domingo, 31 de octubre de 2010

1677.- ANTONIO JUSTEL RODRÍGUEZ


ANTONIO JUSTEL RODRÍGUEZ/ORIÓN DE PANTHOSEAS


REFERENCIA BIOBIBLIOGRÁFICA: Abogado. Natural de Vecilla de la Polvorosa (Morales de Rey - Zamora) Actualmente alterna su residencia tanto en Vecilla de la Polvorosa como en Castro Urdiales (Cantabria). En Bilbao, y en el ámbito de la Asociación Artística Vizcaína, fue cofundador del “Grupo Poesía 4”. Su poesía comienza a aparecer con el libro “Veintitrés voces para un poema”, CLA Bilbao 1976, para continuar en las siguientes obras: Antología Club Internacional de Escritores, Madrid 1981; “Los siete rostros del amor”, Madrid 1988; “El grano en mis molinos”, Ediciones El Paisaje 1988; Antología Poética General, de Carlos Murciano y Carlos María Maínez, Madrid 1990; en 1995, por Se-uba Ediciones, es publicado el libro “Yosel”, y en 1996, con el libro “Del agua y del fuego”, publicado en 1997, obtiene el Premio Nervión de Poesía, convocado por la Sociedad El Sitio de Bilbao. En 2010, y en compilación efectuada por el poeta y editor Fernando Sabido Sánchez, forma parte de la obra “Poesía: Poetas para el Siglo XXI”. Sus obras pueden se leídas fundamentalmente on line. Editados o inéditos, es autor de más de 20 libros individuales de poesía de los que a continuación pueden encontrar una sucinta muestra. En la actualidad comparte poesía, relato y novela.





EXTRACTO DE SU OBRA


Libros representados:

Abrir y cerrar la vida………………….. 2
Una fisura en el pecho…………………. 1
Yosel…………………………………… 1
Del agua y del fuego…………………… 5
Fenicia………………………………… 4
Épica y lírica del dolor…………………. 2
Libro de Ahab………………………….. 1
Versos de las imperfecciones…………… 3
Arquitecturas……………………………. 1
Libertad: cantos menores……………….. 3
Libro del espíritu……………………….. 2
Tratados de hombre……………………. 2
La ley y la espada……………………….. 2
Todos los fuegos (en preparación).…….. 1




NUESTROS BESOS YA NO MORIRÁN

… no,
nuestros besos ya no morirán;

… de las tardes quemadas
no quedó más que oliente ceniza, más que oliente pobreza,
y, entre toda la angustia, yo recuerdo tus labios, amor,
porque nuestros labios aún servían para algo;

… era
cuando día a día
nos temblaban repletos de heroísmo y tristeza,
pues nuestros besos eran lo que no querían llevarse:
el dolor;
[... nos besábamos dolorosamente frente a la España nuestra]
… nos besábamos, amor, para vivir;
… amor, amor, para que algo viviera.





AYER, A LO LARGO DEL MUELLE

.. él venía
de la mar, yo del despacho;
él me apostó por Marx,
yo le aposté por Cristo;

… y hablamos de la pesca,
de la bolsa,
del precio del pan y del tabaco;
[… y con celo callamos la hermosura
de que nada marchara en medio de nosotros]

… y mientras las gaviotas giraban y buscaban en lo alto
el refugio
del sol,
ambos silbamos canciones diferentes a lo largo del muelle;

… fue ayer con mi amigo,
mi amigo de siempre y para siempre.






