sábado, 13 de noviembre de 2010

1851.- JUAN AGUSTÍN AHUERMA SALAZAR


JUAN AGUSTÍN AHUERMA SALAZAR, poeta, escritor y psicólogo argentino. Nació en Salta el 28 de agosto de 1949. Se graduó en la Universidad Nacional de Córdoba como Licenciado en Psicología. Actualmente reside en Salta y hasta el momento su producción es la siguiente: Poesía: Territorio libre (1974); El ángel que faltaba (1986); Los papiros no se venden (1982); Quizás una Sinfonía. Antología Poética (2009); Narrativa: Tres pensamientos (1978); Alias Cara de Caballo (1984); La república cooperativa del Tucumán (1989); La metáfora de Munzur al Manzur (1992); Lluvia amarilla y perros in the night (1995); Teatro: El espión,Psicología Social: De los márgenes a la marginalidad (1999), entre otras. Hoy, está a punto de sacar a la calle su último libro: Las puertas del infierno (cuentos), editado por la editorial AgroVisión. (1990).






1. EL SOL SE ESTÁ APAGANDO


I

Vayan yendo,
el sol se está apagando.
Yo hice todo lo posible
pero no ha alcanzado.
El sol se está apagando.

El agua se ha secado en las marimbas.
La pasión
que antes generaba cordeles de ira en la distancia
barcos de vapor, los trenes, la esperanza,
ahora se diluye como la bruma en los pantanos.
El sol se está apagando.

Las grandes capitales
que han crecido desorbitadamente
sobre los bosques y los mares.
El mundo
que ha tenido visiones, religión, poderes y arrogancia.
Todo eso tampoco ha alcanzado.
El sol se está apagando.

Las flores
que cuando me querías
eran mercancía cantarina
entre las vendedoras del mercado.

Las cosas que me has ocultado.

Ahora no son más que historias vanas.
El sol se está apagando.

Se han acabado
el fernet, las putas, los cigarros.
Y el sol se está apagando.

Los hombres, ahora pasmados
filosofan sobre el tiempo, solamente sobre el tiempo,
porque ya es demasiado tarde.
Y aunque los noticieros y los periódicos
nos mientan,
ya vamos sabiendo que todo
ya Todo ha terminado.

II

Pero el Universo que es infinito,
y también es insobornable,
tiene tantas lunas
como hormigas caminando en el sendero.

Entonces tantos soles debe haber
como hogueras ardiendo
en la noche de los campamentos.

No es uno, ni son dos, ni tres.

El verdadero peligro,
el frío interminable
la insondable oscuridad,
nos vienen de adentro.

Verano del 2009





2. FLORES DE ALCOBA

Detrás de estas ventanas de luces inútilmente rojas
arrojamos el destino como cartas secretas
en el aire húmedo de ti:
de ese modo pudimos saber que Aníbal
como un enfermo
te anduvo buscando por las Galias
y que te ibas a ir.


En medio de la noche oscura
bajo las lámparas sagradas
las monedas ruedan en las mesas
los payasos escarchan y tus ojos llamean
mientras el último pianista loco
hace mover el aire
con un órgano turbio que robó del cielo.

Así cantaba: vientre rojo vientre
púrpura en este infierno
nadie preguntará por mí nadie deshojará
lo que los ángeles dejan en tu falda.

Y hoy nadie me cree
cuando cuento
que entre pociones milagrosas y fantasmas
que golpeaban tus puertas y cantaban
y estas flores y estas flores
y estas flores
armamos un incendio que no se apagará jamás.





3. QUIZÁS UNA SINFONÍA

Hoy han bombardeado tu ciudad.
Por un instante
desgarrados en su eternidad
se dispersaron en el aire las plumas
y los libros.


Sé que pensaste en mí
que no te puedo ayudar y estoy tan lejos
tengo ganas de llorar
como los niños que saben
que a esta hora hacen los dinosaurios
sus amores tristes
y ya no está en los mapas
la selva que tenías.

Te acordarás por siempre de esta noche
llena de reflectores y de gritos.
Y esos paracaidistas que en la madrugada
llegan.
No son ángeles como querías creer
no traen sinfonías,
son cotos de caza, rosas desteñidas.


Bajo la luna bermeja han caído los puentes,
el sol ha caído, las avenidas
los pájaros han caído.
Mi amor
en tu paisaje de vidrios rotos y de incendios
sientes que se acaba el mundo
y no puedes saber
que en esta pequeña eternidad
la flor más bella está en tu herida.






4. Y QUIÉN SOBREVIVE

Qué blanca y limpia está mi túnica
como un pozo de cal, blanca y profunda,
suave en el aire que la agita
blanca en la luz con que se inunda.

Hoy la he lavado en ese río
cuando el amanecer el alba nada
le he quitado las vendas, los suspiros
y el humo de después de las batallas.

Y ahora flamea como los nidos,
lejos del cielo y lejos de la tierra
como un amor lejos de la guerra.

Como un guerrero dentro del olvido.
pues no es fácil lavar lo que se entierra
ni es difícil haber sobrevivido.



"Fernando Sabido Sánchez agradece a Luis Alberto Vittor, Director Editorial y Fundador de la publicación argentina Analecta Literaria. Revista de Letras, Ideas, Artes y Ciencias[http://actaliteraria.blogspot.com/] la gentileza de permitirle republicar los poetas originalmente publicados en la revista en su blog Poetas para el siglo XXI."





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