martes, 17 de agosto de 2010

510.- JUAN RODOLFO WILCOCK

J.R. Wilcock
Juan Rodolfo Wilcock (Buenos Aires, 1919- Lubriano, Italia, 1978). poeta, crítico, traductor y escritor argentino. Hijo de padre inglés y madre argentina, estudió Ingeniería Civil en la Universidad de Buenos Aires. Su primer libro de poesía, Libro de poemas y canciones (1940), obtuvo el Premio Martín Fierro de la Sociedad Argentina de Escritores. Un año después conocea Silvina Ocampo, Bioy Casares y Borges, con los que le une una gran amistad. Entre 1942 y 1944 dirige la revista literaria Verde Memoria. Entre 1945 y 1947, la revista Disco. Trabaja en los Ferrocarriles del Estado, pero deja su puesto en 1944. En 1945 autoedita dos libros de poesía: Ensayos de poesía lírica y Persecución de las musas menores. Em 1946 publica Paseo Sentimental. En 1951 viaja por Europa y visita Italia por primera vez. Wilcock practicó asiduamente la crítica, colaborando en multitud de diarios y revistas literarias. Fue también traductor del inglés, francés, italiano y alemán. En 1957 se instala definitivamente en Italia, país en el que acabaría adquiriendo la nacionalidad y el idioma, ya que a partir de entonces escribiendo poesía en italiano, como el caso del poema que presentamos. Muere muere en 1978, en su casa de campo de Lubriano. Bibliografía: Libro de poemas y canciones. Editorial Sudamericana, 1940.Ensayos de poesía lírica. Edición del autor, 1945. Persecución de las musas menores. Edición del autor, 1945. Paseo sentimental. Editorial Sudamericana, 1946. Los hermosos días. Emecé, 1946, 1998. Sexto. Emecé, 1953, 1999. Los traidores (en colaboración con Silvina Ocampo). Losada, 1956; Ada Korn, 1988. El caos. Editorial Sudamericana, 1974, 2000.



JARDÍN BOTÁNICO

¿Recuerdas, mi alma, ese árbol favorito?
Verdes eran las tardes a su vera;
era un ombú, era sagrado, y era
como un hotel variadamente escrito
por los paseantes de otra primavera.
Nosotros no grabamos nuestros nombres;
y sin embargo, cuando todo muera,
¿no quedará un recuerdo de dos sombras
besándose las manos en la hierba,
aunque esas sombras no se nos parezcan?
Las preguntas retóricas no requieren respuesta.

Me alejo para verte en la memoria:
tan joven y en el sol, como en un barco.
Los teólogos pensaron
que el orden y el desorden alababan a Dios
con semejante intensidad.

(Sur, n. 192-193-194, 1961)



Yo en el '57 oí decir

que una estrella había salido de alguna parte
y se movía, y venía hacia Roma,
seguida de meteoros luminosos
y grandes disturbios en las comunicaciones
y en la Antártica auroras boreales
y migraciones insólitas de flamencos,
islas que aparecían en pleno Atlántico,
ya provistas de palmeras y hormigueros,
y pequeños volcanes casi festivos.
Roma distraída pensaba en otra cosa:
cómo llenar los últimos espacios abiertos
de automóviles fiat o de otra marca
joyas de la industria nacional;
la historia de la estrella era sospechosa,
a lo mejor inventada por las agencias de noticias,
y de todas formas no era la primera vez,
o mejor, se habían visto ya demasiadas
de estas estrellas caídas después en el olvido.
Pero de noche yo la miraba allá arriba,
en medio de un crujido de álamos americanos
en silencio de los campos infinitos,
y consultaba publicaciones científicas,
estaba seguro de que había nacido un prodigio
más grande que cualquier prodigio conocido,
compré el pasaje, entonces, y vine aquí,
y de verdad en el aire había algo
conmovedor infinitamente
algo que decía que esperara.
Y cuando Roma al fin estuvo abarrotada
de autos de todas marcas te encontré.

