domingo, 18 de diciembre de 2011

5446.- ÓSCAR CERRUTO

Óscar Cerruto fue un poeta, periodista y diplomático boliviano. Nació en La Paz en 1912 y falleció en 1981. Fue periodista en varios periódicos de Bolivia y también trabajó para la cancillería para luego ser embajador en Uruguay en 1965.
Considerado como uno de los cinco más importantes escritores bolivianos del siglo XX, Oscar Cerruto es el reconocido autor de una de las novelas sociales más importantes de la historia boliviana. Su trabajo incluye poesía, ensayos, crítica literaria, artículos periodísticos y estudios de gramática española.


Nació en La Paz el 13 de junio de 1912, en una familia de clase alta. Su padre era Andrés Cerruto Durand, boliviano; su madre, Lelia Maggie Collier, artista y pianista de nacionalidad británica. Fue criado en una familia conservadora y patriarcal. En 1918, sabiendo ya leer, fue enviado a las mejores escuelas públicas del país (hecho que molestaba a Cerruto, pues en este tipo de escuelas reinaba la violencia entre los estudiantes). Escribió su primer poema a la edad de 8 años, el mismo trataba de un perro atropellado por un automóvil; le mostró el poema a su padre, a quien no le gustó. Oscar Cerruto no volvería a escribir sino hasta sus 14 años.
[editar]Cerruto y la política
En la secundaria era un muchacho tímido siempre cabizbajo, pero ya un ávido lector. A los 14 años se iría a vivir con Lilly Collier de Conley, su tía, esposa de un empleado británico de la compañía ferroviaria boliviana. Fue ella quien inició al muchacho en el mundo de la Literatura Clásica, tanto española como inglesa. Cerruto se familiarizó entonces con las obras de Charles Dickens, Oscar Wilde, Lord Byron, Miguel de Cervantes y Gustavo Adolfo Bécquer. Sus primeros poemas trataban sobre la desigualdad social que sufría la clase trabajadora de Bolivia.
Ya en 1926, a la edad de 15 años comenzó a trabajar en Bandera Roja, escribía artículos en contra del gobierno y la iglesia católica. EL impacto del periódico de difusión fue tal, que el gobierno se propuso cerrarlo y enviar a prisión a los responsables. Cerruto apenas escapó. Este mismo año se inició en la política boliviana, ya no solo como columnista, sino también como activista. Publicaba poemas en La Razón y sus ideas, acaso demasiado innovadoras, fueron criticadas por el conocido escritor boliviano Carlos Cornejo; muchos escritores e intelectuales bolivianos entraron en la discusión, algunos apoyaban a Cornejo, pero fueron más los que apoyaron a Cerruto.


Inicios de su carrera literaria
Influenciado por el marxismo, Cerruto, el activista, fue enviado a la cárcel acusado de conspiración contra la seguridad del estado en 1928. En 1930 terminó la escuela y se matriculó a la Facultad de Derecho, tal como su padre deseaba. Cuando su padre murió, el mismo año, Cerruto abandonó la Facultad de Derecho; continuó publicando poemas, cuentos cortos y artículos sobre Literatura en La Razón y El Diario. En 1931, su hermano Luis Heriberto Cerruto, se suicidó. En ese mismo año Cerruto trabajó con la Diplomacia boliviana y fue destinado a Arica, Chile, donde ganó un certamen literario que le abrió las puertas al ambiente intelectual chileno, donde entabló nuevas amistades con Vicente Huidobro y Pablo Neruda.
En 1932 Bolivia y Paraguay mantenían una guerra en la región de El Chaco boliviano a la cual Cerruto fue llamado, pero nunca fue debido a que debía reemplazar al cónsul de Bolivia en Arica. La guerra del Chaco duró hasta 1935, hasta este momento Cerruto escribía Alivión de Fuego, hoy considerada la novela de guerra más importante de Bolivia. Fue publicada en Chile el año 1935, narra el drama boliviano durante la Guerra del Chaco entre ideas marxistas y socialistas, mostrando así no solo una, sino dos guerras: una entre Bolivia y Paraguay y la otra en contra de los indígenas bolivianos, la clase obrera y los intelectuales de izquierda.
Vivió en Santiago hasta 1937, año en el que se mudó a Buenos Aires y trabajó en La Nación. Desde 1942 hasta 1946 trabajó en la embajada boliviana de Argentina, durante su estancia en el país tanto su pensamiento político como literario cambiaron radicalmente, tanto así, que muchos de sus cuentos publicados en Buenos Aires tratan sobre cotidianidades de la clase alta boliviana; en este periodo también conoció a prominentes intelectuales e importantes escritores contemporáneos entre los cuales se pueden mencionar a Ramón Gómez de la Serna, Eduardo Mallea, Pedro Enríquez Hureña y Alfredo Cahn.


