martes, 13 de marzo de 2012

PATRICK KAVANAGH [6.125]


PATRICK KAVANAGH 

(Inniskeen, 1904-Dublín, 1967) es uno de los principales poetas irlandeses del siglo XX. De origen campesino, su poesía se desarrolla entre oposiciones que marcaron su experiencia biográfica: de un lado, el amor por el campo y el rechazo a las restricciones vitales que impone; de otro, su inclinación por la mística y la denuncia de las opresivas estructuras católicas de la época. 
Atraído por la poesía de T.S. Eliot –el primer libro que, ya adulto, tomó prestado en una biblioteca fue La tierra baldía- y de W.H. Auden, a quien consideraba el mejor poeta inglés del siglo XX, su obra se apartó de la imagen idílica y esencialista de Irlanda que habían creado los autores del movimiento simbolista, como W.B. Yeats. Ese rechazo abrió el camino para una poesía hecha sobre la dureza de lo rural, que transformaba la genealogía literaria y política del país; de ahí partirían poetas posteriores como Seamus Heaney –que ha escrito excelentes páginas sobre Kavanagh-, Derek Mahon o Paul Muldoon. 
Su obra, no muy extensa, incluye dos novelas autobiográficas –The Green Fool (1938), Tarry Flynn (1948)- y cinco libros de poemas, entre los que destaca el poema-libro The Great Hunger (1942), considerado como una de las obras centrales de la poesía irlandesa moderna.

OBRA:

Poetry
1936 - Ploughman and Other Poems
1942 - The Great Hunger
1947 - A Soul For Sale
1958 - Recent Poems
1960 - Come Dance with Kitty Stobling and Other Poems
1964 - Collected Poems(ISBN 0 85616 100 4)
1972 - The Complete Poems of Patrick Kavanagh edited by Peter Kavanagh
1978 - Lough Derg
1996 - Selected Poems edited by Antoinette Quinn (ISBN 0140184856)
2004 - Collected Poems edited by Antoinette Quinn (ISBN 0-713-99599-8)

Prose
1938 - The Green Fool
1948 - Tarry Flynn (ISBN 0141183616)
1964 - Self Portrait - recording
1967 - Collected Prose
1971 - November Haggard a collection of prose and poetry edited by Peter Kavanagh
1978 - By Night Unstarred A conflated novel completed by Peter Kavanagh
2002 - A Poet's Country: Selected Prose edited by Antoinette Quinn (ISBN 1843510103)

Dramatisations
1966 - Tarry Flynn adapted by P.J O'Connor
1986 - The Great Hunger adapted by Tom Mac Intyre
1992 - Out of That Childhood Country John McArdle’s (1992), co-written with his brother Tommy and Eugene MacCabe is about Kavanagh’s youth loosely based on his writings.
1997 - Tarry Flynn adapted by Conall Morrison (modern dance and play)
2004 - The Green Fool adapted by Upstate Theatre Project




Conmemórame donde haya agua,
agua de canal, a ser posible,
tan calma y verde en el hondo verano.
Hermano, conmemórame así, bello,
junto a una esclusa donde ruge un Niágara
de cascadas para el tremendo silencio
de quien se sienta a mediados de julio. No
hablará en prosa
quien encuentre el camino a estas islas-
Parnaso.
Un cisne inclina la cabeza con sus muchas
disculpas,
la fantástica luz cruza ojos de puentes…
y, mirad, una barcaza llega llena de mitos
de Athy y de otras villas remotas.
Conmemórame sin tumbas de héroes bravos,
basta un banco en el canal para el paseante.

