lunes, 8 de marzo de 2010

026.- YANINA MAGRINI




RÍO CUARTO (CÓRDOBA). ARGENTINA


Recibió la Mención de Honor por Contenido del “Centro Internacional de Escritores Noveles” (2002). - Fue distinguida con el 1º premio del certamen internacional “Pablo Neruda III”, con la publicación del libro de poemas “miralo bien” (C.I.E.N. 2002).

- También obtuvo el 1º premio “Juninpais 2003”, de la Editorial de las Tres Lagunas, quienes editaron el libro de poesía “cromosoma en jeans”, con prólogo de Jorge Boccanera. - En el año 2004 ganó el “V Concurso Hispanoamericano Almafuerte”,con el 1º premio en poesía y la publicación de un libro en formato e-book. A partir del año 2001, participó y ganó numerosos premios.Publicó en distintas revistas y suplementos literarios nacionales e internaciones. Integra varias antologías poéticas y páginas en internet.


SÓLO POR HOY

Tengo menos compasión que gato hambriento.

La visión y el contacto con las bestias
o con hombres que se comen entre ellos de un bocado
es belleza de fuego.

El tocarlo todo

medirlo con vara del infierno,
desear las piernas ajenas, la boca del otro,
los muslos, el gemido, el fondo oscuro de las cosas.


Y no hablo de calmar esas bestias;

lejos de mí, tal vez,
hable del silencio como un animal que persiste en el centro de la casa,

brutal casi
ebrio.




ABRE

un motivo...
el único que clava desacuerdos en la noche me concluye en soledad indiscutida.
¿Indiscutida o disociada soledad?


¿Se disocia el deseo de mujer en maquina de consumo masivo?
¿Se consume en medio deseo la ambición?
¿ambición de media mujer en sentido más sentido de su noche de pantalla?
¿se le nombra deseo?

Oquedad de maquillaje... o posible pedido de auxilio en un visor menos justo.
Ausencia de mujer o
ridícula sensación de sentirse un arrancado.
Arrancado (hueco negro que dejaron en la tierra).
¿En maceta o en esta silla de ciber?

El agujero es siempre la ciudad y ella no comprende porqué se llora.
Se llora el mensaje de uno mismo.
Me compadezco de lo que escribo, y sigo el orden de lo que es mío.
Mío en los ojos de la materia sola.
En soledad de música fuerte y juegos no de red.

Juegos de vos.
De lo tuyo, no lo mío.
Lo mío no es hueco de gente.
Lo mío es una mirada perfecta que clava desacuerdos en la noche;
sol-sol- de- edad- solo-mio-sole-da-de-mí-solo-sol.

Y ser así, y ser gracia
y hacer gracias para vos, para esa, tu otra soledad que sí tiene remedio.

No la mía.
La mía no.
A mí se me hizo tarde.





PREGÚNTAME

Hace más de diez años mi abuela moría en una noche como ésta
(y hasta la tres de la tarde nadie dijo boludeces).

Borde limpio o jornada en que fracasa todo intento de rebeldía.

(Mi abuela no iba a morirse nunca, y yo iba a aprender a tejer)
Arroz con leche, me quiero casar......................
Igual.
Ningún desarreglo abandonaría el desequilibrio de padecerme,
de ridiculizar
este frío de muertes incompletas.
.............................
.............................
Ahora, después de nada,
pregúntame si me importa.




DESEO DE OTRO

Lo hacemos despacio
para que no vuelque,
no salpique
toda excitación
el abuso de la lengua.


Cuando no hay nada que decir
hacemos del oído
necesidad
de palabra
en lo ajeno.

(Qué se yo,
algo así vendría a ser el poema.)




XIV

Cada uno recibe imagen. Y carencia.
Damos lo que no queremos amontonar,
lo que nos deja la mismísma convivencia de la soledad.
Deberíamos haber vivido detrás de esa criatura;
de su tajoy su centro.
Deberíamos hacer del silencio la página dónde dejar una voz como palabra oculta.
Como forma de callar.

De guardar el quejido.
Quiero decir; tragar ese lenguaje
como saliva.





HABÍA UNA VEZ UN HOMBRE

Ayer estaba leyendo un libro de cuentos, esos
en donde la princesa besa al sapo
y se convierte en calabaza.

No, no era así.

Donde el sapo besa a la calabaza
y se convierte en princesa.

No, no creo que el sapo haya querido
el lado femenino,

más bien, el sapo, podría ser casi justo
y llamarse a sí mismo hombre verde.

Pero esa es otra historia. Sí.

Esa es la historia del Increíble Hulk:

- “Había una vez, un hombre nervioso que se ponía verde cada vez que
le hacían notar que una transición no se rebuzna,
se concibe...”




ENVÍO A DOMICILIO

Comprame un perro y no saques a pasear mi instinto animal.
Comprame un perro y un mantecol de esos bañados en chocolate;
sabés que el amor me deprime y el estómago reclama su consuelo.
Fijate si conseguís también el suplemento de cultura del día sábado
donde sale una nota a Boccanera que me pierde.
Bueno,
también me pierde Diego Rivera, Gardel y... Victor Sueiro.

Mandame todo con un cadete.

Sucede que perfecciono bestias en un hotel de paso,

canastos con flores
y vírgenes en las esquinas.



QUEREMOS SER.

Saco las hojas amarillas del geranio y saco una sombra, una escritura.
Ese espacio brota, abrirá destinos.
Me dejo escribir y callo.
Me dejo escuchar.
Hurga la mano en la tierra porque es propio del alma buscar un sacrificio oscuro,
una sed de raíces nuevas.
Nosotros.... generamos el trazo fino,
la apertura que dejamos en el ciego
y en la controversia de su resplandor.

De todos esos equívocos seguiremos naciendo.




NOTICIA DE ÚLTIMO MOMENTO:

Otra vez un poeta
manifiesta en primera persona
el instante fantástico
de su lirismo.

Quiere morir. Matarse
con una rebanada de pan
o una hoja de lechuga.

Cree que puede irse
y dejar
su pequeño monstruo
afuera.





XIII

Será la ausencia una vereda para dormir en ella.
Mientras miles de pasos hacen lentitud de los días

y la muerte.

Cada nueva presencia es algo brutal.
Aviso de lo que vamos a perder.
Necesidad de no intuición. De camino, de palabra en la pisada.

Qué haremos con la huella que queda.

Qué, con la hendidura.



XV

En el reflejo se destruye lo profundo de sí;
la naturaleza, los sueños.
Niño hecho de niño. Niño de sombra escarcha.
Susurro de melodía. Arrullo.
Bajo el agua de la noche, el hombre pierde a ese niño,
lo fisura
lo traiciona.

Lo que salva el deseo de amar, es la sed de ese sueño.
Repetir lo que nunca dijimos. Callar, digo.
Abrir la palabra en lo escrito. Sacar la venda
al aire

la herida.

Y dejar que sane, como pueda, por ese silencio.




XXIII

Casi que nunca amanece. Como equívoco cierto
nada se desprende de hoy.
Cambiemos noche por diluvio y dejemos el exceso
de lo humano sobre el manifiesto de su luz.

(Le sugiero a tu imbecilidad el instante de un relámpago
el intersticio de su voz).

A veces, un mínimo detalle
suele sanar toda intemperie del mundo.

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