La vuelta a Bolivia
En 1946 Cerruto vuelve a Bolivia aún trabajando con la diplomacia boliviana. Se casó con Marina Luna de Orozco en 1950 y este será el último de su vida. De 1952 a 1957 Cerruto dirige el periódico El Diario de La Paz. Son en estos años cuando Cerruto se dedica más a escribir cuentos, a pesar de seguir escribiendo poesía. Publica Cifra de las rosas y siete cantares en 1957 dedicada a su recién nacida hija, Madelein, Cerco de penumbras y Patria de sal cautiva son publicados en 1958.
Los críticos literarios enfatizan en que en Cerco en prenumbras la narrativa boliviana hay un desprendimiento del realismo por parte de la literatura boliviana y un adentrarse al mundo de ficción pura. Mas, Cerco en penumbras no trata de acercarse a la realidad, sino a la irrealidad por medio de la ficción creada por el lenguaje. Los temas a tratar del libro son: sueños, muerte, locura, desplazamiento del tiempo y la magia indígena.
La nueva visión de la realidad está muy vinculada a su entendimiento del lenguaje. Cerruto, en su poesía, explícitamente manifiesta que el lenguaje no es una simple herramienta de representación, sino más importante aún, es una herramienta de investigación de la realidad. Quizá es esta la mejor explicación a su obsesión de perfeccionar el lenguaje, ya lo había dicho antes, cuando decía que su escritura era una constante lucha por la palabra no intercambiable. Es por esto que su poesía se considera parte de la literatura boliviana clásica.
Cerruto ya se había convertido en un escritor reconocido, tanto en la literatura boliviana como en la internacional cuando enfermó y murió el 10 de abril de 1981, siendo una de las más grandes pérdidas para la Literatura boliviana.


Obra
Aluvión de fuego 1935, novela.
Cifra de las rosas 1957, poemas.
Cerco de penumbras 1958, cuentos.
Patria de sal cautiva 1958, poemas.
Estrellas segregada 1973, poemas.
Reverso de la transparencia 1975, poemas.
Cántico traspasado, obras poéticas 1978.
La muerte mágica 1988, póstumo.








Cantar


Mi patria tiene montañas,
no mar.


Olas de trigo y trigales,
no mar.


Espuma azul los pinares,
no mar.


Cielos de esmalte fundido,
no mar.


Y el coro ronco del viento
sin mar.
















El Miedo


I


No es el sonido de mi sangre
o el ala de un insecto
ni siquiera
la luz
acercándose
oscilante como una mano
en la indefensa
sombra.
Lento rebota un grito
en las piedras de la calle
- y oyes el sueño de una hoja.


La calma
corroída
repite su amenaza.
El ojo (indecible)
del silencio.


Un muro es la noche
y transparece.


II


Sabía que mi muerte eran puñales
y era una sola bala
y no temía.
Más temía l
a noche de los otros
sin pisadas.
Y ahora muero oyendo
clarear el viento entre los árboles
correr el ruido a sus asuntos.
Miro mi mano
no la veo
cierro y sólo estrujo
frío recuerdos oxidados.
¿Es la muerte esta jugada?
¿O estoy muerto
ya muerto
caminando por la muerte?
Ninguna voz
ninguna luz.
El estridor apenas
de la sangre que también me abandona.
¿Y si no era ésa la bala que
desde que soy
ya me correspondía
ni ésta mi muerte?
No sé si grito
no sé si alguien escucha el grito
no sé si doy vuelta la cara.
Mis lágrimas golpean
la vasta vasta soledad
sin puerta.


















Altiplano


Porque el Altiplano es más ancho,
siempre un poco más ancho
de lo que es posible imaginarlo.
FIGURACION POPULAR


1.


El Altiplano es inmensurable como un recuerdo
piel de kirquincho, toca con sus extremos las cuatro
puntas de cielo,
sopla su armada brisa de bestia.
El Altiplano es resplandeciente como un acero.
Su soledad de luna, tambor de las sublevaciones,
solfatara de las leyendas.
Pastoras de turbiones y pesares,
las vírgenes de la tierra alimentan la hoguera de la
música.
Los hombres, en el metal de sus cabellos,
asilan el caliente perfume de los combates.


Altiplano rayado de caminos y tristeza
como palma de minero.








2.


El Altiplano es frecuente como el odio.
Ciega, de pronto, como una oleada de sangre.


El Altiplano duro de hielos
y donde el frío es azul como la piel de los muertos.
Sobre su lomo tatuado por las agujas ásperas del
tiempo
los labradores aymaras, su propia tumba a cuestas,
con los fusiles y la honda le ahuyentan pájaros de luz
a la noche.
La vida se les tizna de silencio en los fogones
mientras las lluvias inundan sus huesos y el canto del
jilguero.








3.


Altiplano sin fronteras,
desplegado y violento como el fuego.


Sus charangos acentúan el color del infortunio.
Su soledad horada, gota a gota, la piedra.
















Calígula


Es la hora que más odias,
cuando la tarde cae
como si se desplomara del tejado.
Lobregueces rastreras
corren bajo tus pies y sientes
que eso que pasa enfriándote la cara
no es el viento.
Comienzas a oír voces
que nadie más oye.
Crees ver centuriones de niebla entre la niebla,
manos que flotan,
lenguas arrancadas, y disolverse en la noche
la tediosa muralla que te aísla.
Tu sombra acobardada te precede
por los polvorientos salones del palacio.
Y llegas a tu lecho
en los hostiles dormitorios
sabiendo que allí sólo te aguardan
sueños enemigos.
Sueños con dientes sin fatiga,
puntuales, pertinaces
como la oscura rata que noche a noche
roe en las tablas del piso.












Poética


No eres sólo el fulgor que sin mesura
estalla, ni su estrépito previsto.
Ni las apelaciones de la esfinge,
o la avidez o la otra idolatría.


Lúcida sí, flagrante certidumbre,
región de transparencia en la que inmerso
está el tiempo, zumbando, lo que somos,
la boca memorable del augurio.


En un trono de hueso y santidades,
abiertas las heridas, y la flecha
de las perpetuas causas en las sienes.


Eres es palabra no gastada,
amor, una mitad, como la aurora,
en sombra. Una mitad implicaciones.



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