domingo, 29 de agosto de 2010

MAX BLECHER [735]


Max Blecher


Nace en Botoşani. Rumania, en 1909, enferma muy joven de tuberculosis ósea y pasa diez años, hasta que muere en 1938 a los veintinueve años, en distintos sanatorios de Francia, Suiza y Rumania. Su enfermedad no le impide mantener una intensa vida intelectual y creativa que cristaliza en sus tres novelas Acontecimientos de la irrealidad inmediata, Corazones cicatrizados y La guarida iluminada (La publicación de esta última se difiere por razones políticas hasta 1971), y en su libro de poesía Cuerpo transparente. La extraordinaria potencia poética de su escritura, así como la traslación en imágenes de sus vivencias de enfermo, es lo que caracteriza el estilo de este extraordinario autor, al que la vida no le dio tiempo para disfrutar del reconocimiento universal del que hoy goza su obra


A modo de introducción
A Marie

Palabras aves con alas de sangre
Palabras volando locas por los aposentos

del corazón

Animales a veces con transparencias de cielo
Ramos de mundos astrales
(cometas con cabeza de bailarina)

Flores extrañas perfumando el cerebro
Señal de sonrisa o al contrario de alegría

Apariciones y desapariciones
en la oscuridad de los días
O águilas blancas aleteando
sobre las montañas del sueño

Vitrinas lunares con ángeles y espadas
Con lobos ciudades buques y cabello de mujer

Palabras dibujos incomprensibles
de esta escritura
Como mis manos como tus ojos cerrados



Eternidad

Los pasos conocen nuestro abismo
El cuerpo pasea nuestro cielo
La tormenta pierde trozos de carne
Cada vez más inconcreta cada vez más débil
Hay un principio de azul
En este paisaje terrestre
Y otro vindicador
Como un dedo cortado
Lo único que ves es una mujer dando vueltas
Como un huso y copiando su delta
En el delta de las aguas.



Poem
a

I

Tu mirada interior lleva una barca y me la envía
cargada de terciopelo de ojos negros y diamantes
menudos de sueños y abismos ayer al anochecer
se ahorcó un ángel en un momento de felicidad
y sus alas caídas chirrían bajo tus pies en
la nieve cuántas flores cuántas ramas
cuántos dedos.


II

El vestido del mar en la concha del zafiro
mueves o deslizas
navío o acróbata, tú, río vertical con la diadema
del pelo azul cascada de helechos y de gritos
y de pronto un cristal se inclina,
cambias tus transparencias
y eres una mujer muerta un fantasma
con el vestido del mar
en la concha del zafiro,
la palmera extiende el brazo y te
saluda, los buques transportan tus andares
y las nubes
tu belleza hacia el crepúsculo.



En la orilla

Esto es lo que verás en el mar
Buques como cabezas de ahogados
con el cigarrillo aún en la boca
Soñando y fumando navegan a Estambul
En la orilla hombres como suicidas
que se han librado de la muerte
Soñando y fumando pasean al atardecer.



Materialización

Ojalá me dejara el día una piedra en una caja
Y una mariposa de oro en el cristal como una vidriera
Ojalá me dejara la noche una mano de cristales
De carámbanos de fiebre, de sueños una muñeca
Ojalá tuviera objetos con vida en el corazón
Y pensamientos de seda y recuerdos de cristal
De tus visitas querría brazaletes de sangre
El collar de una sonrisa y el anillo de un momento.


Poema grotesco

A Ren Wauquier

I

El soldado verde que vive en la luna
me envía en un hilo de saliva unas veces
una naranja, otras una hoja de perejil
(pelo arrancado de la barba verde)
y otras su reloj de números fosforescentes.
El reloj cae al fondo del mar y marca las horas
e forma tan violenta que rompe las olas
(las velas de los barcos estallan como troneras).

Los niños, por la tarde, jugando a la cometa,
sostienen en la mano un hilo de saliva a través
del cual el soldado no les envía nada,
ni tejones ni higos secos.


II

En un gramófono de agua las notas
llueven igual que los querubines de la harina
tocan trompetas de harina mientras mi elefante
se ha enredado la trompa en una espiral
sin fin sin punto y sin coma la ventana
se ha desprendido del muro
y se ha ido por esos mundos buen viaje
conque voy a diseñar otra ventana.


Pensamiento

Tus manos en el piano como dos caballos
Con cascos de mármol
Tus manos en las vértebras como dos caballos
Con cascos verdes
Tus manos en el azul del cielo como dos pájaros
De alas de seda
Tus manos en mi cabeza
Como dos piedras sobre una única tumba...


