viernes, 29 de octubre de 2010

1647.- AURELIANO CAÑADAS FERNÁNDEZ


Aureliano Cañadas Fernández (Almería, 1936) es Licenciado en Literatura Hispánica por la Universidad Complutense, la poesía le llego desde una edad muy temprana.

***

No quiero acordarme de mi infancia de "fils de vaincu", aunque esté orgulloso de ello. No quiero acordarme de mi juventud, de aquella ciudad asfixiante, de los empleos mal pagados y/o esclavizantes que me impidieron asistir a las clases de la Escuela Normal y aprobar las matemáticas. Si se empieza a vivir cuando se nace, yo nací muy tarde, a los veintitantos años, en Lille, una ciudad francesa donde fui durante varios cursos "Assistant" de Español en el "Lycée Faidherbe". He traicionado a Almería con Lisboa durante muchos años, con Guadalajara o más recientemente, con Cartagena, pero a Lille con ninguna ciudad. Cuando volví a Madrid debió ser en el 67, tampoco las cosas fueron fáciles, pero mi hermano, el pintor, su mujer y mi amigo Joaquín Navarro, desde el Instituto de la Juventud, me echaron un cable y no al cuello. Guardo de esta institución y de su Centro de Documentación muy gratos recuerdos, más que de todos los ministerios por los que he ido pasando. Pude así terminar Magisterio con premio fin de carrera, junto a mi querido profesor y Director entonces de la Escuela Normal Experimental y Nocturna, Arturo Medina, gracias al cual yo había publicado en Ágora y Poesía Española mis primeros poemas de la mano de Concha Lagos y Manrique de Lara. Pude pasar a la facultad y casarme con mi abogada portuguesa y hacer, entre otras cosas, a mis dos niñas. Ella me enseñaría sus dos lenguas Portugués e Inglés.
Soy Licenciado en Literatura Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid, diplomado por la Escuela de Estudios Documentarios, por la Escuela Oficial de Idiomas de Madrid, y por el Instituto Idiomas de la Universidad de Granada.
He colaborado en varias publicaciones periódicas de poesía como Poesía Española,Ágora, Caracola, Zubia, Extramuros, Batarro, Alandar, Cuadernos del Matemático, Lexi (Atenas), Río Arga (Pamplona), Mester de Wandalía (Algeciras) y Presencia (Cartagena). He coordinado el número 24 de la revista Luces y Sombras (Navarra).
Pertenezco al consejo de redacción de la revista “Poeta de Cabra”, colaboro como corresponsal en Madrid de la revista “Ágora” (Murcia) y, actualmente, soy miembro del Instituto de Estudios Almerienses de la Diputación de Almería.

-POESÍA:
Nunca llega el olvido (1979).
Lengua para hablar solo (1985).
Oscuros son los signos (1990).
Menos nuestro dolor (1993).
Porque soy Teseo (1995).
Máquina, el hombre mismo (2000).
Telémaco, el sur de otra vida (2004).
Doble vida (2005).
Menos nuestro dolor, 2ª Edición ampliada.
Prólogo de Francisco Domene y epílogo
de Jesús Jiménez Reinaldo, (2008).




POÉTICA

Soy más simbolista que surrealista, pero no creo en etiquetas ni definiciones. Cómo podría yo instalarme en una poética, yo que no estoy seguro de nada. Cómo podría definir ese fuego del que algunos quedan tan lejos y donde otros arden eternamente. La poesía se define por lo que no es: no es rima, anécdota, reflexión o sólo ritmo. La imagen es una arma imprescindible cuando se quiere salir a cazarla; la emoción también. Pero ni siquiera ellas nos aseguran que volvamos con una buena pieza y no con las manos vacías.


MÁS SABIOS

Algunos pueblos descubren el alma de la piedra.
Sólo así, y no por sus lágrimas y su sangre,
es posible comprender cuanto construyen:
muros inexpugnables, cámaras secretas
excepto para el olvido, la rapacidad del tiempo.

Otros dominan el espíritu de los metales,
pero qué puede el bronce más puro
contra el lento transcurso de los días,
la intangible materia que acaba
desplomándose al cabo de los siglos
y destruye un imperio.

Más sabios, sin duda, son aquellos que llegan
a aprender el secreto del agua,
desde el lejano manantial la conducen
hasta lo más íntimo: la vida es entonces
el contrapunto de su murmullo inextinguible.

(De Porque soy Teseo, Batarro, Almería, 1995, p. 25)







DESCONFÍA

Desconfía de un sentimiento tan absoluto.

Antes de extinguirse en tu alma
como un astro, abrasará
cualquier otro. Peor aun:
en esa extensión sin límites
tal vez perviva acabado
y perfecto,
mas distante de quien fuera
causa suya, de quien da
calor todavía a la noche.

