domingo, 7 de marzo de 2010

ENRIQUE GRACIA TRINIDAD [003]


Enrique Gracia Trinidad 

(Nacido en 1950, Madrid) es un escritor y divulgador cultural. Desde 1992 se dedica casi exclusivamente a la divulgación cultural (recitales de poesía, teatro de voz, conferencias, cursos, etc.). Organiza e imparte, en este sentido, diversos talleres literarios: El arte de escribir, la Tertulia Taller independiente en Madrid; Jirones de Azul en Sevilla, el Taller de Poesía de Rivas−Vaciamadrid; tres cursos en el Escorial Poesía: Escribir y Decir, etc.

Fue creador y coordinador de "Poetas en vivo" programa de lecturas poéticas, desde 1996, año de su creación hasta 2009 en que Caja Madrid que lo patrocinaba dejó de hacerlo. Se celebraba en la Biblioteca Nacional Española, Madrid.

La obra poética de este autor ha sido traducida a diversos idiomas y ha conseguido varios premios en distintos concursos nacionales e internacionales.

En teatro ha creado y dirigido varios certámenes y algunos talleres.

En cuanto a su obra gráfica son de destacar las viñetas de humor improvisadas Historia secreta de Prometeo. Ilustraciones en libros, revistas, viñetas en prensa, etc.

Su padre, Enrique Gracia Rodríguez era natural de Quinto, provincia de Zaragoza), hijo a su vez de aragonés y madrileña. Su madre, Alicia de la Santísima Trinidad Martín, era de Madrid, hija igualmente de madrileño y extremeña. Aunque con esos puntos de ascendencia aragonesa y extremeña, se siente profundamente vinculado a la ciudad de Madrid, a la que ha dedicado gran parte de su tarea como divulgador cultural.

Con 27 años se casó con Elena Cela Martín-Ventas, de la que tiene dos hijos: Paula y Eduardo. Se separó de ella tras veinte años de matrimonio y posteriormente se divorció. Desde 1999 está unido a Soledad Serrano Fabre, también escritora, que colabora con él en las tareas de teatro y recitales.

Comenzó sus estudios en el colegio Fundación Caldeiro, de la Avenida de los Toreros de Madrid, para pasar luego al Colegio Anglo-Americano, hoy desaparecido. Desde 1962 estudió en el Seminario Conciliar Madrid; primero en el Menor de Alcalá de Henares y luego en el de Madrid capital. Hacia 1969 abandonó los estudios eclesiásticos. No continuó en la vía universitaria, titulándose como programador de ordenadores, profesión que no ejerció nunca.

Hacia 1972 organizó junto a otros el grupo de teatro Parajola, especializado en recitales de poesía con música. . Durante unos ocho años, se dedicaron a dar recitales participando en ellos en la lucha por las libertades de la última etapa del franquismo y durante la etapa de transición.

También hizo algunas incursiones por entonces en el mundo del doblaje y las grabaciones en disco de temas fundamentalmente culturales, colaborando con varios actores y bastantes músicos.

Durante un periodo se dedicó a diversos trabajos y actividades. Entre los dieciocho y los veinticuatro años participó activamente en la organización de colonias infantiles de verano, siendo monitor, y coordinador en la última etapa colaborando con Cáritas Española, e impartiendo cursos para las organizaciones que celebraban estas colonias infantiles. Fueron las primeras experiencias de lo que más tarde sería la escuela oficial de tiempo libre.

Posteriormente se empleó en una empresa química y más tarde en una constructora. A los 28 años comenzó a dirigir el Club Deportivo Brezo Osuna y posteriormente el Club de Tenis Chamartín.

Desde los 42 años se dedicó ya exclusivamente a escribir y a la divulgación cultural, a través de conferencias, teatro de voz, recitales poéticos con o sin música, presentaciones, cursos y talleres literarios, etc. (ha llevado a cabo varios miles de intervenciones públicas desde entonces)

Divulgación cultural

Como divulgador cultural, Enrique Gracia Trinidad utiliza diferentes medios y sistemas a su alcance, así como expresión verbal y corporal. Es un gran comunicador, lo que hace que pueda llegar a un sector bastante amplio de la sociedad.

