martes, 4 de enero de 2011

2765.- JOSÉ MANUEL VARA


"No es un recién llegado, pero sí un perfecto desconocido. Siempre limitando sus movimientos al underground recalcitrante, más por convicción que por vocación, José Manuel Vara (Barcelona, 1965) lleva ya tres años con su cutre-fanzine Atrocity Exhibition, y seis realizando cortometrajes poco recomendables para corazones sensibles -Géminis (94), Feliz quien toma a sus hijitos para romperles el cráneo con piedras (96) y El sueño del hombre monocromo (97)- mediometrajes -La política de los insectos (97)- e incluso largos -Pequeña radiografía de un tormento (98)-. Ocasionalmente edita un fanzine literario Los libros de la atrocidad, y colabora ahí donde le llaman o le dejan. En los últimos tiempos ha puesto en circulación Pequeña radiografía de un tormento (98), un manojo de poemas reunidos en el primer volumen publicado en la colección poesía de Neurotica Books, editorial artesanal que anuncia el próximo lanzamiento de la primera novela del mismo Vara, La habitación roja, y el texto original de Jezabel 6 -¿Lydia Lunch meets Poppy Z. Brite en Barcelona?- que inspiró el argumento de El sueño del hombre monocromo.
Devoto de Bukowski y William S. Burroughs, Vara, sin deslumbrar ni destacar especialmente en lo formal, demuestra poseer una inquietud que en ocasiones le ayuda a trascender lo meramente tributario para facturar poemas de irrebatible fuerza -Dios y Bukowski en el hipódromo, por ejemplo- que dicen bastante y bastante bueno de un personaje que aún necesita soltar el lastre del manierismo pero que parece que va por buen camino"
Oriol Rossell
(Nueva literatura killer. Revista Factory, nª 22. Abril-junio 99)
(Formación académica: Psicología Clínica.)

Ha participado en festivales de cortometrajes como FILMETS, LES COTXERES DE SANTS, FESTIVAL DEL CINEMA DE CATALUNYA (SITGES), donde en el año 2003 se le dedicó un especial en Brigadoon por su amplia trayectoria como cineasta underground. (Sus cortos se han exhibido en varias ocasiones en Badalona Televisió). olaborador de programas de radio con secciones dedicadas a lo alternativo (Radio Pomar, programa Black mass) y organizador activo de la I y II Mostra de Cinema Independent de Badalona.
Actualmente, tiene dos space-fanzines: “Neurótika subfilms” y “Atrocity Exhibition Ciberfanzine”, sigue realizando cortometrajes y colabora como publicista freelance en una agencia de Barcelona. También está escribiendo su cuarta novela inspirada en hechos reales sobre la realidad internauta.





MI BESTIA INTERIOR (Un poema de José Manuel Vara
reinterpretado por Lucía Fraga)

Cuando era pequeña rezaba a los pies de mi cama
Y pensaba si Dios tenía pene y cómo lo usaba.
Ahora ya sé para qué usan la polla los hombres;
Para penetrarte y desgarrarte por completo,
En sacra profanación del coño imberbe.
Todos los hombre abren la puerta
Para ir a jugar.

He hecho de mi cuarto de baño un patio de armas.
Pero déjame que recuerde mi culpa un poco más.
Aprendí a caminar descalza mirando atrás
Por si algún loco me quería atacar.
Y me atacaron: su sexo a embestidas
Me hacía temblar y aunque tapaba la boca
Yo, ramera sucia, no hacía más que jadear.

Ni el psicoanálisis, ni Gestalt me pudieron ayudar.
La terapia de grupo fue otro excitante
Para mi alma impura y putrefacta.
La culpa era mía y la llevaba grabada a fuego
Como un señuelo para pecadores.
Todos los hombres abren la puerta
Para ir a jugar.

Me iniciaron en el sexo en los pasillos de casa,
Entre las cortinas, con un beso húmedo de “Buenas Noches”
Y una mano bajo mi pijama buscando un “cállate y déjate hacer”.
Así me entregué al abismo de mi vicio aberrante.
Pero la culpa era mía, por dejar manchar mi carne
Sin apenas resistirme, ramera sucia,
Que ahora busca la salvación.

Nadie me dará indulgencia plenaria.
Nadie me dará ya la salvación.
Por eso me peino las venas llena de misticismo,
Mientras se llena la bañera y voy apretando gomas
En los brazos, corvas y muñecas.
Siempre me han gustado las cuchillas.
Como las impúdicas navajas abiertas,

Mujer con las piernas separadas,
Como en un cuadro de Courbet.
Su filo muestra mi mugre en espejo,
La podredumbre de todo lo que fui
Y pronto dejaré de ser.
Todos los hombres abren la puerta
Para ir a jugar...









ELLA VENDRÁ (Un poema de José Manuel Vara
reinterpretado por Lucía Fraga)

Sobre una mecedora llena de carcoma,
Se balancea inútilmente un cuerpo inerme,
Al que le han arrancado la vida
Las poluciones nocturnas y las ausencias de la fémina.
Su sexo flácido ya no chorrea semen,
Porque le falta el hueco de su muerte.
El hueco en que cada noche se perdía para siempre.

Pero ella vendrá, seguro.
Vendrá como un niño salvaje que no conoce
Los códigos de la sociedad más elemental.
Envuelta en lycra y sin bragas, para que puedas
Posar tu mano ansiosa debajo de la falda.
Con ojos de gata enferma, febriles y amarillos,
Que piden un poco de aire para llenar tu vacío.

