martes, 30 de noviembre de 2010

GLADYS CARMAGNOLA [2.191]


GLADYS CARMAGNOLA 

(Guarambaré, Paraguay 2 de enero de 1939 - Murió el 9 de julio de 2015)

Obras para niños: Ojitos negros, poemas de amor dedicados a un niño, 1995; Navidad, 1966; Piolín, 1979; Lunas de harina (Relatos de Cualquierparte), 1999; Paseo al zoológico, 2003. 

Para adultos, publicó los poemarios: Lazo esencial, 1982; A la intemperie, 1984; Igual que en las capueras, 1989; Depositaria infiel, 1992; Un sorbo de agua fresca, 1995; Territorio esmeralda,1997; Un verdadero hogar (1960-67), 1998; Banderas y señales, 1999; Río Blanco y antiguo, 2002; Una rosa de hierro, 2005; Poema de la celebración, 2005. Es cofundadora de la Sociedad de Escritores del Paraguay y de Escritoras Paraguayas Asociadas; miembro del PEN Club, y otras asociaciones culturales. Creó las colecciones: Piolín, 1979, de literatura para niños, y del Corcel, 1982, para adultosHa desarrollado clases, seminarios y talleres. Y ha recibido premios nacionales y extranjeros por sus obras, y homenajes y distinciones por su actividad.. Algunos de ellos: Premio José María Heredia de la Asociación de Críticos y Comentaristas de Arte de Miami, EE.UU de Norteamérica, 1985; Fiambrera de Plata del Ateneo de Cultura Popular de Córdoba, España, 1989; Premio Único de Poesía del Instituto Cultural Paraguayo Alemán, 1992; Mención de honor del Premio Nacional de Literatura, 1995; Premio dEL Lector de Poesía, 1995; Premio Municipal de Literatura, 1996; entre otros. Varios Reconocimientos: de las Municipalidades de Asunción, Luque, Guarambaré, Ypacaraí; del Ateneo Paraguayo y el Museo Nacional de Bellas Artes, 2004, del Club de Leones, y otras numerosas instituciones de todos los niveles. De ella ha escrito Hugo Rodríguez-Alcala, Premio Nacional de Literatura, docente, intelectual y crítico de relevantes méritos: He aquí una poetisa que tiene oficio y lo utiliza, que sabe escribir versos, que tiene algo propio que decir y lo dice con voz propia También la ha llamado "Embajadora del viento y de la lluvia...".




ESPERA

Viene la Cruz del Sur a nuestra cita
cada noche, invariable.

¿En dónde estás? ¿Qué órbita navegas
que no te han visto por ninguna parte?
¿Cuál es tu ruta? ¿La velocidad
se mide en años luz, o eso era antes?

Hace ya tanto tiempo
practico la costumbre de esperarte.
Mientras, la Cruz del Sur
simula acompañarme.
(¡Quién sabe dónde está
cumpliendo su misión infatigable!)

Cada vez que la miro
siento aquí, en el torrente de mi sangre,
como una invalidez
irremediable.

No llegues, por favor,
demasiado tarde.



CUESTIÓN DE GEOGRAFÍA

Lo repetía mi hermano:
El amor es cuestión de mera y simple geografía.

Y debo reconocer que estas palabras
en apariencia ridículas
son
la verdad más legítima.

El ser humano que somos,
gesticula, sueña, grita,
y depende de los pasos
más, o menos, que camina:
de una muralla, un portón,
un arroyo, una colina.

Nuestro mundo, aunque parezca quietecito,
gira y gira.

El hombre de ciencia busca;
a los abismos del cosmos se apeligra;
se acoda sobre el brocal del mundo
y allí investiga.
Lo que ignora, se lo calla;
y lo demás, lo publica.
Se extasía ante la imponente
majestuosa maravilla
que ama porque la conoce,
y más, porque la imagina.

¿Y a amar sólo cuanto ponen a tu vista
sin protestar te resignas?
Pues, se diría que no
a juzgar por la frecuencia
con que tornas y retornas
y escarbas y recuperas tu voz de la hojarasca a la poesía
-dar y darse, y recibir amor:
Sí. Claro:
como decía mi hermano:
cuestión de mera y simple geografía-.



CONFESIÓN

Sí.
Yo llamé a tu puerta día tras día
y mendigué cuanto pudieras darme
-como una pordiosera-.

