viernes, 23 de julio de 2010

ANTONIO ORIHUELA [268]



Antonio Orihuela

Antonio Orihuela (Moguer, Huelva, 1965) es poeta, ensayista y articulista. Su obra literaria e intelectual, de marcado carácter libertario, participa del movimiento colectivo de la poesía de la conciencia desde su emergencia al principio de la década de los noventa.

Es doctor en Historia por la Universidad de Sevilla. Como investigador, ha publicado una decena de trabajos acerca de las formaciones sociales precapitalistas en el suroeste de la Península Ibérica, entre las que destaca "Historia de la Prehistoria", Huelva, 1999.

Ha participado en más de 100 exposiciones de poesía visual y publicado poemas visuales en revistas de más de una treintena de países. De igual modo, es destacable su labor como organizador y comisario de exposiciones de esta disciplina.

Desde 1999, coordina los encuentros anuales Voces del extremo, en su Moguer natal, auspiciados por la Fundación Juan Ramón Jiménez. A través de ellos, se ha antologado la obra de una treintena de autores individuales y colectivos. En torno a este encuentro y antología anual, se ha ido consolidando un movimiento poético colectivo que, desde distintas perspectivas, hace centro de sus intereses la denuncia de la injusticia y la marginación social, la reflexión estética y ética acerca de las relaciones que establece el poder instituido con lo real y la necesidad y posibilidad de un cambio del modelo del capitalismo global y postmoderno.

Obra, estilo, ideología

Antonio Orihuela indaga con su obra "en las posibilidades de una poesía que, abandonando la especulación y el escepticismo, se enfrente al apocalipsis cotidiano y organizado por una sociedad de la destrucción, la miseria, el dolor y la muerte". En este sentido, Orihuela afirma:

Tenemos que dejar de pensar nuestra vida en términos de materia prima y empezar a vivirla como vida con sentido, enajenada de su valor de compra y sumisión, trabajando en prácticas que nos ayuden a recuperar su tiempo de vida, denunciando e intentando eliminar las relaciones de explotación y profundizando en la democratización de la vida pública. Cualquier herramienta es buena, como la poesía rescatada de la muerte del arte y revivida para nuestro nuevo vivir.

Antonio Orihuela

Su poesía se propone como una reflexión sobre la realidad contemporánea y busca ayudar a un cambio en sus actuales condiciones de injusticia. Sus poemas suelen recurrir a un lenguaje directo y claro en que la palabra se concibe como una herramienta de uso eficaz. Orihuela rechaza la práctica de cualquier tipo de esteticismo. El realismo que así practica Orihuela usa tanto la identificación entre el lector y el tema del poema, como el extrañamiento y el distanciamiento de corte brechtiano. Temáticamente, su obra huye tanto de los convencionalismos líricos, como de posiciones esencialistas. Sus fuentes están fuertemente enraizadas en el marxismo y el anarquismo, así como en otras corrientes revolucionarias como el situacionismo.

En sus textos teóricos, Orihuela practica una crítica de la ideología capitalista desde posturas de materialismo dialéctico de corte libertario. Al igual que otros miembros del movimiento colectivo de la poesía de la conciencia, considera que toda poesía es política, pues la naturaleza esencial del hombre y sus producciones es social e ideológica. Sus artículos y ensayos muestran las relaciones causales que se dan entre el actual sistema del capitalismo global postmoderno y algunas de las corrientes de la poesía contemporánea, como la poesía de la experiencia o el realismo sucio.

