domingo, 16 de octubre de 2011

4943.- MIGUEL ANTONIO CHÁVEZ


Miguel Antonio Chávez (Guayaquil, ECUADOR 1979). Miembro fundador de grupo literario Buseta de papel, integrante del consejo editorial de la revista El quirófano. Ha publicado en antologías nacionales de poesía. Primera mención del I Concurso de Cuentos Revista Hogar. Autor del libro de cuentos Círculo vicioso para principiantes (2005),
de la obra teatral La kriptonita del Sinaí (I Mención Premio Nacional de Dramaturgia 2009). Co-antologador de las compilaciones de cuento Historias bajo el árbol (2008) y Amigas del Yeti (2009). Antologado en El futuro no es nuestro (2008), Poesía/Cuento 1998-2008 (2009), Asamblea portátil (2009) y 22 Escarabajos: antología hispánica del cuento Beatle (2009) y la novela La maniobra de Heimlich, entre otras
Consta en las memorias del I Festival de Poesía Joven Hugo Mayo (2005).
Sus cuentos constan en antologías internacionales como Microrrelatos del mundo hispanoparlante (Buenos Aires, Argentina. 2006)




existe otro universo
donde borges escribió su cuento guayaquil
pero esta vez sí habló de nosotros
donde trópico de cáncer se quedó
con su título original
canto al ecuador
donde palacio gangotena y hugo mayo
son palacio gangotena y hugo mayo
donde un adoum mozuelo también viaja a chile
a ser secretario del neruda diplomático
y a la pregunta de qué traí en eso tan pesado po güeón
responde “los restos de huasipungo”










los cánones no los rompe
un grupejo literario de eyaculadores precoces
que amarran concursos
y se premian entre amigos
y luego se pelean
y se vuelven a premiar
(ver cantinflas en el filme su excelencia)

bien decías itúrburu
¿cuál es la diferencia entre el plenario del congreso
y el último congreso de escritores?

y [;] te responde
la inmunidad
querido watson
la inmunidad.









te aseguro que otro huevón ya rimó trafalgar con
estrafalario
que ocultó su libro al fondo del estante para que
nadie lo viera
que murió en lepanto y usa manos de escarcha

que las hostias
son obleas esquizofrénicas
que las coimas se pagan en esta vida

que porque el huesudo cumple cuatrocientos
ahora todos lo leen para quedar bien

que el templo/cine porno de mi esquina
se adjudica el copyright de dios
te aseguro

que la barbie es lesbiana
desde que a ken lo fabricaron sin pipí.









lamentamos informarle
que su escrito no cumplió los
cánones requeridos

su profana ambigüedad de género
la escasez de noches
necrofilias
lunas
neologismos juntapalabras
calamidad
alcohol
rimas
onomatopeyas
dolorosas
desprecio hacia la burguesía

excesos lúdicos
que empantanan el santo oficio

los cánones
duros empaques profilácticos
los rompe sólo la academia
una dislexia accidental de la imprenta
una inercia del sindicato de educadores
un culeo bien culeado a la
periodista de culturales

si no imagínese
un país de genios
reviviendo a sus genios
saboteando peajes por cafés de arte
escalafones
por cojones
no hay derecho






Guía turística para Guayaquil

Guayaquil es una galleta con olor a mangle que vive entre las fauces de su golfo homónimo. Así la veía yo entonces, y así la sigo viendo ahora, mientras extiendo el mapa y planeo el exterminio de todas las ciudades del mundo que nunca pude poseer. Una ameba con coordenadas; un cielo gris que turba al celeste, con una procesión de hombros curtidos a pie, paseando un ataúd por la avenida, camino al Disneylandia de los arcángeles Gabriel.

Un big bang con cebiche y morocho, agujeros negros diseminados como otro tipo de agujeros que llamamos “huecos”, a los que acuden cholos, bienaventurados, palanqueados, jodidos, solapados, arrimados, vigilantes acostados, con y sin papeles, con y sin derechos, con y sin ley, con o sin universo. Un hermoso bache interdimensional que un obrero sudoroso freelance trata de cubrir con cascajo. El libreto aprendido de los que se suben al bus a vender, los ternos ejecutivos y blazers de banco sofocados, el aire acondicionado de los sedientos; los teléfonos callejeros que los ciegos usan para graduarse en braille; la ciudad luz que se ilumina con el medidor del vecino.

Es Yoko Ono vendiendo el CD pirata de su marido a dos por un dólar. Tres indígenas trotamundos en gira haciendo un cover de Hotel California. María Kodama presidiendo un club de costura, inscripciones abiertas, manual incluido, con prólogo de algún erudito cachinero. Dos locas disfrazadas de libertador posando en una pasarela de mármol de Carrara, abrazándose sin tocarse; un Golden Gate criollo que se mece discreto con la tecnocumbia de los buses interprovinciales; el mendigo manco que rechaza la prótesis porque así ya no hay negocio; el meteorólogo que vende agua helada; la sombra que uno mismo se tiene que hacer; el choro que aguarda afuera del aeropuerto porque ese man de ley trae harto billete; el caramelero que nos invoca con el sonajero que vive en su cajita de chicles. Ciudad para mascar. Ciudad para escupir. Ciudad para pensar. Galleta. Gargajo. Garaje, no estacionar: ponchamos llantas gratis. Hoy no fío mañana sí. Sufres cuando me ves. No te pegues que no es bolero. Se curan safadura, esguinsez, torsedura.

Señor turista: lo atendemos con una sonrisa. Señor turista: no es déjà vú, es Miami. Señor turista: vuelva pronto. Señor turista: una vez salida la mercadería ya no hay devolución.



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