y los cristales del cielo y del mar
Volarán por el viento con más fuerza que nosotros
Qué haré yo con el temblor de tu voz
Sonríe danzarina alrededor del único lustro que no caerá
Trampa del tiempo
Subiré los corazones de los hombres
Para una suprema lapidación
Mi hambre dará vueltas como un diamante demasiado tallado
Trenzará los cabellos de su hijo el fuego
Silencio y vida
Pero los nombres de los amantes se olvidarán
Como la adónica gota de sangre
En la luz enloquecida
Mañana engañarás a tu propia juventud
A tu gran juventud luciérnaga
Los ecos solos harán moldes de todos los lugares que existieron
Y en la infinita vegetación transparente
Te pasearás con la celeridad
Que se pide a los animales de los bosques
Acaso te desgranes entre mis despojos
Sin verlos lo mismo que uno se arroja sobre un arma fluctuante
Pero yo perteneceré al vacío semejante a los Peldaños
De una escalera cuyo movimiento se llama muy penoso
Para ti los perfumes desde entonces los perfumes prohibidos
Lo angélico
Bajo el musgo esponjoso y bajo tus pasos que no existen
Mis sueños serán vanos y formales como el rumor de los
párpados del agua en la sombra
Me introduciré en los tuyos para sondear la profundidad
de tus lágrimas
Mis llamadas te dejarán dulcemente vacilante
Y en el tren hecho de tortugas de hielo
No tendrás que tirar de la señal de alarma
Llegarás sola a esta playa perdida
Donde una estrella descenderá sobre tus equipajes de arena

Versión de Manuel Álvarez Ortega



Los escritos vuelan

El satén de las páginas que se hojean en los libros modela
una mujer tan hermosa
Que cuando no se lee se contempla a esa mujer con tristeza
Sin atreverse a hablarle sin atreverse a decirle que es tan hermosa
Que lo que se va a saber no tiene precio
Esta mujer pasa imperceptiblemente entre un rumor de flores
A veces se vuelve en medio de las estaciones impresas
Para preguntar la hora o mejor aún simula contemplar unas
joyas bien de frente
Como no hacen las criaturas reales
Y el mundo se muere una ruptura se produce en los anillos de aire
Un desgarro en el lugar del corazón
Los diarios de la mañana traen cantantes cuya voz tiene el color de la
arena en las riberas tiernas y peligrosas
Y a veces los de la tarde dan paso a muchachas que conducen
animales encadenados
Pero lo más bello está en el intervalo de ciertas letras
Donde unas manos más blancas que el cuerno de las estrellas a mediodía
Saquean un nido de blancas golondrinas
Para que llueva siempre
Tan bajo tan bajo que las alas no puedan ya mezclarse
Unas manos por donde se sube hasta unos brazos tan leves
que el vapor de los prados en sus graciosas volutas por
encima de los estanques es su imperfecto espejo
Unos brazos que no se articulan más que con el peligro excepcional de un
cuerpo hecho para el amor
Cuyo vientre llama a los suspiros desprendidos de los matorrales
llenos de velos
Y que sólo tienen de terrestre la inmensa verdad helada de los trineos de
miradas sobre la extensión toda blanca
De lo que no volveré a ver más
A causa de una venda maravillosa
Que es la mía en el juego de la gallina ciega de las heridas

Versión de Manuel Álvarez Ortega



Luna de miel

¿En qué se basan las recíprocas inclinaciones? Hay unos celos más conmovedores que otros. Me paseo con gusto entre esa oscuridad que supone la rivalidad de una mujer y un libro. El dedo en la sien no es el cañón de un revólver. Creo que nos oíamos pensar, pero el maquinal «En nada», que es la más audaz de nuestras negativas, no lo pronunciamos en todo el viaje de bodas. No hay nada que mirar fijamente menos alto que los astros. En cualquier tren es peligroso asomarse a la ventanilla. Las estaciones estaban claramente repartidas sobre un golfo. El mar, que para la mirada humana no es nunca tan bello como el cielo, no nos abandonaba. En el fondo de nuestros ojos se perdían bonitos cálculos orientados hacia el porvenir, como los de los muros de las prisiones.

De "Los campos magnéticos"
Versión de Manuel Álvarez Ortega



Mundo en un beso...

Mundo en un beso
El músico con baquetas de avellano cosidas en las mangas
Apacigua a un enjambre de jóvenes monos-leones
Que descendieron con gran estrépito de la cornisa
Todo se vuelve opaco veo pasar la carroza de la noche
Arrastrada por los ajolotes de zapatos azules
Que penetra resplandeciente por la violencia que conduce a la tumba
Pavimentada de párpados con sus pestañas
La ley del talión utiliza un pueblo de estrellas
Y tú te matizas para mí de un negro rocío
Mientras los horribles bornes mentales
Se hienden en el sentido de la longitud
Dando paso a unos penachos
Que miran al lago próximo
Los barrotes del espectáculo están maravillosamente retorcidos
Un largo huso de aire atestigua sólo la huida del hombre
De madrugada entre la ilustre alfalfa
La hora
Sólo es lo que hacen sonar las piezas de oro de la bohemia
En las aspas de coriaria
Una amazona de pie sobre un caballo tordo anaranjado al galope
Desde lejos los brazos están siempre en extensi6n lateral
El rombo polvoriento del forro me recuerda
La tienda decorada de bisontes azules
Por los indios de la almohada
Afuera el aire se prueba los guantes de muérdago
Sobre un mostrador de agua pura
Mundo en un beso limpio
Para mí las escamas
Las escamas de la gran tortuga celeste con vientre de hidrófilo
Que se debate cada noche en el amor
Con la gran tortuga negra la gigantesca escolopendra de raíces

