Estudió bachillerato en el I.B. Diego De Guzmán y Quesada, mundialmente conocido en Huelva como “El Femenino”. Allí su profesor de literatura, Francisco Jiménez Pérez, le descubrió el maravilloso mundo de la poesía.
Se trasladó a Sevilla para licenciarse (sin prisa) en Filología Hispánica. Después de un curioso período de oposiciones, consiguió trabajar como profesor interino de literatura, lo que le permitió conocer en profundidad seis provincias andaluzas. Actualmente vive como funcionario en el I.E.S. La Arboleda de Lepe, donde reside desde 1998.
A principios de los noventa publicó sus primeros poemas en la revista literaria Volandas, de Punta Umbría, algunos con el rimbombante pseudónimo de Don Segundo Sombra, tomado de la imponente novela de Ricardo Güiraldes. También colaboró en la revista cultural El botellón literario, de Huelva, y en la publicación La voz de Lepe, esta vez con el pseudónimo de Andrea Orozco.
En Marzo de 2003 publicó en la editorial Cacúa su primer libro, Columna arrinconada. Actualmente está terminando su segunda obra, Trinchera o tumba, algunos de cuyos poemas aparecen en la antología poética Huelva de la A a la Z (poesía), editada por la diputación de Huelva.
-POESÍA:
Columna arrinconada (2003).
Selección de poemas de Columna arrinconada y de Trinchera o tumba (aún inédito) en la antología Huelva de la A a la Z (poesía) (2006).
Va a cansarme la sábana baldía.
Va a cansarme
trabajar este cuerpo hasta que parezca el tuyo
poner de nuevo nombre a cada poro
cavar trinchera o tumba.
Va a dolerme
partir el pan para otra boca
su tozudo silencio
su mordisco frutal.
Va a dolerme
fingir el hueco en la garganta
cincelar el bostezo necesario
el tedio horizontal
de las caricias obligadas.
(Del libro Trinchera o tumba,
Diputación de Huelva, 2006).
“COLUMNA ARRINCONADA”
Edit. Cacúa, 2003
Edita: Ateneo Alternativo “Antonio Carrasco Suárez”
RUIDO
Me vienen diciendo
que no me ría;
como si les fuera a despertar al niño.
Que no grite
que no alborote
que si la edad
que si las formas;
no ven que el niño
se les durmió para siempre.
Necesito un porsche,
para matarme en un curva
cerrada.
(A. de Padua Díaz)
Noche cerrada.
Cremallera abierta.
No importa qué curva
elijas para matarme.
1º
He aquí que me presento ante ustedes.
Yo, el individuo más imperfecto,
el dado con números gastados,
la palabra sin chispa ni genio.
Y estoy temblando de hombre,
estoy muriendo de animal perdido en una jaula,
estoy acabando un libro negro
con la portada negra,
con las páginas negras.
Estoy callando de solo y de cobarde,
estoy sufriendo de roto y de simple,
de tonto y de mediocre.
Estoy harto de buscar en los libros de los otros,
en los versos de los otros.
Estoy cansado de las vidas de los otros.
Los espejos me dan vértigo hacia dentro.
No hay paisaje más cierto ni más triste.
Y me voy quedando entre los libros y el polvo,
entre las fotografías y el polvo,
entre las sábanas y el polvo.
No me reprochen mis poemas ni mi voz gastada.
Y me arrepiento de todo lo dicho,
me retracto de mis codos y mi espalda.
No tengan en cuenta
más que un ligero movimiento de ojos
que hice a los diez años de niño.
2º
Me ha escrito Eva una carta de caligrafía urgente
y he tenido que venir de manera apresurada.
Me cuenta que no haces más que golpear mi recuerdo,
que lo tienes todo el día por el suelo
a patadas
y que le estás pudriendo el rostro con insultos
llamándole cursi, pedante y embustero de mierda.
Así que vengo a llevarme mi recuerdo,
a dejarte un vacío del tamaño de mi vida en la memoria,
vengo a llevarme todas las tardes de cine y de pistachos,
todas las niñas que amé desde la infancia,
y todas las calles que fuimos minando de pasos.
Vengo a borrar las huellas que dejaron
mis abrazos en tu espalda,
como un asesino torpe que vuelve al lugar del crimen.
Porque de todas formas
tú me elegiste culpable;
culpable de tu altura de montaña,
culpable de tu fuerza de gigante,
culpable de tu belleza de estatua.
Ahora me lastimas maldiciendo la distancia
porque no puedes ser luz
si yo no soy tu sombra.
3º
lo que quieres que sienta
pero yo sé que sólo lo dices para herirme,
que no hay nadie que dé besos de esa clase
ni que haga el amor como en la tele
ni que folle tan desmesuradamente.
Sé que no te han besado
antes de salir de casa,
que te has duchado sola
y que el agua se ha llevado al fondo
sólo tus pelos y tus ganas.
Sé que sólo tus manos se atreven
con el amarillo desierto de tus bragas.
La boca te huele a silencio,
el aliento te apesta asquerosamente
a tango a bolero y a boca cerrada
y se ve que tienes las tetas caídas
del peso de la nada.
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