sábado, 2 de octubre de 2010

1334.- FERNANDO RENDÓN


FERNANDO RENDÓN. Nació en Medellín, Colombia, en 1951. Es poeta, editor y periodista. Fundador y director de la revista latinoamericana de poesía Prometeo desde 1982, que ha editado 85 números a la fecha.

Es fundador y director del Festival Internacional de Poesía de Medellín, que ha realizado 19 ediciones desde 1991, en el que han tomado parte ya 875 poetas de 145 naciones, a través de casi 1.000 lecturas de poemas, en 35 ciudades colombianas. Este evento ha sido celebrado en más de 800 artículos de prensa publicados –en 30 lenguas- en periódicos y revistas especializadas de 55 países de todos los continentes, y ha sido catalogado como el más multitudinario del mundo actual.

Ha publicado los libros de poemas: Contrahistoria (1986); Bajo otros soles (1989); Canción en los campos de Marte (1992); Los motivos del salmón (1998) y La cuestión radiante (2006), publicado en Valencia, Venezuela.

Sus poemas han sido antologados en las selecciones internacionales de poesía: Une anthologie immédiate (Francia, 1995), Dialogue des Littératures (Luxemburgo, 1997), Catalogue de Internacionales Literaturfestival de Berlín (2001), en la antología latinoamericana de poesía A poesia se encontra na Floresta (Brasil, 2001), Las palabras pueden (Unicef, 2007), Weltklang–Nacht der Poesie (Alemania, 2007), y en la antología de poetas colombianos Mundo mágico: Colombia (Brasil, 2007), preparada por los poetas Floriano Martins y Lucila Nogueira.

También se han publicado poemas suyos en las selecciones de poesía Disidencia del Limbo (Colombia, 1981), Poetas en Abril (Colombia, 1981 y 1983), Ocho voces contra los malos tiempos (Colombia, 1990), Poesía Colombiana Contemporánea (Argentina, 1992), Para conocernos mejor (Brasil-Colombia, 1995), Antología de la Poesía Colombiana (Colombia, 1996), Tambores en la Sombra (México, 1998), Quién es Quién en la Poesía Colombiana (Colombia, 1998), Veinticuatro poetas colombianos (Colombia, 2003), La casa sin sosiego -La violencia y los poetas colombianos en el siglo XX- (Colombia, 2007).

En 2004 asesoró la creación del Festival Mundial de Poesía de Venezuela.

Dirige, desde 1997, la página Web del Festival Internacional de Poesía de Medellín, ubicada en la URL: http://www.festivaldepoesiademedellin.org En 2002 fue designado editor de la página de poesía colombiana en la Web del importante Festival Poetry Internacional de Rotterdam, que desarrolla en: http://colombia.poetryinternationalweb.org/

Ha dirigido y realizado 16 documentales en formato DV Cam, que configura un seriado para TV nombrado Tiempo de Poesía, y a la vez representa la materialización de la primera antología audiovisual de los poetas que han tomado parte en el Festival Internacional de Poesía de Medellín desde sus inicios.

En su condición de director del Festival Internacional de Poesía de Medellín, que dirige desde su fundación en 1991, recibió el 8 de diciembre de 2006 en el Parlamento de Suecia, en Estocolmo el Premio Nobel Alternativo, otorgado por la fundación sueca Right Livelihood Award.

Dirigió el equipo que editó y publicó en Youtube en abril de 2007 http://www.youtube.com/user/revistaprometeo y en la Web del Festival Internacional de Poesía de Medellín, la primera y única selección audiovisual de poesía mundial en desarrollo existente, que ha incluido poemas de 227 poetas de 113 naciones de todos los continentes; que puede consultarse en: http://www.festivaldepoesiademedellin.org/pub/es/Multimedia/index.htm

En junio de 2007 se publicó en lengua árabe, en El Cairo, Egipto, su antología de poemas La cuestión radiante, traducido por Saafa Ragab.

En mayo de 2008 se publicó en antología de poemas La cuestión radiante, en San José de Costa Rica, por la editorial de la Universidad de San José de Costa Rica.

En junio de 2008 la editorial Le Temps de Cerises publicó en París editó su selección de poemas La Question radiante, en edición bilingüe (206 páginas).

En junio de 2008 recibió la máxima orden del Congreso de la República en la categoría Comendador, en nombre del Festival Internacional de Poesía de Medellín.
Entrevista de José Ángel Leyva a Fernando Rendón Revista Alforja, México 2006.

