miércoles, 23 de noviembre de 2011

5219.- FLAVIA BERENICE BELMONTE


Flavia Berenice Belmonte


Nació el 11 de febrero de 1982 en Buenos Aires, Argentina. Actualmente reside en un pueblo del sur de Buenos Aires. Es psicóloga, master en resolución de conflictos, actriz, ensayista, escritora y pintora.
Fue a un colegio inglés, estudio piano a los 9 años dio conciertos aunque sin mayor trascendencia en el arte de la música reunio condiciones para participar en bandas de rock tocando la bateria durante su adolescencia, años en los que ya se dedicaba a la lectura de textos filosóficos y psicoanalíticos. Luego durante los años de universidad conoció personas que alentaron su integración en las artes escenicas y la escritura, dando pie a la elaboración de prosa, poesía, ensayos y guiones.

Su visión poética de la vida, el existencialismo y los sueños, caracterizan a Flavia de una manera profunda, dulce y atinada. Su primer poesía data del año 1988 en la que describe un mundo de rimas, luego los viaje y el amor estimularon su producción poética.



cristal
En la soledad, durante el solsticio de lo incorruptible
deseando mis formas y mis sentidos
en un inquebrantable volver del sueño.

Alimento en esta noche son el vacío, la luna y el mar,
quiero desearles un estruendoso martirio, en esta noche de augurios

quiero soltar lo que amo para amarlo más,
Cristal en la inmensidad espiritual,
por anestesia o por dolor.

Y sin saber,
volar en lo posible,
desde acá,
te doy todo de mi.





yodo y vos
Inútil concepción de la belleza, muestra infame del dolor en pausa.

Cristalizan mis oídos su sonrisa y vuelvo a la noche disfrazada.

Rompió mis ojos en dos santos y los purificó en alba nueva.
Soledad impura. Muerte afable.

Partículas de yodo en mi garganta.


Ella asomó, espió envuelta en llamas y con su dedo sedujo a mi mente,
divina insurrecta me dijo:

- ven hacia mí ahora que tus verdades son inciertas, abraza mi hombro y llora desilusión en mis brazos. Soy tuya, eternamente tuya.

Negra escueta y bondadosa, piedad de ti sangra por mis ojos nunca vistos, esta noche soy tu muerta.




sentido silencio
Movimiento extraño.
Secando sus lenguas en sal, las esfinges llaman.
Cristal, noche perturbada, mis ojos se cierran cada vez que me miras.

El no esta muerto y nadie recubre los pétalos de su engaño,
ella murió asqueada de silencio, de turbia insignificancia.
Corrosiva, parte de la nada.

El humo solo habla.

Un viaje de colores en alas tristes, suponen la avidez de lo irremontable en los senos plásticos del placer. Nació en vano. Nadie sabe para que.






luce tu luz
Lenguas del desconsuelo, algunos llaman al silencio. Quebrando las miradas, la luz esta en sus almas pero los que necesitan mueren solo necesitando.

Hay paz en tu alma, mira el sol Cristal, sonríen las anécdotas

Mañana celeste, inundando tu cara, amando pudiste ver que no es sólo cuestión de ser o no ser un otro dogmático.

Arriba hacia la vida podrás entender cual es el sentido de tus alas, de tu verde espiral desplazando tu cuerpo.

Sentí tu cuerpo.





podría decirte que te amo
Un sueño en el que siempre te encontré, sabias de mis pasos, armando la urgencia,
del color sol en cada orquesta.

La música en tu silueta comprende la sabiduría.

Vi a tus ojos perdidos llorando, extrañando ser de otro modo, apreciando la laguna, sofocada de ausencia.

Y hoy te tengo que escribir, quiero saber de vos, de todo lo que fuiste dejando, de tus pies descalzos.

Dejaste la luna para seguir caminando. Y podría decirte que te amo






inocencia
Desvestidos por antiguos deseos que el sol apaga, podría usurparte la sonrisa lejana, correr hasta tu mente y sentarme en el lugar cómodo, que da al sur por la ventana. Podría sonreír plasmando la inocencia a cada paso a cada se razón de la locura.
El mar que poco a poco sucumbe en sintonía dejada. El lago que afirma que hoy es hoy y que mañana una foto hará roca el agua.
Perfectamente inocentes asociamos las señales, perfectamente inciertos adelantamos un paso mas.

Elevar a la fe un nuevo sentido, que siente sintiendo lo que hoy nos pasa, fe de los que asoman con miedo, fe de los que hacemos sombras en la pared.

Porque vos pintas, porque yo tengo una pared.

¿Correrías del lado incierto de la aventura?
Correrías de una vez




olvidé
Nada despierta en mí la ironía de su destino; amuletos, conchas y esqueletos inmunes.

Todo lo que arde incendia el olvido.

Volver al deseo puro.
Hundirme en el sol, nadar sin fuego.

Parte hacia el olvido, quien desvanece en las orillas del sueño dueño de ángeles huérfanos.

Ingrato desprecio, amor en sombras, hiedra viva en goce ondulante.
¿Volverás a tejer mis huecos, dulce vicio que a mi pecho ampara, rasgo inútil sin mirada?
De nada sirve pensar en la distancia, lejos del sabor inconfundible al desvelo.




gota de anís
En partes volví sosteniendo la soltura. Repto por las palabras que ahora llegan a mi boca.
Si supiera él que su inspiración me excita, que sus movimientos dan cabida a mi cintura,
que en su nombre no hay lugar para el olvido.
Mirada demandante, caliente gota de anís.
Sabio penar que en partes me hace volver,
¿serán sus sueños los que riman?
Una vez alguien me dijo que no intente cruzar la línea plateada…




rayas
¿Nada es especial?
Ni vuelan las moscas, no saltan los grillos, ¿para qué desesperar? ¿Por qué la fatiga del que espera?

-Celeste, basta celeste, ¿qué haces con esas cajas?
- Las compre en el cielo ma, ahí venden sahumerios y porta lámparas, si querés te llevo algún día.
-Celeste, me haces sufrir

No impidan su suerte, no corran desvalidos.
Soñar amuletos en los días impuros, correr alambres, trepar grillos.
En la perdición de las sombras celestes, del monstruo sin cabeza.
Rubios nacarados, flores de sol, rastreo el cimiento que oscureció, ahí vienen todos, penumbra y desorden. Corran del silencio, que no los muera en su lugar.





dejáme Salir
Creta, sucio bodegón de Buenos Aires,
Entre vinos y tintos, me viste en la mesa.

Y yo que pateando tableros de ajedrez te deje la puerta abierta…

Por mitos de fulanos me hiciste la cama,
Y me dejaste como un cero a la izquierda.

Si fueras ciudadano de mi barrio, te juro
ya estarías muerto.

Pero sos de Belgrano,
puto.




tu pánico
Tu llegada atroz, reavivó el fuego y tus niveles de xilofón encantaron la pieza,

tu noble sonrisa,

tu forma de hacerme reír, aunque como vos decís, hablemos diferentes idiomas,

tu abismo inteligente de niño carente de ropa,

y un murmullo que tu pánico me dice;

“no se quien sos”.





los mil y un
Agobiadas de la misma noche nos ponemos a recitar los mil y un poemas reciclados de nuestras vidas.

Llevamos historia en la sangre y una forma de ser insólita, amorosa y distante, abierta y callada.

Una bola de significados atascados en el pecho, y un sentimiento genuino por lo nuestro.

Ambas, fortalezas de una rebelión.







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