Versión de Manuel Álvarez Ortega



No ha lugar

Arte de los días arte de las noches
La balanza de las heridas que se llama Perdona
Balanza roja y sensible al peso de un vuelo de pájaro
Cuando las amazonas de cuello de nieve con las manos vacías
Empujan sus carros de vapor sobre los prados
Veo esa balanza sin cesar enloquecida
Veo el ibis de bellos modales
Que regresa del estanque atado en mi corazón
Las ruedas del sueño encantan a los espléndidos carriles
Que se elevan altísimos sobre las conchas de sus vestidos
Y el asombro salta de aquí para allá sobre el mar
Ve mi querida aurora no olvides nada de mi vida
Toma estas rosas que trepan en el pozo de los espejos
Toma los latidos de todas las pestañas
Toma hasta los hilos que sostienen los pasos de las marionetas
y de las gotas de agua
Arte de los días arte de las noches
Estoy en la ventana muy lejos de una ciudad llena de terror
Fuera unos hombres con sombrero de copa se persiguen a
intervalos regulares
Semejantes a las lluvias que amaba
Cuando hacía tan buen tiempo
«La ira de Dios» es el nombre de un cabaret al que entré ayer
Está escrito sobre la portada blanca con letras más pálidas
Pero las mujeres-marineros que se deslizan detrás de los cristales
Son demasiado hermosas para tener miedo
Aquí nunca el cuerpo siempre el asesinato sin pruebas
Nunca el cielo siempre el silencio
Nunca La libertad sino por la libertad

Versión de Manuel Álvarez Ortega



Nudo de espejos

Las bellas ventanas abiertas y cerradas
Suspendidas de los labios del día
Las bellas ventanas en camisa
Las bellas ventanas de cabellos de fuego en la noche negra
Las bellas ventanas de gritos de alarma y de besos
Encima de mí debajo de mí detrás de mí están menos que en mí
En donde sólo forman un único cristal azul como los trigos
Un diamante divisible en tantos diamantes como se necesitarían para
bañar a todos los bengalíes
Y las estaciones que no son cuatro sino quince o dieciséis
En mí entre las cuales está aquella en donde el metal florece
Aquella cuya sonrisa es tenue como un encaje
Aquella cuyo rocío al atardecer une las mujeres y las piedras
Las estaciones luminosas como el interior de una manzana de la que se
hubiera desprendido un trozo
O como un barrio excéntrico habitado por seres que están en combinación con el viento
O como el viento del espíritu que de noche hierra de pájaros sin límites a
los caballos con ollares de álgebra
O como la fórmula

Tintura de pasionaria {aa 50 cent. cúbicos
Tintura de majuelo {aa 50 cent. cúbicos

Tintura de muérdago 5 cent. cúbicos
Tintura de escila 3 cent. cúbicos

que combate el ruido del galope

Las estaciones rehacen malla a malla su red que resplandece con el agua
viva de mis ojos
Y en esa red todo lo que he visto es la espiral de una fabulosa caracola
Que me recuerda la ejecución en recinto cerrado del emperador
Maximiliano
Y todo lo que he amado es la rama más alta del árbol de coral que será fulminado
Es la estilográfica del reloj de sol a las doce en punto de la noche
Lo que conozco bien lo que conozco tan poco que préstame tus garras
viejo delirio
Para alzarme con mi corazón a lo largo de la catarata
Los aeronautas hablan de la eflorescencia del aire en invierno

Versión de Manuel Álvarez Ortega



Silueta de paja

A Max Ernst

Dame joyas de ahogadas
Dos pesebres
Una cola de caballo y una manía de modista
Después perdóname
No tengo tiempo de respirar
Soy un destino
La construcción solar me ha retenido hasta ahora
Y ahora sólo tengo que dejarme morir
Pide el baremo
Al trote con el puño cerrado sobre mi cabeza que suena
Un fanal en donde se abre una mirada amarilla
También se abre el sentimiento
Pero las princesas se agarran al aire puro
Tengo necesidad de orgullo
Y de algunas gotas comunes
Para calentar la marmita de las flores enmohecidas
Al pie de la escalera
Divino pensamiento en el cristal estrellado del cielo azul
La expresión de las bañistas es la muerte del lobo
Tenme por amiga
La amiga de los hogueras y los hurones
Te mira en dos veces
Lee tus penas
Mi remo de palisandro hace cantar tus cabellos
Un sonido palpable abandona la playa
Negra por la cólera de las sepias
Y roja junto a la banderola

Versión de Manuel Álvarez Ortega




Sueño que te veo superpuesta indefinidamente 
a ti misma...