(De Porque soy Teseo, Batarro, Almería, 1995, p. 34)








TUMBA

Tumba sellada en secreto.

Nadie profanará nunca este espacio
donde yace junto a su brillante ajuar:
las noches y los días de nuestro amor.

(De Porque soy Teseo, Batarro, Almería, 1995, p. 46)








CIUDADANO GUILLOTIN

Y yo sólo quería
igualar por el cuello
a nuestra Humanidad,
de modo que no hubiera
más altos ni más bajos.

Si tan sólo propuse
un método eficaz
para ahorrar el dolor.

¡Ah, el nombre que mis padre
me legaron, manchado
por la sangre y las lágrimas
de inocentes culpables!

(De Máquina, el hombre mismo, Devenir, Madrid, 2000,p. 16)







EL TORTURADOR MUESTRA SU MÁQUINA

Observen su estructura tan simple y a la vez
tan sólida, el perfecto cromado, y sobre todo
el ambiguo carácter del diseño, agresivo,
disuasorio según actitud del sujeto,
por lo que ni siquiera su aplicación será
a veces necesaria.
Consideren qué ahorro
de tiempo y personal cualificado, cómo
sin delación, sin tantos alaridos, exacta,
simultáneamente, deja los dedos huérfanos
de uñas.

(De Máquina, el hombre mismo, Devenir, Madrid, 2000,p. 37)








CALCULADORA

Cuando se acerque el fin, suma los malos
momentos de tu vida y los peores.

No temas: el infierno habrá quedado atrás.

(De Máquina, el hombre mismo, Devenir, Madrid, 2000,p. 57)







VENÍAS…

Venías a llevarme lejos de la terraza
solitaria, de aquel patio del agua muda,
del umbral despiadado por donde desertaran
unos hombres en busca de su guerra:

un gusano que hilaba
su seda lentamente hasta envolverme todo,
una tela de araña que protegió este sueño,
dorado escarabajo que yo sólo veía,
alas de saltamontes para volar contigo.

Cuántos ríos sin nombre no vadeamos juntos.

Como si alguien, alguna vez hubiera
escapado a la Ker.

(De Telémaco, el sur de otra vida, El sornabique
& lf Ediciones, Béjar, Colección El Árbol Espiral, 2004, p. 33)








NO MALDIGAS A ILYÓN

Aunque una vida se construya
con días sobre días, como un muro
con piedras sobre piedras,
no sobre añoranza y abandono;

aunque una voz temprana necesite otra voz
para imitar su canto, y no sirva de nada
el familiar rumor del viento en los tarayes
ni el redoble continuo de las olas;

no maldigas a Ilyón por cuanto te robara,
sino por todo aquello que, insidiosa, te diera:
el vicio del ensueño, la costumbre de huir.

(De Telémaco, el sur de otra vida, El sornabique
& lf Ediciones, Béjar, Colección El Árbol Espiral, 2004, p. 49)








ASÍ CANTABAN LAS SIRENAS

En el figón de un puerto
lejano
(¿por qué no
lejana Ítaca?)
un viejo lloriquea
pidiendo vino.

Que él escaló los muros de Ilyón, dice.

Cuando alguien se lo da,
su voz se quiebra
en una melopea interminable
hasta
que lo mandan callar y se refugia
en un rincón.
Así,
Murmura,
cantaban las sirenas.
Tiene
el color imposible de tus ojos.

(De Telémaco, el sur de otra vida, El sornabique
& lf Ediciones, Béjar, Colección El Árbol Espiral, 2004, p. 66)








LA MEMORIA

Un hombre es su memoria
José Antonio Sáez

Despega el avión, pero despega
una sierpe a tu lado, se introduce
en este tiempo ya fuera del tiempo.
La tendrás esta noche en el hotel
entorno a tu cintura,
enroscada en tus brazos,
usurpando ella sola
el lugar de tu sexo
hasta la madrugada.
Entonces, sigilosa,
después de abrir la puerta del armario,
se esconderá en el hueco
de una maleta y mientras
tú vagas por jardines, te refugias
en la luz submarina de una iglesia,
ella se dormirá para volver,
al cabo de unos días,
a Barajas contigo.

(De doble vida, Asociación de Escritores
y Artistas Españoles, Madrid, Colección Julion Nombela, 2005, p.10)








SOLOS

Para liarse a golpes es preciso estar
Solos como para hacer el amor.
Cesare Pavese

Para liarse a golpes es preciso
estar solos y había tanta gente
a nuestro alrededor. Ah, si de pronto
se hubieran muerto todos, si el mundo hubiera sido
sólo un vasto silencio para nuestras palabras.

