domingo, 20 de marzo de 2011

RONALD STUART THOMAS [3.567]


RONALD STUART THOMAS

R. S. THOMAS. El poeta nacionalista galés en lengua inglesa Ronald Stuart Thomas falleció en el año 2000, a los 87 años, en Pentrefelin (País de Gales). Thomas, sacerdote anglicano, nacido en Cardiff en 1913, era un defensor apasionado de la lengua galesa, aunque no la aprendió hasta los 30 años y escribió la mayor parte de su poesía en inglés. El éxito de su obra, más de 1.500 poemas a lo largo de más de 50 años, contrasta con su vida retirada. Considerado uno de los mayores poetas británicos del Siglo XX, entre sus obras figuran Stones of the Field (1936), Song at the year's turning (1955), Poetry for supper (1958). Su última obra de poesía en inglés, No truce with the furies, se publicó en 1995, dos años antes de su autobiografía, escrita en galés.



CANCIÓN DE NIÑOS

Nosotros vivimos en nuestro propio mundo,
Un mundo que es demasiado pequeño
porque te inclinas y entras
parejo de pies y manos,
en el suberfugio adulto.
Y si bien exploras y miras
Con ojos analíticos
Y escuchas a escondidas nuestras conversaciones
Con una mirada jocosa,
No puedes encontrar el centro
Donde bailamos, jugamos,
Donde la vida está aún dormida,
Bajo las flores aún no florecidas,
Bajo la lisa cáscara
De huevos en el nido con forma de copa
Que se burla del borroso azul
de tu más lejano cielo.

(Versión: M.L.)



El claro en el seto

A Prytherch, ese hombre, el de la gorra rota,
le veía a menudo enmarcado en el claro
entre dos avellanos, los ojos vivos,
brillantes como espinos, contemplando la luz
pálida y amarilla que cubría el valle
al amanecer, donde el rocío despedía un halo
de bruma gris sobre las ovejas y los corderos.
¿O era una apariencia que, con vigoroso trazo,
dibujaban las ramas sobre aquel trozo
desnudo de cielo? Porque allí sigue,
a primera hora, cuando la luz es buena
y, de pronto, al pasar un ave, alzo la vista.

De An Acre of Land (1952)



Navidad en la colinas

Vinieron por la nieve a la nieve
aún más pura del pan, lo sobaron
con sus manos enormes, acercaron sus labios
como bestias, la mirada fija en el oscuro cáliz
donde brillaba el vino, les supo acre
en la lengua, temblaron como quien recuerda
un pecado y escucharon al amor llorar
momentáneamente en el pesebre de su corazón.

Se levantaron y volvieron a sus pobres
tierras, desnudos bajo la inhóspita luz
de diciembre. Su horizonte se contrajo
al pequeño campo sembrado de piedras
y al árbol, donde la intemperie clavaba
el cuerpo horrorizado que había pedido nacer




El combate

No tienes nombre.
Hemos luchado contigo todo
el día, y ahora se acerca la noche,
la oscuridad de la que surgimos
buscando; anónimo,
te retiras y nos dejas curando
las contusiones y huesos dislocados.

No hay remedio para el fracaso
del lenguaje. Los físicos
nos dicen cuánto mides, los químicos
los ingredientes de tu
pensamiento. Pero nadie dice
quién eres, ni por qué
habrías de abordarnos
en las inocentes marchas
de vocabulario y azotarnos
con tu silencio. Morimos, morimos
sabiendo que resistes infinitamente
en la frontera del gran poema.

De Laboratories of the Spirit (1975)



Encorvados

La cabeza inclinada
sobre las entrañas,
sobre el manuscrito, sobre el
bloque, sobre las hileras
de nabos.

¿No levantan nunca la vista?
¿Qué les hace pensar
que arrodillarse
es rezar?
Se trata de andar erguidos
al sol.
¿Fue el peso de la mandíbula
lo que encorvó sus espaldas
y mantuvo su visión
por debajo de la línea del horizonte?

Tardaron dos millones de años
en enderezarlas,
pero siguen encorvados
sobre los mapas, los instrumentos,
la mesa de dibujo,
el ombligo matemático
que es el guiño de Dios.