“Versos escritos en un barco del gran canal, Dublín”



La Hambruna (I)

Barro es el verbo y barro es la carne
donde los recolectores de patatas se mueven como espantapájaros mecánicos,
colina abajo – Maguire y sus hombres.
Si los contemplamos durante una hora, ¿hay algo que podamos probar
de la vida que se desloma sobre el Libro
de la Muerte? Aquí los cuervos graznan por ranas y gusanos
y las gaviotas como viejos periódicos se alejan de los setos, por suerte.
¿Hay alguna luz de la imaginación en estos terrones húmedos?
¿O por qué seguimos aquí, tiritando?
¿Cuál de estos hombres
amó la luz y amó a la reina,
virgen demasiado tiempo? Ayer era verano. ¿Quién se prometió a sí mismo matrimonio
antes de que las manzanas colgaran de los techos para Halloween?
Esperaremos, contemplaremos la tragedia hasta el telón,
hasta que la última alma ruede pasiva como un saco de barro
colina abajo, desviándose en los ángulos
que confundió el arado o forma la pala, estrechando el camino.

Un perro sobre harapos bajo un carro inclinado,
un caballo hoza por la cabecera, arrastrando
un arado de óxido. Tres cabezas cuelgan entre piernas
arqueadas. Octubre toca sinfonías en una cerca de mal alambre.
Maguire mira las sementeras aplanadas
y los pedernales que encendieron una vela por él en el altar de junio,
ya apagada. Pasaban las sementeras y pasaban los días
y agitaba su cabeza y se soltaba el ronzal del mundo,
y se creía más sensato que ninguno en el concejo
cuando entre pintas de porter se reía
por cómo escapó a las redes lanzadas
sobre las brechas de la experiencia. Negaba con su cabeza sabia
y fingía ante su alma
que los niños son tediosos en los campos apurados de abril
cuando los hombres recorren surcos amplios,
perdidos en la pasión que no necesita esposa–
y sólo se clavaban los dientes de las rastras.
Tanto gritan los niños que los cuervos podrían
llevarse un acre de semilla entre sus burlas.
Patrick Maguire llamó a su perro y lanzó una piedra al aire
y espantó a los pájaros que eran los pájaros del tiempo.
Revolver los terrones, deshacer la maraña.
¿Qué está buscando?
Piensa que son patatas, pero sabemos más
que sus dedos embarrados cuando tantean ese cabello muerto.

«Avanza esa macona y asiéntala
en aquel hueco. Quita los pernos del carro, Joe,
y ensilla el caballo», dice Maguire.
«Hay viento sobre Brannagan, habrá lluvia.
Atropa paja seca y que no caigan patatas
de la caja al bajar por ese paso enquebrado–
y eso hay que hacerlo en diciembre,
echar grava y poner un bordillo a la turbera. ¿Eso entre mi alfalfa
es el burro de Cassidy? Dios lo maldiga...
¿Dónde está el perro?
Nunca donde hace falta». Maguire gruñe y escupe
entre su bigote embarrado y mira alrededor desde lo alto.
Sus sueños cambian de nuevo como las nubes que lleva el viento
y no está tan seguro que su madre acertase
cuando alababa al hombre que desposaba un campo.

Míralo, míralo, ese hombre en la colina cuyo espíritu
es un saco húmedo restallando sobre las rodillas del tiempo.
Vive porque sus campos sigan siendo fértiles cuando su cuerpo
esté al fondo de una zanja con una cruz de rejas en el Nombre de Cristo.

De joven era suspicaz como una rata ante pan extraño
si las chicas reían; cuando gritaban él sabía que eran
las potras en celo. No podía seguir
el camino fácil de su destino. Soñaba
que la inocencia de las zarzas era traición de espina.
La garra, la garra de los campos desiguales... Nadie escapa.
No podía ser que más allá de las colinas el amor fuera libre
y las zanjas fueran planas.
Ninguna mano monstruosa tomó niños y soltó monos,
no como aquí.
«Dios, ¿por qué no fui sensato?».
Un suspiro como brisa entre cardos.
Mira hacia su casa y su granero. «Dios, ¿por qué no fui sensato?».
Pero una hoja arrancada de los matos de espino
se arroja como un petirrojo asustado, y la cerca
da una ventana al verde de la segunda hierba,
y él sabe que su corazón llama mentirosa a su madre.
La verdad de Dios es la vida – incluso en las formas grotescas del fuego vil.