Entrevista a Fernando Rendón de Darío Sánchez Revista Babab, España, verano 2004.




Colección Prometeo Serie Hipnos
Los motivos del salmón

De “Contrahistoria” (1986)

Contrahistoria

Si Odiseo hubiera puesto oídos sordos
a los marinos habría desechado la cera y el mástil
y se hubiera zambullido tras los cantos de la locura
de esas mujeres que terminan en pez

traspasado así el portón del reino de este
mundo estallaría el canto del nuevo amor
en los puntos cardinales
los mortales engendraríamos hijos con
el sueño surgiría en el acto una escuela
de guerreros invisibles el más desalmado
de los tiranos perdería su cabeza escuchando
el trueno de los tambores reinventados
el sol y el viento devolverían los sentidos
a ciegos y sordos por propia voluntad
se hallarían en todas las latitudes los caminos del instinto
alguien curaría de raíz la vieja plaga del bosque

¡Ah Troya exilada de ti misma :
tus sabios en vergüenza pública
y feroces peces sable rondando tus playas de hierro!





Conjuro

Ariadna, el crimen ha mellado espadas y talentos,
la herrumbre deshace el trabajo de la forja en sus corazas,
mientras batallan bajo la gris lluvia de noviembre.
El sol alumbra la carroña.

Deja en paz a los sabios de la corte :
sus ciencias nunca adivinarán la vida.

Bardos azogados por el relámpago de la guerra
han dado al olvido su secreta promesa.

Han encanecido y envilecido los guardianes
de las ruinas de sus templos.

La mirada de la senectud aconseja una cerril indiferencia.

Sopla el terror sobre la columna vertebral de los siervos.

Desquicia tú el hechizo que pesa sobre esta
patria de hombres como Midas,
que convierten en cenizas cuanto toman.





Círculo

La incauta Margarita gritó despavorida
cuando sumergió su delicado piececillo
en un gelatinoso pantano que la llamó
por su nombre.

Ella estuvo cerca de ocho interminables horas
aullando mientras cargaba un niño invisible.

Llovía y sólo se le entendía la palabra infierno.

El viento y el manantial, jurados de conciencia,
condenaban en silencio a sus verdugos.

Los árboles saltaban maldiciendo y volvían
luego a su raíz.

El dolor serpenteaba erosionando las orillas
de las aguas.

A lo lejos : la edad de la tierra.

Los nervios eran pinchados por el tallo
de las adormideras. Y esperábamos entre
la paciencia y la impaciencia.

Vegetales enloquecidos, no podíamos correr
como en las pesadillas.

Luego del supremo esfuerzo, mantuvimos
la vida apenas en el último peldaño
de la ridiculez humana : un borracho
de cuerda.

Al día siguiente el cuerpo maltratado, las alas vigorosas como nunca.





Convergencia

Tirados como leños, la roja corteza arrugada, somos búfalos que se pudren derritiéndose sobre la pradera verde.

Pero también debido a algo inexplicado, a un insondable acto de azar, tirados como setas en la hierba, exploramos todos los milenios, huimos de bestias prehistóricas, peleamos todas las guerras, somos millones estirándonos bajo el arco de la eternidad, mientras combaten dragón y anhelo en las nubes.

El sol nos llama y titubear es morir. Vuela, vuela bello cisne del deseo, todo se puede lograr.

Caminando sobre el blanco rocío, descálzate : la edad del hombre es la de su mirada
sobre el bosque legendario.





Deseo

"Contra la muerte, coros de alegría"
(P. Barbajacob)

Si fuera posible, si lo soñado fuera, si se alcanzara, dices.


Si aquello que yace en el fondo se irguiera, si su sol amara nuestra tierra, si se lograra.

Si nos reconociéramos, si no nos apegáramos a lo que nos ata, si se consiguiera.

Si llegara ese momento, si la alegría feroz nos invadiera, si se pudiera.

Y si nos amáramos, si fundáramos ese país, si volvieras para quedarte entre nosotros para siempre.







Destino

Considerad el canto de un pájaro herido.

Su bello plumaje celeste, oro y sangre a ras de la hierba.

Considerad el vuelo del halcón que en círculos desciende después de avistar a su víctima.

A medida que se acerca la herida que mana vida a las garras la belleza busca a la muerte, la esperanza al suplicio que el azar le ha decretado, y se mantienen en vilo.