De Between Here and Now (1981)



Los invictos

El valor dará paso
a la desesperación y la desesperación
al sufrimiento, y el sufrimiento
acabará en la muerte. Pero tú,
que no eres libre de elegir
tu sufrimiento, puedes elegir
tu respuesta. He conocido
granjeros, nacidos a los males
de su especie, desgastados
a la intemperie, que se ahogaban
en sus propias flemas; habían gastado cuanto
tenían para comprar a su hijo tísico
la profesión que su cuerpo
no podía soportar. Vivían
con orgullo, contemplando cómo el espíritu,
labrado en diamante, se deshacía
en la pequeña piedra seca, dura
y redonda con la que se ahoga
la humanidad. Morían con
valor, bajo el martilleo de la lluvia
sobre el tejado, sin una sola queja.

Traducción de Misael Ruiz Albarracín




El campo brillante

He visto salir el sol
para iluminar un pequeño campo
durante un tiempo, y seguí mi camino
y lo olvidé. Pero esa era la perla
de gran valor, el único campo que contenía
un tesoro. Ahora me doy cuenta
de que debo dar todo lo que tengo
para poseerlo. La vida no corre

hacia un futuro que se evapora, ni anhela
un pasado imaginado. Es el desvío,
como Moisés ante el milagro
del arbusto encendido, hacia un brillo
que parecía tan pasajero como tu juventud
una vez, pero es la eternidad que te aguarda.

Versión © Gerardo Gambolini


‘Though I sang in my chains like the sea’:
algunas reflexiones sobre poesía y poetas galeses

Por Richard Gwyn


Ronald Stuart Thomas, conocido en Gales simplemente por sus iniciales “R. S.” para distinguirlo de su tocayo, fue una de las figuras literarias más excepcionales del siglo XX. Nació en 1913 -un año antes que Dylan- y murió en 2000. Durante toda su vida activa fue cura anglicano en parroquias galesas remotas, aunque según se dice, no fue de los más escrupulosos. En sus últimos años casi no salió de los estrechos confines de la diminuta península de Llyn en el norte de Gales y, sin embargo, al morir fue homenajeado como un gran poeta europeo. “Si bien escribió en inglés y hablaba con el acento de un inglés de clase alta (que no era de nacimiento), fue un nacionalista galés convencido, incluso fanático, que aprendió la lengua galesa a los treinta años y a veces fingía no saber inglés. Aunque era cristiano, de ningún modo era siempre caritativo. También era conocido por su carácter torpe y taciturno; la mayoría de las fotografías lo muestran terrible, malencarado, al parecer sin sentido del humor... Ante la modernidad desalmada y su destrucción del paisaje de Gales con carreteras y fraccionamientos y turistas, la respuesta política de Thomas era el nacionalismo galés, con su profunda preocupación por el pasado. Inglaterra representaba para él la modernidad y, por lo tanto, todo lo desalmado, superficial, mecánico, materialista, vulgar e insulso. Consideraba que observar las bellezas del mundo natural, en particular el paisaje y la vida de las aves, era un ejercicio espiritual, un recordatorio de que Dios, si tan solo lo escucháramos, ya nos dio todo lo que necesitamos para llevar una vida plena. Nadie lo puede acusar de que no haya intentado vivir de acuerdo con este credo”.

La poesía de R. S. difiere de la de Dylan en tantos sentidos como diferían sus temperamentos. Michael Schmidt dice que R. S. es “un antídoto” para la “retórica seductora” de su compatriota más célebre. Schmidt encuentra una gran “humildad” en la obra de R. S. (rasgo que brilla por su ausencia en la obra y carácter de Dylan). Dylan comenzó como poeta experimental, influido por el simbolismo y el surrealismo, y haciéndose llamar “el Rimbaud de Cwmdonkin Drive” (la calle en la que nació en Swansea). En efecto, su precocidad fue parecida a la de Rimbaud, como reveló el descubrimiento y posterior publicación de sus cuadernos adolescentes. En sus primeros poemas, Dylan buscaba deslumbrar y destantear, pero se volvió menos abstruso con los poemas más maduros, mientras que R. S. comenzó como un tradicionalista irrelevante y bastante insulso, para volverse más arriesgado y libre en el tratamiento de las formas en una época.

A pesar de ser sacerdote, hay una “refrescante falta de proselitismo teológico” en la obra de R. S. Es más, su tratamiento de Dios es casi agnóstica. Sin embargo, su humildad --si es que de eso se trata-- ciertamente no cuadra con una especie de didactismo que se materializa en la expresión estridente de sus tribulaciones personales y políticas. De hecho, a menudo expresa una “furia exasperada que a veces suena como arrogancia” (Schmidt).