Dirige Poetas en vivo, programa de lecturas poéticas que creó para la Obra Social de Caja Madrid. Se realizan en la Biblioteca Nacional Española, en Madrid, ininterrumpidamente desde 1996.

Enrique Gracia Trinidad y María Rosal, Biblioteca Nacional "Poetas en vivo".

Este programa terminó en diciembre de 2009 al no querer Caja Madrid deguir apoyando económicamente el programa aunque estaba plenamente consolidado.

Creó y coordinó varios certámenes de teatro organizados para el Ayuntamiento de Madrid desde 1998: Teatro Clásico "La vida es sueño", Certamen de Teatro Contemporáneo Siglo XXI, Certamen Certal Teatro libre de Carabanchel y Certamen de Teatro Abierto de Hortaleza. Fue apartado de estos Certámenes en 2009 por la empresa intermediaria con el Ayuntamiento para quien los creó y mantuvo.

Fue creador, guionista y participante, junto con la periodista y escritora Edit Checa, del programa de TV sobre poesía Ayer y hoy en poesía (UNED), emitido por TV2 y el Canal Internacional (2004-2005). En la misma época, colaboró en el programa de radio Tus poemas en las ondas, creado y emitido en la UNED, por Edit Checa, a través de RNE 3 para España, Europa y América. Posteriormente realizó su propio programa de radio, junto a Soledad Serrano, "Un momento por favor" en Radio Norte (Radio Utopía). Durante cerca de un año hicieron programas monográficos culturales de poesía, teatro y temas varios.

Uno de sus principales caminos para la divulgación, desde inicios de los noventa, es la creación y dirección de talleres y cursos literarios: poesía, escritura, voz, creatividad y comunicación. Los talleres los dirige en diferentes lugares de España, y de forma ininterrumpida, el Taller de Poesía de Madrid, desde 1991.

Imparte asimismo, con carácter divulgativo, unas cincuenta conferencias anuales desde 1992, en Centros culturales municipales, Universidades, bibliotecas y diversas instituciones públicas y privadas Los temas más habituales son: Literatura, Historia española y universal, mitología, Historia y leyendas de Madrid, etc.

También, en teatro de voz, junto a la actriz y escritora Andrea Navas, interviene como actor en unas 50 representaciones anuales. Junto a la misma actriz, realiza igualmente unos 30 recitales de poesía al año. Desde 2012 estas actividades han disminuido sensiblemente por los drásticos recortes españoles en cultura.

Enrique Gracia Trinidad es un hombre comprometido con su tiempo, su momento y su entorno. Colabora, en mayor o menor grado, con distintas asociaciones:

En España:

con la Asociación de Escritores y Artistas Españoles (miembro de su junta directiva)
la Asociación Prometeo de Poesía
la Academia Iberoamericana de Poesía (en cuya fundación colaboró)
También figura en la Asociación Colegial de Escritores, el PEN Club español y otras asociaciones literarias.