(Traducción de Guillermo Piro)




NOCHE TRANQUILA

El delicado extremo de tus dedos, el finísimo
silencio de mis labios que sobre ellos
encuentra el brillo de las aguas, la luna
surgiendo en un estanque de anchas hojas;
por la altura va el viento, por los árboles
y en el cielo la noche.
Ahora contempla
cómo es dulce la vida, cómo se alejan
las órbitas etéreas abandonando
una luz sobre nuestra frente.
Yo te amo
y las horas ascienden; oye el rumor
desconocido de la noche e infinito.

Lentamente en mis brazos, sin turbar
la eternidad que el aire está formando
con sus círculos inmóviles, contempla
el pálido reflejo oscilando entre las hojas,
el instante que estamos en la tierra
detenido.
Allá arriba por los espacios azules
flotan sonidos suaves, y las estrellas.

(Los hermosos días)




ESPACIO

En mi habitación no hay nada
excepto el fonógrafo y un lecho;
y en el corazón tampoco hay nada
excepto un hijo de mí diverso.

Así, hay espacio para moverse
tanto en el corazón como en el cuarto;
he arrojado los harapos al fuego,
tirado al mar los sentimientos.

No todos tienen vacío el cuarto,
no todos tienen el corazón vacío,
aún se puede dejar entrar
cada mañana un mundo nuevo.

(Luoghi Comuni)

(Traducción: Horacio Armani)




EN EL TIGRE

Mi madre corría en el Tigre junto a los ríos,
ya conmigo grávida en primavera, y apenas
se inclinaba el tiempo en las silenciosas arenas
de un reloj oculto entre los presagios sombríos.

Pero iba cantando alrededor mío entre flores,
y su cuerpo joven me traslucía el paisaje
naciente de América, el resplandor del follaje
con álamos verdes, y los primeros colores.

Y el barco mortal que ella desplegaba ante el viento
flotaba en la pálida luz rosada del día
sobre el horizonte. Y entre sus rayos subía
el dios de aurora y entraba ya hasta mi aliento.

Mi madre aceptaba esa luz y estaba a mi lado,
durmiéndose espléndida como el aire ascendente.
"El después iría por la neblina". ¡Oh ausente
señora con nubes y con el rostro asombrado!

(Los Hermosos días)




A QUIEN DE ESTE OÍDO NO ESCUCHA

Tu casa está sola,
sucia y blanca en el sol,
y yo que me pregunto:
uno que está detrás de tí
en busca de lujuria
como yo, ¿es un deficiente
o quizá el verdadero sabio?

Tratándose de mí,
la sabiduría está excluida,
pero tú me gustas tanto
que a veces enmudezco
solo porque he entrevisto
entre las viñas sarnosas
el camión de tu padre.

(Traducción de Jorge Aulicino)



SOBRE EL PROGRESO

Felices los que piensan en el progreso
Yo sólo pienso en la muerte o en el sexo.

(Traducción de Jorge Aulicino)



A MI HIJO

Ten fe en la vida
y no en las ideologías;
no escuches a los misioneros
de esta ilusión o aquella.

Recuerda que hay una sola cosa
afirmativa, la invención;
el sistema en cambio es característico
de la falta de imaginación.

Recuerda que todo sucede
por azar y que nada permanece,
lo que no te prohibe hacer
un dibujo en el vidrio empañado,

ni cantar alguna nota
simple cuando estás contento;
puede suceder que sea un lindo dibujo,
que la canción sea linda:

pero esto no tiene importancia,
basta que a ti te gusten.
Un día morirás; no importa,
porque sólo los demás se darán cuenta.

(Traducción de Guillermo Piro)



DOS

Conmigo desaparecerá mi mundo, la red
que me he tejido como esa araña
que está detenida en un ángulo de la tela
y a veces come y a veces la remienda;
pero su tela está cada vez más desgarrada
y la araña no tiene ganas de arreglarla.
Continuarán entre tanto los otros mundos
cada uno con su insecto en el centro, alerta,
tramas brillantes o, a veces, manojos grises,
pequeños ovillos como jaulas delicadas
que no se resignan y en el medio la araña
hasta que desaparece y nadie lo advierte.
Pero tú, ya que has querido que también fuese tuyo
este mundo que fue quizás el más hermoso,
erizado de agujas de oro y fibras finas,
abrázame, envuélvete en la misma
compleja red que no se repite,
hilo a hilo poséela y sosténla
como lo hice hasta ahora mientras estaba solo.

(Traducción de Enrique M.Butti)









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