Obra propia

Orihuela, Antonio (1995). Si Rocky viera ese gato. Diputación provincial de Huelva. Servicio de publicaciones. ISBN 978-84-8163-051-0.
Orihuela, Antonio (1995). Perros muertos en la carretera. Crecida. ISBN 978-84-605-3999-5.
Orihuela, Antonio (1997). Edad de Hierro. Ateneo Obrero de Gijón. ISBN 84-87958-24-9.
Orihuela, Antonio (1999). Historia de la prehistoria: el suroeste de la Penínsual Ibérica. Diputación provincial de Huelva. Servicio de publicaciones. ISBN 978-84-8163-201-9.
Orihuela, Antonio (2000). Piedras. Ayuntamiento de Lepe. ISBN 978-84-930659-1-1.
Orihuela, Antonio (2000). Comiendo tierra. Asociación cultural Mañana es arte. ISBN 978-84-931675-1-6.
Orihuela, Antonio (2000). Aiquebneno. Diputación provincial de Huelva. Servicio de publicaciones.
Orihuela, Antonio (2001). Teoría del bricolaje, el paralogismo de la identidad como paradigma del viaje. Diputación provincial de Huelva. Servicio de publicaciones.
Orihuela, Antonio (2001). Piedra, corazón del mundo. Antología personal (1995-2001). Editorial Germanía S.L. ISBN 978-84-89847-61-3.
Orihuela, Antonio (2001). Lo que piensa la ballena del arponero. El Sornabique & lf Ediciones. ISBN 84-95327-71-6.
Orihuela, Antonio (2002). Tatuajes. Instituto Suárez Figueroa.
Orihuela, Antonio (2003). Narración de la llovizna. Baile del Sol. ISBN 978-84-96225-04-6.
Orihuela, Antonio (2004). El mal: técnicas de prospección y análisis de superficie. Diputación provincial de Badajoz. Servicio de publicaciones. ISBN 978-84-7796-751-4.
Orihuela, Antonio (2004). La voz común: una poética para reocupar la vida. Tierradenadie ediciones. 2ª. Ed. La Vorágine, 2015. ISBN 978-84-932873-4-4.
Orihuela, Antonio (2004). x. L.F. Ediciones. ISBN 84-95327-67-8.
Orihuela, Antonio (2005). La piel sobre la piel. Universidad de Sevilla. Facultad de Filología. ISBN 978-84-609-3908-5.
Orihuela, Antonio (2005). Aserrando corazones con los ojos. Ediciones Del 4 de Agosto. ISBN 978-84-934538-4-8.
Orihuela, Antonio (2005). Respirar y arder. Corona del sur. ISBN 978-84-96315-84-6.
Orihuela, Antonio (2006). Tú, quién eres tú. Ediciones Idea. ISBN 978-84-96640-02-3.
Orihuela, Antonio (2006). Antología poética para una política de las luciérnagas (1995-2005). Del Satélite ediciones. ISBN 978-84-935389-0-3.
Orihuela, Antonio (2006). La ciudad de las croquetas congeladas. Baile del Sol. ISBN 978-84-96687-09-7.
Orihuela, Antonio (2007). Poemas para el combate. Antología. Asociación Investigación y crítica ideológica en España. ISBN 978-84-611-7060-9.
Orihuela, Antonio (2007). Durruti en Budilandia. Baile del Sol. ISBN 978-84-96687-39-4.
Orihuela, Antonio (2007). Que el fuego recuerde nuestros nombres. Aullido. ISBN 978-84-936070-2-9.
Orihuela, Antonio (2007). Libro de los tesoros. Fundación Caja Rural del Sur. ISBN 978-84-612-0028-3.
Orihuela, Antonio (2007). Archivo de poesía experimental española (1964-2006). Ed. Corona del Sur. ISBN 978-84-96625-96-9.
Orihuela, Antonio (2008). Libro de las derrotas. La Oveja Roja. ISBN 978-84-935829-5-1.
Orihuela, Antonio (2008). La destrucción del mundo. Ediciones del Ermitaño. ISBN 978-968-5473-88-0.
Orihuela, Antonio (2008). Todo caerá. Editorial Atemporia. ISBN 978-607-00-0223-6.
Orihuela, Antonio (2009.). Madera de un solo árbol. Cuaderno de Nepal. Ed. Delirio. (2ª Ed. en 2012). ISBN 978-84-936877-9-3.
Orihuela, Antonio (2009.). El corazón no duerme. Littera Poesía. ISBN 978-84-613-1228-3.
Orihuela, Antonio (2010.). Moguer - 1936. La Oveja Roja. 3ª Ed. 2013. ISBN 978-84-935829-9-9.
Orihuela, Antonio (2011). Todo el mundo está en otro lugar. Ed. Baile del Sol. ISBN 978-84-15019-45-9.
Orihuela, Antonio (2012). Autogobierno. Insomnus Poesía. ISBN 978-84-615-5502-4.
Orihuela, Antonio (2013). Cosas que tiramos a la basura. Ed. Amargord. ISBN 978-84-15398-54-7.
Orihuela, Antonio (2013). La guerra tranquila. Ed. Origami. ISBN 978-84-940780-0-2.
Orihuela, Antonio (2013). Arder. Ed. Lupercalia. ISBN 978-84-9393-95-8-8.
Orihuela, Antonio (2013). Esperar Sentado. Ediciones La Baragaña. ISBN 978-84-942109-1-4.
Orihuela, Antonio (2013). Poesía, pop y contracultura en España. Ed. Berenice. ISBN 978-84-15441-19-9.
Orihuela, Antonio (2014). Palabras raptadas. Ed. Amargord. ISBN 978-84-16149-15-5.
Orihuela, Antonio (2014). El amor en los tiempos del despido libre. Ed. Amargord. ISBN 978-84-16149-57-5.
Orihuela, Antonio (2014). Cerrar Almaraz. Sporting Club de les lletres. ISBN 978-84-617-0696-9.
Orihuela, Antonio (2015). Salirse de la fila. Ed. Amargord. ISBN 978-84-942069-9-3.
Orihuela, Antonio (2016). Muerte es la palabra. Ed. Amargord. ISBN 978-84-944863-5-7.
Orihuela, Antonio (2016). M. Ed. Calumnia.
Orihuela, Antonio (2016). La caja verde de Duchamp y otras estampas cifradas. Ed. El Desvelo.

Antologías y obras en colaboración

Correyero, Isla (selec.). (1998). Feroces : muestra de las actitudes radicales, marginales y heterodoxas en la última poesía española. DVD ediciones, S.L. ISBN 978-84-95007-05-6.
Magalhaes, Joaquim Manuel (coord.) (2000). Poesia espanhola anos 90. Editorial Relógio d'água. Lisboa.
VV. AA. (2000). Material inflamable para manos incendiarias. MLRS.
González, David (comp.) (2001). El último en morir que apague la luz: atlas poético. Ateneo obrero de Gijón.
Falcón, Enrique (coord.) (2007). Once poetas críticos en la poesía española reciente. Baile del Sol. ISBN 978-84-96687-27-1.




En Naciendo en otra especie. Antología de poesía Capital Animal. Ed. Plaza y Valdés, 2016. 