Internacionalmente,

es miembro correspondiente del Círculo de Escritores Venezolanos

Publicaciones

Poesía

Encuentros (Accésit del Premio Adonais, 1972) Colección Adonais. Edit. Rialp. Madrid 1973)
Canto del último profeta (poema coral) (En disco Abolición contra pena de muerte, c/ adaptación musical, 1978) (Premio Encina de la Cañada, 1988. Plaqueta no venal, 1988)
Crónicas del Laberinto (Premio Feria del Libro de Madrid, 1991) Edit. Feria del Libro de Madrid, 1992
A quemarropa (Accésit Premio Rafael Morales, 1992) Colecc. Melibea. Talavera de la Reina, 1993
Restos de Almanaque (Premio Blas de Otero, 1993) Colección Nombela. A.E.A.E, Madrid, 1994
Tiempo de Apocalipsis (publicado en Internet y dentro de Contrafábula (poesía 1973-2004)
Historias para tiempos raros (Premio Bahía, 1994) Colección Bahía. Algeciras, 1995
La pintura de Xu-Zonghui, 1995 , bilingüe chino-castellano, con pintura (Editado en Shanghái, China)
Siempre tiempo (Premio Juan Alcaide, 1996) Colección. Juan Alcaide. Valdepeñas, 1997
Contrafábula (Poesía reunida 1973-2004) Edit. Sial 2004. (Reúne íntegras todas las publicaciones anteriores)
Todo es papel (Accésit Premio Ciudad de Torrevieja, 2002) Aguaclara. Alicante, 2002
Sin noticias de Gato de Ursaria (Premio de Poesía Emilio Alarcos) Editorial Visor, Madrid, 2005
La poética del Vértigo (Antología) Estudio y selección de Viloria Vera (Univ. Caracas) Edit. Jirones de Azul, Sevilla, 2007
Pentimento, Editorial SIAL, Madrid, 2009
Hazversidades poéticas (Enrique Gracia Trinidad) Antología breve. Edit. Absurda fábula, Madrid
Butaca de entresuelo, (Premio de Poesía Juan Van-Halen) Editorial SIAL, Madrid, 2010
"Mentidero de Madrid", Editorial Rilke, Madrid 2011
"Ver para vivir", Editorial Amargord, Madrid 2013
"Juego de Damas", (Accésit del Premio Internacional Pilar Fernández Labrador) Edita Diputación de Salamanca, 2015
"Doble Juego", antología temática a medias con Raquel Lanseros. Editorial Cuadernos del Laberinto, Madrid 2015
"Al final de la escalera" (Premio Eladio Cabañero, 2015). Editorial Cuadernos de Cordelia, Madrid, 2015

Prosa

Generalmente en colaboración:

Agenda Mozart (varios textos sobre la obra y vida de Mozart, escritos en colaboración con Soledad Serrano, publicados en forma de agenda, 2006 por ARGÉ, SL) Con pintura de Rojas Goldsack. N/V.
El año del Sol (varios textos sobre el Sol) (Con Soledad Serrano y pintura de David Merlín) N/V.
Diálogo intercultural (Varios textos en prosa sobre países del mundo, costumbres, leyendas, etc. con fotos de Isabel Tallos)
Madrid, otra mirada (Libro de fotografías de Madrid, de Raul Cancio, en el que Soledad Serrano y Enrique Gracia colaboraron poniendo textos literarios y propios como pies de foto (español e inglés) (Edit. Everest, 07)
En este momento (2011) prepara la publicación de otro cinco libros de prosa, en colaboración con Soledad Serrano.

Publicaciones sueltas

Multitud de colaboraciones en revistas, antologías, catálogos, prensa, etc. (Artículos, comentarios literarios y teatrales, conferencias, biografías, guiones para grabaciones culturales y otros textos cortos)

Sus obras, hasta el momento, están incluidas en unas veinte antologías y en bastantes publicaciones periódicas (España, Italia, México, China, Francia, Rusia, Turquía, Canadá, Venezuela, Argentina, Cuba y EE UU)

Adaptador de traducciones

Cantos de amor y de ausencia (Antología de poemas de la China medieval. Edición bilingüe en chino y castellano, junto a Xu Zonghui. Hiperión 2002)

Antólogo

Poetas en vivo (Antología de 43 poetas contemporáneos) Como antólogo. Editorial Sial, 2003
"EnREDados", antología poética de Netwriters, editada por Legados-Netwriters, 2013
Otros trabajos de adaptación de traducciones de multitud de textos sueltos de varios autores e idiomas (para difusión oral y grabaciones)
Dibujante[editar]
Como dibujante aficionado ha publicado una colección de dibujos improvisados en reuniones literarias (La Historia secreta de Prometeo) que editó en la Asociación del mismo nombre su amigo Juan Ruiz de Torres; y además bastantes viñetas en prensa escrita y digital, portadas e ilustraciones de libros, carteles, logotipos, etc. todas ellas firmadas con distintos nombres.