Sueño que te veo superpuesta indefinidamente a ti misma
Estás sentada sobre el alto taburete de coral
Delante de tu espejo siempre en su cuarto creciente
Dos dedos sobre el ala de agua del peine
Y al mismo tiempo
Regresas de un viaje te quedas la última en la gruta
Resumante de relámpagos
No me reconoces
Estás tendida en el lecho te despiertas o te duermes
Te despiertas donde te dormistes o en cualquier otra parte
Estás desnuda todavía rebota la bala de saúco
Mil balas de saúco murmuran sobre ti
Tan ligeras que en cada instante tú las ignoras
Tu aliento tu sangre salvados de la loca juglaría del aire
Atraviesas la calle los coches que sobre ti se lanzan no son
más que sombras
Y la misma
Niña
Presa en un fuelle de lentejuelas
Saltas a la comba
Bastante tiempo para que aparezca en lo alto de la escalera invisible
La única mariposa verde que frecuenta las cimas de Asia
Acaricio todo lo que fue tuyo
En todo lo que debe serlo aún
Oigo silbar melodiosamente
Tus brazos innumerables
Serpiente única en todos los árboles
Tus brazos en cuyo centro gira el cristal de la rosa de los vientos
Mi fuente viva de Sivas

Versión de Manuel Álvarez Ortega



Todo el paraíso no está perdido

Los gallos de roca pasan dentro del cristal
Defienden el rocío a golpes de cresta
Entonces la divisa encantadora del relámpago
Desciende sobre la bandera de las ruinas
La arena no es más que un reloj fosforescente
Que da la medianoche
Por los brazos de una mujer olvidada
Sin refugio girando por el campo
Erguida en las aproximaciones y en los retrocesos celestes
Es aquí
Las sienes azules y duras de la quinta se bañan en la noche
que calca mis imágenes
Cabelleras cabelleras
El mal adquiere fuerzas muy cerca
Solamente se valdrá de nosotros

De "Claro de tierra" 1923
Versión de Manuel Álvarez Ortega




Un hombre y una mujer absolutamente blancos

En el fondo de la sombrilla veo a las maravillosas prostitutas
Con su vestido un poco ajado junto al farol color de los bosques
Se pasean con un gran pedazo de papel mural
Como no se puede contemplar sin que se oprima el corazón
los viejos pisos de una casa en demolición
O una concha de mármol blanco desprendida de una chimenea
O una red de esas cadenas que detrás de ellas se enredan
El gran instinto de la combustión se apodera de las calles
donde ellas permanecen
Como flores asadas
Los ojos levantando a lo lejos un viento de piedra en los espejos
Mientras se abisman inmóviles en el centro del torbellino
Nada iguala para mí el sentido de su pensamiento desaplicado
La frescura del arroyo en el que sus botines mojan la sombra de su pico
La realidad de esos puñados de heno cortado en donde desaparecen
Veo sus senos que ponen una punta de sol en la noche profunda
Donde el tiempo de inclinarse y erguirse es la única medida
exacta de la vida
Veo sus senos que son estrellas sobre olas
Sus senos en los que llora para siempre la invisible leche azul

Versión de Manuel Álvarez Ortega



Unión libre

Mi mujer de cabellera de llamas de leña
De pensamientos de relámpagos de calor
De talle de reloj de arena
Mi mujer de talle de nutria entre los dientes del tigre
Mi mujer de boca de escarapela y de ramo de estrellas
de última magnitud
De dientes de huellas de rata blanca sobre la tierra blanca
De lengua de ámbar y de cristal frotados
Mi mujer de lengua de hostia apuñalada
De lengua de muñeca que abre y cierra los ojos
De lengua de piedra increíble
Mi mujer de pestañas de palotes de escritura de niño
De cejas de borde de nido de golondrina
Mi mujer de sienes de pizarra de tejado de invernadero
y de vaho de cristales
Mi mujer de hombros de champán
Y de fuente con cabezas de delfines bajo el hielo
Mi mujer de muñecas de cerillas
Mi mujer de dedos de azar y de as de corazones
De dedos de heno cortado
Mi mujer de axilas de marta y de encinas
De noche de San Juan
De alheña y de nido de escalarias
De brazos de espuma de mar y de esclusa
Y de mezcla del trigo y del molino
Mi mujer de piernas de bobina
De movimientos de relojería y de desesperaci6n
Mi mujer de pantorrillas de médula de saúco
Mi mujer de pies de iniciales
De pies de manojos de llaves de pies de calafates que beben
Mi mujer de cuello de cebada imperlada
Mi mujer de garganta de Valle de oro
De cita en el lecho mismo del torrente
De senos de noche
Mi mujer de senos de pinera marina
Mi mujer de senos de crisol de rubíes
De senos de espectro de la rosa bajo el rocío
Mi mujer de vientre de apertura de abanico de los días
De vientre de zarpa gigante
Mi mujer de espalda de pájaro que huye vertical
De espalda de mercurio
De espalda de luz
De nuca de piedra rodada y de creta mojada
Y de caída de un vaso en el que se acaba de beber
Mi mujer de caderas de lancha
De caderas de lucerna y de plumas de flecha
Y de tallos de pluma de pavorreal blanco
De balanza insensible
Mi mujer de muslos de greda y de amianto
Mi mujer de muslos de lomo de cisne
Mi mujer de muslos de primavera
De sexo de gladiolo
Mi mujer de sexo de placer y de ornitorrinco
Mi mujer de sexo de alga y de bombones antiguos
Mi mujer de sexo de espejo
Mi mujer de ojos llenos de lágrimas
De ojos de panoplia violeta y de aguja inmantada
Mi mujer de ojos de llanura
Mi mujer de ojos de agua para beber en prisión
Mi mujer de ojos de leña siempre bajo el hacha
De ojos de nivel de agua de nivel de aire de tierra y de fuego