El caballo alza la cabeza y la estira
entre tojos y piedras para pacer
la pasión muerta entre alfalfa enredada.
En el cerco hay un matorral cargado de grava, como la moral:
los necios que viven sangran cuando trepan.

El viento se inclina donde los Brady, las hojas de fárfara se horadan de herrumbre,
la lluvia cubre el rastro de los carros y los surcos del arado;
el sol amarillento refleja en Donaghmoyne
la luz conmovedora sobre charcos de pezuñas.

Ven, Imaginación, entra en esta casa de hierro
y veremos bajo el dintel los años que regresan veloces
y sabremos qué escribió la zurda del campesino en esa página.
Sé benévolo, octubre.
Ni un cloqueo, un relincho, un crujido, un graznido.




A la mierda con el sentido común

Más golpes que propinas
obtenemos del sentido común.
En su puerta una sentencia:
“Abandona toda esperanza”.
Es un banco capaz de renunciar
a un cheque firmado por el Espíritu Santo.
Por eso a la mierda
con todo lo razonable,
incluidos los poemas.
No queremos ningún tipo de saber
amasado por concienzudos sabelotodos.
No encontrarás ni siquiera musgo
en las piedras rodantes.
Ningún pensamiento
modificará el aleteo de la luz.
Dejá que desgasten los nervios
y la osamenta
aquellos que eligen ese camino, al final,
al despertar sacudidos, se quedarán sin nada.
Yo tengo una sensación:
a través del buraco del techo de la razón
podemos alcanzar el conocimiento
sin haber pasado siquiera por la universidad.




advenimiento

Hemos probado y probado demasiado, el amor -
A través de una grieta demasiado ancha llega en la maravilla.
Pero aquí, en la sala de Adviento-oscurecido
Donde el pan negro seco y el té sin azúcar
De la penitencia realizará una copia de encanto del lujo
Del alma de un niño, vamos a regresar a Doom
El conocimiento que se robó, pero no podía usar.

Y la cola era novedad en cada cosa rancia
Cuando nos aguarda a que los niños: el espíritu chocantes
Maravilla en el negro colina inclinada Ulster
O el asombro profético en la conversación tediosa
De un viejo tonto se despertarán y nos traigan
Tu y yo a la puerta de patio para ver el Whins
Y el BOG-agujeros, carro-pistas, antiguas cuadras donde comienza el Tiempo.

El después de Navidad no tendremos necesidad de ir a buscar
Por la cola diferencia establece una vieja frase quema -
Vamos a escuchar en el argumento de la agitación susurrada
O en las calles, donde los chicos del pueblo están dando bandazos.
Y vamos a escuchar lo decente Entre los hombres también
Quién carretilla estiércol en los jardines bajo los árboles,
Dondequiera que la vida se derrama mucha corriente.
¿No estaremos rica, mi amor y yo, y
Dios no vamos a solicitar el pago de la razón,
El por qué de la extrañeza que rompe el corazón en dreeping (*) Coberturas
Tampoco analizar el aliento de Dios en la declaración común.
Hemos arrojado al cubo de la basura los salarios de arcilla acuñada
Del placer, el conocimiento y la hora consciente -
Y Cristo viene con la flor de enero.




Recuerdo de los chopos

Caminaba entre los chopos otoñados que mi padre plantó
una tarde de abril cuando yo era un niño
que corría entre hileras de renuevos,
y él tomaba los tenaces, los prometedores.

Mi padre soñó bosques, está muerto;
y hay chopos en eriales
y a la orilla de acequias.

Cuando miro hacia arriba
veo a mi padre
asomarse por el cielo enramado.




Inocencia

Se rieron de mi amada…
la colina triangular que pendía
bajo Big Forth. Dijeron
que estaba encadenado a los setos de espino
de la vieja granja y no conocía el mundo.
Pero yo sabía que la puerta del amor a la vida
es la misma puerta en todas partes.

Avergonzado de la que amaba,
la arrojé de mí y la llamé zanja,
aunque me sonreía con violetas.

Pero ahora he vuelto a sus brazos de brezo;
el rocío de San Martín cubre
los tallos blanqueados de las patas.
¿Qué edad tengo?