No obstante, aún a riesgo de que se rompa el eslabón de causas y efectos, tened también que la mano de la poesía tocará al ave rapaz en su caída, derribando a la muerte, pues también el amor ha llegado a la cita que pregona la fatalidad.






Acerca del reflejo

Sueña que tiene miedo. Como si temblara la corteza los hombres pierden el dominio.

Sueña en metamorfosis que conectan seres y azares. La dama celeste alumbra entonces evoluciones, revoluciones, la alianza que flamea.

Sueña que está fatalmente ligado a la medusa, que lo asimila a la piedra. Otra hostilidad se enciende, se alzan más patíbulos, la peste de la rabia avanza.

Sueña que habrá otro edén. Solo en ese lapso es posible enamorarse, subvertir la condición mortal.

Sueña que se extinguirá el aliento de la especie. Amada, mantén en vilo el silencio : si espabila verá su faz en el rostro del abismo.

Permite que -como el péndulo- de nuevo oscilen sus visiones y podamos al fin en ellas alcanzar la libertad.








Al despertar

Y ahora
como el viejo Arthur
nos amotinaremos contra el llamado de la gangrena

Corre tras el viento del este
que revela el nombre del Eco

Converge aliento único
en el corazón de bosques de jade

Entonces no nos dispararemos más
a los 37 años
en un trigal solar de Auvers-sur-Oise

Aplica más añil a los cielos
que encienden la mirada del alba
como tallos de sequoia
emprendiendo otro suelo nutricio
otra atmósfera un fruto poderoso y suave

Susurra la canción del incansable errante
de regreso a casa

cuna del feliz País sin Tiempo







Realistas

En la brumosa landa del tiempo
implacables guardafronteras de la realidad

Por él sentenciado
un suicida que no muere
perpetuamente se ahorca

Prohibido a las naves
alejarse de orillas y faros
para eludir tempestades
desatadas por el miedo

Por el arcabuz y el cruzado madero de ciprés
latitudes que preservaban el sueño
abruptamente fueron despertadas a la muerte

Desde entonces
poetas acusan de locos a poetas

Y cubiertos de escarnio
los aún rebeldes
habitan un reino sin rey
donde puertas de esmeralda
que no pueden ser vistas

conducen a un inmemorial jardín de fuerzas








Juicio

Yo busco al criminal escondido

Toco mi cornamusa y despierto a los vecinos

Mi cornamusa es un estómago del viento donde se licúa la luz

Hago sonar una música de estruendo para que duelan las muelas del juicio

Sólo pido espantar su letargo como a una mosca azul

El alba llegó como el ladrón y ladra como campanario como gallo de cuerda

Del sol no está esperando a que lo apaguen y digan buenas noches

Yo ensayo notas terribles en mi cornamusa

Pronto alguien verde como una rana se precipitará a la calle

sus manos aferradas como ganchos a las mandíbulas y pedirá clemencia







Eleusis

I

Donde la realidad está no está
donde no está no se muere
y es un lugar
y un tiempo sin tiempo
donde vivimos más en el cuerpo único y alma de la tierra

II

Una cosa es que lo diga la leyenda
y otra que pase por nosotros
si lo dice se puede olvidar
si pasa se debe retener

III

Las palabras desencadenan las guerras
encadena la muerte con las palabras

IV

Voces imantadas
palabras como flor de nieve
que hilan sin desnaturalizar

O palabras fosas
que cuando desvirtúan matan

V

Timonear la locura
pretender enloquecer de amor al siglo
para salvar la órbita del sol

VI

No sigas huellas porque aprendes
Lo aprehendido es agua entre los dedos
Y reiterar es morir

De "Bajo Otros Soles" (1989)







Tareas de Enkiddu

Usted cromagnon bien llegado a nuestras eras desiertas no pertenece sólo a las tabletas de arcilla hititas. Viva aún en los espíritus de la vegetación.

Pululan hoy en jaulas hombres y animales. Desarme pues como antaño las piezas de las trampas. Llene las zanjas. Asalte los refugios de los cazadores para mezclar humedad en su pólvora y romper la hoja tinta en sangre de sus dagas.

Venga a abrevar con los rebaños y los pájaros y a repetir en las plazas de mercado y en los campos la tonada que recuerda la raíz del tiempo.