Every animal has certain fundamental rights

The very basic right of every animal is the right to live
you cannot take away what you cannot give
and since you cannot give live to a dead creature 
you have no right
to take away the life of a living one

Tibetan voluntaeers for animals[1]



Un recuerdo para Jorge Riechmann
y los hermanos animales
en la biblioteca del Soma Gompa de Leh
abierta sólo para nosotros


Un recuerdo para Paco Nocete
al ver aquí lo que tantos años excavamos allí
pero con gente dentro


Edad de oro
Edad de bronce
Edad de hierro


y los tres
con escaso crédito

[1] Todos los animales tienen algunos derechos fundamentales/ el derecho básico de cualquier animal es el derecho a la vida/ no se puede quitar lo que no se puede dar/ y como no se puede dar la vida a una criatura muerta/ no hay derecho a quitar la vida a ningún ser vivo (Voluntarios tibetanos para los animales).


*


¡TU VIDA ESTÁ EN VENTA, RÓBALA!

Presente de migajas.
¿Qué estamos haciendo?
El futuro se escapa para la Humanidad.
Animales en granjas de exterminio.
Peces muertos
flotando en la corriente laboral.
Mercancías en manos de un reloj.
Títeres del dinero.
Animales a domesticar
en una enferma sociedad.
No te dejes engañar.
Tu vida no es tuya.
No te dejes engañar.
La canción de lo real no está en la realidad.
No te dejes engañar.
Solo en la lucha hay dignidad.
No te dejes engañar.
Vamos a Utopía buscar.
No te dejes engañar.
Construyámosla sin autoridad.
No te dejes engañar.
Tu vida no es tuya.
No te dejes engañar.
La canción de lo real no está en la realidad.


*


LA TRISTEZA DE LOS ZOOLÓGICOS

para Alberto García-Teresa

El zoológico
debería ser elevado a la categoría de metáfora del capitalismo.
Animales encarcelados
trabajando de ocho a tres y de cuatro a nueve,
y si no tienes éxito con las visitas
al matadero.


*


MIEDO A TENER MÁS MIEDO

A nadie importa la opresión, sino el precio al que pagan la hora.
La tierra, sino la renta.
El mar, mientras puedan bañarse.
Los animales, mientras puedan comerse.
Los pobres, mientras queden lejos...

A nadie importa una mierda el río,
mientras les engañen diciéndoles que de puta madre.
Las pilas, mientras no estén gastadas.
Las ratas, mientras no aniden en sus casas.
Las causas de una huelga, sino el retraso del autobús.
La reforma laboral, sino el próximo concierto.
La capa de ozono, sino la velocidad de su bólido.
La política, sino la pasta que se puede sacar en ella.
La tolerancia, sino si el vecino está limpio...

Como si los pantalones no fueran los nuestros,
a nadie importa que sigamos
meando contra el viento,
mientras aguante la tela.



Palos. Ed. La linterna sorda, 2016


PERCEPTIVA

Don Quijote veía gigantes
nosotros sujetos revolucionarios




INSTRUCCIONES DESDE EL MÁS ALLÁ

Sintoniza
y cuando te aburras
cambia de onda,

es todo.


PARA QUE LA PUERTA ENCAJE

Mi ración de asesinatos,
mi ración de adulterios,
mi ración de horteradas,
mi ración de machismo,
mi ración de violencia,
mi ración de narcisismo,
mi ración de desgracias,
mi ración de neurosis,
mi ración de angustia,
mi ración de estrés,
mi ración de depresión,
mi ración de represión,
mi ración de héroes del mundo libre,
mi ración de grasas saturadas
mi ración de anabolizantes,
mi ración de despolitización,
mi ración de esquemas repetidos,
mi ración de ideología del éxito, 
mi ración de crítica social adulterada,
mi ración de destrucción medio ambiental,
mi ración de beneficios,
mi ración de desconexión de la realidad,
mi ración de conexión a lo virtual,

pero si lo que queremos
es paladear un día la vida buena,
el camino es renunciar, abandonar, dimitir, 
escapar, desertar del capitalismo y sus trampas
para ser conscientes del absurdo,
para estar atentos, para cuidar de los afectos
y la calidad de los vínculos,
para sorprendernos,
para disfrutar de lo cotidiano
y sus placeres sencillos,
para contribuir con nuestro esfuerzo
al mayor bien posible,
para olvidarnos del yo
y reencontrar el nosotros, 
para florecer, para amar,
para considerar que somos dependientes, 
para construir la vida buena,

sin raciones, 
con razones

dispón la despensa de tu corazón.



 Esperar Sentado. Ed. La Baragaña, 2014


HALLOWEEN PARADE

There’s a downtown fairy…
Lou Reed

Cualquiera te decía que pasaba.

Me disfracé de Durruti
que, para el personal, era como ver a un mecánico con boina,
y llegué, sin pena ni gloria, hasta la calle de los señoritos.
Recuerdo, la repentina palidez del viejo alcalde franquista
al verme montar un subfusil inutilizado que llevaba al hombro
y describir un círculo en el aire.

Esos sí que no olvidan.

Desde el balcón de su casa,
cuando me había alejado,
se cago en Díos, en la democracia y en el Carnaval

y yo continué
disfrazado de mecánico con boina
hasta tu bar
-¡Olé mi anarquista guapo.
Viva la CNT, la FAI y to lo’s libertario! –me dijiste-
y, saliendo de la barra, me besaste,
y brindamos por estar allí,
por estar vivos,
por estar todos juntos
haciendo realidad, al menos, tus sueños.