ÓPARIS Y CÁLIPSE
[zagales eternos]

... en el monte
- a solas -
se amaron y juraron en diciembre;

… por diciembre se acortan las majadas, las palomas,
el canto del cielo, la luz,
y sólo el sol de las nieves pastorea en las cumbres
y allí queda, encendido;

… abrazada a su peluche de cáñamo y cristal,
habría de morir Cálipse;
y es que fue, fue el veintitrés de enero cuando se abismaron el fuego y las tormentas
y un frío atroz acosó a las jaurías y al ojo del jaguar y al toro negro;
[y un frío así de insoportable, jamás, jamás tiene incertidumbres]

… así, pues, subió Óparis al monte trepando por él, sin él,
por la oscuridad pura,
por el vientre gris/salvaje de una piedra infinita;

… Cálipse estaba al lado de la puerta, caída;
como una mariposa helada la recogió en sus brazos y la estrechó;
luego, mirándola y mirándola, suavemente la depositó sin prisa
en el suelo de la choza;
después bajó los ojos y allí estuvo,
de pie toda la vida.






DE LOS HIJOS DE CAÍN

... a batalla abierta frente a dogmas con sus aros de hierro,
cogeré mi miedo y mi desesperación,
- y el llanto de la noche última -
y saldré a buscar
la luz,
la libertad,
arrancaré a la muerte su poder,
- las purísimas rosas de nuestros dioses heridos -
y os entregaré mi espíritu cantando,
y así mis cuerpos y mis fuerzas;
… sobrada opacidad ha habido, demasiado temblor
y gestas y exterminios contra el don de los ojos:
esa mirada que guarece y salva al ser, sus ruinas y sus resplandores;
… he de instruirme en esta profesión de hollar en cada instante un río,
un quiebro de agonía, un mar invertebrado y vivir;
… éstos son los cielos que instituyo ahora,
que una brizna de hierba prende fuego en mi boca.






NIÑOS DE LA HISTORIA BLANCA

… y allí estábamos, como rosas tardías o pájaros varados en un cielo escondido;
... mientras era el silencio nos cayeron las lunas, la luz, el movimiento,
roto todo, ay memoria, mientras pegaba y golpeaba la belleza caída,
vertiendo la ilusión tan joven, o no tan joven por el uso y abuso de la muerte;

... si alguien vio vadear las cegueras del alba, si alguien vio cómo fueron las navajas
del hambre, los témpanos del miedo, ah, si alguien los vio, sabe bien del amor,
pues que el dolor se acaba amando – ah desgracia infinita – aunque torne amargos
los panes reverentes;

... fue en el pueblo y en la ciudad de piedra, en los presbiterios sacros de los credos civiles,
fue donde sólo hijos/súbditos hubo, hijos yermos, hijos desvertebrados, hijos tristes;
... éramos madreselvas-niño o niños-madreselva pálidos por el sur de las tardes,
tras una iniciación tan épica en las toses y gritos,
en los estremecidos vendavales del corazón;

... los niños de la historia blanca, ah, bien lo recuerdo,
jugábamos en las venas rojas del río y allí nos descubrían,
combatiendo la noche con la sangre furtiva de una hoguera.







DISCURSO ÍNTIMO PARA MI PADRE

... tu cuerpo, padre, es una piedra en el campo aquél,
detrás del río;
no sé aún cómo llegó allí,
no sé;
... después de tantos años acarreando soles y lunas,
aupando de la tierra las terribles lágrimas que produce la oscuridad,
no tuve, padre, un rato de juventud con que pronunciar
y estrechar con pasión tu nombre; yo no sabía
que un muchacho con el cuerpo de mimbre
tenía que parar, hablar y darle forma a su padre, crearlo;
... y ahora ¿ cómo llegar a ti ? ¿ cómo arrancar constelaciones
y lumbres vivas del corazón y tocar tus manos y que lo sepas ?
... este oficio de vivir no nos dio para mucho;
pero, al menos, nos queda esta prenda serena de dolor,
la que acompaña siempre a los silencios duros y graves
como el que ahora tengo.






