jueves, 23 de febrero de 2012

5959.- RODRIGO JARA REYES





RODRIGO JARA REYES 

Rodrigo Jara Reyes (Talca, Chile, 1966). Hizo estudios superiores en la Universidad de Talca, donde obtuvo el título de Profesor de Estado. Publica cuentos, artículos y ensayos en revistas nacionales e internacionales. Trabajó en el equipo editor de IRIDEC, donde escribió y corrigió libros de capacitación a distancia. En el año 2006 auto-publica el libro de cuentos El extravío y otros relatos. Aparece en las antologías Travesía por el río de las nieblas, 2000; Faluchos, treinta poetas maulinos, 2003; El lugar de la memoria, 2007, Poetas del siglo XXI, 2012, y Antología absoluta de la poesía chilena, 2013. Mantiene dos libros inéditos de poesía (Piedra erótica y Barrio hondo), dos volúmenes de cuentos (La sombra del barrio rojo y Hombres de niebla) y dos novelas breves (El lector perfecto y Ángel negro).






LAS MUJERES DE CALLE BALMACEDA


(A mi abuela, que vivió cien años)


Las niñas de Balmaceda no arrullan muñecas Barby
no promocionan pañales de papel
ni van a la catedral los sábados
a compartir la hostia de los ricos
Las niñas de Balmaceda mecen a sus hermanos
tejen coronas con ramas de sauce
y son inmensamente felices
tanto que se olvidan del hambre y del olvido
Las muchachas de Balmaceda se casan en abril
con hombres que conocieron en marzo
hombres de manos ásperas
que las doblan en edad y en tristeza
Las mujeres de Balmaceda crían hijos en el polvo
y para el polvo
crían los suyos
los de otras
y los lanzan al mundo como plumas al río
/que va a ninguna parte
Las mujeres de Balmaceda aman a hombres de piedra
aman como van al mercado en bicicleta
y luego envejecen alrededor del brasero
cebando mates al anochecer
mates que humedecen e iluminan
las historias simples de la cuadra
Las mujeres de Balmaceda no conocen los espejos
se peinan con esqueletos de pescado
y lloran lloran lloran
para que sus lágrimas renueven los surcos
/resecos de la cara
Las mujeres de Balmaceda no saben de letras
de filosofía ni de liberación
se queman las pestañas zurciendo calcetines
son especialistas en química de ollas
y Mesías para repartir un plato vacío
entre veinte chiquillos hambrientos










LAS CALLES


1)


Las calles dejaron su antigua morada
su inocencia de polvo y pies descalzos
Abortaron sus alamedas y sus plazas de tierra
donde los enamorados se amaban mirándose
/a los ojos verdes
no de hambre sino de gozo
Ahora se maquillan como putas viejas
se adornan con semáforos y otras joyas de neón
Ahora los perros orinan sin ganas el cemento
y la lluvia mezquina
no llega a la raíz del mundo


2)


Las calles recogen pasos que pesan y brillan
pasos con la codicia de oficinistas
y sus desmesurados sueños de grandeza
Pasos que pisan a los débiles
a las mujeres solas en casas solas
a los ancianos del abandono
Pasos que delatan a pobres asaltantes
de poca monta
buscadores de tesoros o lo que fuere
Pasos que olvidaron las fugaces calles
terrosas de infancia
la ternura materna en los primeros años
Pasos sin brújula
sin la bulla alegre del clandestino
sin la putita que todos amamos
y hundimos al río oscuro del olvido


3)


Territorio de feriantes
pozo que ahoga los sueños de la tribu
frontera que cierra el paso al soñador de La Mancha
olvido que borra a la usurera y al joven estudiante
Acaso la bella durmiente sea una niña muerta
que nadie besa por temor al contagio
Acaso la Cenicienta quiso vender su inocencia
a las caravanas de mercaderes que asolan los pueblos










LA TARDE DEL CLÁSICO


1)


Esa tarde se hincha hacia los costados
es brisa que sopla semanas antes
por las esquinas
Voces de vecinos que murmuran y apuestan
los últimos pesos del día
El clásico es marea que inunda con sus nobles
banderas de antaño
es horda maldita para los reaccionarios
y bálsamo para los rebeldes
Aparecen las manos callosas de los fundadores
con sus machetes de tiempo
Nos recuerdan los orígenes en la barbarie
de campos iletrados
Muy hondo en la memoria
los fantasmas de los primeros niños
continúan pateando pelotas de trapo
Acaso descalzos
disfrazados de inocencia
quieren burlar a la muerte insobornable