Traducciones de su obra

Al Chino: Libro completo (La pintura de Xu-Zonghui) y varios poemas sueltos (Revista Nacional de Literatura en la R.P.CH.) (Traducción de Xu Zonghui y otros, Universidad de Shanghai)
Al Italiano, en antología “I fuochi di Prometeo”. Coord. y traductor: Michele Coco. Levante Editori, Bari.
Al italiano, en publicación La fuente de las 7 vírgenes, traducción de Silvia Favaretto.
Al italiano, en publicación Fili d’Aquilone, con traducción de Gloria Bazzocchi y comentarios de Pablo Luque Pinilla
Al ruso, en antología bilingüe “Guitarra de 26 cuerdas”. Traducc. Anastasia Yu. Miroliobova, Coord. Prof. Yuri Shaskov. y Victor Andreev, de la Universidad de San Petersburgo, Rusia; y Juan Ruiz de Torres, en España.
Al inglés, Varios poemas sueltos, por el Profesor Louis Bourne para revista Univ. Carolina del Sur, EE UU. En preparación (autorizado) Univ. de Dallas U.S.A. (por Profª. Gambler Miller).
Al persa: En preparación (autorizado) (Prof. Saeid Hooshangi. Univ. Madrid)
Al francés, turco y japonés: Algunos textos aislados (poemas, prosas) en antologías y/o prensa.
Al catalán, una antología de próxima aparición (2015) a cargo de Elena Peralta, con prólogo de Ángel Guinda.

Distinciones y premios

Accésit del Premio Adonais, 1972, por el libro Encuentros Madrid
Premio Encina de de la Cañada, 1988. por el poema coral Canto del último profeta Villanueva de la Cañada, Madrid
Premio Feria del Libro de Madrid, 1991, por el llibro Crónicas del laberinto Madrid
Accésit del Premio Rafael Morales, 1992, por el libro A quemarropa Talavera de la Reina
Prometeo de Bronce, 1992, por el trabajo en apoyo de la poesía.
Premio Blas de Otero, 1993, por el libro Restos de almanaque Majadahonda
Premio Bahía, 1994, por el libro Historias para tiempos raros Algeciras
Premio Juan Alcaide,1997, por el libro Siempre tiempo Valdepeñas
Accésit del Premio Ciudad de Torrevieja, 2002, por el libro Todo es papel Torrevieja
Profesor ‘honoris causa’ de la Academia de Ciencias, Artes y Letras, St. Lucas Gilde Antwerpen Akademie (Alemania)
Premio Emilio Alarcos, por el libro “Sin noticias de Gato de Ursaria” Principado de Asturias
Premio Internacional Vicente Gerbasi, del Círculo de Escritores de Venezuela (2008) por el conjunto de su obra poética
Premio Juan Van-Halen, por el libro "Butaca de entresuelo" (ex aequo con Aurora Salvador Rosa) Torrelodones
Accésit del Premio Internacional Pilar Fernández Labrador, Salamanca, 2015
Premio Eladio Cabañero, Tomelloso, Ciudad Real, 2015



CONTRAFÁBULA

El mundo está repleto de insectos ahorradores, 
hormigas laboriosas, 
arañas tejedoras, 
listos escarabajos que atesoran 
estiércol y otras santas inmundicias, 
y orugas que se guardan, por guardar, a sí mismas.

Así que tú, cigarra, 
cómplice del verano, prima hermana del grillo, 
no pares de cantar, rompe la tarde, 
pon música a la siesta. 
No hagas caso a la hormiga, 
que reviente de grano su despensa.

Cigarra amiga, cantaré contigo, 
que la vida no es más que lo que aquí cantemos.