¿Por qué hablo en pasado?
Todavía
tiendo mi mano a ti cuando la tarde
disimula mi angustia y mi vergüenza.

Te amo más que nunca
y tu avaricia me duele siempre igual;
pero dejarte,
yo,
Poesía,
¿dejarte?

¡Muerta!












a una mujer
y a un hombre
que acunaron en mí un antiguo sueño


a Josefina Plá,
quien de su oculto armario me legó vestidos
que nunca tuve y que vestí en secreto


a Cecilia
y a Julio, que comprenden
el afán de apresar un mínimo lucero


a mis hermanos
de sudor y sangre,
que buscan aferrarse de algún modo al cielo



OFRECIMIENTO

En este corazón,
pleonasmo de amor y de fisuras,
despilfarro de sueños,
mustio eco
del que ahíto de llagas y ajetreos
durmió entre la maraña de las horas
y los vientos...

En este corazón,
cueva perdida en el confín del tiempo,
no hay túnel, no hay salida
para el hato vandálico de trinos
que golpean sus muros desde siempre...

Arrímate a mirar en este corazón
y arranca cuanto quieras.

1965



PERSUASIÓN

a ti, Poesía
Durante mucho tiempo
me disfracé de ruiseñor herido;
o lo fui en realidad; no lo recuerdo;
o quizá duele aun el admitirlo.

¡Cuánta fecundidad la que frecuento
de tu grandeza, de tu poderío!
Si sólo meditándolo, proyecto
mis circunstancias hacia algún prodigio
y no existe palabra o sentimiento
que pueda transformar su mecanismo.

Y éste habrá de ser nuestro secreto:
ya verdad, ya disfraz, tu cometido
ha de estar corroyéndome por dentro
irrenunciablemente persuasivo.

1984



IDENTIDAD

Igual que tú,
tengo lo que llamamos nombre y apellidos.
Un pequeño cartel plastificado
y un número chiquito.

(¿Señas particulares?
Las verdaderas, muy poco visibles).

Quién soy o quién no soy nadie lo ha dicho
y nadie va a decirlo.

Si al misterio de ser
alguna vez lo cobijó algún libro,
yo no encontré sus páginas,
ni sé si por casualidad las habré visto.
(Sí. Tal vez por azar, ávidamente,
me salté, sin querer, ese capítulo).

Pero sé que no soy dieciséis letras en un visor de plástico
con unos pocos, tristes jeroglíficos.

Sé que no soy un número -ni estrictamente polvo
que volverá de un modo u otro alguna vez a sus dominios.

Tal vez mi identidad es la que tú me das
mientras buscamos juntos el camino.

Tal vez el mejor nombre
que ser humano alguno habrá tenido
es el que yo encontré
cada vez que he amado y he sufrido,
y es ése el único
con el que voluntariamente hoy me identifico.

1981



MUJER

a Cecilia

¿Mis manos son débiles?
No ha de doblegarlas el mero contacto del viento
que azota la estirpe de mujer
que llevo.

Sentirse, saberse mujer, es hermoso.
Es perfecto.
Y es hermoso
saber que se lleva en el pecho
algo que lastima.,
algo como un peso
que es suma y
del Verbo
que he de compartir -aunque a veces duela-
contigo, o con ellos.

Lo sé. Soy humana.

Y aunque no me acucia en la vida otro anhelo
que el de ser mujer
-alma, forma, sueños;
mujer
nada más, ni menos-
a mí me han legado
este peso
dulcísimo, amado, infinito,
que no lleva huesos,
que no tiene rostro de hembra o varón
ni se vanagloria de uno u otro sexo.

(Señor: tu poesía
me desborda toda, no cabe ya dentro).

A veces
me doblo y renuevo
y al hallar al paso una carga nueva extirpo la antigua, aunque duela

y en algún lugar la olvido ex profeso       
envuelta en ropaje real
o en harapos métricos.

No me han dado alforjas donde conservar
todo lo que encuentro.
Por eso,
sí, quizá por eso
habrás de encontrarlo
en cualquier rincón transformado en verso.

1966



NOSTALGIA

¿Por qué este aroma que me trae el viento
me inunda de nostalgia, de recuerdos?

(Pétalo azul,
agua,
ternura,
cielo... )

Aquel amor
¿fue amor?
¿ha sido todo cierto?
Este aroma que vive desde entonces
¿es auténtico?