Vuelva a ser irreductible en nosotros, en una tierra única sin la opresión de Uruk. Salte los linderos, refleje en su mirada la promesa fértil, la libertad salvaje, el dominio pleno del vigor terrestre, del vigor celeste.







Mito

Primero fue su soledad, antes de la invención del raciocinio y otros cepos de cacería.

Luego el limbo, la virginidad estéril, el litigio inmemorial entre humanos de cabello corto y pupila evasora, que talaron el soto del misterio haciendo de su voz erial.

Aún así se buscaron. Hallaron la senda de tréboles, desdeñaron como ruinosa heredad su pasado, entrevieron la extraviada condición, la posibilidad remota y lenta, iluminación de feroces soñadores.

Perduraban no obstante los escualos en un mar de naufragios, el despeñadero al fin de milenios, el imperativo matar o morir en las banderas de todas las edades, la alucinación generada por linderos, la cizaña sin segar obstruyendo la savia, embotando los sentidos. Eran ciclos de aturdimiento.

Ahora nos hemos hallado y reconocido, jurado no dar más la espalda al destino bajo las estrellas de magos y astrónomos, por cuyo esplendor palidecieron todos los argonautas, hemos tomado la espada por su empuñadura aguamarina afrontando la medusa, con el semblante de quien desprecia la injusticia.

Pero antes de acudir a la audición legendaria, en el estanque sombreado de avellanos habremos de lavar el ensueño, sutil y real como la brisa sobre los cuerpos desnudos.

De "Canción en los Campos de Marte" (1993)







Nao

Colisionando con una procesión de témpanos
la proa partida desde el astillero
y a ninguna parte avanza el navío del tiempo

Yo canto el capitán
sus ojos brotados demencial
y a los viajeros aterrados
porque la travesía no es turismo

¿Y cuál canción silbábamos
asomados a las barandas
bajo el verano aparente?

Canto el rayo sobre cubierta
el relámpago desnudando la palidez
de la tripulación de veteranos

Y canto los arrecifes a la vista
la radio muda el pánico a babor
bajo granizo el pánico a estribor

Pero también los sueños submarinos
que atraviesan la pesadilla que crece

Y la serena voluntad de vida
que acalla al huracán







Sequía

Hasta que el amor de todos
descendió
a su más bajo nivel
de embalse

-Nuestra represa se seca-

Y hay angustia
y grave racionamiento de luz

Y entonces -por fin-
multitudes hacen grandes filas
para escuchar la poesía

De Poemas (1994 - 1998)






El homenajeado

El homenajeado lleva bufanda
y tose preocupado
por tantas preguntas incoherentes

Todos lo felicitan
mientras agoniza en público

Se le va la voz de tanto dar las gracias

Y aunque su rostro pálido
es el de la muerte
todos lo abrazan y rodean

Y nadie quiere quedar
por fuera de la foto







Villon

Invierno de 1463. Solitario, aterido, hundo mis zapatos
en la espesa blancura del frío.

A pié, me aguarda la nieve del exilio.

Bajo las gárgolas de la capilla de San Severino,
el demonio tentó mi alma.

Soporté la prisión del Obispo de Orleans.

Escapé a la horca,
pero fue la soga del mal amor
la que apretó mi cuello.

Recordad, maese, mis palabras.

La muerte tiene el rostro del rey,
del clero, de la peste.

Pero la soga del mal amor
fue la que apretó mi cuello.







En torno a la escritura

El rayo escribe con rigor iluminado y tajante.
El relámpago es un morse.
La lluvia escribe en la superficie de los muros.
El viento sobre las dunas del desierto.
El sol escribe en los semblantes.
El río, sobre los peñascos.
Los fósiles están grafiados en la faz de la piedra antigua.
El caracol imprime un hilo de luz sobre la arena.
El pájaro carpintero picotea una jerga cuneiforme.
Aunque lento, el pueblo escribe la historia.
La vanidad escribe con humo y cenizas.
Los poetas solo son lectores del universo.







Navidad de los bárbaros

¿Feliz Navidad amor
con tantos muertos?

De nuevo asolaron
los pinares

Llueve sobre cuerpos desnudos

La confusión ha asaltado la plaza

Y aún celebrarán
disparando al cielo
a las doce

¿A dónde huir
de esta Navidad amor
con tantos muertos?