Pasan las horas, pasan los minutos
Y tú esperas el clavar de sus tacones contra el suelo
Como anuncio de desvelo de tu cárcel de carne humana.
Mas persiste la pesadilla del sexo blando que cae
Como muerto sobre tus piernas de herido de guerra.
Estás encerrado en una jaula de metalurgia onírica
Donde ella se deshace como un castillo de arena.

Pero ella vendrá, seguro.
Vendrá maquillada como una zorra de alto standing
Y desatará todas tus cadenas de sueño forjado.
Se quitará el vestido y dejará las mentiras,
Para desnudarse lentamente y descubrirte
Que el cuerpo que amas no es más que falacia.
Descaro de látex y ortodoncia en los dientes.

Pasan las horas, pasan los minutos
Y volvemos al tiempo en el que todo era negro.
Al principio era el caos...hasta que llegó ella
Con su sonrisa lasciva y ritos carnales
Que te impusieron un yugo como la visión
De sus pezones centelleantes,
Afilados como cuchillos prestos al ataque.

Pero ella vendrá, seguro.
Traerá su ración de paraísos artificiales
Y con su lengua te pondrá un poco de edén
En la punta de la polla.
La merca será buena y se pondrá como loca,
Repitiendo la misma escena para voyeaurs
Que tanto la fascina como a una profesional del mercado.

Pasan las horas, pasan los minutos
Y tú como a una niña le darás el jarabe de la noche
Para que trague hasta la última gota.
Ella más ansiosa reclamará otra cucharada que tú
Revolverás en tus entrañas con el calor de un vaso de leche.
La mujer-veneno quiere ser pequeña para que la cambien
Y le den de mamar como cuando vino al mundo.

Ella vendrá, seguro.
Cargada de ojeras, de participar en otras operetas.
Con la marca de una bofetada y un cardenal en la pierna.
De regreso a una infancia de dolor con sabor a beso sangriento.
Con un único deseo.
Olvidar.
¡Fóllame de nuevo!








El hijo del lanzador de cuchillos.

Soy el hijo del lanzador de cuchillos,
soy el que sufre en silencio,
el que ansía perderse en tus labios de piel de tormento,
en el abismo de tu boca y en lo suicida de tu misterio;
soy el hijo del lanzador de cuchillos,
el hombre que no duerme,
el viejo-niño que se alimenta de ilusiones,
el animal frustrado encerrado en la jaula de los 10.000 millones de engaños,
el que anhela mudar de piel y convertirse en lagarto,
el que derrumba castillos de arena con los muñones de su pensamiento,
el que traicionaría por un asiento en primera fila;
soy el hijo del lanzador de cuchillos,
el que os hace vivir de la ilusión de muerte,
el que desearía,
sólo por ver que sucede,
errar en el último lanzamiento...
Soy el hijo del lanzador de cuchillos...
y no trabajo en ningún circo.








La espesura maliciosa del bosque asesino

La mirada ocre agonizando cuando cae una tarde desafortunada
y el sonido de las hojas trituradas por botas embarradas
agoniza en algún inhóspito lugar del desierto de árboles
que sirve de refugio a una bestia humana con ojos azules.

Hay ramas manchadas de sangre seca y cortezas de árbol violadas
por orines rancios
de decenas de víctimas enfrentadas al miedo...
... a una afilada hoja de cuchillo de carnicero que roza el cuello
y juguetea con el sabor de la muerte próxima
que resbala
entre unos dedos enormes, siniestros, torpemente diseñados...
Movimiento violento para que cuchillo arrancavidas reviente
en una explosión triunfal contra la frágil muralla de un corazón
pletórico de sangre, que estalla hacia dentro como explosión nuclear
creando un crepúsculo artificial que sólo disfruta
el atormentado cerebro de una mente enferma,
que obliga a su cuerpo a pasear penosamente por un bosque extraño,
muerto...
por un bosque próximo a su casa,
a la de sus padres,
a la de su niñez...,
ellos han muerto; padre tardó algo más: era una mala bestia,
pero el alambre de espino trenzado alrededor de la garganta
obra milagros en el pescuezo más resistente...

(crack, crack, crak)

y, de nuevo, el sonido de las ramas y las hojas al ser pisadas...
...y el sonido de las risas inocentes acercándose
a través de la espesura maliciosa del bosque asesino








MULTITUD

Una multitud estalla delante de mis ojos,
una multitud curiosa que parece evitar el paso del tiempo,
que se mece cual equilibrista suicida
en lo alto de un reloj giratorio con vistas a una plaza...
hay rostros imprecisos, graves, austeros, descafeinados
que se funden allí donde el ojo pierde su definición visual,
allí donde la sombra parece atrincherarse
para escupirte su mal aliento.

Una multitud recelosa de sí misma,
que gravita en torno a pulmones artificiales de consumismo,
una perra leprosa que amamanta cachorrillos enfermos
mientras una ligera brisa entumece los huesos
al escaparse distraída
de miles de máquinas de aire acondicionado.

El insidioso susurro de los pies arrastrándose sobre asfalto
es como una oración blasfema,
como el crepuscular tañído de una campana fúnebre
que parece marcar una monótona cadencia,
un paso marcial para una multitud hueca
de extremidades amputadas,
de vidriosas miradas lechosas, artificiales...

...como el calor que parece manar de cientos de cuerpos
que se aplastan uno contra otro, otro contra uno...
formando las desesperantes entrañas
de esa jauría ciega,
de esa multitud que fué parida muerta.




2 comentarios:

  1. Gracias enormes, Fernando.
    Un placer estar por aquí.
    Abrazo,
    Vara

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  2. Un abrazo también para ti, José Manuel, te leí por primera vez a través de nuestra común amiga Lucía
    Fraga, a tu disposición para lo que quieras
    Fernando

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