No sé mi edad,
no tengo edad mortal.
Nada sé de mujeres,
nada sé de ciudades,
no puedo morir
si no salgo de estos setos de espino.




Tuve un futuro

Tuve un futuro,
un futuro.

Dioses de la imaginación, revivid
la personalidad de aquellas calles,
no unas calles cualesquiera,
sino las calles de mil novecientos cuarenta.

Dadme los ojos miopes con los que miraba,
la mente con memoria de animal,
la niebla que iba atravesando hasta el espejismo
que era mi futuro.

Las mujeres que debía encontrar
no estaban a la vista.

Y después el dolor del alma ciega
que sin saberlo está en su propio reino.

Dadme algún detalle
de cómo sentía el dinero,
sin la ansiedad posterior,
había futuro.

Mostradme la cama plegable donde dormía
en un cuarto de Drumcondra Road.
Que John Betjeman pase a buscarme en coche.

Es verano y el redoble oscuro
de la locura en Europa agita las alas
de las mariposas sobre el canal.

Tuve un futuro.

La hambruna y otros poemas (Pre-Textos, 2011)
Traducción de Fruela Fernández

http://fruela.blogspot.com/2012/02/patrick-kavanagh-1904-1967-la-hambruna.html



Una Infancia Navideña

I

Un lado de los surcos de papas estaba blanco de nieve-
¡qué hermoso era eso, qué hermoso!
Y cuando poníamos nuestros oídos sobre el poste del cerco
la música que emitía era mágica.

La luz entre los almiares de heno y paja
era un hueco en el tejado del Cielo. Un árbol de manzanas
con su Diciembre –destellos de fruta que vimos-
o tú, Eva, eran el mundo que me tentaba.

¡Alimentarse del conocimiento que crecía en la arcilla
y dar muerte al germen que crecía en él! De vez en cuando
puedo recordar algo del Jardín
de la felicidad que era la infancia. Otra vez.

Las huellas del ganado hasta el bebedero,
una piedra verde de lado sobre una acequia,
o cualquier imagen usual, la cara transfigurada
de la belleza que el mundo no tocaba.


II

Mi padre tocaba la melódica
al lado de nuestra cerca;
había estrellas en la mañana hacia el este
que danzaban con su música.

A través de los pantanos salvajes su melódica llamaba
a los Lennons y a los Callans.
Me puse los pantalones con apuro
porque supe que algo extraño había pasado.

Afuera, en el tambo mi madre
tocaba la música del ordeñe;
la luz de su lámpara de establo era una estrella
que la escarcha de Belén hacía parpadear.

Una gallareta chillaba en el pantano,
un grupo iba a pie
aplastaban el aguanieve de los baches,
alguien tristemente giraba los fuelles de un carro.

Mi niño poeta elegía las letras
sobre la piedra gris,
en plata la maravilla de una Navidad pueblerina,
el guiño brillante de un amanecer escarchado.

Cassiopeia colgaba sobre
la Colina empinada de Cassidy,
miré y tres cardos rusos rodaban
en el horizonte- los Tres Reyes Magos.

Un hombre viejo que pasaba dijo:
“no puede hacerla hablar”-
la melódica, me escondí en la entrada
y ajusté la hebilla de mi saco con tablas.

Hice seis muescas en el poste del correo
con la gran cuchilla de mi navaja-
tenía una para cortar tabaco.
Y yo había vivido seis Navidades.

Mi padre tocaba la melódica,
mi madre ordeñaba las vacas,
y yo tenía una plegaria como una rosa blanca prendida
en la blusa de la Virgen María.

Collected Poems 2004, Penguin Books.
Versión: Marina Kohon
Nota: El poema consiste de dos partes. La primera fue escrita en 1943 y la segunda en 1940.





A Christmas Childhood

I

One side of the potato-pits was white with frost –
How wonderful that was, how wonderful!
And when we put our ears to the paling-post
The music that came out was magical.