2)


La tarde que no se olvida es la del clásico
un domingo que bulle en cancha del Quintas
Flamean las banderas del este y del oeste
Vuelan insultos de galería a galería
El hambre las traiciones borracheras
amigos amores
todo estalla y da bote
y tranca y corre y suda
El viento teje remolinos sobre el suelo terroso
y la tarde se arrebola en los ojos
en las gargantas resecas
en las amistades retorcidas por los vaivenes del marcador
y por los ánimos revueltos y esparcidos
en el campo de de mil una batallas


3)


Horas desangradas del crepúsculo
los contrincantes a las manos
a los pies
pero los más a las copas
Hordas de sedientos asaltan cervecerías
barcitos y sartenes de sopaipillas
La vecina del Pata de gallo
vende el boliche entero
La cerveza anega calles cubiertas de papel picado
Los muchachos cantan hasta el amanecer
himnos a los héroes de batallas olvidadas
gestas que ni los viejos más lúcidos recuerdan
Los policías beben en sus gorras de servicio
acaso disfrutan y no se atreven
a estropear la fugaz alegría de un barrio triste










NOSOTROS LOS PEORES


Los que aplanamos calles jugando a la pelota
y fuimos amigos a morir
los que rompíamos vidrios a los vecinos cuicos
y espiábamos a las muchachas púdicas
los que instauramos la competencia de pajas
premio a quien escupe más lejos
Nosotros los cómplices
los que luchamos contra el código
y sus dragones custodios
los que hicimos de la noche nuestra aliada
en contra del demonio de la virtud
Nosotros los peores
los que sembramos las calles de bellas
barricadas sin rostro
los que vomitamos nuestra adolescencia
como tiros o flores de pólvora y acero
Nosotros los peores
los que amamos la libertad extrema
nos quitamos la niñez como pijama sucio
y ahora somos hombres de bien
La vida nos ganó la mano
sacó los triunfos de la manga
y aquí estamos
peinando huevos
de porteros en algún motel de lujo
emperifollados y viejos
nos latean las trifulcas de los estudiantes
y la rebeldía de los hijos
nos escupe a la cara nuestros mejores años










EL HOMBRECITO SIN NOMBRE


El tonto Alejo nunca estuvo aquí
no existió su rostro anónimo
ni el sombrero doblado por la lluvia
ni su barba a medio pelar
ni esos ojillos como uvas atascadas
al cuello de un embudo
Soñé que una madre sin rostro lo abandonó
a crecer como planta silvestre
prendada al terruño de la casa grande
Nunca encendió braceros al amanecer
ni lustró zapatos desagradecidos
ni cargó las carretas del agravio
ni cepilló los caballos
ni a los caballeros dueños de los caballos
El tonto alejo no tenía nombre
ni siquiera su cara enrojecida por el agua ardiente
y por cierta vergüenza de estar vivo
le perteneció
Ni siquiera la muerte cirrótica
ni el funeral vacío
ni la familia postiza y ausente
ni la lluvia que imitó a las lágrimas
reconocieron su cara






SELECCIÓN DEL LIBRO PIEDRA ERÓTICA (2004)




RAÍCES DEL AMOR


Debajo del asfalto sin estrellas
el vasto futuro nos esperaba
No supimos leerlo desde nuestra burbuja
Se nos metió el mercado entre las ropas
y quedamos con ese olor al hueso de la piel
Quisimos medir los contornos del viento
tasar la esperanza en moneda común
pero las raíces del amor
rompen muros de acero
se cuelan por tragaluces
por los cerrojos del día
y los amantes que habitaban en nosotros
explotaron en chorros de líquido amoroso
limpiaron con sangre
las calles untadas de hollín
alimentaron caseríos de fuego
y avenidas de fuego
con su carne.










