viernes, 26 de agosto de 2011

ENCARNACIÓN PISONERO [4.502]



Encarnación Pisonero Pisonero

Nace en Villalba de la Loma (Valladolid), el 7 de junio de 1951. Sus primeros estudios los hace en Valladolid, después se traslada a Madrid donde se licencia en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense. Ha publicado varios libros de poesía, ensayos literarios y de artes plásticas, comentarios, reseñas y críticas en prensa y revistas. Los textos sobre Artes Plásticas los firma como Scardanelli. Coordina el capítulo XXXIX del primer Quijote manuscrito que promueve el C.P. Miguel de Cervantes de Marbella y que publica la Junta de Andalucía. Es miembro del Consejo de Redacción de la Revista Rey Lagarto, Patrona de la Fundación Torrepujales Museo de Arte Contemoráneo, Costa da Morte (La Coruña), miembro de la Asociación de Críticos Madrileños y de la Asociación de Críticos de España, y colaboradora habitual de distintos medios de difusión cultural. 

-NARRATIVA: 

Las mieses (Novela inédita). 
Tierra adentro (novela inédita). 

-POESÍA: 

El jardín de las Hespérides (1984). 
Si se cubre de musgo la memoria (1986). 
Adamas (1987). 
A los pies del sicomoro (1996). 
El prisma en la mirada (2000). 
Líquido de Revelar (2002). 
Sólo como una isla (2002). 
La estrella del anís (2004). 
Permiso para embalsamar (Olifante, 2014). 

-ENSAYO: 

Que el viento no te lleve. Que el viento te traiga (en prensa). Sobre la obra poética de Blanca Andreu. 
La pintura es cosa mental (2003). Monografía sobre la obra pictórica de Mª Victoria de la Fuente. 
La fascinación de lo irreal(2003). Estudio sobre la obra literaria y pictórica de Antonio Fernández Molina. 
Sólo jugando acontece y cobra vida el arte(2004). Sobre la obra pictórica de Carlota Cuesta. 
Guardianes de pared, verticales y de bolsillo (2004). Monografía para el catálogo de Carlota Cuesta. 
Esculpir el tiempo: del mito al logos y viceversa(2004). Sobre la obra escultórica de Sergio. 
Horizontes líricos (2005). Para el cátalogo de la exposición póstuma de A. F. molina. 
Ángeles en busca de pórtico (2005). Sobre la obra pictórica de Carlota Cuesta. 
Texto sobre la obra de Josset Basset Alberola Bassetmorfosis (2005). Para el catálogo de la exposición en la Galería Ra del Rey. 
Los otros placeres de C. H. (2005). Prólogo al libro del arquitecto Carlos Hurtado. 
La forma ha de adecuarse a la función (2006). Sobre la arquitectura de Jenaro de la Fuente. 
Ciudades Sumergidas (2007). Sobre la obra pictórica de Carlota Cuesta. 

-OTRAS: 

Textos sobre la obra plástica de diversos autores en Catálogos de exposiciones: 
Carlota Cuesta (1999; 2000) 
Jesusa Quirós (2001) 
Lucrecio Oteiza (2003) 
Aurelio Calderón (2001) 
Ánxeles Penas (2003) 
Varios inéditos. 
Crítica a la obra de Antonio enrique Canon Heterodoxo (2004). 


1998: Participación en la Exposición del Centro Georges Pompidou, París, con el libro Si se cubre de musgo la memoria, seleccionada por el Ministerio de cultura, en los Livres d´ Espagne: Diz Ans de Création e de Pensée. 
1989: Jiménez Faro, Luzmaría, Poesía erótica escrita por mujeres, Breviario del deseo. 
2001: Ruiz de Torres, J., Inventario relacional de la poesía en español, 1951 a 2000. 
2002: Jiménez Faro, Luzmaría, Poetisas españolas (Tomo IV). 
(en prensa) VV.AA. Ensayo y Antología de poetas españolas. 
2002: Balcels, José Mª, Ilimitada Voz. Antología de poetas españolas. 
2003: Tercer premio Francisco de Quevedo por Líquido de Revelar. 
2004: Alonso, J., TO2 o Casi TO2. Muestra incompleta de poesía visual, experimental y m@il-art en España. 



