jueves, 30 de junio de 2011

4038.- RAMÓN REPISO


Ramón Repiso Ruiz (Granada, 1975) cursó estudios de Filología Hispánica. Formó parte del consejo de redacción de la revista Letra Clara de la Facultad de Filosofía y Letras de Granada (1996-1999). Fue incluido en la antología Nuevas voces de la literatura en Granada (Casa de los Tiros, 1998). Ha publicado una plaquette en la colección “Cuadernos del Vigía” con el título de …o quédate a dormir (Granada, 1999) y, junto a Andrés Neuman, ganó en 1999 el premio Federico García Lorca en su modalidad de poesía con el libro de haikus Alfileres de luz. En 2004 inauguró la colección Vitolas del Anaïs con Colchonería Moderna. Actualmente es profesor de Lengua Castellana y Literatura en la franja de Baza y Cisjordania.





LOS DOS HERMANOS

He tenido que abrir mi propio libro
y he doblado sus páginas
con tu cuerpo tendido entre mis párpados.

Una imagen suaviza
el pulso de las horas:
somos nosotros cuando niños,
volvemos de los juegos y la arena,
balones y raquetas a la espalda.
Dos hermanos descalzos que regresan
al declinar el día,
cerrando en nuestros ojos
la herida lenta de la tarde.
Los dos hermanos vivos,
cansados y felices.

No estás.
Por eso mentiré si me preguntan.
Diré que volverás cuando la noche,
que ahora mismo no porque la muerte.

Qué difícil la luz que pretendemos.
Qué frágil la verdad que nos sostiene.








ALEGRÍAS DE BERLÍN

Descalzos corren mis años,
sin sueño van por tu vida,
para que no te dé sed
la sangre de mis heridas.

A las playas de Cádiz
desnudo vengo,
para mezclar mis canas
con tu veneno.

De tus veintiséis abriles
la cuenta llevan las olas,
y de tu hash y tu polen
los mecheros que me robas.

Todo se olvida pronto
con el cannabis,
menos tus pies descalzos
fundando Cádiz.

Se llena cuando te ríes
de flores de almendro el cuarto
porque te lavas la boca
con las agüitas de marzo.

De Granada a Conil
vuelo cantando,
lo nuestro sigue siendo
puro teatro.







HOMENAJE

Los talleres, el lento despertar
de un motor que preludia el desencanto.
Comienza el barrio a hablar.
Sudor y contrabando.

Bajo un lunes de plomo, la ciudad
grita lo que se vende.
Aliento gris, colmillos de cristal.
Así vive la gente.

Pero dejemos ya
de traficar con la tristeza:
entre tanta magnolia de alquitrán,
tú en bicicleta.









APARICIÓN

Los talleres, el lento despertar
de un motor que preludia el desencanto.
Comienza el barrio a hablar.
Sudor y contrabando.

Bajo un lunes de plomo, la ciudad
grita lo que se vende.
Aliento gris, colmillos de cristal;
así vive la gente.

Pero dejemos ya
de traficar con la tristeza.
Entre tanta magnolia de alquitrán;
tu en bicicleta.








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