The light between the ricks of hay and straw
Was a hole in Heaven’s gable. An apple tree
With its December-glinting fruit we saw –
O you, Eve, were the world that tempted me.

To eat the knowledge that grew in clay
And death the germ within it! Now and then
I can remember something of the gay
Garden that was childhood’s. Again.

The tracks of cattle to a drinking-place,
A green stone lying sideways in a ditch,
Or any common sight, the transfigured face
Of a beauty that the world did not touch.


II

My father played the melodeon
Outside at our gate;
There were stars in the morning east;
And they danced to his music.

Across the wild bogs his melodion called
To Lennons and Callans.
As I pulled on my trousers in a hurry
I knew some strange thing had happened.

Outside in the cow-house my mother
Made the music of milking;
The light of her stable-lamp was a star
And the frost of Bethlehem made it twinkle.

A water-hen screeched in the bog,
Mass-going feet
Crunched the wafer-ice on the pot-holes,
Somebody wistfully twisted the bellows wheel.

My child poet picked out the letters
On the grey stone,
In silver the wonder of a Christmas townland,
The winking glitter of a frosty dawn.

Cassiopeia was over
Cassidy's hanging hill,
I looked and three whin bushes rode across
The horizon - the Three Wise Kings.

An old man passing said:
"Can't he make it talk" -
The melodion, I hid in the doorway
And tightened the belt of my box-pleated coat.

I nicked six nicks on the door-post
With my penknife's big blade -
There was a little one for cutting tobacco.
And I was six Christmases of age.

My father played the melodion,
My mother milked the cows,
And I had a prayer like a white rose pinned
On the Virgin Mary's blouse.



***


En memoria de mi madre

Tendrá la puerta de carretera abierta, entreabierta la puerta de entrada 
La Caldera de ebullición y un juego de mesa 
Junto a la ventana mirando a los plátanos -  
Y su corazón lleno de amor al acecho. 

 Para mí salía entre los álamos. 
 Usted sabrá mi respiración y mi caminar 
 Y será una noche de verano en las carreteras, 
 Solo con las hojas de pensamiento. 

 Vamos a estar ahogados con la pena de las cosas que crecen, 
 El silencio de aire de color verde oscuro 
 Vida demasiado rica - las ortigas y cardos, muelles 
 Todo contestar la oración del hijo pródigo. 

 Usted sabrá que estoy llegando a pesar de que envío ninguna palabra, 
 Para que eras amante que podría decir 
 Pensamientos de un hombre - mis pensamientos - aunque ellos se escondieron -  
 A través de usted que sabía la mujer y no temo su hechizo. 



Epopeya

He vivido en sitios importantes, tiempos
en que grandes cuestiones se dirimían, de quién era
aquel octavo de acre pedregoso, una tierra de nadie
rodeada por reclamos defendidos con horquetas.
“Maldita sea tu alma” —escuché gritar a los Duffy—
y vi al viejo McCabe, desnudo hasta la cintura,
pisar el terreno desafiando el acero: (1)
“La marca son estas piedras rojizas”.
Ese era el año del asunto de Munich. (2) ¿Cuál era más trascendente?
Me inclinaba a perder la fe en Ballyrush y Gortin (3)
cuando llegó el espectro de Homero, susurrando a mi conciencia.
“Hice la Ilíada de una riña local
como esa”, me dijo. Los dioses crean su propia importancia.

Notas:

1 Debe interpretarse como el acero de las herramientas de labranza, empleadas como armas por los campesinos.
2 Se refiere a 1938. En la semana del 24 al 30 de septiembre de ese año, los jefes de estado del III Reich (Hitler), de Italia (Mussolini), de Inglaterra (Chamberlain) y de Francia (Daladier) se reunieron en Munich para considerar las pretensiones alemanas de anexión del territorio de las Sudetes, región perteneciente a la antigua Checoslovaquia. Con su actitud complaciente Inglaterra y Francia sacrificaron a uno de sus aliados a la voluntad de Hitler.
3 Ballyrush y Gortin son dos pueblos de la parroquia de Inniskeen.