CON MAREA DE LUNAS 

A Carlota Cuesta (pintora y escultora) 

Hubo un tiempo de ángeles que perdieron las alas, 
su presencia son huellas entre fuga y retorno, 
y es el alma la clave del que quiere ser nube 
y ascender al recuerdo más allá de las cimas. 



Un paisaje celeste, saturnal y lunario, 
se sumerge en los huecos donde hubo volcanes 
con antiguas mareas que han anclado en las costas 
navegando por rumbos de cipreses perdidos. 


No hay ocaso ni noche donde hay peces estrellas 
y los ojos anidan en la boca y el vientre 
recorriendo las islas de mistéricos templos, 
panteones antiguos como última cuna 
del que encierra saberes en mandalas de vida. 


Los odemos arcanos se transforman en ángeles 
con un nimbo de chispas de alevín lucifer, 
y un aroma con música de salterio y de arpa 
fija el musgo a la piedra para faros ausentes. 


Un enjambre de signos con piruetas de ópera 
en irónica danza se dispersa en el aire, 
son quimeras posibles como juegos secretos 
a porfía de azules, de carmín y de verdes. 

(De El prisma en la mirada, A Coruña, Edicios do Castro, 2000, p.39). 




Sabía que vendrías. 


Verte los ojos roturados 
y abierto el pecho, me despojó por dentro 
forzando que hurtase la mirada. 

La noche es enemiga del que busca esta defensa. 
Por eso huí callando mis razones. 
Amor, no puedo dejar de amarte 
pero tu cuerpo es ya guitarra muda 
a mis sentidos. 






Fue el mar un deseo realizado. 


El mar con azul único, 
su espuma bañándote los pechos 
diminutas margaritas abiertas. 


Sirena de estrellas en el día 
cuando saltabas al lomo de las olas 
jugando, abandonándote a su grandeza. 


Nunca como entonces deseé 
la fuerza de los magos 
para conjurar al tiempo 
y detenerlo. 

(De "Si se cubre de musgo la memoria")




Los antiguos cerca de Capri 
ubicaron la Estigia. 

La isla del amor 
tiene su lado oscuro 
pasaporte a las sombras. 

Si va en la boca el óbolo 
es viaje sin retorno. 
Con deseo se forja 
la madera del héroe 
y en mi bolsillo llevo 
la moneda de plata 
para cruzar el Aqueronte. 
Los que crucéis esta puerta 
abandonad toda esperanza. 
He de ser más astuta 
en la burla a los dioses. 
Ningún héroe o dios 
escapó de su culpa. 
Únicamente Dante, 
por amor del amigo y de la amada, 
recorrió los tres mundos, 
más allá de la tulla. 






CEMENTERIO MARINO 


CONTEMPLANDO los mares de Castilla 
detrás del horizonte, 
con las olas crespadas 
que no ocultan las nieblas, 
las cigüeñas serenas 
en vez de las gaviotas, 
la golondrina alegre 
regalando sus trinos. 


Divisando estos mares, 
la casa de los muertos 
que hubieran deseado 
como mansión los poderosos. 


La que eligieron los bardos, 
como postrer regalo, 
para aquellos que en vida 
sufrieron el tormento 
injusto en la inocencia. 


¡Descansad allí en paz!, 
amigos míos. 


(De A los pies del sicomoro) 




Caricatura de Encarnación Pisonero,  por la pintora Carlota Cuesta




           
POEMAS                                                                            
Del libro El Prisma en la mirada                                                                        
Edicios Do Castro, A Coruña, 2.000


LA ESTRELLA DE SALOMÓN
                                                                                             
A los colores

Entre el blanco y el negro campo virgen a siembras,
profundidad de sima, escalofrío y pálpito
y cenizas que guardan un rescoldo de brasas.

Un vacío total lo que el alba promulga,                             El blanco
ausencia de color que es compás de espera,
la nada que vibra antes del nacimiento,
caolín, loto y plata,                                                           
la página no escrita
que acecha a quien la cubre.
Entre el mate y el brillo
es la luz que deslumbra
y es tibio y casi azul
como la cal al sol.

