domingo, 23 de enero de 2011

2885.- RICARDO GANDOLFO

Colombo, Gandolfo, Ramos Signes y Martínez Novillo. LA GACETA/HECTOR PERALTA





Ricardo Gandolfo
Ricardo Ezequiel Gandolfo nació en Las Termas de Rio Hondo, Provincia de Santiago del Estero, República Argentina en 1953.  Se licenció en Psicología en 1976. Su primer libro “Diario de Babel” recibió el premio nacional “Coca Cola en las Artes y las Ciencias” en 1980 con un jurado compuesto por Olga Orozco, Alberto Girri y Roberto Juarroz y fue publicado en 1981 por Ed. Sudamericana.
En 1986 gano, junto al plástico Sergio Tomattis el “Salón del Poema Ilustrado de Tucumán” por su poema “El Enmascarado no se rinde”
En 2000 ganó, junto al plástico Eduardo Joaquín el  “Salón del Poema Ilustrado” de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán, por su poema “Notas de familia”
Poemas suyos han sido publicados en La Nación, Clarín, Tiempo Argentino, El Nuevo Libre (Corrientes) y en la Revista Digital “Adamar” (Madrid). También han sido traducidos al alemán y publicados en Jahrbuch der Lyrik 1996/ 97.Ed. Beck’sche Rehie (1996).
“Ajenos al vecindario”, una antología junto a  otros tres poetas tucumanos, Rogelio Ramos Signes, Manuel Martinez Novillo y Maisi Colombo, apareció en el 2009 en Ed.Ultimo Reino, Bs.As.
Practicante del psicoanálisis, artículos suyos han aparecido en las revistas “El Murciélago” (Bs.As.), “Etcétera” (Bs.As.)  “Conceptual” (La Plata), “Ovidio” (Tucumán), “Estudios de Epistemología” (Tucumán). También en los diarios “La Gaceta” y “Siglo XXI”, ambos de Tucumán.
En el año 2000 publicó “Ensayos Analíticos” Ed. Descartes, Bs.As, libro con numerosos artículos sobre distintos tópicos de psicoanálisis.
Es miembro de la Asociación Freudiana de Psicoanálisis, del Centro de Investigación y Docencia- Tucumán del Instituto Oscar Masotta y del Instituto de Epistemología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán, donde es profesor en la carrera de Psicología.
“Bazar Japonés” Ed. En Danza, Bs. As, 2012, es su segundo libro de poesías.  




Oso en medio de la noche

Por cierto,
la excesiva comida, las picantes especias
los disgustos,
pueden haber causado este fenómeno.
Pero él está ahí
vestido de mujer, jugando
con la pelota del ilusionista.
Una mirada boba y la sonrisa
apenas insinuada en su cara redonda,
siguen por el algodonoso cuarto
y desembocan en el jardín austero
donde tu padre pica y pica
el terreno que nunca dará ni siquiera una arveja.
Luego llegan cabriolas
dichosos bamboleos que presagian
el tenue bosque, sus siluetas
un aroma difícil sobre moras y hojas de eucaliptus.

Entonces te despiertas.

En el cuarto empañado por la luna,
resumes tu congoja: la soledad,
el tedio, el pecado, la roña
y sin embargo
todavía esa gorda figura baila entre tus sueños.









El pequeño vampiro

El pequeño vampiro aguarda el origen de la lluvia,
discute,
las posibilidades del cometa. Siente
que las noches comienzan con una arteria seccionada
hábilmente. Que el ritmo desigual de las respiraciones
va aquietándose. Y sin embargo ignora
adónde van las almas que él
diestramente, libera.
En el amanecer radiante
el pequeño vampiro se seca la boca florecida en una roja flor
y duerme. Olvidándolo todo
sobre su madre, sobre si era posible
que él tuviera hermanos, si alguna vez
su padre lo llevaba a la escuela donde la vena ubicada en el cuello
de la maestra invoca alguna de sus rápidas visitas.
El pequeño vampiro es azul, no tiene
sombrero, a veces, en el sueño
se ve a sí mismo recuperando una pelota
comiendo con amigos,
besando subrepticio a alguna compañera.
Cuando la tarde se apaga feroz sobre las olvidadas tumbas
el pequeño vampiro levanta las losas y sale.
Un lobo diminuto lo acompaña. También
hay un viento furtivo, y una olvidada rama rodando
el polvoriento suelo.
"El mundo está compuesto de cientos de cosas infinitamente vivas"
—piensa lentamente—
mientras cae como una oscura capa de muerte sobre el pueblo.










A un amor extraño

Se levanta una brisa insolente
así se levantó tu falda aquella tarde de noviembre,
y era posible ver (no imaginar)
cómo el periódico regalaba las noticias usuales.
Otra vez, un gemido
surcó el aire humilde de las habitaciones rojas
y entonces (sólo entonces)
la radio murmuró unas confusas voces sobre valses vieneses.
Finalmente, la luna
inconclusa bañaba tus espaldas y concluía allí donde soñamos
(hubo un gesto trivial)
y la televisión comenzó a transmitir imágenes de la tormenta.





Rogelio Ramos Signes y Ricardo Gandolfo

2 comentarios:

  1. Estimado amigo: Es posible modificar una entrada?
    Porque en Septiembre de 2012 saqué otro libro de poesía llamado Bazar Japonés, Ed. En Danza, Bs.As y seria importante incluirlo en mi bibliografía.
    Muchas gracias por la difusion que realiza de la obra de tantos poetas.

    Cordialmente,
    Ricardo E. Gandolfo

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  2. sí Ricardo, me envías el nuevo curriculum a

    sabido49@gmail.com

    ¿o solo es incluir ese nuevo libro?

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