Han vuelto, sabes, aquellos días,
pero hace frío y aquí todo está en silencio,

tan sólo mi esfuerzo y un punzón de hierro
sobre el cemento erosionado
abren nuevos surcos a tu nombre.




EN MITAD DE LA NOCHE

En mitad de la noche
subo las escaleras que llevan al dormitorio.
Una pendiente de 85º con los escalones demasiado juntos
para llegar a viejo por ella.
Mi mujer y el perro duermen cada uno en su sitio.
No llegaré a viejo con ella, le digo.
Huyamos, es hora de escapar.




HOY HE VISTO

Verdaderamente este es el profeta que ha de venir al mundo
San Juan, 6, 14

HOY HE VISTO a Dios robando un pack de 24 cervezas
con el appointment de la corona real danesa.

Sí, amigos, allí estaba Dios, sucio y desgreñado,
aún en la misma puerta de Ultramarinos La Montaña,
gritándole a su hijo,
a un millón de apóstoles
que pasaban indiferentes, preocupados
por la salud del jefe,
el novio, la regla, las cortinas del piso,
las nuevas chaquetas de temporada,
la forma más rápida de trepar en la empresa,
aplastar la cabeza del vecino
y cómo cambiar de coche en 98 cómodos plazos.

Y Dios allí en medio, andrajoso, apestando,
gritándole a su hijo,
a un millón de apóstoles que pasaban indiferentes,
que se acercaran, sin más sermones,
a compartir con él una cerveza,
y si se acaban, decía,
el siguiente milagro

–porque a mí ya me tienen muy visto–

deberíamos hacerlo todos juntos.



NOTICIAS DEL INFIERNO

El señor presidente
que fumó marihuana pero no se tragó el humo.

Ven al sabor,
disfruta de la libertad sin límites de

El secretario de defensa
que confiesa gastarse un billón de dólares al año en armas
y 50.000 millones en desarrollo
esperando que este argumento traiga la paz
y la estabilidad al mundo. .

Afortunadamente, hay cosas que nunca fallan, como

El Musarraf
que era un dictador
cargaito de armas de destrucción masiva
hasta que los Estados Unidos lo necesitaron
para invadir Afganistán y se convirtió,
de la noche a la mañana,
en un demócrata de toda la vida.

La vida es móvil, móvil es

La señora ministra de la vivienda
que no va a frenar la especulación,
la construcción sin límites
los precios abusivos
y las hipotecas
pero que sabe decir keli y chachipiruli.

Profesionales que responden, te lo garantiza

El ministro de trabajo que nos llama compañeros
con los dientes sucios de bolitas de caviar.

Te lo has ganado, como

La ministra de medio ambiente
que habla de desarrollo sostenible
mientras se salta el protocolo de Kyoto a la piola
y el uso de recursos naturales supera en un 20%
la capacidad regenerativa del planeta.

Empieza a trabajar en tu futuro, mira a

El portavoz del gobierno hablando de la pluralidad informativa
cuando el 90% de las imágenes que circulan por el mundo
son suministradas por la CNN, VISNEWS y WTN.

75.000 canciones
para 75.000 estados de ánimo.
Es un consejo de

El presentador de televisión para el que no es tragedia ni noticia
la cotidiana muerte de 15.000 personas por el sida,
la tuberculosis o la malaria,
y otras 50.000 que se mueren, sencillamente, de hambre.

En Mayo, 2x1.

El que condena la violencia desde la presidencia de un banco.

El futuro elige VISA.

Los secretarios generales de los sindicatos mayoritarios
conferenciando sobre el Estatut, la tregua de ETA
y la receta del pollo al chilindrón
en el mitin del primero de mayo.

Porque el tiempo nos da la razón.

El que se crucifica con cemento y ladrillos
y pone él los clavos.

¿Tienes problemas para llegar a fin de mes?
Agrupamos todos tus préstamos en uno.

El que sale de casa con el intermintente puesto
exigiendo como propio el carril de adelantamiento.

¿Te gusta conducir?

El que vive dentro de una serie, de un telediario
o peor aún pensando que no hay vida más allá
de verse retratado y entrevistado diariamente
en el periódico de su pueblo
pagado por su propio partido.

Ha llegado la revolución
¿Te vas a quedar fuera?

El que se queja del precio de la consola Nintendo
y su móvil de última generación
y quiere que le descuenten
los tres millones de muertos que
han provocado las multinacionales en el Congo
compitiendo por la extracción de los componentes minerales
con los que se construyen nuestras chucherías.

Elígenos y no te preocupes de nada.

El que elimina el costo de las interacciones de la vida diaria,
el manipulado que objetiviza sus opiniones
y las imágenes correspondientes.

Buscamos personas como tú.

Lo que se achata, se serializa, se vuelve repetitivo y reiterativo
y es vendido cada vez como la última novedad del mercado.

Pronto todo el mundo lo tendrá.

La locomotora que valía, en 1980, 12.910 sacos de café
y que vale hoy 137.400,
siendo la locomotora y el saco de café los mismos.

¿Necesitas dinero?
Reventamos los precios.
Tú eliges.

La Organización Mundial de la Salud
que se plantea apoyar el derecho de los países pobres
al uso de genéricos
mientras los Estados Unidos lo bloquea
y amenaza con recortar sus aportaciones
a esta organización.

Donde no llegan las medicinas
llega Coca-Cola,
bébete las chispas de sus vidas

y eructa.