1967



IMPOTENCIA

a Dora Gómez Bueno de Acuña

Este escurrírseme la vida entre las venas
y no poder pararla...
Este sentirme herida en cada aurora;
este saberme inválida,
y esta angustia que me trepa al alma
y me envenena
mintiéndome que nada sirve para nada;
que no podré quedarme
en un rincón perdido de la casa;
que la profundidad del pozo apenas sirve
para saciar mi sed de agua;
que tú, que yo, estaremos borrados
-como algún error o alguna mancha-
y aún estará la piedra,
la inevitable podredumbre entre las plantas,
el kupi'i entre las vigas
o una aureola gris de humedad en las paredes blancas.

Sí. Yo -estirpe única privilegiada-
soy
indiscutible exponente de la raza humana.

1982



DE REPENTE ES OTOÑO

a Carlucho, Negra, Chino

¿A qué ilusorio afán doné mis horas?
¿En qué estéril empresa, cometida
en nombre del amor, gasté las lágrimas
y derroché la libertad, la risa?

Ya no hay lugar para malentendidos:
de repente es otoño; y parecía
que las festividades del verano
jamás acabarían.

Procuro establecer identidades
entre el otoño y la melancolía,
el ejercicio pleno del amor
y la íntima razón de la alegría,
entre alguna esperanza desairada
y esta fe aumentada y corregida,
entre una larga búsqueda
y la verdad que esconde la poesía.

Y aunque sé que sinónimo de edad
no es experiencia, ni sabiduría,
hoy comprendo que sí valió la pena
tanta escondida suerte (tanta vida
ineludiblemente sojuzgada
con una que otra pena compartida).

Si acaso celebramos esta noche
la ceremonia de mi despedida
déjame a la intemperie: estoy ansiosa
de admitir mis estériles fatigas,
mi ingratitud, mis dudas, mis fracasos
-esta incompleta, inacabable lista
que empecé un dos de enero y desde entonces
impregna mis sandalias de ceniza.

Déjame a la intemperie: estoy dispuesta
junto a mi Dueño a inaugurar la vida.

1984



REENCUENTRO

a Carlos Villagra Marsal

Yo (también peregrina), habitante
de un hermoso país de flor y fuego,
albergo, como tú,
una patria de voces y silencios,
áspera y dulce como la guayaba,
de aroma de jazmines y madero.

Patria de voces puras,
de adjetivos sencillos, simples verbos;
de sustantivos parcos; comedidos
-andamiaje aborigen: rudo, escueto-
y patria de quebrachos desgajados
y de cañaverales de silencio
regados por el vil brebaje amargo
y viscoso del miedo.

(Palomar, campanarios y sonidos
-ansia testimonial de un hemisferio)
Antigua voz oculta
que todo ser humano lleva dentro
es la que escapa hoy a los caminos
de tajy, yerba mate y cocotero
para decirte sólo una palabra
breve, imperturbable ante el horror del vértigo
y fiel -como se dice sólo han sido
algunos pocos perros.

Sus dos sílabas puras
en las que crees tú, en las que creo,
viven aún aquí, en esta tierra
que nos une a los dos como en un beso
y han de darnos la voz en esta hora
impostergable ya para el reencuentro.

1983



DETRÁS DE MI VENTANA

in memoriam R. T.

¿Será para mi corazón una diadema blanca?

Todo perfume
guarda;
y esconde casi el infinito
hecho rocío y llama
en su pétalo azul único
y su forma perfecta, pura, diáfana.
¿Será definitivamente para mí
una diadema casta
hecha para mi corazón por unas manos
desconocidas, ásperas?
¿Ha de seguir el grito
anudado en el fondo, en la garganta?

¿Ha de seguir royendo
las entrañas
esa gota
amarga?

Mientras de alguna forma al fin encuentro
la respuesta que falta,
quédate junto a mí a mirar la vida
correr allí, detrás de mi ventana.

Y no preguntes más
el porqué de estas lágrimas.

1966



POR ESE SOLO BESO

Toma, viento, mi mano.
Llévala a la frontera de esta herida
lenta y larga.

Por ese solo beso.
De infancia.
De olas y raíces.

Beso también de un tiempo y de un espacio viejos.

(Tiempo:
proyección de minutos lentos, torpes,
en la minúscula ilusión de noches y mañanas).

Por ese solo beso.
Manso. Vivo.
Fusión de llama y nieve.

(Espacio:
un ciprés de sepulcro descuidado
y una triste abeja soñadora
en trajín afanoso entre las flores).