Versión de Manuel Álvarez Ortega



Violeta Nozières

Todas las cortinas del mundo corridas sobre tus ojos
En vano
Delante de su cristal hasta el agotamiento
Estirarán el arco maldito de la ascendencia y la descendencia
Tú no te pareces a nadie vivo ni muerto
Mitológica hasta la punta de las uñas
Tu prisión es la boya a la que se intentan agarrar en su sueño
Todos vuelven ella los abrasa
Como se remonta al origen de un perfume en la calle
Dividen a escondidas tu itinerario
La bella alumna del liceo Fénelon que amaestraba murciélagos en su pupitre
La nevadilla de la pizarra
Alcanza la morada familiar donde se abre
Una ventana moral en la noche
Los padres una vez más se santiguan por su hija
Han puesto el cubierto sobre la mesa de operaciones
El buen hombre es negro para mayor verosimilitud
Mecánico se dice de trenes presidenciales
En un país de miseria donde el jefe supremo del Estado
Cuando no viaja a pie por miedo a las bicicletas
Sólo tiene prisa en tirar de la señal de alarma para ir a retozar en camisa sobre el talud
La excelente mujer ha leído a Corneille en el libro escolar de su hija
Mujer francesa lo ha comprendido
Lo mismo que su apartamento comprende un singular cuarto de desahogo
Donde brilla misteriosamente una prenda íntima
No es de las que se guardan riéndose veinte francos en la media
El billete de mil cosido en el dobladillo de su falda
Le asegura una rigidez precadavérica
Los vecinos están contentos
En todas las partes de la tierra
Contentos de ser vecinos

La historia dirá
Que el señor Nozières era un hombre previsor
No sólo porque había ahorrado ciento sesenta y cinco mil francos
Sino porque había elegido para su hija un nombre en cuya primera parte
se puede discernir psicoanalíticamente su programa
La biblioteca de cabecera quiero decir la mesilla de noche
No tiene después de eso más que un valor de ilustraci6n

Mi padre olvida algunas veces que soy su hija
El perdido
A la vez teme y sueña traicionarse
Palabras encubiertas como una agonía sobre el musgo
El que dice haberlas oído de tu boca desafía a todo lo que vale la pena
ser desafiado
Esta especie de ánimo es ahora lo único
Que nos compensa de un montón de rastrojo cerca de un
cenador de capuchinas
Que ya no existe
Cenador bello como un cráter

Pero qué auxilio
Otro hombre a quien tú dabas parte de tu angustia
En un lecho un hombre que te había pedido el favor
El don siempre incomparable de la juventud
Recibió tu confidencia entre tus caricias
Era necesario que fuera desconocido ese pasajero
Hacia ti sólo supo hacer volar una bofetada en medio de la blanca noche

Lo que abandonabas
Sólo podías perderlo en brazos del azar
Que hace tan fluctuantes los fines de siesta de París en torno a la mujeres
de ojos de cristal enloquecido
Entregadas al gran deseo anónimo
Al cual forma maravillosamente únicamente
Silenciosamente eco
Para nosotros el nombre que tu padre te dio y te arrebató

Resbalamos allí donde se posó tu alto tacón de azúcar

Es igual que tengan o no la apariencia de no estar conformes
Ante tu sexo alado como una flor de las Catacumbas
Viejos estudiantes periodistas podridos falsos revolucionarios curas jueces
Abogados vacilantes
Saben muy bien que toda jerarquía termina ahí

Sin embargo un muchacho te esperaba enigmáticamente en
una terraza de café
Ese muchacho que en el Barrio Latino vendía al parecer
entretanto La Acción francesa
Deja de ser mi enemigo puesto que tú le amabas
Hubiérais podido vivir juntos aunque sea tan difícil vivir con su amor
Te escribió al partir Malvada querida
Al menos es bonito
Hasta para el mejor informado el dinero infantil no es más que
la espuma de la ola

Mucho tiempo después de la caballería y de la caballería de los perros
Violeta
El encuentro no será poéticamente más que una mujer sola entre la
inhallable espesura del Champs-de-Mars
Sentada con las piernas en X sobre una silla amarilla

Versión de Manuel Álvarez Ortega



PRIMERO LA VIDA

A Philippe Soupault

Primero la vida a esos prismas sin espesor así los colores sean más puros
Primero a esta hora siempre gris a esos terribles automóviles de frías llamas
A estas piedras reblandecidas
Primero este corazón trabado
A esta ciénaga de murmullos
Y a este blanco tejido cantando a la vez en el aire y en la tierra
A esta bendición nupcial que une mi frente a la de la vanidad total
Primero la vida

Primero la vida con sus sábanas conjuratorias
Sus cicatrices de evasión
Primero la vida primero esta roseta sobre mi tumba
La vida de la presencia nada más que la presencia
Donde una voz dice ¿Estás ahí? y otra responde ¿Estás ahí?
Ay casi no estoy
Y aun cuando favoreciéramos a aquéllos que damos muerte
Primero la vida