La alegría es un bien escaso en el mundo de sus versos. En un poema temprano habla de su prototipo, el campesino Iago Prytherch: “churning the crude earth/ To a stiff sea of clouds that glint in the wind -/ So are his days spent, his spittled mirth/ Rarer than the sun that cracks the cheeks/ Of the gaunt sky perhaps once in a week [removiendo la tierra endurecida/ ante un rígido mar de nubes que centellean bajo el viento:/ así pasa sus días, y ver la risa entre sus dientes/ es más raro que ver el sol cuartear las mejillas/ de ese cielo enjuto quizás una vez por semana]”. Sus granjas remotas y sombrías, habitadas por campesinos adustos que intentan arañarle algún provecho a un paisaje agreste, se oponen a la explotación comercial de la tierra y la frivolidad televisiva de un mundo importado, que Thomas asocia con el opresor y colonizador inglés (se supo en que la década de 1970 apoyó la campaña de incendiar casas de campo desocupadas, propiedad de turistas ingleses). En su vida personal, Thomas fue parsimonioso hasta el extremo, negándose a tener lujos como un freezer o incluso una aspiradora (porque hacía demasiado ruido). Incluso proyecta sus sentimientos despreciativos sobre la gente que habita este paisaje --sus propios parroquianos-- con una vehemencia que alterna entre lo trágico y lo francamente insultante. A veces esto generaba versos devastadoramente pesimistas; entre los más conocidos están estos:

A Welsh Landscape 

To live in Wales is to be conscious
At dusk of the spilled blood
That went into the making of the wild sky,
Dyeing the immaculate rivers
In all their courses.
It is to be aware,
Above the noisy tractor 
And hum of the machine
Of strife in the strung woods,
Vibrant with sped arrows.
You cannot live in the present,
At least not in Wales.
There is the language for instance,
The soft consonants
Strange to the ear.
There are cries in the dark at night
As owls answer the moon,
And thick ambush of shadows,
Hushed at the fields’ corners.
There is no present in Wales,
And no future;
There is only the past,
Brittle with relics,
Wind-bitten towers and castles
With sham ghosts;
Mouldering quarries and mines;
And an impotent people,
Sick with inbreeding,        
Worrying the carcase of an old song. 

                                                                           (1955)


Un paisaje galés

Vivir en Gales es estar consciente
al atardecer de la sangre derramada
y tiñó los ríos inmaculados
en todos sus meandros.
Es darse cuenta,
más allá del estruendo del tractor
y del ronroneo de la máquina,
de la tensión en los bosques
vibrantes de flechas lanzadas.
No puedes vivir en el presente,
al menos no en Gales.
Está la lengua, por ejemplo,
las consonantes suaves
extrañas al oído.
Hay gritos en la noche oscura
los búhos le responden a la luna
que contribuyó a este cielo salvaje
y gruesas emboscadas de sombras
guardan silencio en los campos.
No hay presente en Gales,
ni futuro;
sólo está el pasado,
frágil de tanta reliquia,
torres y castillos erosionados,
con fantasmas de mentira
minas y canteras podridas,
y un pueblo impotente,
enfermo de endogamia,
enlutado por el cadáver de una 
canción antigua.



A medida que R. S. maduró y después de viajar un poco, tanto el contenido como el estilo de sus poemas evolucionaron, aunque en general se sigue adhiriendo al pentámetro y aprovecha hábilmente el encabalgamiento. Menos W. B. Yeats, más Ted Hughes. Al tiempo que se libera de las ataduras del metro y la rima, cuestiona incesantemente a su dios cristiano, despotrica en su contra con amargura. Su influencia sobre los poetas contemporáneos es más profunda que la de Dylan, pero genera tantas divisiones ahora como en vida. las opiniones de dos de los poetas más destacados actualmente en Gales sirven para ejemplificar esta divergencia: para Gwyneth Lewis (1959-), R. S. fue un hombre amable, siempre dispuesto a ofrecer consejo y apoyo, y su poesía tiene una importancia perdurable. Robert Minhinnick (1952-), en cambio, escribió: “No me da gusto sugerir que R. S. Thomas ha sido sobrevalorado como escritor. Sus libros, para mí, son un banquete de migajas. En términos musicales, son mortinatos. Rítmicamente, son conservadores, casi minimalistas. En cuanto a imaginería, explotan más allá del agotamiento, en los reinos de la más aburrida predecibilidad, una veta leve y centelleante”.

Es difícil imaginar a dos personalidades más divergentes que el siempre subversivo, locuaz, juguetón y beodo Dylan, y el adusto, minimalista, contenido y sobrio R. S. Y cuando se hayan escrito todas las historias de la poesía británica del siglo XX, es difícil predecir cuál de los dos emergerá como el más significativo.

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