MAREA ALTA

Los restos del galeón hundido en la ciénaga del las vacas.

Tu foto en el parque con un gorro de lana,
con el tiempo picoteándote la cabeza y las manos
entrelazadas en el último tranvía frente al Sado.

El sol cayendo y llenando de sombras las piedras del dolmen
que estábamos excavando.

Una bolsa de malacofauna de la cueva de los Azules
en el claustro de San Bartolomé de Puelles.

La primera vez la nieve.

Los días iguales.

Todo, todo lo que se fue alejando

y tu voz, madre,
secreto hilo de este cuerpo mal cosido.

(De Narración de la llovizna. Editorial
Baile del Sol. Tenerife. 2003)




MEMORIA DEL CAMBIO

La choza que nos dibujaste aquella tarde,
con su hombre primitivo y todo,
la excavé yo treinta años más tarde.

No creo que nadie soñara entonces con corbatas
o morir joven sobre la primera moto que nos prometían
si llegábamos a bachillerato.

Estábamos pendientes del verano
y el humo del primer amor
y su sabor a tabaco.

Oíamos las proezas de los otros,
ávidos de que fueran ciertas,
y mientras llegaba nuestra hora
nos entrenábamos
con la única literatura que apreciábamos,
revistas pornográficas
con accesorios comentarios de texto
que ninguno nos tomábamos la molestia de leer.

Moría Franco
y nosotros, afortunadamente, no teníamos ni puta idea de política,
no tuvimos que correr delante de los grises
para justificar después
habernos convertido en pequeños fascistas,
porque, al fin y al cabo,
sólo de pequeño fascista se puede seguir soñando
con pagar los plazos de una segunda vivienda.

Nuestras traiciones, también afortunadamente,
no tendrían como escenario ninguna idea por la que vivir,
sino algún cuerpo en el que morir
de gusto,
o abrazados, bailando
je t’aime, moi non plus...
y ellas, que no sabían francés, ofrecían sus bocas
mientras nos mentíamos que aquello era para siempre,
para el fin de semana,
porque el lunes era una fórmula matemática,
y el martes una carrera alrededor del instituto,
y el miércoles una interminable clase de religión,
y el jueves era la monotonía de la química
que precede a las noches brillantes
donde volvíamos a amarnos
ajenos a estados de excepción,
golpes de estado en Suresnes
y al paraíso que los altavoces instalados en los Dyanes
decían que estaban forjando para nosotros.

Nuestra realidad, afortunadamente era otra,
un estado perfecto y fugitivo,
un mundo fantástico que resultó,
a medida que fue desvelando sus misterios,
irreparable.

Como la choza aquella que,
en nuestro primer año de escuela,
nos dibujaste,

la misma que treinta años después excavé
para constatar que también tu dibujo
era mentira.

(De La piel sobre la piel. Ediciones de la Mano Vegetal. Universidad de Sevilla. 2004)


CUANDO LOS DÍAS ARDÍAN

a David González, Jesús Márquez y Daniel Macías,
impecables viajeros
y a Manuel Vilas que me prestó su 850.


Mi primer coche lo compré en 1991,
un Citroën Mehari del 79,
uno de los últimos modelos que se fabricó en España,
cuando aún no había autopistas
y las carreteras eran sitios
donde se podían alcanzar velocidades de crucero de 70 Km./h.

Se lo compré a un mecánico de Sevilla,
mi padre vino conmigo a verlo,
cuatro barras y una lona vieja y raída a modo de capota
que mi madre cosía una y otra vez
porque solía rajarse
y entonces parecía el buque fantasma
desplegando sus velas en mitad de la noche,
por la carretera de Lucena,
cuando desear era tan fácil
y el verano se extendía más allá de la comisura de nuestros labios
por la hierba breve de la casa de los sueños azules de Paco Naranjo,
bajo la luz de la piscina del pulpo verde
y los hermosos cuerpos que ya no volverán.

Mi padre había venido todo el camino diciéndome
que si no había más coches en el mundo,
que había que ver la porquería que iba a comprar.

-No había, no había más coches en el mundo
que mi Mehari verde,
un coche de juguete para un mundo de adultos
que se habían cansado de jugar.

Mi padre le pidió al mecánico que le abriera el capó
y cuando vio lo que había allí dentro estuvo a punto de echarse a llorar,
latas viejas, piezas comidas por el óxido y la corrosión,
vestigios de la posibilidad de vida más allá de la muerte
envueltos en varios dedos de grasa negra y compacta
que manchaba con solo mirarla.

Le preguntó al mecánico que cuánto quería por aquel montón de chatarra.
-Trescientas mil.
-Será cargado de chorizos –le dijo.

Y el tipo aquel se puso rojo
y cerró el capó con sus gomitas entre los dedos.

Me había costado tres meses ganar ese dinero,
tres meses perdiendo los ojos de ocho a tres
en una fría habitación del Servicio Provincial de Arqueología
de la Excelentísima Diputación Provincial de Huelva,
tres meses absurdos
perdidos en dibujar fragmentos absurdos
extraídos del vientre de los siglos
en el corte y estrato de vetetúasaberdónde
según la metodología bulldozer,
clasificados en bolsas según el método Ogino,
dibujados según el plan Badajoz
e interpretados delante de una baraja de cartas de la bruja Lola
y tres velas negras, una por cada Doktor inútil
que allí seguirá haciendo como que trabaja
y otra por el calvo pelota con despacho propio
encargado de tocarse los huevos, leer el periódico
y vigilarnos.