ROSAS DE AGOSTO

[… en mi casa de Vecilla de la Polvorosa;
en ella, con cariño]

... esto que estoy mirando es la casa de mi niñez;
[... bien adentro, escuchando, se oyen melodías que viajan
de un lado a otro reverberando y tocando las cosas,
acercándolas, descubriendo su rostro que fue, por un instante]

... éramos muchos en los días hermanos de los días
y mucha la labor, y el bálago, las vueltas de trillo y la nieve
en diciembre; vivíamos aquí, y en torno de la mesa, en el cuarto aquél,
nos reuníamos;

[... y qué cosas pasan; inexorablemente sobreviene la ruina
y el polvo se acumula; como la razón, si es que llega a comprenderse
alguna vez este quebrar, este despiece, esta desolación
que a jirones se agolpa y tunde la memoria]

... ríos de vida me devuelven seres y años con que fui feliz
y los mismos ríos me los llevan;
acuden gorriones al declinar la tarde, y, al ensombrecerse el patio,
ensombrecen las rosas;
... pienso en ellas, y ya no puedo verlas.







TIERRA ABANDONADA

... ya nadie vendrá aquí, nadie pasará sus tardes al sol de los otoños
ni reparará el estropicio del tiempo y el silencio, nadie,
ni nadie recordará que ahí mismo, junto a los ciruelos y los sauces,
engendré a mi hijo;
... el viento pasará ululando en invierno, y hasta los lobos, las cornejas y las nieblas
pasarán heridos de soledad
e irán muy lejos,
pues temerán el encuentro con la inmensa angustia
que exhalan la piedra rota, las puertas, los aleros caídos,
la tierra hostil y abandonada;
nadie encontrará la huella del almendro,
nadie el mar,
nadie un senda,
nadie una luz;
... y si este daño inmenso resulta en el pecho sin más irreparable,
una llaga de amor, atroz y revivida, esgrime su dolor y asuela las palabras.







RACIONALIZACIÓN DE LA ALEGRÍA

... acostumbra el dolor;
llega la alegría y la estoy recibiendo con los labios temblando,
como si el cuerpo extrañara, como si la costumbre del dolor
hubiese obviado la irrupción de sucesos hermosos;
... es así que la alegría casi duele, pues con furia se aprieta
contra el pecho para hacerse sentir, para ser reconocida y asumida
y de esta forma pronunciarse;
... y son tan pocas las gotas de rocío vivo que van apareciendo
en la aridez que soy, que las cojo y pongo por las grietas del ser
cuidadosamente no para que crezcan, sino para que no mueran;
... todo parece revertir a este momento en que me quedo quieto, escuchando,
como si el leve resplandor que tengo estuviera en peligro,
y con rapidez, contra un mar taimado de oscuridad e insidia,
tuviera que ordenar las fuerzas para creerlo en mí, amarlo y defenderlo.







BAJO LA TORMENTA

... como sobre racimos, la luz se posa y enciende por tus pechos
lagares y vendimias ; mientras, la mañana arroja presagios como lanzas
y, como besos, lluvia;

[… se elevan y estallan los capullos de las rosas,
¿ los oyes ?
¿ u oyes cómo acoge la tierra alborozada
los destellos de sol
y brotan amapolas y jazmines ?]

... tu ardiente aliento abrasa, y es aquí donde converge el fuego con los fuegos
y en su virtud se tocan, se funden y se queman;

... nuestro silencio es puro y hondo frente al clamor terrible del cielo y de la tierra;
todo, todo es valor y, sin embargo, las gotas de lluvia nos aturden.







TEMA DE AMOR PARA UNA BALADA TRISTE

... de tu cuerpo a mi cuerpo, Fenicia, relámpagos,
de mi cuerpo al tuyo un río, un beso en vendaval, una marea;
¡ … cómo te he amado y cuánto !
¡ cómo fue aquel temblor de rosas abiertas
y qué ambrosía cosechó en tu pecho la furia de mi aliento !
... es, es difícil recordarte y no obtener un instante hermoso
de luz por la memoria;

… éramos un hombre y una mujer, un rumor, un hálito de vida, un cántico,
un eco solo y purísimo ¿ te acuerdas ?
fuimos una vez;

… hasta el alba de un día cualquiera en que ladraron los perros,
y, sin cansarse, toda la noche estuvieron ladrando, ladrando y ladrando;
aún brillaba la luna cuando cerca de la madrugada,
se alejó la jauría con la muerte.