(De “Siempre tiempo”)



ENTRE LA MUCHEDUMBRE

Ya no amanece más. Nunca tan alta 
la sensación de ruina, la cabeza que ajusta 
feroz esta supervivencia, 
mi cabeza, 
pálida voz al borde de los gritos. 
Porque no hay nueva luz fuera de los entrañas 
que nos abre el dolor 
como el milagro siempre abre las aguas, al aire, 
las nubes en que Dios se peina el rostro. 
Y esta palabra debe seguir siendo 
soledad disparada, 
a quemarropa, 
contra la multitud que se disuelve 
en un ácido esfuerzo, cotidiano y servil, 
pasto de la miseria, 
descalabrada sombra del olvido.

(De “A quemarropa”)


TENGO QUE VOLVER A LEER AL DANTE

“Perded toda esperanza” es lo que pone en el cartel,
pero no para de sonar la puerta.
Entran y salen sin cesar, sin miedo,
como el que nada tiene que perder 
(ni la esperanza)
Tal vez esté el cartel equivocado,
o yo no lo recuerde como estaba en la historia;
es cierto que hace tiempo que dedico mis fuerzas
a otras comedias más mundanas pero no a la divina.
Me fijo bien, uso mis gafas, miro
con toda mi atención. Sé que no me equivoco:
La puerta del infierno es la puerta del mundo.

(De “Pentimento”)



SÍNDROME DEL PULGARCITO

Eché migajas de pan en el camino, y vinieron los pájaros para darse un festín con mi memoria. Luego llené de piedras de colores el sendero del bosque que recorro sin tregua, y alguien las recogió para hacer el mosaico de un templo sin altares. Me abrí las venas y dejé gotas de aliento por el suelo, pero la tierra tuvo sed, no fue visible el rastro de mi sangre. Con furia, hice pedazos mi máscara de siempre y los dejé caer con el dolor de haberme desnudado, pero resulta difícil hallarse entre los restos de mil máscaras. Opté por no dejar ni rastro, huir hacia adelante, perseguir la sospecha de no volver jamás. Algún jirón de sueños se quedó entre las ramas. Y descubrí que estaba andando en círculos, que encontraba mis huellas una vez, otra vez y otra vez siempre. Dejó de preocuparme el porvenir. (De “Siempre tiempo”)


RESTOS DE ALMANAQUE 

A Ana Fernández Mallo

La mitad de los días es resto de almanaque, y el tiempo está cansado de jugar con nosotros, con tu pelo de alcázar que mis manos asedian, con tus ojos de alquimia, con el fuego robado 
que se agita en la bolsa del ladrón y reconforta el crimen, el amor o la vida. Un fuego que la noche pretende sofocar sin conseguirlo. 
El tiempo está aburrido de que no comprendamos su perfil de manzana, de ver como enloquece nuestra sangre en la cinta sin fin que recorremos, en este laberinto de frutal resistencia que gobierna la piel, que hace al dolor ausencia de miradas o besos. 
Pero llueve, aunque la lluvia no lo borra todo siempre llueve, y se almacena un resto de cordura y palabras en el penúltimo suburbio, por las alcantarillas más profundas, detrás de cada tarde con aceras o parques del oeste, con paraguas oscuros y luminosos ojos de autobús circular e infatigable. Ya cerradas las páginas del libro donde siempre se anotan los milagros, escribimos en rojo sobre la miserable cuadrícula del sueño: La mitad de los días es resto de almanaque, la otra mitad, amor que se quedó dormido. 

(De “Restos de almanaque”)



“EPPUR SI MUOVE”

La ropa a veces, mientras duermo, se me marcha a la calle, 
juega en parques lejanos y navega columpios, 
siempre termina en algún bar 
donde a los camareros, anfibios de fatiga, no les importa nada 
que las últimas copas de la noche 
resbalen por un cuello de camisa 
que no lleva cabeza. 
Suelen ser húmedas las calles, 
por eso viene luego mi ropa destemplada, tose por el pasillo, 
y me despierta, 
cuenta extrañas historias de relojes 
acudiendo a su cita con el tiempo de nadie. Casi nunca la entiendo. 
Dice que hay un ilustre papagayo 
que se mira las plumas en el borde afilado de las últimas luces. 
Entre sueños me esfuerzo en regañarla, 
le digo que no es hora de andar con cuentos raros, 
que como tantas veces me quedaré despierto por su culpa.