Capital

Sostuvo Thomas Mann
que todo iría mejor
si Marx hubiera leído a Hölderlin

Entonces quizás tras sus largas caminatas
la música de los abedules
habría transformado el discurso del tiempo

Se alzaría en todos el poeta de adolescencia
poniendo fin al peligroso olvido

Toda lucha sería generosa y ebria

En el motín de su nudo cada hombre
confraternizaría al fin consigo

Y en la pugna por el trigo y el abrigo
se adivinaría la otra orilla planetaria







Creencia

La mariposa atrapada entre la telaraña y el vidrio
creyó que mi mano que le daba libertadera su muerte.

Su sorprendido aleteo hacia el cielo.







A pesar de los signos

A pesar de los signos
nos íbamos y olvidábamos.

Nos apartábamos impacientes del jardín,
volviendo la vista al horizonte del incendio
al que decíamos pertenecer,

sin recordar el océano lejano
que aún nos sonreía,
en cuyas orillas se alzaban
los alegres campamentos de los nuestros.







La cuestión radiante

Perseguido el hongo, ha permanecido oculto. Ha desaparecido del jardín. Tú lo buscas y no está. Cuando pasas a su lado, no lo ves. En la pradera anegada por la lluvia no está. En el bosque de cantos herméticos no está. Cuando no lo buscas aparece. Entonces, si lo necesitas y no lo hallas, estos pequeños te llaman entre la hierba.

...

Tú tomas el hongo. Dorado y plateado. El sombrero sagrado. Radiado y radiante. Carne solar. Lo tocas. Lo hueles. Lo comes. Masticas. El hongo amargo. Que sabe a tierra. Que huele a tierra. El hongo-tierra que nace del rayo. El hongo-rayo. El hongo que aparece y desaparece como el hombre y el mundo. Tú comes la tierra (entera) contenida en el hongo. Comes lo que está encima de la tierra y comes el inframundo. Comes el cielo y el infierno que son carne del hongo. Comes la medida de la purificación. Pero no sabes qué comes. No sabes qué bebes. Como el incierto esperas, sin saber lo que vendrá. Tú tomas el hongo. Lo miras. Lo palpas. Lo hueles. Lo muerdes. Masticas el hongo amargo que sabe a tierra, que huele tierra, masticas la tierra, el hongo-tierra que nace del rayo, tú masticas el rayo.

...

Tú bebes el hongo, lo inhalas, lo sorbes, lo respiras, lo vuelves esencia de ti, jugo de ti, carne de ti, sangre de ti, lo haces tu sueño y tu existencia, lentamente.
Y el hongo te bebe, te inhala, te sorbe, te respira, te vuelve su esencia, su jugo, su carne, su sangre, su existencia. ¿Es el hongo un animal? ¿La seta : un mensajero? ¿Un ser que brota de un mundo secreto y paralelo te circula?

...

El desplazamiento de la tierra se reinicia. Todo se mueve y es. No estás preparado. Todo te rodea y acuna como si fueras un nene. El peligro te prodiga sus cuidados. La avara prudencia te fustiga. Eres sacudido por la marea. Te mareas. Tu fuerza se fuga a borbotones de tu cuerpo. Todo de pronto es tóxico. El mundo es tóxico, imprudente. El aire y la sangre, tóxicos. La sangre arrastra piedras en su caída. Nuestros pensamientos son tóxicos. La gran arquitectura de tu pensamiento sobre la realidad, celosamente erigida, se viene abajo con estruendo. No sabes nada. No puedes evitar nada. El inframundo te bebe, te inhala, te sorbe, te respira, te vuelve su esencia, su jugo, su sangre, en un sueño. La muerte te mastica. El reino de las sombras te digiere. Eres su sustancia alucinatoria. Estás atado al poste de tu fin. Tú tienes qué luchar. Debes morir hasta vaciarte de tu muerte.

...

Pregunté a alguien : ¿moriremos?. Respondió : puede que ya estemos muertos. Pensé, es cierto que los muertos pueden hablar. Podía ver el cielo grave y pesado sobre nuestras cabezas. Caminé con pies de plomo, pues tenía por piernas un par de montañas a las que difícilmente podía mover. La tierra entera se adhería a mis muslos y a mis piernas.

...