Paseo Marino

A I. Ludo

La sangre del mar circula roja por los corales
El corazón profundo del agua me zumba
en los oídos
Estoy en el fondo del cielo de las olas
En el sótano de las aguas profundas
A la luz muerta del fúnebre cristal
Peces menudos como juguetes de platino
Recorren mi pelo que ondea
Peces grandes como jaurías de perros
Sorben con rapidez las aguas. Estoy solo
Levanto el brazo y compruebo su peso líquido
Pienso en una rueda dentada, en una palmera
En vano intento silbar
Es como si atravesara la masa de una melancolía
Y diríase que siempre ha sido así
A medias hermoso y a medias triste.



Amor Falena
A Geo Bogza

Amor falena de los puertos negros
Luz perfumada de los inmensos trópicos
Pensamiento largo y sereno de rayo lacerante
como el mar
Y el horizonte en llamas cerrado
como una trampa

Amor urbano de sombras en calles
con reverberos
Con palabras secretas en la muerte enterradas
Hojeando lentamente álbumes inútiles
Amor de tarde en inconcretas habitaciones
cerradas

Amor con olor acre de barro y de semillas
Bajo la hierba como un caballo
en el verano preñado de trigos
Amor llorado en pañuelos o reído
tranquilamente al sol
Con fina piel blanca o manos envejecidas

Amor red del mundo en la que los hombres
atrapados
Danzan como payasos serios y locos.


Casa de fieras

Heme aquí soy tu perro de piel a rayas
Y dientes de espadas para morderte,
para ladrarte
Heme aquí soy tu serpiente para tentarte
Con la manzana del sol envenenarte
Heme aquí soy tu rinoceronte
vestido de payaso
Haciendo juegos malabares para hacerte reír
Heme aquí soy tu jirafa. Mayúscula
En el texto del día, léeme A
Heme aquí soy el águila del ocaso
Con mi corazón en el pico encendido
como un faro.


Andadura
A Pierre Minet

Yendo siempre adelante las sombras
de mis pasos mueren
Como la trayectoria de un cometa de oscuridad
Y el asfalto a mis espaldas me suprime
Con todo lo que he sido y todo lo que he pensado
Como un prestidigitador
Destinado a escamotearme la vida.
Hay una sucesión correcta de casas
En este camino que no obstante
Ha de significar algo
Hay un cielo sin color sin olor sin carne
Sobre mis pasos sin importancia
Con los ojos cerrados ando en una caja negra
Con los ojos abiertos ando en una caja blanca
Y por más que me esfuerzo por entender algo
Pesados martillos me parten en la cabeza
todos los pensamientos


Poema


Tu envoltura
Como un pájaro en el nido del corazón
En ríos de sangre te bañas
Y vuelas por la punta de mis dedos

Cuando te vas
El cuerpo recobra su infinito peso
Y el paisaje abierto de par en par
Significa tu ausencia

Como si hundieras las manos en un cesto
Me sacas del océano del sueño
Y la cabeza me zumba como una caracola

Tú piedra arrojada al lago
Tú círculo de agua que te abandona

Quizá esperándote resucite
El cadáver de una palabra

Y él con su linterna ciega me paseará
Por la noche

Tu pelo será su oscuridad
Y yo me sumergiré en las sombras.



El caballo

A Sasa Pana

El caballo con la medida del orgullo en el heno
Por un sendero como un cabello en el sol
Se alza del suelo despegándose del suelo
Los copos de la Tierra lo cubren de nieve
bajo los cascos en el cielo
Como una vela en el mástil
Del día
Inclina la crin abanico al cielo
El caballo es la mujer de agua camafeo
Con pechos de nubes
Con el gesto real como una garra
En el cerebro
Y bandera en el sueño descolorido de la muerte
Isla en la mañana locura fría
Como una gota de mercurio en la alfombra.
El caballo entra el caballo sale
Entre los árboles frutales
Con orejas de aire
Y pendientes de gorriones
El caballo galopa hacia el mundo



Pastoral

Hay una extensión de plantas
con dedos de agua
Bébetela y mira
Las sayas de encaje de la leche cruda
Los gigantes subterráneos
se han ahogado en el azul del cielo
Y los lagos bocas abiertas
se han quedado petrificados
Cuatro bueyes debajo de un árbol,
desafiando la realidad
Se ponen de rodillas y se adornan los cuernos
Con flores de mandrágora
Pasa por las nubes la perfección del llanto
Y los corderillos maman en las ubres de la lluvia
El planeta del sueño se extiende por los campos
Por la onda del manantial c
orren los últimos reflejos
Como las últimas palabras lúcidas
de un moribundo
Mientras tú embrujas, veo
Con los huesecillos ornamentales
y fatales de
Nuestro amor.



Viejo vals

Viejo vals la novia muerta yace
entre velos cubiertos de polvo
Guirnaldas de muchachas blancas
con vestidos como espumas
Con caballeros de picas giran enlutadas
Y esparcen al aire un vago perfume
de arcilla

Está el cementerio en la luna,
las acacias señoras de las sombras
Como invitados ilustres asisten y murmuran
Entre misteriosos panteones amantes
de corazón sombrío
Con gestos adormecidos testimonian
su amor.