CELEBRACIÓN DE LAS ROSAS
[elegía íntima]

... ahora, que sosegadamente te miro y estoy pasando las yemas de mis dedos
por los huecos sagrados de tus vértebras,
cuando acerco también los labios para seducirte y resucitarte
y saber al fin quiénes somos,
me está asaltando ese instante brutal con que irrumpen la hoz y el olvido;
... y con este vértigo, mientras me declaro y hago hombre por tus dunas solares,
ay, qué sombras y qué desolación aguardan tras los últimos besos y la última arena,
qué temblor mientras recojo por tu vientre lumbres y estrellas vivas,
y qué lóbrego, qué espectral y terrible silencio
por que no descubras mi combate amargo
frente a la verdad;
… y no, no sé dónde poner las hordas asesinas,
no sé dónde la luz, ni cómo atajar la furia de este hambriento mar,
ni tampoco, apenas, esta costumbre mía de celebrar a ultranza y con ternura,
las rosas y la muerte.








EXÉGESIS PARA UN TIEMPO IDO

… y largamente me quedé pensando en cómo eras
o en cómo aullaron los cierzos de marzo y las iras de agosto
que tanto afligieron nuestras yemas tempranas;
pero, sobre todo, en que no supe hacer que del fuego solar descendiese la lluvia
y en la piel del volcán germinara una rosa;

… y no, no había desamor ni nieblas cuando escuché el silencio;
sé que a veces se aparece la eternidad con esa esmerada placidez,
cuasi dulzura, cual paz que orea, limpia y calma;

... así surgía nuestro amparo o don de las resurrecciones,
la transparencia lúcida de todo cuanto con amor ha sido;

... reconozco y siento tu sublime libertad y el aleteo de tus pájaros alejándose,
y ese poso apacible, y cálido aún,
de la ternura fresca.








PRIMERA REFLEXIÓN

... este descalabro de mi vida, este golpe exterminador de ángeles y rosas,
este acontecer que se me ha adentrado en el pecho y me ha llenado
de estragos la sangre y el discurso del cielo,
me duele;
... no quiero exagerar en cómo es la soledad mientras se instruye,
o cómo llega la estulticia del tiempo y va invadiendo los hombros,
los brazos, la cintura y los pies sigilosamente, cómo tira sobre el diván del loco
porque ya no quedan pájaros por pasar a través de la ventana y el daño es grande:
una constelación desconocida y descontrolada de ejes y cuerpos, estridencias y órdenes;
yo sé que es un momento de mínima virtud y de escasísimo hombre,
una refriega de lobos enjaulados por y en mi propio frío;
… pero sé también que esta ruina mía pasará, aunque a dicha resurrección
nadie esté convocado y los lobos me aúllen día a día y año a año
por las venas tensas y heladas del corazón;
… yo creo, yo creo en la vida de mis huesos sitiados;
¿ dónde si no construiré lo que espero ?
¿ dónde si no la libertad ?