¿Sabes cuánto pesa un muerto? Para morir olvido el habla, mueren primero las palabras. De pronto sabes mucho sobre la pesadez. Pesas, como un muerto, como una barranca, como el mundo. Tu cuerpo está tumbado, inmóvil, bajo el grave cielo, aplastado por una anómala fuerza de gravedad. La temperatura baja y sube sin control. El clima es interno. Debemos morir para inhalar la mañana del renacer, vaciar el odre viejo para llenarlo del vino nuevo. Sabernos pensamiento de no ser la tierra sin conciencia. Experimentar la certeza de ser muertos que no hemos querido aprender a vivir, muertos sin palabra, sin palabras. O la percepción de ser la tierra que muere y vive sin pausa. Es el espíritu el que fija los límites.

...

Voluntariamente te secas, te vacías del vino que mata. Miras el envés de la vida y ves la muerte en tu cuerpo seco, hueco, desde donde la energía inicia una prolongada huida.

¿Dónde vas fugaz criatura? Quédate a contemplar tu cuerpo seco, tus ramas secas, y ya que solo puede amar bien al mundo quien ha salido de él, esfuérzate aún para beber el jugo de la inmortalidad que tu seco cuerpo necesita. La fuerza que tus propios pensamientos impiden florecer.

...

Somos un cuerpo hilado por la luz, que el olvido y el mal amor destejen. En el laberinto se nos pierden los hilos de Ariadna. Morir es abandonar los hilos, no renunciar a nuestra resistencia de siglos a la vida, no permitir que sus jugos fluyan en nosotros libremente, no elegir entre la muerte y la vida que nos colman, no separar en nosotros la vida de la muerte, ya que ambas se disputan nuestro rostro.

...

Cuando morimos el eje del universo cede. El cielo se cierra sobre el desfallecido como una lápida. Las plantas se marchitan. Con angustia inhalamos el menor aire posible. La energía se va de tus manos que permanecen abiertas como ramas secas. Estás atado a los potros de la alucinación que galopan hacia los puntos cardinales. La energía se ausenta de tu cuerpo, reseco como un tronco, como arcilla del desierto. El color de la fruta se pudre.

...

Se trata de saber morir y renacer, aquí, ahora. Es imperativo entonces recobrarse, religarse al mar de hilos solares. Cierras los ojos y reposas. La fuerza te toma lentamente. Ola tras ola colma tu cuerpo. La fuerza te lava de la muerte. La eternidad comienza a las doce. El reloj no corre. Todos los muertos del mundo mueren en tu cuerpo. Todas las batallas se libran en tu cuerpo. Todas las resurrecciones reconfortan tu cuerpo. La transmisión de la vida es el único y verdadero amor. La eternidad comienza a las doce. El tiempo no corre. Un sacerdote maya o egipcio, un shamán siberiano o el guerrero que aún no ha pisado la tierra del tiempo están a tu lado. Sostienen la armazón de tu sueño.

Tembloroso por el sismo sagrado, extenuado tu cuerpo, exhausta tu alma, vuelves a ver en la superficie de la fruta el color inmortal.

...

Atravesamos con o sin miedo la muerte para mirar su envés. Al otro lado de la muerte, la vida. La muerte es un no-lugar atravesado por la vida en todas direcciones. Desde el otro lado de la vida, la muerte es un chamán que no pisa la tierra del tiempo, su presencia es armadura. Para que tu cuerpo no desfallezca sostiene tu sueño. Son las doce. El tiempo no corre. Naces fuera del tiempo. Es difícil nacer en un lugar sin tiempo. Alguien fuera del tiempo se sumerge a esta hora en la existencia.

...

El cielo te mira, te toma, te palpa, te huele, te muerde y remuerde, eres el pasto del cielo. El engullido por el cielo. El amado por las risueñas sombras del esplendor. Eres el amado de la hierba, el risueño, la sombra de la hierba y el esplendor. El sol hormiguea en el cuerpo. El ser se despliega desde adentro. Ardemos de electricidad. Es más fuerte la presencia de las formas. La tierra nos reconoce, nos sabe suyos, sus muy antiguos amantes, los hijos que volverán a su vientre.

...