Primero la vida primero la vida Infancia venerable
La cinta que sale de un faquir
Se parece a la barrera del mundo
Pese a que el sol sea un deshecho
Por muy poco que el cuerpo de una mujer se le parezca
Sueñas contemplando detenidamente la trayectoria
O sólo cerrando los ojos sobre la tormenta adorable llamada tu mano
Primero la vida

Primero la vida con sus salas de espera
Cuando uno sabe que nunca será admitido
Primero la vida a estas fuentes termales
Donde el servicio está hecho por collares
Primero la vida desfavorable y larga
Cuando aquí los libros se volvieran a cerrar sobre anaqueles menos suaves
Y cuando allí se estuviera más a gusto que nunca se estuviera libre
Primero la vida

Primero la vida como fondo de desdén
A este rostro suficientemente bello
Como el antídoto de esta perfección que ella pide y teme
La vida ese embuste de Dios
La vida tal un pasaporte virgen
Una pequeña ciudad tal Pont-á-Mousson
Y como todo ya se dijo
Primero la vida




UNA Y MIL VECES

A Francis Picabia

Al amparo de las pisadas que en la tarde alcanzan una torre frecuentada por 
signos misteriosos en número de once
La nieve que tomo con la mano y que se funde
Esta nieve que adoro sueña y soy uno de esos sueños
Yo que sólo concedo al día y a la noche la estricta juventud necesaria
Son dos jardines en los cuales se asean mis manos que no tienen nada que 
hacer
Y mientras los once signos descansan
Tomo parte en el amor que es un mecanismo de cobre y de plata en los setos
Soy uno de los más delicados engranajes del amor terrestre
Y el amor terrestre oculta los otros amores
A la manera de los signos que ocultan mi espíritu
Una cuchillada perdida silba al oído del paseante
Deshago el cielo como un lecho maravilloso
Pende mi brazo del cielo con un rosario de estrellas
Que día a día desciende
Y cuya primera cuenta va a desaparecer en el mar
En lugar de mis colores vivientes
Pronto no habrá más que la nieve sobre el mar
Los signos aparecen en la puerta
Son de once colores diferentes y sus dimensiones respectivas os harían morir
de piedad
Uno de ellos tiene por obligación bajar y cruzarse de brazos para entrar en la 
torre
Oigo al otro arder en una región floreciente
Y aquel a caballo en la industria en la escasa industria montañosa
Parecida al onagro que se alimenta de truchas
Los cabellos los largos cabellos manchados
Definen el signo que porta el escudo dos veces ojival
Desconfiad de la idea que hacen rodar los torrentes
Mi construcción mi bella construcción página a página
Casa hecha necesariamente de vidrios a cielo abierto a suelo totalmente 
abierto
Es una falla en la roca suspendida por unos anillos en la varilla del mundo
Es una cortina metálica que se tira sobre inscripciones divinas
Que vosotros no sabéis descifrar
Los signos no han tocado a nadie más que a mí
Irrumpo en el desorden infinito de las súplicas
Vivo muero de un extremo a otro de esta línea
Línea extrañamente medida que une mi corazón al antepecho de vuestra 
ventana
Me comunico a través de ella con todos los prisioneros del mundo




LAS ACTITUDES ESPECTRALES

No otorgo ninguna importancia a la vida
No sujeto con un alfiler el más mínimo anuncio vital que se da importancia
No ofrezco ninguna importancia a la vida
Pero los ramajes de sal los blancos ramajes
Todas las burbujas de sombra
Y las anémonas de mar
Descienden y respiran en el interior de mi pensamiento
Nacen de los llantos que no derramo
Pasos que no doy pasos que son dos veces pasos
Y cuya arena recuerda la marea ascendente
Los barrotes están en el interior de la jaula
Y las aves proceden de muy alto a cantar ante estos barrotes
Un pasaje subterráneo une todos los perfumes
Un día se internó una mujer
esta mujer se hizo tan radiante que me fue imposible verla
Con estos ojos que me vieron arder a mí mismo
Tenía ya la edad que tengo ahora
Y vigilaba sobre mi pensamiento como un guardián nocturno en una fábrica 
inmensa
Único guardián
La glorieta encantaba siempre los mismos tranvías
Las imágenes de yeso no habían perdido nada de su expresión
Mordían el higo de la sonrisa
Conozco un tapiz en una ciudad desaparecida
Si se me ocurriera mostrarme ante vosotros envuelto en ese tapiz
Creeríais en la proximidad de vuestro fin
Como en el mío
Al fin las fontanas comprenderían que no es preciso decir Fontana
Se atrae a los lobos con los espejos de nieve
Poseo una barca desatada de todo clima
Soy arrastrado por un banco de hielo con dientes de llama
Corto y atravieso la madera de este árbol que siempre será verde
Un músico se pierde en las cuerdas de su instrumento
El Pabellón Negro del tiempo de ninguna fábula infantil
Aborda un bajel que ahora es solo el fanatsma del suyo
Hay tal vez una guardia en esta espada
Pero en esa guardia ya existe un duelo
En el curso del cual dos adversarios se desarman
El muerto es el menos ofendido
El porvenir es jamás

