domingo, 17 de agosto de 2014

YAIR CARVAJAL [12.883]

                                                   Los poetanautas del Tito´s



Yair Carvajal 

Nace en Potrerillos (Mina Vieja), Chile en 1951. Por ahí anduvimos hace poco; desierto tiene encanto y un dolor secreto y soterrado puebla su aire. Co-Fundador del “Colectivo de Poetas de Guayacán”, de la Sech, filial Coquimbo, IV Región. Presidente de Sech regional. Periodista, actor autor de teatro. Su universo es amplio en el mundo de la creación. Ha dirigido diarios y revistas. Otro de los alucinados, vivientes de horas negras, trágicas, horrendas en que nos sumió una dictadura siniestra. Su poesía busca el alma humana, sus luces y sombras, lo que el ser guarda en sus profundidades. Es un buceador persistente de lo que acontece al ser humano, como testigo y acto de la vida.

“En la ciudad donde vivo  
hay un zigzag que sube hasta el cielo.  
Desde allí descienden 
los niños
harapientos y con hambre 
temerosos y golpeados 
con una sonrisa de 
ángeles.” 



“Ese niño no quería 
vivir.
Lo obligaron. Sus padres 
fornicaron 
hasta cansarse.” 


Por eso ese compromiso que tiene a veces nos dice: “La muerte no es violenta. Es suave. Cuando el hombre es el que dispara. En pocas palabras abre un universo inesperado. Sabe que desde antiguo a Jesús le mintieron. La humanidad -de muchos que se dicen seguirlo- no lo aman. Un poeta que destila dolor. Agoniza llamando. Cumple su tarea poética a cabalidad y además el gran sueño: sacar a luz este dolor de los desposeídos. (Por Edmundo Herrera)





El Balazo 

Las mentiras 
la decían las otras. 
En tus labios, son látigos 
de fuego. 
Lo pensé cuando 
te disparé en la cabeza. 



El Cielo 

En la ciudad donde vivo 
hay un zigzag que sube hasta el cielo. 
Desde allá descienden 
los 
niños 
harapientos y con hambre 
temerosos y golpeados. 
Con una sonrisa de 
ángeles. 



Nubes 

Vimos dos nubes sangrando; 
la una 
era para ti, 
para cubrir tu despedazado 
corazón. 
La otra 
enfiló a Sarajevo. 




Estallido 

La muerte no es violenta. 
Es suave. 
Cuando el hambre 
es el que 
dispara. 




Mentiras 

A Jesús 
le mintieron 
sus padres. 
La humanidad no 
lo ama. 




Agonía 

Mi hijo sonrió, 
para decirme 
no llores 
porque agonizo, 
preferí agonizar llorando. 
Él ya no sonrió. 







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