TU CUERPO Y MI LOCURA


Qué puedo hacer con tu calva
con tu pecho
con esas formas que llenan de vacío las sábanas
estampadas con tu nombre
Qué puedo hacer si no logro tragar tu presencia mitológica
si me empeño en desmantelar los monumentos de ti
como si no supiese que hasta el aire está salpicado de tu cuerpo
como si no hubiese mordido la mentada manzana
tu carne materializando los sueños de cualquier macho
poético por equivocación
Y prefiero esta suerte de tono irónico
Y descreo de tu cara detrás de todas las puertas
Y apuesto a la vigilia
porque el sueño te ha elegido
Y reniego de la fe
hermana de la esperanza
Y pongo grillos al deseo cuando cae en idolatría
Y todo esto para hundirme en un cuarto de nadie
en la fascinación de tu rostro
clavado a las cuatro esquinas de mi locura










¿QUÉ FUE DEL AMOR?


Dónde está el amor
Pájaro transparente
La última vez picoteaba tu pubis
en un jardín de la plaza de Talca










CONDENSACIÓN


El amor dejó de ser halo
se condensó en ojos
en pezones que miran y no ven
en nalgas de luna
en marea
en muslos que abrazan
ahogando el ímpetu de las embestidas










SOPLO


Si el dorso de los párpados nos sueña
la lluvia
el calor de piel a piel
nos devuelve en soplo nuestras caricias












CLARIDAD IMPURA


Despertar atropellado por tu vientre.
Besar las flamas de tu espalda sin quemarse
tirándolo todo al mar vacío del morir
donde las ventanas del sueño se quiebran
y la noche mellada de los amantes
rompe en claridad impura












AMÉMONOS BAJO LOS PUENTES


Amémonos bajo los puentes
sobre el agua flotante de la dicha
amémonos
amémonos
sobre todo bajo los puentes sin nombre
como si los sueños fuesen todavía posibles
como si el agua fuese la materia prima del sueño
y nosotros formásemos las dos mitades de un madero
arrastrado por el cauce
Amémonos como si no te hubieras ido
y yo tuviera tus senos envueltos
en mis manos derramadas
y tú me tomaras como el madero que siempre fui
mientras naufragabas por el mar del mundo
ese mar donde finalmente te perdiste












LA DIVA


Adoro la fotografía pegada en la pared
aminora mi soledad de soltero a secas
No se si esa mirada eléctrica
me atrae de manera irresistible
o la desnudez que fluye natural
de tus caderas anchas
como el mar océano de los antiguos
Ha de ser el proceso de imaginarte
de traerte a mi lecho con el solo deseo de masturbarme
y jugar a creer que no me masturbo
a que estás conmigo meciéndote
latiendo al ritmo de los días
las horas que demoro en volver a tu fotografía
burlona y pegada
como un castigo más
escupido al muro de los lamentos










AMANTE PERFECTA


Con las piernas al aire, como una mujer lúbrica
ardiente y sudando los venenos.
Ch. Baudelaire


Va por el mundo liviana
desprendiéndose del alma así de fácil
como quien se quita un par de calzones
Es peligrosa y pelirroja
su cuerpo se traga la memoria de sus amantes
y no sólo la memoria
Les deja vagando en la estupidez
Modorra propia de los enamorados
que persiguen mariposas en la metrópolis
y terminan atropellados por la oruga o la micro
según la jerga de turno
Para amarla dicen los entendidos
hundámonos en la ceguera más honda
al pantano del sueño
donde habita el uno indivisible de los idiotas












EVASIÓN DE LA SOLEDAD


Nos educaron para atrás padre
Bien preparados sin imaginación
Y malos para la cama.
D. Maquieira


El hombre del abrigo lleva un edificio en los ojos
una escalera
un ascensor y una puerta con el número quince
clavado en la frente
Detrás del candado amarillo canario
la falda también amarilla
el cabello en caos primitivo
y unas medias de seda gris
El hombre empuja el tranco
no puede ganarle a su deseo
que vuela entre los pisos
transparentes
sin respetar murallas ni cerraduras
El muy fresco se mece con la amada
tiende en el lecho su carne de espíritu
y entra en la muchacha con su verga de espíritu
El hombre del abrigo con lentitud de hombre
corre a sorprender al traidor
y se queda desnudo en el vacío de su cuarto
donde nunca hubo nadie más que él



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