Las cortinas que nunca fueron alzadas
Flotan en las ventanas de futuras mansiones
Los lechos formados de todos los lirios
Se deslizan bajo las lámparas de rocío
Alguna tarde llegará
Las pepitas de luz permanecen inmóviles bajo el musgo azul
Las manos que hacen y deshacen los nudos del amor y del aire
Guardan toda su transparencia para los que ven
Ven las palmas en las manos
Las coronas en los ojos
Pero el brasero de coronas y de palmas
Se ilumina no hace más que iluminarse en lo más profundo de la floresta
Allí donde los ciervos inclinando la cabeza contemplan los años
Aún no se escucha sino un débil latido
De donde proceden mil ruidos más leves o más sordos
Y ese latido se perpetúa
Existen vestidos que palpitan
Y su palpitar existe al unísono de ese latido
Pero cuando quiero ver el rostro de aquéllas que los llevan
Una densa niebla se alza de la tierra
Al pie de los campanarios detrás de los más elegantes depósitos de vida y de 
riqueza
En las gargantas que oscurecen entre dos montañas
Sobre el mar a la hora en que el sol comienza a extinguirse
Los seres que me hacen señales están separados por las estrellas
Y sin embargo el coche que pasa a toda velocidad
Lleva incluso mi última indecisión
Quién me espera allá en la ciudad donde las estatuas de bronce y de piedras 
han cambiado de lugar con las estatuas de cera
Banianos banianos



EL VERBO SER

Conozco la desesperación a grandes rasgos. La desesperación no tiene alas, no se halla necesariamente en una mesa servida en una terraza, en el atardecer, al borde del mar. Es la desesperación y no el regreso de una cantidad de hechos sin importancia como las semillas al caer la noche dejan un surco por otro. No es el musgo sobre una roca o el vaso para beber. Es un barco acribillado por la nieve si queréis, como los pájaros que caen y su sangre no tiene el más mínimo espesor. Conozco la desesperación a grandes rasgos. Una forma muy pequeña delimitada por joyas capilares. Es la desesperación. Un collar de perlas para el cual uno no sabría encontrar un broche y cuya existencia ni se sostiene en un hilo, tal la desesperación. Del resto no hablemos. No hemos terminado de desesperarnos si comenzáramos. Yo, me desespero por la pantalla a las cuatro, me desespero por el abanico a medianoche, me desespero por el cigarrillo de los condenados. Conozco la desesperación a grandes rasgos. La desesperación no tiene corazón, la mano queda siempre en la desesperación sin fuerza, en la desesperación cuyos hielos no nos dicen jamás si murió. Vivo de esta desesperación que me encanta. Amo esta mosca azul que vuela en el cielo a la hora que musitan las estrellas. A grandes rasgos conozco la desesperación, de vastos asombros menudos, la desesperación de la altivez, la desesperación de la cólera. Me levanto cada día como todo el mundo y descanso los brazos sobre un papel floreado, no me acuerdo de nada y siempre es con desesperación como descubro los hermosos árboles desarraigados de la noche. El aire de la habitación es bello como palillos de tambor. Hace un tiempo increíble. Conozco la desesperación a grandes rasgos. Es como el viento de la cortina que me asiste. ¡Se conoce semejante desesperación! ¡Fuego! Oh van a venir de nuevo... ¡Socorro! Helos aquí cayendo por la escalera... Y los anuncios del periódico y los avisos luminosos a lo largo del canal. ¡Montón de arena, vete, especie de montón de arena! En sus grandes rasgos la desesperación no tiene importancia. Es un hacinamiento de árboles que una vez más van a hacer una foresta, es un hacinamiento de estrellas que una vez más van a hacer un día de menos, es un hacinamiento de días que una vez más va a hacer mi vida.



ÚLTIMA RECOGIDA

La carta que espero viaja de incógnito en un sobre
La estampilla la cubre y allende
Esa estampilla está sellada por el zodiaco
Se hace mucho esfuerzo para descifrar mi nombre en su festonado
Cuando me alcance el sol se habrá vuelto frío
Habrá escombros en la Place Blanche
Entre los cuales se distinguirá mi decisión
Semejante a una rueda de ardillas
La abriré con un golpe seco de remo
Y me dispondré a leer
Lo que no dejará de provocar una aglomeración de gente
Pero no me detendré
Las palabras jamás oídas desaparecerán
Serán una llamarada y lucirán en una jaula de amianto
Suspendida en el árbol de las adivinanzas
La carta que espero tendrá el color de veleros extintos
Pero las noticias que me traerá sus formas de rocío
Reencontraré en esas formas todo lo que he perdido
Esas luces que mecen las cosas irreales
Esos animales de metamorfosis que me han vuelto razonable
Esas piedras que pensé lanzadas para perderme a mí mismo
Cuán mínimas son las dimensiones de la carta que espero
Con tal que no se pierda en las partículas de veneno




VIOLETTE NOZIÈRES

Todas las cortinas del mundo cerradas sobre tus ojos
Por más que intenten hasta el cansancio
Ante su espejo que detiene el aliento
Tender el arco maldito de la ascendencia y de la descendencia
Ya no te pareces a nadie vivo o muerto
Mitológica hasta la punta de las uñas
Tu prisión es la boya que ellos procuran alcanzar en su sueño
Todos vuelven allí ella los consume