RUIDO

... estoy dentro de mí, voy bajando hacia las profundidades
de los pulsos oscuros;
[... qué difícil es concebir desde arriba el ruido que producen el mar y el fuego
golpeando el ser;
no puedo deciros por dónde estoy cruzando,
ah, no quiero, de ningún modo, un culto que consagre y colme la desgracia de la memoria]
... si no me acompañara esta luz,
- la frágil cerilla que da el dolor -
¿ podría entrar siquiera en donde tanto estuve,
tanto destruí y tanto amé ?
[...pero la ley que me instituyó, la que ahora me destruye,
¿ conocería lo ingente de este ruido, su hondura,
la impiedad y tormento de vivir?]
... dentro de mí se agitan voces, alucinaciones y gritos,
el mundo rueda loco y ante mis ojos todo gime y se estremece,
se hincha y crece, se agrieta y rompe;
… aun sabiéndome en mí, me siento preso y asustado
y no sé, no sé exactamente dónde estoy,
pues el ser y el mundo se enfrentan y golpean, se diluyen, van y vienen,
y un viento seco, helador e hirviente, sin escrúpulos, siento que me está robando
fuerza y luz del alma;
… oh Dios mío, Dios mío, no puedo más y mi cerilla se apaga;
… no oigo el ser, estoy perdido, ya no encuentro el dolor.






SOLEDAD

[… y enseguida una voz pregunta: “Pero tú, Ahab, quién eres…”;
y riéndose y mofándose se aleja y desaparece]

... y con el puño en alto y por delante pregunto por qué, por qué y por qué,
pero nada cruje o chirría, nada ni nadie responde;
... no hay duda, cuando ocurre estoy bajo un silencio total, ni siquiera me oigo
el pensamiento pensar, ni siquiera;
todo se calla, todo se para y me olvida porque me muero;
sí, tengo la intuición, la seguridad profunda
de que me estoy muriendo;
... desde hace meses parece como si no tuviera fuerza, me entran temblores y congojas de niño,
y nadie, nadie debiera saber que de un tiempo a esta parte lloro, nadie; qué ignominia;
me despierto a cualquier hora de la noche y es como si me volviera loco:
abro desmesuradamente los ojos porque no sé quién soy ni tampoco recuerdo mi nombre,
no recuerdo nada;
[¡ Dios mío, Dios mío, qué soledad !]
ningún hombre, ningún perro debiera pasar por un instante así;
... más hubiera valido haberme muerto con mi madre, o antes, y de otro tiro, con mi padre.





DE LA MARCHA INFINITA HACIA LA LIBERTAD

“ ... mirad y ved bien que las cosas no duren mucho,
no siendo que se tornen añejas y rancias”.


... rebélate, oh ser mío, frente las viejas formas,
las viejas luces
y la vieja alegría;

sal
y resurge sobre terminaciones íntimas,
sobre todo cuanto pueda ser hoy tu orilla o puente,
tu ley o libertad,
pero, al fin, tu muerte;

... para hollar lo eterno deberás vencer el velo de la fascinación,
- el humus de la sangre y el néctar de los labios -
y con amor y ciencia instituir tu fuerza y tu belleza: una lanza pura, docta y fiel
con que enfrentarte a credos de hombres y de dioses y no caer;
[…necesitamos crear nuevos conceptos, nuevos números y nuevas geometrías]

.. haz, pues, con mis huesos un fuego pavoroso y con mi alma un río
o un mar inabarcable en llamas con que instruir y propagar la luz;
ser mío, sé valiente, no te detengas.








ITSOEL Y AITIÍNE

CANTO I

... conocía Aitiíne el cuerpo de Itsoel, lo estaba conociendo, cuando dijo:
Itsoel, amado, tu cuerpo es una gema labrada y escogida,
es en mí como el océano adentrándose en la tierra,
pero tu alma, Itsoel, tu alma se me escapa como peces que nadan en la bruma
de la noche y quedo sola, perdida entre los hielos ingentes de la llama;

... uno a uno recorrió Itsoel los rasgos de Aitiíne cuan nácares y mimbres
y con deleite la besó en el vientre, en el pecho, en los cabellos…
…todo, todo fue profundo y delicado al tacto, al sentimiento,
a las horas habidas, ambos suyos, de ellos, solos,
inmolados por y en el silencio;

... con Itsoel en los brazos, buscándolo, caminó Aitiíne sin rumbo por la noche y la niebla;
por eones, edades y años, al amparo de ángeles y arcángeles,
junto al mar y los ríos lloró bajo el dolor de las lunas,
y sin voz buscó y buscó por los instantes sin viento y sin aurora…

“... oh amado Itsoel – suspiró desolada y abatida –
invítame al ocaso o al alba en que amanezcas; junto a ti, junto a ti estaré”.



