sábado, 26 de marzo de 2011

3647.- ANA MARÍA TOMÁS OLIVARES


Ana María Tomás Olivares nació en Jumilla (Murcia) el 22 de junio de 1956. Es poeta, narradora y columnista de prensa regional desde 1996. Se licenció en Filología Hispánica por la Universidad de Murcia. Se dio a conocer en el mundo literario tras ganar (en segundo año de carrera) el certamen “Cartas Universitarias de Amor” de la Facultad de Letras de UMU, entre más de mil cuatrocientas. Es Primer Premio Nacional de Periodismo “Fundación Mastia”. Compagina su labor docente con numerosas conferencias y talleres con el fin de acercar la lectura a lo más cotidiano y natural. Ha elaborado el libreto de la zarzuela "El Fantasma de la Tercia" con música del maestro D. Julián Santos. Sus poemas han sido recogidos en varias antologías. Ha sido traducida al persa, al árabe y al italiano.

-NARRATIVA
Relatos Pedagógicos, Cuentos Educativos junto a otros autores (1999).

-POESÍA
El alba (1993).
La cifra mágica (1997).
Goytisolo. Veintisete voces para un único poema con otros autores (1999).
Las estaciones de la locura (2000).
Poesía Temática. Ayuntamiento de Benferri con otros autores (2001).
El amor y lamemoria con otros autores (2002).
Memoria Intacta Como el Ámbar (2003).



( I )

Nacimos para ser felices.
No importa el engaño de los días
ahítos de tristeza,
ni el pan endurecido con tantas decepciones,
ni el agriado vino de las desilusiones,
ni el alud de tanto desconsuelo.
Con el sol amanece siempre la alegría
y maduran nuevas uvas en vides retorcidas.
Nacimos simiente, silo, odre, vino…
Y cada día nos trae azules esperanzas
que zarandean las losas de la aceptadumbre.
Nacimos para ser felices.
Y cada alba nos crecen alas
y renueva sus ramas el olvido.





( II )

Primero fue el invierno
y tu piel en mi boca
naranja madura y confitada.
Después en primavera
laberintos de flores de cerezo,
relinchos de moreras,
cosecha de estrellas
en el tardo bancal de mi ventana.
Más tarde, en el estío,
qué derroche de azúcar y de pulpa,
de coros de cigarras
de humedades golosas:
cinturas, nucas, ingles
anudadas por ramas
de jengibre y canela.
Nuestra dicha era un sol
que apagaba el cansancio
para volver de nuevo,
con la sed de los cuerpos,
más bruñido y más tierno.
Y otra vez regresó
funámbulo de júbilo
pletórico de frutos
el invierno.




( III )

Tengo los pies fríos.
Miro un pecho seco y renegrido
y un bebé sucio que aprieta y que succiona
una vida que no mana.
Es un pecho pansido, descolgado
-tan lejos de esos pechos
esbeltos y cargados de fresca leche tibia-.
Un pecho mugriento, nauseabundo…
Pero es un pecho hermoso
de madre que amamanta de aire y de entereza.
Y siento que yo soy ese pecho,
y esa madre y ese niño aferrándose a la nada.
Y tengo los pies fríos.
Y también el alma.



( IV )

Cada poema
es como un suicidio a plazos.
Se derrama en la hoja
la tinta
que es sangre del alma,
liberada
por certero mandoble
de una pluma levísima.
Van cayendo las gotas
y calmándose el pulso.
Al final
quedan todas dispuestas,
con sus propios latidos,
como runas vikingas
esperando...
Su lectura sólo es para elegidos.




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