Inocencia

Se rieron de mi amada…
la colina triangular que pendía
bajo Big Forth. Dijeron
que estaba encadenado a los setos de espino
de la vieja granja y no conocía el mundo.
Pero yo sabía que la puerta del amor a la vida
es la misma puerta en todas partes.

Avergonzado de la que amaba,
la arrojé de mí y la llamé zanja,
aunque me sonreía con violetas.

Pero ahora he vuelto a sus brazos de brezo;
el rocío de San Martín cubre
los tallos blanqueados de las patas.
¿Qué edad tengo?

No sé mi edad,
no tengo edad mortal.
Nada sé de mujeres,
nada sé de ciudades,
no puedo morir
si no salgo de estos setos de espino.

Tuve un futuro

Tuve un futuro,
un futuro.

Dioses de la imaginación, revivid
la personalidad de aquellas calles,
no unas calles cualesquiera,
sino las calles de mil novecientos cuarenta.

Dadme los ojos miopes con los que miraba,
la mente con memoria de animal,
la niebla que iba atravesando hasta el espejismo
que era mi futuro.

Las mujeres que debía encontrar
no estaban a la vista.

Y después el dolor del alma ciega
que sin saberlo está en su propio reino.

Dadme algún detalle
de cómo sentía el dinero,
sin la ansiedad posterior,
había futuro.

Mostradme la cama plegable donde dormía
en un cuarto de Drumcondra Road.
Que  John Betjeman pase a buscarme en coche.

Es verano y el redoble oscuro
de la locura en Europa agita las alas
de las mariposas sobre el canal.

Tuve un futuro.




ESTAR MUERTO

Estar muerto es dejar de creer
en las obras maestras que comenzaremos mañana;
ser un exilado es ser un cobarde,
saber que el crecimiento se ha parado,
que cualquier cosa hecha es el final;
corregir las pruebas una y otra vez,
reescribir viejos poemas una y otra vez,
mentirte acerca de tus logros:
diez libros impresos en las estanterías.
Aunque sabes que nadie te ama
por lo que has hecho,
sino por lo que podrías hacer.
Y tú quizás aceptas la religión con amargura,
a pesar de que te hacía reir en tu juventud,
Bueno, no es motivo de risa ahora,
pero no fue tu verdad propia.




GRACIAS, GRACIAS

...Especialmente si tú mismo
has sido abandonado, como dicen, en la reserva,
Cualquier hijo de Dios tiene alas,
Así lo dice el espiritual negro de Alabama.

Bajando Grafton Street los sábados
No te lamentes como Marco Aurelio
Que dijo que aunque él era más viejo y canoso
La gente en la Vía Apia
Eran siempre de la misma placentera edad,
Veinticuatro años de promedio.

No puedo ayudar reflexionando
Sobre mi regreso en el siglo que viene
Para sentirme cómodo
En una trepidante mesa de café,
Estudiantes en el 2056
Con todos los viejos y eternos trucos.

La cosa que más me enorgullece
Es esta excitante, permanente
Cualidad que, sin embargo,
Es completamente original.

Porque lo que enseña es simplemente esto:
No estamos solos en nuestra soledad;
Otros han estado aquí y conocido
Pesares que consideramos exclusivos,
Problemas que no pudimos solucionar,
Amantes que no pudimos tener,
Placeres que no vimos, de tan cerca como estaban.
Venga, me pongo pretencioso,
Empezando a pontificar en vez de
Expresar lo agradecido
Que estoy por haber vivido para sentir la radiante
Audiencia sagrada
Y alumbrado los mandamientos de Dios
En aquellas manos afectuosas,
Mi personalidad, que es como decir
Lo que es mío exclusivamente.
¿Qué sabiduría sería la nuestra si lo único que tuviera
fuera el sabor de nuestra personalidad?.
Doy Gracias y digo cuánto honor
Que el destino me haya permitido
El permanecer aquí teniendo la alegre oportunidad
De reclamar mi herencia,
Porque muchos mueren el día antes
De la apertura de aquella puerta sagrada.

(Traducción Guillermo Ruiz)

                                                              


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