CANTO II

... las horas de Itsoel fueron de agua y fuego, tomillo y amaranto;
venían engastadas con la miel de los linos y la luz que arrancan
al ébano los pájaros;

… abrió los ojos, encerró en los párpados el magno dintel de la mañana,
y sujetó las rosas y los goznes del mundo
cuando sonaba a tormento y a rebato por la sangre de Aitiíne,
y la misión que lo ungía rescató de golpe la verdad del ángel de la lluvia:
la que al corazón destina polvo, cieno y finales de ceniza;

... cogió Aitiíne la copa oscura de las hiedras y bebió de ella,
justo cuando el sol, místico y desnudo, cruzaba instituyendo por el firmamento
los indestructibles signos de luz y libertad para la Tierra.






DEFINICIÓN

... mientras pongan grilletes a tu libertad
no existe la oración, ni el canto, ni la danza;

mientras cunda el hambre, la angustia o la violencia,
busca el pan, la alegría, la palabra;

mientras toda justicia se ciña sólo a ley,
reúne las leyes y expúlsalas del alma;

y mientras alguien incendie el universo,
tú debes ser el pozo, el cántaro y el agua;
... solo así vencerás tu esclavitud.






POESÍA: construcción de fuego



… entre intensas lumbres engendro este poema;
llamas cerebrales siento entrar al corazón y herirlo, trascenderlo;
potros de luz sobre la Red, cabalgan las palabras;
… un poema es fuego puro,
un sol devorador que sólo el agua viva mesura y acompasa;
… cuando el espíritu incendia el ser y en él declara ardiendo las fuerzas y potencias,
irremediablemente el alma afronta sus muertes prematuras, y conflagraciones de dioses,
y conciertos ingentes de sonidos invocando en acordes las primicias del mundo;
… esta noche, ser mío, disponte y ven a renacer de nuevo,
sé valiente y construye un dios de agua y fuego, levántate y lucha, enséñale a nacer.







Y AÚN, AÚN PUEDO RECORDAR

... y es que aún, aún puedo ver;
puedo salir a la calle y hallar camino, entibar o acribillar el pecho,
bruñir el corazón, destruirlo,
y aún, aún puedo recordar;
… por tanto, frente al cielo puedo empeñarme aún en su luz y hondura,
en la vertebración que tuve cuando el mar ardió y de mí sólo quedaron
el lecho y las orillas, y del inmenso horror - cual suprema desnudez - las tapias;
y es que aún puedo dirimir una batalla o guerra y ganarlas,
desgarrar los velos, asomarme al otro lado del mundo y observar si algún hermano vuelve
por el camino del rey;
… puedo, puedo hollar el dolor e implicar en él un serio reto y su virtud;
en realidad podría caminar sobre piedra abierta y acercar con las manos
los hierros candentes del espíritu;
aún, aún puedo hacerlo aquí y así, ahora;
…y en ello, y por ello, es que auspicio el fuego y la esperanza.







DEL FLORECIMIENTO

… en la luz todo florece:
las piedras,
el dolor,
la grava de silencio
y la fe,
la soledad;

… crea y fulge en ellos el honor íntimo, y en las noches más hondas,
por las interioridades del pecho, puede oírsele pasar cantando;
¡ y ay sus notas y ay su voz… !

… en la casa de luz no hay balanzas;
el río de vida
todo enciende, quema
y es;
en las estanterías de sus lumbres, a sangre están escritos
los libros excelsos de los hombres.








