miércoles, 9 de marzo de 2011

MARTA CWIELONG [3.317]


Marta Cwielong


Marta Cwielong nació en Longchamps el 28 de enero de 1952. Ha publicado cuatro libros de poesía (Razones para Huir en 1991, De nadie en 1997,  Jadeo Animal en 2003 y  Morada en 2007). Ha aparecido en varias antologías. También ha participado en numerosos festivales de poesía, entre los que cabe mencionar el Festival Latinoamericano de Poesía de Rosario y al Festival Internacional de Poesía de Medellín. Es colaboradora de la Revista de Poesía La Guacha y editora del sello Libros de Alejandría. Ha sido parcialmente traducida al, polaco, francés, catalán y al italiano.


Se fue el día
en forma lenta.
Sólo me senté en la roca
El río murmulla.
No hace falta cerrar los ojos
todo tiene una misma letanía.
Siempre el agua en este codo
chocará contra la piedra
más gastada cada vez.
Una tarde olvidaré la senda
que me trae su quietud
a tanto desasosiego.

Del libro, también inédito, Memorias del hambre.



POEMAS DEL LIBRO "JADEO ANIMAL"

este hábito
de despertar cada mañana
ensucia el día

*

la decepción de lo bello
sacia lo cotidiano


*



es un intento
soplar la luz
y adueñarse
del secreto


*




no puedo callar y retirarme

aún debo quebrarme
y sentir miedo

(a n. mux)


*



Hay estrellas

después del Siroco

recuerdos trae la sudestada
al atardecer

cuando los muros destilan



2

perder el tren
hábito
de estar dentro
viajando en él
como en tinieblas

estar afuera
mirar desde la ventana
el deslizar rápido de lo que no es
como colgado

(a pablo Suárez)





“vedla sentada a la puerta de su rostro,
guardadora de un misterio perdido”
Fina G. Marruz.


aferrarse al misterio
perderlo

iniciar el camino
perderlo

estar y no

traducir en palabras
que no nombren

asomarse a la inocencia
y en el desconocimiento

nombrar


*



por qué es en el jardín
donde nos empecinamos
que crezcan colores formas
que a la mirada turbe
así imperceptible como
el breve instante del goce
que desentona
cuando lo imagino
viajando en el tren


*



esas paredes me separan
del jardín
del modo que puedo entender
que mi mano sirve, además


*



por qué no sentarse
en la plaza
y comenzar
a mirar al gato

mirarlo
caminar como él
cola en alto
indiferente
hasta que una mano
se desliza, acaricia


*




voluptuosamente toma cada uno de esos dedos
y los nombra


*



silencio

hay un jadeo animal
en la noche
y una puerta


*



"Mi madre cocinaba exactamente.
arroz, porotos negros, salsa de batatitas.
Pero cantaba”
Adelia prado



no hay síntomas
de todas las cosas
hay sombras



*



Los perros son otros
pero aparecen / cada tanto,
fragmento de alguna historia.
Extraño, no creí pertenecer a alguna. Los días fueron
sucediendo/
como las nubes.
Todavía no entiendo qué hice con las horas.
Hasta cuándo hay inocencia?

No puedo recordar mi infancia.
Quién era mi padre?

borracho por las noches,
refugiado,
el nazi,
un polaco,
un
alemán
el que salvó a la niña del campo minado
quien amaba a mi madre
quien amaba a madre de mi hermana
quien castigaba a mi hermano

el ateo

el nazi
el que hace que no tenga memoria?


*


no pudo leer el poeta
la luz quebró su mirada
lo llevó
al dolor
de cuando laceraban su cuerpo
para la delación
su piel no recibe el calor
de la mano sanadora
no hay amor posible
para esa herida
no hay olvido, ni llanto
hay lo que quedó de él

a Sergio


*


auguri

il mio cuore rimanera sempre per te
me dice desde roma,
y me regala un corazón
de ámbar
para que cuelgue de mi cuello
ámbar
fósil
que atrapado se convirtió
en belleza

a Romualdo Rossi.





La orilla (Ediciones del Dock, 2016). 


vulnerable
el cuerpo
a la mirada

-

descarada
ilusa
provocando la noche,
o aunque sea el comienzo del día

-

te digo cuerpo
pero no quiero decirlo con la palabra
en este caso nombrar no dice nada
digo cuerpo con el borde de mi boca
al límite del labio
en la vorágine del remolino
como adolescente
recién iniciada

-

mi dolor
viene de tantas mujeres,
que no puedo nombrar
porque ellas
lo ocultaron

-

no tendré
la llave
solo el secreto
que nadie abre

-

una mujer y la ausencia
se encontraron en la esquina,
ella siguió caminando
la sombra se pegó a su espalda

-

a la pasión por vivir
se une la ausencia
un corazón a la deriva

-

una noche de invierno
tuve miedo
frío
desamparo
todavía la recuerdo

-

cada noche cuando te desvestías
la sombra de tu cuerpo desnudo crecía sobre los muros
Enrique Molina

la ausencia
el desnudo cuerpo mío contra la puerta
el recuerdo de mi cuerpo contra la puerta
puede entrar en el olvido?
hay labios
que se devoran
cuando se miran
hay labios que lloran
tiemblan
por otra boca

-

besa
el olvido

no sabe si labio
si  noche
si  nació, si  es cierto
qué es,  qué busca
qué existe
qué duele
adónde se aferra

-

observo el agujero en la pared
adonde estaba el clavo
que sostenía el cuadro

la pared blanca
con la sombra del recuerdo del cuadro




.

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