Un gigante es centinela, de pie ante la edad de la tierra. Este prado sin orillas no está en el tiempo, el tiempo no corre en el prado, este bosque es ahistórico. Estamos en este lugar desde antes de la prehistoria. La eternidad canta la transformación sin límites. La energía se arremolina en las arterias. Se intensifican los colores gradualmente. Las láminas de oro de la puerta a los cielos están cifradas con caracteres de la primavera. Bullen y se multiplican los jugos de la tierra, en la avasalladora manifestación de la luz. Esta es la fiesta en que más celebramos a la vida. El ser florece por los hongos. La corteza cerebral se abre como una flor. El ser se desenvuelve como una hoja cuyas nervaduras son escritura del misterio. Este es el lugar en que venimos a comprender nuestro camino como humanos. Susurran y cambian las formas del follaje. La voz oceánica del viento viene y va entre las hojas de los árboles. El viento trae las voces de otros tiempos, memoria del mundo invisible. Todavía son las doce. El tiempo no corre. El que habla es el hongo. Recuerda, alma.

...

Viajas también hacia los antepasados. Eres la asamblea de ellos. Ellos te constituyen a ti. Se asoman desde todos los lados de tu torre. Esperan el desenlace de tu batalla. Sus rostros se revelan, relevándose en el tuyo. Eres ellos. Y la prolongación de su travesía. Los que vendrán.

...

Desde antaño hemos mirado al cielo incontables veces. Lo vemos, de nuevo, por primera vez. Estamos adheridos a él, como la tierra a nosotros, por ligamentos del sol. Los planetas están entretejidos como una hoja. Como a los pájaros y a las flores, el rocío nos gobierna, a través de nuevos sentidos. Golondrinas dirigen el verano. Hemos visto tejidos de senderos en el aire : corrientes-toboganes por donde se deslizan aves de una profecía. Tanto soñar con abrir las puertas del mar. El umbral es un cielo que se cierra y se abre. Seres van y vienen entre los mundos. Nuestros ojos no están preparados para mirarlos. Están ahí, posados en el vacío, objetos del amor sagrado, inevitable. Esperan por nosotros.

...

No estamos solos. Mas no estamos en el exterior de los otros. Ellos no habitan fuera de nosotros. Todos estamos dentro. Del gran cuerpo cuya sustancia somos. El hombre es cuerpo, la tierra cuerpo, el universo cuerpo, lo visible y lo invisible un único cuerpo. Como adentro es afuera. Hölderlin escribió: “El ritmo es el alma del espíritu. Todo no es más que ritmo : el destino del hombre es un solo ritmo celeste”.

...

Recordé esta plegaria griega : “Entra en mi espíritu y en mi pensamiento durante toda mi vida, pues tú eres yo y yo soy tú ; guardo tu nombre en mi corazón como un encantamiento”.

...

El pinar se estremece en la embriaguez del mundo. Fluye un riachuelo de sol en el bosque de raíces entremezcladas sobre la tierra negra. Un árbol inmóvil vuelve a su danza alada, autónomo, en extático equilibrio, fuera del tiempo. Mariposas posadas sobre mi cuerpo como sobre un árbol inmóvil, permanecen en extático equilibrio, como el cielo y la tierra, fuera del tiempo.

...

Es el juego del alma. La posibilidad remota y lenta. Todo es nuevo, todo vive. Los cabellos son raíces aéreas. Un árbol de pájaros nos mira. La arboleda se transfigura. Las hojas flotan sobre el vaho del sol.

El lago arde en la contemplación del día. El prado verde arde. La vaca con manchas blancas y negras sobre el prado, verde, arde. Arde la cordillera.

Extraemos el jugo de la tierra. El vigor destila en nuestro cuerpo, manando una música que se derrama sobre la hierba del antiguo jardín de fuerzas. Sentados sobre el prado escuchamos la audición legendaria.

Veloces, rojas nubes atraviesan delante de nosotros. Cambiamos de cuerpo sin cesar. El mineral se hace ave. El cielo es líquido. La ola extática va y viene. Adquirimos las formas del mar.

...

Al anochecer un ser con alas vigorosas se aparta del bosque, coronado de rocío. Contra la voluntad que anhela la permanencia, el mar regresa lentamente la barca del sueño a la rugosa realidad.

Lavados la sangre y los sentidos, ola tras ola retornan las voces familiares, el sueño se va, dejándonos solos con el mundo.



* * *






De Canto de la Rama Roja

2





Hablaré con una voz de greda de un sueño antiguo casi olvidado.

Pero no hablaré para renegar del plural de una prehistoria de espesas frondas, cuando no existía nada tuyo o mío sino nuestro.

No callará por mi boca la tierra negra su memoria. La piedra evocará siempre la angustiante pesadilla humana, que no ha conseguido aún extirpar la dulce evocación del origen.