Por ese solo beso.
Toma, viento, mi mano.
Llévala a la frontera de esta herida
que me opaca la voz, me traba el gesto,
porque es demasiado lenta y larga.

1965



VERGÜENZA

Tener esta forma
tan vívida y plena
y no guardar dentro lo que tú
entre escuálidos huesos, displicente, llevas.

No ser lo que tú:
espiga repleta.

Sí. Duele a mi alma
hasta la sonrisa que tu boca ostenta.

Mira:
si mis manos, mis ansias, mi boca pudieran
lograr que no fuese sólo cuanto soy,
quizá de mi voz no se oirían blasfemias
y quizá tendría tu misma mirada
confiada, serena.

Lastima decirte que al verte pasar a mi lado
esta siesta
preferí otra muerte
que ésta tan lenta
de simple, vulgar pasajera vacía
con ansias de tener un retazo siquiera
bien suyo
que dar con gemidos de luz a la tierra.

Es bárbaro admitirlo.
Y es ardua, terrible tarea
ser
bajo el dolor que oprime las venas
mujer como tantas
-dócil, mesurada, tranquila, discreta...

Es duro admitirse envidioso de la dicha ajena.
Y es duro sentir en los párpados
el peso de piedra
de lágrimas torpes, brutales, calientes,
que no osan fluir de los ojos de tanta vergüenza.

1965



OTOÑO

Llegan las horas siempre.
Idénticas parecen unas a otras en la perpetua ronda.

Es otoño otra vez.
Comienzan a caer, a nuestro alrededor,
amarillas, las horas,
y como de un rosario antiguo se desprenden
casi tímidamente, algunas gotas.

Recuerdo
un domingo de otoño
de ésos en los que el sol en tibios rayos se desborda
y todo se hace luz sobre la tierra
y canta
hasta la piedra que sus rayos tocan.

En su espera tenía el corazón
como brioso corcel que se desboca
y cuando fui a su encuentro
-como se va hacia un sueño-
se extendieron mis brazos
y se incendió de cánticos mi boca.

Una mañana
se adormecieron de esperar mis brazos,
y dentro, el corazón,
repletas sus alforjas,
empezó su misión transmutatoria.

Un marzo y otro marzo.
Una mirada dentro de la otra.

Nada es igual a nada en esta ronda:
Yo estrangulo,
sonriente, mi congoja,
porque es marzo otra vez
y parecen idénticas las cosas.

No importa que en el umbral,
perdida en el silencio y en las sombras
una oscura forma
esconda, erguida, su sonrisa rota
y en línea vertical mire otra aurora
aún llena de cánticos la boca.

1966



SÍ. "HAY UN SITIO"

a José-Luis Appleyard

Sí.
Hay un sitio.
Es una oscura fosa de reptiles
y humanos confundidos.
En ella se une la sílaba infinita
con la oscura palabra sin sentido
y se encuentran veladas Mesalinas
platicando con Judas y Dionisios
en medio de plegarias
y rugidos.

Sí.
Hay un sitio
que no se lavará con la palabra
que nos lacera casi hasta el martirio
y nos quiebra la voz
porque de estar guardado tantos siglos
nuestro murmullo
se ha trocado en grito
que no encuentra en las cuerdas ni la forma
ni en la ansiedad del corazón, sonido.

Es cierto:
Hay un sitio
donde todos los sueños se emponzoñan
de tanto y tanto recibir mordiscos.

Pero
también desde el umbral del sitio
se divisa una flor
como sobre las fauces de cualquier abismo.

1965



INDIA

¡Qué triste vas
rumiando historias viejas
con un rudo bastón
por la vereda!

Mis ojos -tiempos nuevos-
como eras entonces, india, te contemplan,
y ven
no las llagas de ese mudo dolor que ahora ostentas;
no lo que de tu blusa asoma como un harapo más
-eso que fue semilla, flor y agua mansa y fresca
para nutrir de amor
los hijos de esta tierra.

India: qué triste vas,
y cabizbaja y ciega
que no ves cómo estoy arrebujada
en un turbio rebozo de vergüenza.

1965







1 comentario:

  1. Este blog es una maravilla. Lo he descubierto hace unos días.

    Muchas gracias, Fernando, por compartir esta rigurosa selección de poetas de todo el mundo.

    Como poeta y como lector exigente de poesía.
    Un saludo.

    ResponderEliminar