-Trescientas mil.

Mis primeros tres sueldos,
se lo dije al Mehari, bajito, como una confesión,
un intento de reconciliación con aquellos cuatrocientos kilos de plástico ABC
y fibra de vidrio,
un intento de ganarme su confianza
para que aceptara venirse a casa, conmigo.

-Los platinos, estaría bien cambiárselos, me dijo el mecánico
antes de esfumarse.
Se los cambiaba cada año
pero siempre le costó arrancar.

Después hubo que cambiarle la batería,
los cables de arranque y las bujías,
la caja de cambios, que me enteré catorce años después
siempre había estado suelta,
la dirección, las trócolas, el bombín de la gasolina,
el depósito de combustible, el panel del velocímetro,
el interruptor de la intermitencia y hasta el cenicero
le cambié en una prospección arqueológica por Valverde
en la que me encontré un Dyane abandonado
que tenía intactos los muelles de los asientos
y un cenicero donde no había fumado nadie nunca.

Las ITV las pasaba porque le pintaba de betún las ruedas,
le rellenaba de plastilina los agujeros,
le echaba pegamento en los faros para que no se movieran,
ponía cara de cordero degollado
y me encomendaba a la Virgen de los Desamparados.

En verano, si arrancaba,
era una fiesta continuar hasta la playa,
quitarle los asientos y llevarlos hasta la orilla,
sentarse allí en un Mehari invisible
y mirar las olas
y el mundo que no parecía tan malo a la vuelta.

Pero en invierno
había que subir en él como si hubieras quedado con Admunsen en el Polo
y la lluvia entraba por todas partes
y se balanceaba en las curvas desbordando el salpicadero,
mojándolo todo,
achicando agua con las esterillas de plástico,
moviendo con la mano izquierda las escobillas perezosas del parabrisas,
empujando con la derecha las bolsas de agua de la capota,
taponando con cartones
las brechas del techo por donde el agua corría como un surtidor,
viajes hoy predecibles que fueron ayer
duchas frías a todo lo largo y ancho del suroeste de la península ibérica.

Subiendo un día a Zalamea se le rompió el bombín de la gasolina
y lo arreglé con un chicle.
Bajando otro día de Jerez fue el cable del acelerador
y se lo cambié por un cordón de mis zapatillas.

Nos montábamos cinco inútiles, cinco mochilas, dos jalones,
mil bolsas con material arqueológico, dos cámaras,
veinticinco mapas escala 1:25.000,
podía con todo el coche de plástico con su volante de plástico
y sus asientos de escai negro y su alma blanca.

Catorce años a mi lado, catorce mil averías entre mis manos,
catorce llantos por cada una de sus esquinas,
catorce años descargando maricones,
catorce años las orejas del bóxer Dor ondeando al viento en el asiento de atrás.

Catorce corazones, catorce cruces clavadas en el monte del olvido
y un poema que le escribimos David González y yo en Ayamonte,
un poema que hablaba de pasajeros que llegaban a la estación de la vida
tal vez porque por aquellos años estábamos sentados en mitad de las vías,
esperando un tren que nunca se dignó a pasar y arrollarnos.

Mi perro Dor se fue en él no hace muchos días,
en una mañana fría de invierno,
fuimos a comprar su pienso
y en la tienda nos dijeron que era el último saco,
que ese pienso ya no se volvería a fabricar,
el pienso que mi perro había comido toda su vida.

Me dijeron lo mismo del corazón de los dos,
ya no se fabrican corazones de lata ni corazones de perros como estos,
todos los corazones a partir de cierta edad se vuelven de plástico,
como los abrazos de los hombres que un día fueron tus amigos.

Yo había soplado esa tarde una tarta con cuarenta velas,
pero no sabía que había soplado tan fuerte ni tan lejos
como para que los dos me dijeran adiós al mismo tiempo
y para siempre.

(De La ciudad de las croquetas congeladas.
Editorial Baile del Sol. Tenerife. 2006)



UN POEMA

Mujeres de mi vida,
no habéis vuelto
a pisar
vuestras sombras.

Os saco brillo
y una palabra tengo para todas vosotras:

gratitud
por lo que hicisteis en mi pecho.

de Antonio Orihuela, en NARRACIÓN DE LA LLOVIZNA,
2ªed. (Baile del Sol, 2009)



UNA IDEA DE LIBERTAD

Cuando más cogido por los huevos me tienen,
busco la ventana por donde se ve más lejos
y me quedo allí
con la nariz aplastada
esperando siempre
unos pájaros
que nadie ha visto
que sé existen,
pero que no vienen.



Para Salomé Ballesteros y José Luis Capilla


Cuando este año entres en clase
tira la escuadra y el cartabón.
Diles
que nada de esto sirve para nada
si se dejan robar sus sueños.
Y sigue
guardando bien guardado
el tuyo.




Donde no llegan las medicinas
llega Coca-Cola,
bébete las chispas de sus vidas
y eructa.



WAY OUT
a Manuel Vilas

La poesía dejará de ser una cosa triste
cuando empiece a tener que ver con la vida de la gente,
cuando la gente vuelva a ser la que decida qué hacer
con sus vidas y con las palabras,
mientras tanto
todo esto que hacemos seguirá siendo
literatura.



