miércoles, 21 de diciembre de 2011

5504.- BONIFACIO BYRNE





Bonifacio Byrne
Poeta cubano, nació en la Matanzas, Cuba el 3 de marzo de 1861 y murió en su ciudad natal el 5 de julio de 1936. Después de un período juvenil de iniciación en la poesía modernista, se convirtió, a partir de 1896, en el intérprete de los entusiasmos y agonías de su pueblo en la lucha por su independencia de la corona española.


Realizó sus estudios en Matanzas. Desde la adolescencia tuvo inclinación por la literatura. En 1890 fundó los periódicos La Mañana y La Juventud Liberal. Publicó su primer libro de versos en 1893.
Pocos años más tarde, en 1896, tuvo que emigrar a los Estados Unidos al publicar sus sonetos en ocasión del fusilamiento de Domingo Mejía. En el exilio se dedicó a labores separatistas y fundó en Tampa, el Club Revolucionario, del cual fue secretario.
Durante su estancia en esa ciudad floridana trabajó como lector de tabaquerías y colaboró en Patria, El Porvenir y en El Expedicionario.
Regresó a Cuba en 1899. Durante el período republicano fue secretario del Gobierno Provincial de Matanzas y de la Superintendencia Provincial de Escuelas. En 1909 fundó el periódico El Yucayo. Colaboró en La Primavera, El Ateneo, Diario de Matanzas, El Fígaro y en La Discusión. Fue declarado Hijo Eminente de Matanzas en 1915. Ese mismo año se trasladó a Nueva York para reponer su quebrantada salud. Obtuvo galardones poéticos en los Juegos Florales de Sancti Spíritus (1916) y Matanzas (1934). Fue miembro fundador del Grupo Índice (1935). Era socio correspondiente de la Academia Nacional de Artes y Letras.
Un gran número de sus composiciones poéticas quedaron sin ser publicadas o agrupadas en una bien merecida antología. Raimundo Lazo lo llama «el último poeta patriótico de los tiempos coloniales».


Principales Trabajos


Desde la publicación en 1897 en la ciudad estadounidense de Filadelfia del poemario Efigies, conformado por sonetos patrióticos, a este autor se le considera, por la gran aceptación de esa obra, como uno de los poetas de la guerra Cubano-Española.


Poema
Quizás su poesía más conocida, es la que incluimos aquí. Fue compuesta por el autor al regresar a Cuba después de terminada la Guerra Hispano-Americana, y en ella expresa su angustia frente a la incertidumbre del futuro nacional amenazado por una bandera extranjera, que él pudo ver desde el barco en que entraba en la bahía de la Habana, izada en la fortaleza del Morro junto a la bandera cubana.


Mi Bandera


Al volver de distante ribera,
con el alma enlutada y sombría,
afanoso busqué mi bandera
¡y otra he visto además de la mía!
¿Dónde está mi bandera cubana,
la bandera más bella que existe?
¡Desde el buque la vi esta mañana,
y no he visto una cosa más triste... !
Con la fe de las almas austeras,
hoy sostengo con honda energía,
que no deben flotar dos banderas
donde basta con una: ¡la mía!
En los campos que hoy son un osario
vio a los bravos batiéndose juntos,
y ella ha sido el honroso sudario
de los pobres guerreros difuntos.
Orgullosa lució en la pelea,
sin pueril y romántico alarde;
¡al cubano que en ella no crea
se le debe azotar por cobarde!
En el fondo de obscuras prisiones
no escuchó ni la queja más leve,
y sus huellas en otras regiones
son letreros de luz en la nieve...
¿No la veís? Mi bandera es aquella
que no ha sido jamás mercenaria,
y en la cual resplandece una estrella,
con más luz cuando más solitaria.
Del destierro en el alma la traje
entre tantos recuerdos dispersos,
y he sabido rendirle homenaje
al hacerla flotar en mis versos.
Aunque lánguida y triste tremola,
mi ambición es que el Sol, con su lumbre,
la ilumine a ella sola, ¡a ella sola!
en el llano, en el mar y en la cumbre.
Si deshecha en menudos pedazos
llega a ser mi bandera algún día...
¡nuestros muertos alzando los brazos
la sabrán defender todavía!...




Algunas obras publicadas


1905: Varón en la puerta
1908: El legado
1915: El anónimo












¿CUAL SERIA...?


¡Se fue del mundo sin decirme nada!
Cesaron de su pecho los latidos,
sin que su voz llegase a mis oídos,
triste, como una antífona sagrada.


En su alcoba revuelta y enlutada
quedaron sus recuerdos esparcidos,
como quedan las plumas en los nidos,
si el ábrego sacude la enramada.


Dios, para quien no existe un solo arcano,
únicamente contestar podría
esta pregunta, que formulo en vano:


"Su último pensamiento, cuál sería,
cuando, muriendo, me apretó la mano
y cruzó su mirada con la mía?"
















Nuestro idioma


Hallo más dulce el habla castellana
que la quietud de la nativa aldea,
más deleitosa que la miel hiblea,
más flexible que espada toledana.


Quiérela el corazón como una hermana
desde que en el hogar se balbucea,
porque está vinculada con la idea,
como la luz del sol con la mañana.


De la música tiene la armonía,
de la irascible tempestad el grito,
del mar el eco y el fulgor del día;


la hermosa consistencia del granito,
de los claustros la sacra poesía
y la vasta amplitud del infinito.














Harén de estrellas


Del mar vecino hasta la margen llego
y lanzándome en alas de la mente,
antes de que se extinga el sol poniente,
monto de un salto en su corcel de fuego.


Evoluciono en el espacio.... Luego
cruzo como un relámpago el ambiente,
las águilas contemplo frente a frente
y mi bandera en el azul despliego....


Escribo un madrigal en una nube,
y, al ver que exangüe, mi corcel no sube
al asilo en que mueren las querellas,


un alcázar fabrico en un celaje,
y cada vez que vuelvo de ese viaje
torno feliz con un harén de estrellas.





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