Si es de aire y de agua                                                       El azul
es lanza cometa que atraviesa el espejo,
beso de cielo al mar,
sinfonía de adioses        
y muro de necrópolis.
No es color de este mundo,
sólo es sueño y ensueño,
pájaro de felicidad o beato angélico.

Cuando llega el verano surgen pastos de trigo,                         El amarillo
de centeno y de avena,
nueva piel de la tierra en la carne del orto.
Cómplice de la luz que rechaza la sombra
busca cueros usados que se coman limones
y esconde las manzanas en mítico jardín.
En los campos hay pajas cuando acaba la siega
y veloz llega otoño con las uvas granadas
como un fruto de amor.
Y la cera del cirio va alumbrando la muerte
de la esencia del yin y el origen del yang.

Es Dionisos quien viste azafrán por adorno                 El anaranjado
y Virgilio le imita en el velo de Helena                      
y unos monjes se tiñen de jacinto las túnicas.

Con un cruce de sables, de pasiones y rezos                  El rojo
se atemperan los cuerpos mientras brota la sangre
y resurgen las brasas de atanor de alquimista,
en el vaso de vida que contiene la muerte
o mar de los egipcios que transmuta ambos polos.
Y se encienden delirios con el vino y el labio
que son grana y carmín los amores del joven.                        

Al buscar equilibrio de sentidos y mente                                    El violeta
se transforma en vitela de salterio y misal,                      
persuasión y obediencia del morir y nacer.

Un eco de selva, de abril y de musgo                              El verde
es arrastre del agua que despierta a la vida.
Es sombrero de obispos
y fue toga de médicos
y blasón de los locos.                                                          
Es la Venus de Fidias,
es el cuerpo de Osiris
y celedón nereida.
Es la hoja del trébol, del laurel y la viña,
un oasis de útero que ayuda al olvido.

Al fin llega la noche,                                                          El negro
alto vuelo de cuervo que devora palomas,
pronto luto de viuda por fracaso del eros.
Es la yod del hebreo,
de la Meca la piedra
y manto de derviche.
Es revés de la luz                                                                 
y la faz del abismo que carece de fondo.
Es también tierra fértil
y la mater materia,
un vacío absoluto destinado a colmarse.

Entre el blanco y el negro hay ingentes cosechas
del pintor que trabaja con la flecha y el arco,
dando forma al volumen
y color a la forma.
                                              



                                                                                  
Del libro La estrella del anís                                                            
Ediciones Devenir, Madrid, 2.004


Cuando llega la noche
el arce siente un abandono de alas,
la glicinia se derrama en quimeras
y el sauce llora;
entonces voy al encuentro de tú alma,
entre aromas de menta y de membrillo,
para perderme allí.






                                                                              
Del libro Permiso para embalsamar
Ediciones Olifante, Zaragoza, 2.014
                                              

Su collar estaba hecho
                       de lenguas de los amantes
                       que le habían besado.
Y el espacio que aún había libre,
                       era para añadir
los corazones de los esclavos de su amor
                       en sucesivas vidas.

Y mientras esto os digo,
la boca del fauno el pezón muerde.



En 2014 Olifante publicaba el libro ‘Permiso para embalsamar’ de Encarnación Pisonero, poeta vallisoletana de la que dijo José Ángel Valente: “Hago votos para que continúe en este difícil camino de la poesía donde ha entrado con profunda huella, con este hermético y hermoso poemario”. Arrabal escribió: “Su poesía es como un alga marciana estrangulada por el ombligo del mar, para ser exacto”. Y Ángel Guinda, prologuista del volumen, dice que “la suya es más una actitud barroca que relaciona el lenguaje con el mundo hasta alcanzar un mundo de lenguaje”.

¿Quién puede saber
lo que piensa una emperatriz
fuera del tiempo y del espacio?

Sea lo que fuere
no hay duda de que busca el infinito,
tal vez planee con las alas del sueño
sobre el río milenario.

Yo sólo vi un bordado azul
en sus zapatos de piel de loto.

[A Julia Uceda]


De ‘Permiso para vivir’. Encarnación Pisonero. Olifante, La casa del poeta, 2014.







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