LLENOS DE TODO

No irnos así,
hablando la lengua de los ricos,
con un décimo de lotería en los bolsillos,
saludando a los corredores de bolsa y a los curas,
acumulando chatarra,
pidiendo orden
y que se respete, en huelga, nuestro derecho al trabajo.
Despreciables, indignos,
brutos con la fecha de caducidad
inscrita en el entrecejo.
No se trata de mentirnos sino de desobedecer,
poder decir que hemos vivido para algo
más allá de para tener contentos a los patrones.




EL SUEÑO DEL CAPITAL

En los parques temáticos
lo privado parece público,
no hay pobres, ni pobreza,
ni sindicatos, ni periferia.
Todos siguen las normas
y al que se sale de la raya
lo despiertan.


PERROS MUERTOS EN LA CARRETERA

Cada vez, veo más gente
con una venda
puesta en los ojos.

Incluso he visto gente, a las que,
habiéndoseles movido un poco

se la vuelven a colocar correctamente.



*

Cuando este año entres en clase
tira la escuadra y el cartabón.

Diles
que nada de esto sirve para nada
si se dejan robar sus sueños.

Y sigue
guardando bien guardado

el tuyo.



TOCADOS, HUNDIDOS.

Marx cría polvo
y a Walt Disney le han cambiado el frigorífico por uno
en el que quepa todo el primer mundo.

El cofre del muerto huele como una suite del Palace
y la libertad se imprime de PRISA en PRENSA ESPAÑOLA.

El compromiso tiró su anillo al agua cuando vio los cocodrilos llorando
y hoy es un tiburón inmobiliario buscando metros libres
en primera línea de playa.

La gente no quiere derechos sino influencias,
chanchullo y trapisonda antes que mérito.
Autoritarismo, paternalismo, regalismo, clientelismo y,
si es posible, antes que libertad,
vivir muerta de miedo.
La gente se mata por negocio, por estorbo o porque sí
y lo que no está prohibido es privilegio de unos pocos.

El neoliberalismo se extiende, entre aplausos, con la lógica del cáncer
y el planeta está a punto de arder.

La energía es azul, el desarrollo sostenible, la gasolina verde
y la tecnología la hija que se sienta a la diestra del becerro de oro.

África, Sudamérica, Asía... ¡Tiren de la cadena, por favor!
y no olvide rociar el retrete con perfume L’EAU de VERDADES OFICIALES.

Qué queda, qué queda...
MUROS, cada vez más
MUROS.

Cada vez más canas
y menos razones.


CONTRASEÑA

para la contraseña que abre puertas y ventanas
tener prevista la palabra dolor
dolor que las especies reconocen cuando duermen
que se adhiere a la piel y se transforma como tú
línea adyacente de pueblo colindante
artículo primero temerse como hermanos
abrazarse para que nadie pueda apuñalar por la espalda
gemir para que escuche todo el mundo
el transparente hilo de la sangre
todos estamos inventados por la nuca para la pistola
hechos en serie fragilidad para satisfacer a la cuchilla
la cabeza sobre los hombros sobre los hombros la línea
y tras la línea la contraseña
dolor
salir entonces por la puerta
o por la ventana.


Antonio Orihuela. Salirse de la fila. Ed. Amargord, 2015


RIPIAR[1]

Mi familia se cree
que yo toi gosando
toi en la capitai
llevándome el diablo

merengue, popular


Escucho a Francisco de Moguer pregonando
las primeras ordenanzas 
del Cabildo de Santo Domingo del Puerto de la Isla Española
desde el escaparate de El Sport en la calle San Tomé
y veo gente muerta.

Cruzo la puerta de La Cafetera donde Eugenio Granell
charla con unos poetas sorprendidos dentro de un traje blanco inmaculado
como la cal del Convento de Santa Clara
donde un viejo militante del POUM 
sube al estrado para no dejar títere político con cabeza
y veo gente muerta.

Camino por San Francisco
y al saludar a una mujer en la puerta de su casa
se me queda el pensamiento prendido entre las espirales del vestido 
que estrenó setenta años antes 
en el baile de señoritas organizado por la burguesía española en Ciudad Trujillo
y que estaban también en las estelas con que un día 
los tainos adornaron sus cementerios.

La música de sus flautas y tambores
pareciera venir de todos lados, 
aunque tal vez solo salga de mi imaginación
o de las muchas mentiras con que nos alimenta la realidad

o tal vez salga concreta del palacio presidencial 
o de la guitarra del trasterrado Andrés Segovia
que me lleva de vuelta 
hasta la casa de don Abelardo en la calle Betanzos
donde vivió un músico comunista 
que fue incapaz de que yo tocara la guitarra
y se entretenía conmigo poniéndome dictados
que me gustaba enseñar a mi abuelo, 
aunque ahora solo encuentro entre mis papeles 
noticias en el Listín Diario 
sobre la vida pobre que llevan en Ciudad Colonial los exiliados españoles
traídos a estas tierras para blanquear la raza, 
a pesar de ser todos rematadamente rojos
y haberle hecho a la dictadura la primera huelga de la historia de la isla 
en unos ingenios de azúcar en el Oriente,
hermosa hazaña la de estos anarquistas contra otro dictador
que tenía un tiburón en su piscina, más de setenta hijos
y un verdugo que era el primer poeta del país,

buscando sus versos encuentro el Mercado Modelo
hoy convertido en un laberinto kitsch 
donde descargan autobuses de asustados turistas
y pobres imitadores del play boy Porfirio Rubirosa
a la busca de las flores de oro que crecen en el parque Colón,

dan las doce en un reloj que siempre da las doce
en El Conde de Santo Domingo, en Moguer,
en la playa de Guayacanes, en El Pino de la Corona, 
en la flor del camino
que se mira y no se ve,

o tal vez resulta que se mira algo y se ve todo,
miro hacia Mata Redonda y veo un rosal,
miro hacia la fosa común del cementerio de Sevilla
y veo un rosal, 

¡cuánta sangre bebe la patria!

mejor no buscar el por qué de las cosas.

