miércoles, 5 de enero de 2011

2778.- SUSAN DEER CLOUD


Susan Deer Cloud (1950, Livingston Manor, New York, Estados Unidos)




Ladrón de autos

Mi mamá me dijo que me alejara de vos,
el chico que roba autos. En el pueblo
todos te llamaban “ladrón de autos”.
Medio siglo después aún no sé
tu nombre. Tu apellido, sí, --
nombre mohawk que usa un ladrón conocido.
Pero para mí, Ladrón de Autos, siempre va a ser
tu nombre solamente. Serás ese chico
de doce, catorce, dieciséis quemando
gomas por la calle de la escuela, mientras yo
te miraba detrás del pino blanco que solía
trepar. “Ey, Sexy Susy”, decías riéndote
asomado por una de las ventanillas bajas,
“Dale, bebé, ¡vení a dar una vuelta conmigo!”
Yo te miraba fijamente, aferrada al pino,
quizás de la manera en que ansiabas
que te abrazara a vos, pero ¿qué sabía yo?
Las espinas sedosas del pino me pinchaban
la cara mientras trataba de no sonreír cuando
me tirabas besos locos, rugiendo
entre la casa de mis padres
y la escuela de ladrillos que odiábamos.
Ladrón de autos, ¿sospechabas
que yo pensaba que tu piel hermosa --
tenía el color de la arcilla de Catskill y tu pelo negro era
como las crines de los caballos salvajes que ansiaba yo?
¡Tu pelo fluía sobre tus hombros desafiantes
antes de que los chicos blancos pusieran de moda
el pelo largo! Mi mamá me había advertido,
por eso nunca conocí las profundidades
de tu carne, tu aroma, tu tacto, salvo la rugosa
corteza, la savia, las agujas calientes por el sol
que tatuaban tus robos en mi piel virgen.
Ladrón de Autos, un día dejaste
de parar en nuestra calle angosta.
Mi mamá dijo que te encerraron
en un reformatorio para delincuentes juveniles.
Yo me escapé a la calle, pensé que
ella mentía. Esperaba oír “¡Sexy Susy!”
en el brillo cromado de tu lengua,
lista para dar una vuelta en tu convertible rojo,
con la capota baja, nuestro pelo enredado
una estela sin lágrimas en el viento.


Versión: Griselda García




Car Stealer
My mother told me to stay away from you,/ the boy who stole cars./ In our town/ everyone called you Car Stealer./ Half century later I still don't know/ your first name. Last name, yes ~/ Mohawk name a well known chief holds./ But for me, Car Stealer, it will always be/ your name alone. It will be that boy/ of twelve, fourteen, sixteen burning/ rubber down School Street where I/watched from white pine I used to / climb. “Hey, Sexy Susie,” you laughed/ through one of many rolled down windows,/ “come on, Babe, go for a ride with me!”/ I gazed down, hugging the pine/ the way maybe you ached for me/ to embrace you, but what did I know?/ The silky pine needles teased/ my face trying not to smile when / you blew me crazy kisses, roared/ between my parents' house/ and brick school we both hated. / Car Stealer, did you suspect/ I thought you beautiful ~ skin/ color of Catskill clay, hair black/ as manes of wild horses I cried for?/ Hair streaming past defiant shoulders/ before the white boys made long hair/ a fashion statement! My mother/ warned me, so I never learned the deeps/ of your flesh, scent, touch except rough/ bark, sap, sun-heated needles tattooing/ your thefts into my virgin skin./ Car Stealer, one day you stopped/ speeding down our narrow street./ My mother claimed they locked you/ in a place for juvenile delinquents./ I stole out to the road, believing/ she lied, waiting to hear “Sexy Susie”/ sparkling like chrome off your tongue, / ready to hitch a ride in a red convertible, / top down, our entangled hair/ tearless trails in the wind.




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