RUTA DEL FUEGO

… más, más hondo que el corazón de llama azul,
busco el fuego;
y más allá del fuego/dios y redentor, aún más allá,
la libertad;
… son, pues, mi cuerpo y fuerzas un campo ingente de batalla, la urdimbre
en que se gestan el dolor, la valentía y la muerte,
y donde brota, quema y es
el viento vivo de la resurrección;
[ésa, ésa es la lid]
… a veces, cuando lucho, rompo y prendo los dominios
del pecho y arden lábaros, huesos, banderas y el toisón del ser,
entonces, cansado y destruido - y sólo en ese instante -
sé que soy y somos la invencible chispa/luz de un incendio infinito
con su lumbre inmortal;
… y al borde del mundo, mientras voy dejando atrás mis órbitas en ruinas,
subo y cruzo ríos y el agua es vida ardiendo.








CASA NUESTRA

- 3º canto a la casa de mi nacimiento, la de mis padres,
la de mis abuelos y bisabuelos en Vecilla de la Polvorosa -

... se agrieta, se resiente la casa,
íntimamente se agota,
gime;
quién vendrá a salvarla si todos hemos ido huyendo en busca de armaduras de hierro
frente a horrores y signos de calamidad;
sin embargo, uno advierte que adheridos a las paredes, que por detrás de las puertas
o en el hollín del hogar, hay violines tocando en honor de otro tiempo insigne
y que siguen vivas las piedras, la parra, el horno, el brocal del pozo,
y que también la voz y el aire,
aún, aún;
… es así que, aunque duelan, uno vuelve a las rosas perdidas, a las azucenas que hubo,
a los lirios, a las golondrinas del corazón;
… yo sé que ha habido un rompimiento ciclópeo, infinito:
pero aquí está la casa, aguardando a que pase y pase esta enorme amenaza
o ciclón invicto de la muerte;
“… que se abran las puertas, gritemos libertad y que retornen las rosas”;
oh voz de amor, oh faro o casa/luz, oh sed y don vital, oh casa, casa nuestra.







¡ LIBERTAD, LIBERTAD !

¡ oh flor de vida, oh flor del año !

¿ … prohibido por ley ser pobre ?
pues si todo, todo por ley lo obtuviese,
cómo y por qué entrar en mí para desatar mis fuerzas y conquistar la fe,
el conocimiento, el dolor, la muerte que soy,
el mundo;
pero sobre todo ¿ cómo, cómo la libertad ?
… porque la libertad no se regala, no entra por las puertas abiertas,
no sigue a nadie, no está en los mercados, y no,
no debe su ser al capricho del príncipe
y no a dádiva de ley;
… ay la libertad, ay su construcción, su templo/luz, ay;
mirad, mirad hacia arriba y hacia dentro;
aún hay verdad crucificada en el hombre/esclavo sin dioses ni veredas,
sin error, sin canto;
¿ … prohibido por ley ser pobre ?
no, no, gracias;
pobre o rico, enfermo o sano, ignorante o culto,
mi ley soy yo, yo soy mi única voz y circunstancia, yo el responsable,
sólo, sólo yo mi condición;
… ah mis amigos, mis queridos amigos, la felicidad por ley no ha cundido nunca,
farsa o disfraz, proclama ilusoria ha sido;
no es, no, no existe.







INSTANTE Y SÚPLICA

… madre de todos los tiempos, recógeme en tus brazos, abrígame;
en el ingente hueco de tu amor reconóceme y sonríeme,
háblame;
... tirito, siento frío y no cesa el vendaval de la muerte
y no la irrupción de montañas y mares abiertos,
no la oscuridad íntima;
madre, no el miedo, no la angustia;
… a ti clamo como dios caído,
cual hombre,
cual lirio o animal que fui;
… son muchos, madre, mis trozos, las cicatrices/alma, las suturas;
de entre todos los destierros y ordalías
llego;
… pido no un sitio tibio en el hogar, no un sol, madre;
sólo aliento, pausar el dolor;
los hijos de Caín crecemos con la guerra.