Llenar las cosas de razón 
tal vez sea la enfermedad del siglo,

y este laberinto insoluble no se cura 
ni cuando sales del parque Duarte 
lleno de bombillitas de navidad
con más calor que en Écija.

Desde el fuerte Navidad en La Española
veo pasar la Pinta a la busca del mítico islote de oro,
a Colón destrozando la Santa María en unos arrecifes,
a la Santa María de Montemayor trayendo tres mil ladrillos cocidos en Moguer
para la construcción de la ciudad,

camino entre caribes nada fieros
a pesar del hambre que les consume
y la miseria que les hace dormir en la cuevas de los acantilados
buceando entre las basuras como todo oficio
hasta que la policía los cubre con una sábana blanca 
en Duarte con París.

Todo baile es una sola danza
apenas hay intervalos entre una pieza y otra
se cansan los músicos
y la música sigue sonando.

Cibaeña, cibaeña, 
no me maltrates así
dile a la mamajuana
que barra la enramá
que esta noche subo
con una marrana asá.

Que bueno estar vivo
virgen de la Caridad
un sancochito de chivo
tenemos para picar
no importa que vengan muchos
mientras más vengan más da.

Hermosos deseos para una ciudad 
en la que los pobres descubren que son clase media
cuando empiezan a tener miedo de sus iguales.

Sigo mi paseo con Guacanagarix por el parque Enriquillo
sintiéndome protegido y a salvo por esta música machacona,

sube la culebra, sube la culebra
sube la culebra, sube la culebra
viene del nam, viene del huntó,
viene del tambor, viene del chachá, 
bailalá, bailalá, bailalá…

Simplificar la vida para curar el alma
y desacelerar el corazón
mientras gira el trompo laberinto de la vida
iluminando las cosas alrededor de las que damos vueltas a lo igual
que no es lo mismo 
repitiendo los lugares, las ilusiones, las canciones 
los mitos de una memoria en ruinas

que traen de nuevo a la Niña de regreso a Palos de Moguer
porque no hay ríos de vino, ni de las fuentes mana miel, 
ni son de oro las piedras del camino,

mirando el rio Ozama pienso que tal vez esto fue un día el paraíso
pero no contaban con que el infierno venía con nosotros,

bajo una escalinata buscando el desembarcadero
pero solo encuentro yaniqueques de huevo,
mabí de bejuco, 
huele cementos, limpiavidrios,
chiriperos, guachimanes,
toleteros, buscamachos,
ajumaos, pidebolas, 
viralatas, mamaguevos

que aparecen y desaparecen 

como los cueros por las puertas de las casas de masajes de El Conde,
como las patanas, las voladoras y los toyotas 
en un hoyo de la Avenida Independencia,
como la raza que enfila por Mella o Luperón
hecha de mamás de trece, 
abuelas de veintiséis,
héroes sin batalla,
revoluciones que no revolucionan
y poetas que citan a Rimbaud en un país sin librerías,

porque el dominicano no cree más que en sí mismo
y en el capitalismo que lo revienta

y en el humo de las guaguas,
y en el dulce sopor del gas de los carros públicos:

¿Pa dónde tú va mi amol?

Cógelo suave. 
Cristo viene. 
Mi propio esfuerzo.

¿Quién me falta pol pagal?
Ya tú saaaaaaaaaaaaabe…

Y la música, siempre la música de esta esfera,
isla irreal, mundo aplatanado, nube de azúcar,
envolviéndolo todo:

Pongan atención señores
el merengue va a comenzar
la pareja de costado
dándole vista al galán.

La hija del patrón va a la escuela
la hija del obrero escucha novelas
el hijo del patrón va a la universidad
el hijo del obrero va por ahí descalzo
con los cuadernos bajo el brazo.

Viene sin peso, el futuro viene sin peso,
dame un chin, que no caigo en gancho,
con sueldos de mil, yo no me aguanto.

Este país es una vaca
ordeñada por los mismos
que se llevan los millones,
el resto vive en casa yagua
y barrio e caitone

Ajoicaran loh’ blanco
le pondrán la soga
este cuento no es de ahora

Me voy de Santo Domingo
la tierra que amó Colón
allá se baila el merengue 
y se pasa mucha caló.

Mataron al chivo
en la carretera,

se acabó la bulla,
se acaban los guapos, 
pero sigue el mieo,
sigue el atraco,

mataron al chivo
en la carretera,

mataron al chivo
en la carretera,

muelo la caña
de veinte maneras
se acabó la caña
se muele la muela.

Mataron al chivo
en la carretera,

mataron al chivo
en la carretera.

[1] RIPIAR. (De ripio.) tr. Enripiar. II fig. Gastar palabras en vano. II Ant. y Col. Desmenuzar, hacer trizas. II Col. y Cuba. Malgastar, dilapidar. II Dar, pegar con algo duro. 









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