Quién habría matado a quién. Con tal
de que hubieras mordido mi boca ensangrentada,
de que un instante sólo hubieras puesto
esta cabeza tonta que decías
sobre tu pecho; hubieras
susurrado mi nombre una vez más.

Para liarse a golpes es preciso estar solos
como para hacer el amor.

(De doble vida, Asociación de Escritores
y Artistas Españoles, Madrid, Colección Julion Nombela, 2005, p. 61)








IGNORANTE

¿Sabías que la muerte
llevaba una pulsera
de ébano y marfil?

¿Un anillo de oro y lapislázuli
con tu nombre grabado?

¿No lo sabías?

¿Qué era un muchacho solo
sin mochila y sin patria?

Tampoco.

¿Y qué sabes entonces, ignorante,
al final de tu vida?

(De doble vida, Asociación de Escritores
y Artistas Españoles, Madrid, Colección Julion Nombela, 2005, p.82)








EL ABANDONO

Te abandono y transcurren tantos años:
no quiero vivir más.

Te abandono y me muero con la llaga
de tu nombre en la boca.

Como ahora me dueles, como en este
día primero en que
si extendiera una mano suplicante
estarías aquí.

Me abandonas y el tiempo es una masa
donde ya no es posible distinguir cada día,
un mar petrificado en el que aúllan
tu nombre los delfines.
(De doble vida, Asociación de Escritores
y Artistas Españoles, Madrid, Colección Julion Nombela, 2005, p.84)








LAS PALABRAS

Va cayendo el telón, uno a uno se apagan
inexorables focos; la oscuridad invade
los asientos donde hace unos instantes
rientes espectadores aplaudían.

Algunos se resisten a marcharse,
se refugian al fondo de la sala.
Más que oír, adivinas sus voces, más que ver,
el brillo de sus ojos

Ha caído el telón y estás tan solo.
No te entregues ahora al verdadero llanto
que nadie observará, pues te queda la música
de sus nombres, te quedan las palabras.

Enciéndelas: su fuego de artificio
disipará el amargo sabor de la tiniebla
tal si otra vez volvieras a la vida.

Cuando se apaguen ellas, se habrá apagado el sol.

(De doble vida, Asociación de Escritores
y Artistas Españoles, Madrid, Colección Julion Nombela, 2005, p.85).








LOS OJOS DE ATZUMORI

La batalla de Ichi-no-tani

Habíamos ganado la batalla,
celebración y duelo, porque yo
el muy noble Kunami Naozane
perdiera al hijo único.

Me habían cercenado
ese brazo tendido hacia el futuro.
No cantaría más mi sangre en otra sangre,
ni en otro cuerpo ni en cuerpos sucesivos;
era sólo un arroyo desviado
hacia la arena estéril
de ningún tiempo.
¡Oh, su cabeza exangüe sobre mi pecho mientras
el pincel de la muerte dibujaba
en morado sus labios, y los labios
obscenos de la herida sobre tu tersa piel!







El duelo

Habíamos ganados la batalla.
Los Taira huían como fila de hormigas
desbaratadas por los repentinos
pies del azar. Íbamos
pisándoles la vida y los talones.
Llegamos a la costa.
En el atardecer, aquel guerrero,
de inmortal armadura y casco de oro,
que refulgía bajo el sol poniente;
de inconfundibles armas enemigas,
abandonando entonces su caballo,
se dispuso a embarcar hacia la salvación.
Nunca lo hiciera:
yo también desmonté y le di alcance,
y allí, sobre la playa,
tuvo que dar respuesta al desafío.
Desde aquel primer golpe de sables conocí
lo débil de la fuerza de su brazo,
después su inexperiencia y su fatiga.
Lo fui llevando lejos de la playa,
la rítmica esperanza de las olas.
No yo, sino la muerte le recortaba el aire.
Cuando pronto lo tuve jadeante, derribado en el polvo,
lo despojé del casco: era apenas un hombre.
Y recordé a mi hijo, su impaciencia
por recibir su sable y su armadura.
Por su imberbe mejilla aquella lágrima
por él pidió clemencia: no la tuve,
instado por los gritos de aquellos compañeros:
¡mátalo, mátalo! Es el Taira Atzumori.







El monasterio

Los dedos del invierno se posan, silenciosos,
sobre los viejos pinos,
abolieron estanques, tejados y senderos
con su intacta blancura.
Perdura por su ausencia el canto de las aves.
Cuántos inviernos ya y cuánto queda
en mí de aquel Kuname Naozane
que renunció a la gloria de su estirpe y sus armas,
a vasallos y hacienda; en el monje que ahora
para dormir despliega su esterilla,
no sin recordar antes, como todas las noches,
los ojos de Atzumori.

(X Premio de Poesía del Aula de Encuentros
del Círculos de Bellas Artes de Madrid).



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