Como se alcanza la fuente de un perfume en la calle
Devanan a escondidas tu itinerario
La bella colegiala del liceo Fénelon que criaba murciélagos en su pupitre
El narciso de las nieves del pizarrón negro
Regresa a la casa familiar donde se abre
Una ventana moral en la noche
Los padres una vez más se sacrifican por su hija
Se han puesto los cubiertos en la mesa de operaciones
El buen hombre para ser más real se ha puesto de negro
Mecánico según dicen de trenes presidenciales
En un país de averías donde el jefe Supremo del Estado
Cuando no viaje a pie por temor a las bicicletas
No tiene nada más urgente que tirar la señal de alarma para ir a divertirse en
.mangas de camisa ante el talud
La excelente mujer ha leído a Corneille en un libro de clase de su hija
Es francesa y lo ha comprendido
Como su apartamento comprende una singular trastienda
Donde misteriosamente brilla una ropa interior
Ella no es de las que esconden riéndose veinte francos en sus medias
El billete de mil cosido en el dobladillo de su falda
Le asegura una rigidez pre-cadavérica
Los vecinos están contentos
Por toda la tierra
Contentos de ser los vecinos

La historia dirá
Que el señor Noziéres era un hombre previsor
No sólo porque había ahorrado ciento sesenta y cinco mil francos
Sino sobre todo porque había escogido para su hija un nombre en cuya
primera parte se podía inferir psicoanalíticamente su programa
La biblioteca de cabecera quiero decir la mesa de noche
Fuera de eso ya no tiene entonces sino un valor ilustrativo
Mi padre olvida a veces que soy su hija
El turbado
Lo que de una vez teme y sueña en traicionarse
Palabras cubiertas como una agonía sobre el musgo
El que dijo haberlas oído de tus labios desafía todo lo que vale la pena de ser
desafiado
Esa especie de coraje es ahora el único
Solo él nos resarce de esta embestida hacia una glorieta de capuchinas
Que ya no existe
Hermosa glorieta semejante a un cráter

Pero qué socorro
Otro hombre a quien hiciste partícipe de tu desamparo
En un lecho un hombre que te había exigido el placer
El don siempre incomparable de la juventud
Recibió tu confidencia entre tus caricias
Cuán oscuro debió ser ese transeúnte
Que solo supo lanzarte una bofetada en la noche blanca

Lo que huías
No podías perderlo sino en los brazos del azar
Que torna tan flotantes los fines de los atardeceres en París que rodean a las
mujeres de miradas de cristal enloquecido
Entregadas al gran deseo anónimo
Al cual hace maravillosa única
Silenciosamente eco
Para nosotros el nombre que tu padre te ha dado y arrebatado
Nos deslizamos donde se posó tu alto tacón de azúcar

Es igual que crean o aparenten no admitirlo
Ante tu sexo alado como una flor de las Catacumbas
Estudiantes viejos periodistas podridos falsos revolucionarios sacerdotes
jueces Abogados vacilantes
Bien saben que allí concluye toda jerarquía

Sin embargo un joven te esperaba enigmático en la terraza de un café
Ese joven que en el Quartier Latin vendía al parecer en sus ratos libres
L'Action Francaise
Deja de ser mi enemigo porque tú lo amabas
Podríais haber vivido juntos aunque sea tan difícil vivir con su amor
El te escribía al partir Infame querida
Es hermoso aún
Hasta que exista información más amplia el dinero infantil no es sino la espuma
de la ola
Mucho tiempo después las instituciones de caballería y la caballería de los
perros
Violette
La casualidad solo será poéticamente una mujer sola en los bosquecillos
inencontrables del Campo de Marte
Sentada con las piernas en X sobre una silla amarilla




ME DICEN QUE ALLÁ LAS PLAYAS SON NEGRAS...

Me dicen que allá las playas son negras
De lava encaminada a la mar
Y se extienden al pie de un inmenso pico humeante de nieve
Bajo un segundo sol de canarios salvajes
Cuál es pues ese lejano país
Que parece extraer todo su esplendor de tu vida
Tiembla muy vivo en la punta de tus pestañas
Suave a tu tez como un paño inmaterial
Recién salido del arca entreabierta de las eras
Detrás de ti
Lanzando sus últimos fuegos sombríos entre tus piernas
El suelo del paraíso perdido
Vidrio de tinieblas espejo de amor
Y más abajo hacia tus brazos que se abren
Es prueba por la primavera
DESPUES
La inexistencia del mal
Todo el manzano en flor de la mar



ULI

Por cierto que eres un gran dios
Te he visto con mis propios ojos como nadie
Aún estás cubierto de lodo y sangre acabas de engendrar
Eres un viejo aldeano que nada sabe
Para reponerte comiste hasta más no poder
Estás plagado de manchas humanas
Se ve que te has forrado hasta las orejas
Ya no escuchas
Nos guiñas el ojo desde un fondo de caracola
Tu creación te dice arriba las manos y aún así amenazas
Tú das miedo tú maravillas



Plutôt la vie

Plutôt la vie que ces prismes sans épaisseur même si les couleurs son plus pures
Plutôt que cette heure toujours couverte que ces terribles voitures de flammes froides
Que ces pierres blettes
Plutôt ce coeur à cran d'arrêt
Que cette mare aux murmures
Et que cette étoffe blanche qui chante à la fois dans l'air et dans la terre
Que cette bénédiction nuptiale qui joint mon front à celui de la vanité totale
Plutôt la vie