EL GRIAL DE EBOR

... más allá de los mares últimos, de las tierras y luces últimas,
estabas tú;

… entré en mi corazón como en un fuego
y rosas vivas salieron a mi encuentro cuando dije que Elaí era tu nombre,
mi fe y razón, mi última, mi excelsa gloria;
llevaba por divisa mis tambores, mis lábaros y lanzas, mis fuerzas y triunfos,
el óleo terrenal,
el mando y ser,
la estirpe;

… y nada fue;

… en atrios de silencio, bajo luz purísima, del otro lado de la sangre vive Amor;
aquí, aquí está mi Camelot, mi Excalibur, y también mi patria y reina,
la que sueño y fulge,
mi Elaí;

… por tanto y extramuros aún, peregrino en el pecho,
pobre, desnudo y ciego, solo estoy;
¡ ah, rosas vivas…! a la que es mi alma,
¿ podréis decirle que Ebor ha muerto y Ebor está llamando, podréis ?






IRRUPCIÓN DEL AMOR

… voraz, veloz e inaprehensible viene y surge en luz y guerra
un pálpito de amor;
y así, ingente, sin aviso abre puertas, remueve, incendia y derriba entablamentos,
enloquece sangres y marcha cual dios que hubiese de crear un universo
sin divinas ciencias, sin faz ni magnitud;
¡ y ay, ay de mí las veces que lo oí…!
… y el pecho es ante él cebolla blanca, miel o cera, ámbar, pétalo,
y los ojos azafrán,
y el mar absolutamente sólo flanco abrasador sin piedad
ni ley;
por tanto, cuando de pronto se ausenta y queda el corazón entre sierpes y sombras,
harapos y cuchillos, y pregunta o maldice el porqué de las horas y las noches de plomo,
ah, entonces, vaciado el cuerpo, comido o dañado,
todo en él se torna voraz, veloz e incomprensible y es lóbrega guarida
de sierpes y de harapos, pedradas y cuchillos;
y ay de mí, las veces que hube de morir de frío por edades, eones y épocas,
ay, ay de mí;
... y miradme hoy,
mis iris son aún de mármol y canela.







VORÁGINE


… entre enjambres titánicos de luz se resquebrajan los cielos;
en concierto infinito rugen, ruedan y emergen galaxias, se obstruyen constelaciones,
- se funden, estallan, se incendian -
y del Este del mundo arranca y marcha un alba ingente con que va instruyéndose
y es la eternidad;
… y no, esculpir el verbo aquí no es fácil;
han sido revocados o trastocados conceptos, dioses, números, geometrías,
la dicción es silencio y música, son lumbre las palabras,
y fuerza, y técnica,
y poder;
la inmensidad no existe, yo soy la inmensidad y el dios,
y cosmos y caos,
dilución presente y devenir de las cosas,
cual flor soy en tránsito divino,
ónice de amor que todo embarga y todo quema;
… del vuelo terrenal detento el testimonio.





ODA ÍNTIMA AL DOLOR

… haya sido en estigma puntual y errante o en golpe total y extraordinario,
desde la raíz del tiempo nos has seguido, herido y asolado;
invencible e invisible y unánime enemigo,
de ti, dolor,
quién no huyó, quién no te intuyó cual monstruo inquisidor de almas
y torturador, calumniador y devastador de espíritus;
… por edades, revoluciones y épocas cruzaste con el hacha en ristre
persiguiendo e intimidando cuerpos,
razón y corazón;
y sin embargo, y tal cual fue, ese miedo no volverá;
instruyendo lapsus, yerros e imposturas,
la costra espiritual deforma percepciones, historia y hombres;
… y hoy, ya en el XXI, oh vilipendiado y escarnecido caballero,
a tu perdón y leyes vengo, a tu clemencia redentora y exacta,
oh paciente maestro inspirador,
oh guardián terrestre,
- sabio y fiel -
oh amigo.





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