Viejo vals parejas de cera en el aire
se elevan
Y en el salón de la noche
vertiginosamente bailan
Hay cosas demasiado normales a mi alrededor,
me da miedo
Despacio cruje el viento y el vals delira

Es la boda de la que antaño en vida
En su boda viva murió entre flores de sangre
Su blanco rostro se estremece como un espectro
Cuando el vals lentamente gira,
cuando el vals diríase que llora.

Traducciones de Joaquín Garrigós





El corazón cicatrizado. La poesía de Max Blecher

Por: Mario Pera

Max Blecher, poeta y narrador, nació en 1909 en Botoșani, Rumania, a inicios del siglo XX, una ciudad que también vio nacer a otros importantes poetas rumanos como Mihai Eminescu y Nicolae Iorga. Perteneció a una familia judía instalada en aquel país, y su niñez y juventud transcurrieron en los años del auge del antisemitismo en Europa y, principalmente, en los Balcanes.

Tras culminar sus estudios escolares, partió a Francia para estudiar Medicina en París, pero al poco tiempo y contando con 19 años contrajo el Mal de Pott, o tuberculosis extrapulmonar, que lo obligó a internarse en sanatorios de diversos países como Francia y Suiza. Tras ello regresó a la casa familiar en Botoșani para tratar su enfermedad, por la que pronto tuvo que aprender a vivir con el tórax enyesado en un estado de casi inamovilidad. Esto le causó un gran dolor físico y una profunda frustración psicológica al verse joven pero enfermo. Sin duda, esta condición determinó su vida y, evidentemente, influyó en su obra literaria, aunque es cierto que su enfermedad no es un tema central en sus escritos.

En el viaje que realizó a Paris se pudo conectar con algunos escritores de la vanguardia poética y artística de aquel tiempo, con el Surrealismo esencialmente y, entre ellos, con André Bretón. Por este motivo Blecher se unió a aquel grupo llegando incluso a publicar en el periódico filocomunista de Breton, intitulado «El surrealismo al servicio de la revolución». No obstante su condición, mantuvo una permanente comunicación con escritores de gran talante como Gidé, Mihail Sebastian y Heidegger.

Max Blecher es más conocido por su obra narrativa que por su poesía; sin embargo, esta última ha recibido un mayor estudio y divulgación en los últimos tiempos, pese a que su única publicación en este género literario fue el poemario Cuerpo transparente (1934). Blecher es un escritor maldito, era miembro de una minoría en Rumania, siendo un judío que escapaba del movimiento fascista, antisemita y de ultraderecha rumano conocido como la Guardia de Hierro, a la par de estar adscrito a la corriente surrealista en un país en el que las expresiones artísticas, y las nuevas corrientes que significaban una transgresión a las normas establecidas, eran acalladas cada vez de modo más violento. Su obra literaria, se constituye por escasos cuatro libros, entre otros textos publicados en revistas o periódicos, el ya mencionado Cuerpo transparente, y Aventuras de la irrealidad inmediata (1936), Corazones cicatrizados (1937) y La guarida iluminada: Diario de sanatorio (1971, publicación póstuma).

Una de las herramientas principales de Blecher fue la contemplación de su entorno, así como la posibilidad de proyectarse mentalmente para «salir de sí» y ubicarse en distintos lugares y circunstancias, algo muy necesario para alguien con su enfermedad, lo que le permitió crear y recrear sus textos de ficción. Para el autor, la palabra se materializaba y recreó con ella otros mundos en los que él, o los protagonistas de su prosa o poesía, no son aquejados por sus males y viven plenamente, disfrutando de emociones y situaciones que Blecher, por su enfermedad, no podía vivir en la realidad. En sus relatos, en su poesía, el autor era omnipotente, pudiendo realizar en ellas lo que en la vida real no le era factible.

El imaginario de Max Blecher es exorbitante, lleno de símbolos, imágenes extrañas, sueños, etc. todos los que llegaron al escritor a través de su inconsciente para concretarse por medio de la escritura automática, la que empleó con gran destreza. La obra literaria de Blecher y, en particular, su poesía rezuma una temática de corte existencialista, pero no por ello cae en el pesimismo, la autocompasión o la declaración lastimera de su condición personal debido a su enfermedad, sino que sus experiencias de vida matizan la percepción que él tenía del mundo que lo rodeaba.

La poesía de Max Blecher nos revela una voz muy singular, no solo por las circunstancias de vida del autor, sino por el momento histórico que le toco vivir, todo lo que marcó su percepción del mundo y de la existencia humana en condiciones desfavorables. A poco más de 100 años de su nacimiento, su palabra está más viva que antes.







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