Plutôt la vie avec ses draps conjuratoires
Ses cicatrices d'évasions
Plutôt la vie plutôt cette rosace sur ma tombe
La vie de la présence rien que de la présence
Où une voix dit Es-tu là où une autre répond Es-tu là
Je n'y suis guère hélas
Et pourtant quand nous ferions le jeu de ce que nous faisons mourir
Plutôt la vie

Plutôt la vie plutôt la vie Enfance vénérable
Le ruban qui part d'un fakir
Ressemble à la glissière du monde
Le soleil a beau n'être qu'une épave
Pour peu que le corps de la femme lui ressemble
Tu songes en contemplant la trajectoire tout du long
Ou seulement en fermant les yeux sur l'orage adorable qui a nom ta main
Plutôt la vie

Plutôt la vie avec ses salons d'attente
Lorsqu'on sait qu'on ne sera jamais introduit
Plutôt la vie que ces établissements thermaux
Où le service est fait par des colliers
Plutôt la vie défavorable et longue
Quand les livres se refermeraient ici sur des rayons moins doux
Et quand là-bas il ferait mieux que meilleur il ferait libre oui
Plutôt la vie

Plutôt la vie comme fond de dédain
A cette tête suffisamment belle
Comme l'antidote de cette perfection qu'elle appelle et qu'elle craint
La vie le fard de Dieu
La vie comme un passeport vierge
Une petite ville comme Pont-à-Mousson
Et comme tout s'est déjà dit
Plutôt la vie




Mejor la vida

Mejor la vida que esos prismas sin espesor incluso si los colores son más puros
Mejor que esa hora siempre cubierta que esos terribles coches de llamas frías
Que esas piedras demasiado maduras
Mejor este corazón de navaja sevillana
Que ese charco de murmullos
Y que esa tela blanca que canta al mismo tiempo en el aire y la tierra
Que esa bendición nupcial que reúne mi frente con la frente de la vanidad total
Mejor la vida

Mejor la vida con sus sábanas conjuratorias
Sus cicatrices de evasiones
Mejor la vida mejor este vitral sobre mi tumba
La vida de la presencia sólo de la presencia
En la que una voz dice ¿Estás allí? Y en la que otra responde ¿Estás allí?
Por desgracia no estoy allí
Y sin embargo aún cuando le hiciésemos el juego a lo que hacemos morir
Mejor la vida

Mejor la vida mejor la vida Infancia venerable
La cinta que sale de un faquir
Se asemeja al borde metálico del mundo
Por más que el sol no sea sino una ruina
Por poco que el cuerpo de la mujer se le parezca
Sueñas contemplando a lo largo la trayectoria
O simplemente cerrando los ojos ante la adorable tormenta que se llama tu mano
Mejor la vida

Mejor la vida con sus salas de espera
Cuando sabemos que nunca se nos hará entrar
Mejor la vida que esos establecimientos termales
Cuyo servicio es asegurado por collares
Mejor la vida desfavorable y larga
Aún cuando los libros se cerrasen aquí en los estantes menos suaves
Y cuando allá hiciese mejor tiempo que el mejor de todos hiciese un tiempo libre sí
Mejor la vida

Mejor la vida como fondo de menosprecio
De esta cabeza suficientemente hermosa
Como el antídoto de esa perfección que invoca y teme
La vida maquillaje de Dios
La vida como un pasaporte vírgen
Una pequeña ciudad como Pont-à-Mousson
Y como todo ya se ha expresado a sí mismo
Mejor la vida




Pièce fausse

A Benjamin Péret

Du vase en cristal de Bohême
Du vase en cris
Du vase en cris
Du vase 
En cristal
Du vase en cristal de Bohême
Bohême
Bohême
Bohême
Hême hême oui Bohême
Du vase en cristal de Bo Bo
Du vase en cristal de Bohême
Aux bulles qu'enfant tu soufflais
Tu soufflais
Tu soufflais
Flais
Flais
Tu soufflais
Qu'enfant tu soufflais
Du vase en cristal de Bohême
Aux bulles qu'enfant tu soufflais
C'est là c'est là tout le poème
Aube éphé
Aube éphé
Aube éphémère de reflets
Aube éphé
Aube éphé
Aube éphémère de reflets


Moneda falsa

A Benjamin Péret

Del florero de cristal de Bohemia
Del florero de cris
Del florero de cris
Del florero de
De cristal
Del florero de cristal de Bohemia
Bohemia
Bohemia
De cristal de Bohemia
Bohemia
Bohemia
Bohemia
Hemia hemia sí Bohemia
Del florero de cristal de Bo Bo
Del florero de cristal de Bohemia
A las pompas que de niño soplabas
Soplabas
Soplabas
Plabas
Plabas
Soplabas
Que de niño soplabas
Del florero de cristal de Bohemia
A las pompas que de niño soplabas
Soplabas
Soplabas
Sí que de niño soplabas
Allí está allí todo el poema
Alba efí
Alba efí
Alba efímera de reflejos
Alba efí
Alba efí
Alba efímera de reflejos

Traducción de Miguel Ángel Frontán




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