Mas no sobredimensiones mis palabras, ellas solo te pondrán en guardia frente a lo que has visto ya y vivido, pues las palabras solas no pueden cambiar a un hombre o a un país que rige el espanto, y solo los hombres
y los países aterrados pueden transformarse a sí mismos.

Entre todas las palabras que pronuncié durante los años de la
incertidumbre, éstas serán las otras voces, los vocablos siempre explícitos y casi nunca comprendidos, que tal vez tampoco escucharás, aunque no es la primera vez que dialogamos.

Palabras contra este entramado de plomo que al final será vencido por un sueño, que asciende irreductible entre puñales.

De este sueño antiguo y nuestro escribiré, de los límites entre
los territorios visibles e invisibles, de las delirantes márgenes y abismos
de la realidad donde desaparecemos incautos, antes de morir. Del mundo que todavía tememos habitar pues nos ha sido arrebatado, sin haberlo percibido todavía, en el esplendor de su dimensión asombrosa.

De una misma respiración participan las piedras, las plantas,
los animales, los individuos y los pueblos. Una misma energía nos circula
atravesando la tierra.

¿Por qué se ha socavado la unidad del mundo y el sufrimiento lo ha desbordado todo?

La casa es la tierra de la que fuimos expulsados con argumentos de hierro, bajo un cielo plomizo.

El espíritu de una edad de plomo nos avasalla hace incalculables siglos, entre las cuatro paredes de ciudades fantasmales, en las que fuimos confinados por soldados sin rostro, bajo una tormenta de polvo primitivo, para ser separados definitivamente de la tierra.



4

En un instante quedó petrificado el espejismo. Como cuatro hombres juntos, pesaba en su ataúd el hombre fulminado por el último rayo
de la tarde. Pesó en nosotros como la tierra el sueño de una especie sometida por sí misma, hendida por sus tinieblas.

La ley de gravedad que nos aplasta bajo el sol de mediodía es el anverso
de la proscrita leyenda que jamás creyó nadie poder recobrar. Pero otras piedras flotaron bajo este mismo cielo a las voces de un ermitaño milesio.

Te hablaré con una provisoria voz de agua cuando un mar antiguo
en su reflujo se hace playa, entonces un volátil elemento se seca sobre
la arena, se hace carne y sueño líquido de una fibrosa vida en mutación.

Diré: este universo de arcilla perpetua que muere y renace, desencarna
en líquido o entra en su horno porque no sabe o no puede resistir siempre el embate de un tiempo inexpugnable. Ya que no es fácil sufrir cien años cuando el mal perdura.

Mis palabras están hechas de aire y de un amasijo de tierra negra y fuego, ellas son granos de arena imantada por el viento o terrones de una arcilla inenarrable, que no irrumpe aún en el horno de la muerte. Mis palabras
son recias como peñascos que se congregan o como el polvo que se compacta en la tierra memoriosa.

Pero debo hablarte también con una voz de piedra que un día será de nuevo luz. El porvenir está escrito sobre la piedra antigua. Pues renacer
es retornar desde la piedra a nuestra naturaleza radiada.



6

Un poema no es un juego de azar donde un corazón tahúr se juega
una apuesta sin sentido. Tampoco se juega su existencia el poema
en una carrera de lebreles. La poesía es la cifra del espíritu, el vestigio
de una metamorfosis sobrehumana.

En un poema siniestro fue encadenado el amor hace siglos. En un poema realista los pueblos se movilizan desde el sur.

Hombres y bosques son abatidos por una misma sierra eléctrica, en tanto la juventud del mundo espera en vano la primavera, que germinará
como el oro rojo desde adentro.

El fuego destinado a desencadenarnos se oculta en la imaginación
de la libertad que pugna, en el corazón resplandecido de la piedra,
en las sibilinas plantas y en los libros que la inquisición prohibió
bajo pena de confinamiento, en los cantos y mitos que nutrieron
la infancia de los pueblos que escalan la substancia de la tierra, afincados en una incandescente cognición.

El poema resuelve el acertijo. ¿Cuál es el río presuroso, la risueña verdad siempre cambiante que nos niega, expresada a lo largo de una mutación inenarrable, cuyo cauce sólo puede ser alterado por el sueño?

En la poesía, en la crucial escritura del poema, todos nos jugamos
sin ambages esta historia mortal, en una hora axiomática.


REVISTA PROMETEO
FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA DE MEDELLÍN

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