Ella siempre sonríe 
como un niño más triste y más travieso que la luna 
y se vuelve a dormir 
en el respaldo de una silla.

(De “Crónicas del laberinto)



“…SOBRE LA NIEVE DEL PAPEL
LA FRÁGIL LINTERNA MÁGICA…»

(Ch. Baudelaire. Los Paraísos Artificiales)   

hoy trabajó toda la tarde, 
mejor dicho, dejó pasar las horas 
con las manos encima de la mesa, libros, papeles, 
polvo, 
y un estúpido gesto entre los labios.

Fuera pasaron ángeles de cuero 
sobre motocicletas imposibles, 
las alarmas gastaban el silencio sin que nadie acudiera,
inútilmente, 
el paisaje quedó como un cárdeno toro, 
como el mensaje de una cita en un contestador desenchufado.

La noche cruzó a nado su distancia de sueño
y terminó de dibujar el toro, negro zaino, cornígero de luna.
Los ángeles dejaron que las motos 
brillasen a la puerta de los bares. 
También sonó el teléfono dos veces.

Sin conectar la luz, sigue frente al papel, 
con la vista clavada en el remache 
de una carpeta azul como sus ojos, 
como el cristal de todas las ventanas 
con un televisor tras la cortina. 
Enciende su mechero para fumar el último cigarro 
y por unos instantes 
las hojas le sonríen con un miedo amarillo.
Pero no cambia nada.

Y es que no basta con sentarse delante de la mesa, 
con decirse que hoy tiene que salir 
un poema perfecto.

(De “Historias para tiempos raros”)



ARTE CISORIA

(Con agradecimiento a Enrique de Villena, claro)

Quisiera hacer un verso con filo de cuchillo para cortar el pan. Algo daga de asalto, como el hacha sin culpa de un verdugo que no encontró otro oficio.

No un verso sanguinario sino un verso certero, afilado y agudo para tajar, hender, abrir sin pausa, rajar sin detenerse.

Un verso que en silencio haga trizas el aire, desnude la razón, abra en canal, despiece, penetre sin cesar, hiera lo que hay que herir.

Verso para cortar tan diestro y tan exacto como lo quiso aquel juez de Venecia: “¡una libra de carne! ¡ni una gota de sangre!”

Eficiente navaja que separe las horas, su distancia, el papel donde anidan los versos que son grieta, raspadura, arañazo en la espalda de la vida que se aleja sin tregua.

Un verso como el filo de una hoz con sus hambres de mies y rama seca, curvilínea guadaña puntiaguda. Quiero decir espada para escena de cine (no me digáis que es falso, lo sé, pero ¿quién sabe?)

Verso, cuchilla ciega, para cortar el pan, o la carne, o el tiempo.

(De “Siempre tiempo”)



NO (*)

No hay bandera que valga un sólo muerto.
No hay fe que se sujete con el crimen.
No hay dios que se merezca un sacrificio.
No hay patria que se gane con mentiras.
No hay futuro que viva sobre el miedo. 
No hay tradición que ampare la ignominia.
No hay honor que se lave con la sangre.
No hay razón que requiera la miseria.
No hay paz que se alimente de venganza.
No hay progreso que exija la injusticia.
No hay voz que justifique una mordaza.
No hay justicia que llegue de una herida.
No hay libertad que nazca en la vergüenza.

(De “Pentimento”)

(*) Este poema fue incluido en la antología “Contra el olvido”, editada con ocasión de los atentados del 11 de marzo de 2004, en las estaciones de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia, de Madrid. Se ha utilizado para cortos de vídeo y montajes teatrales.


SI TÚ NO ESTÁS 

(A Andrea Navas)

El Paraíso debe estar vacío.
Si tú no estás, quién va a querer estar.
Sé que andan de tertulia por la puerta,
incluso Dios mira el reloj y fuma
y se hace el remolón hasta que llegues.
Entonces todos entrarán de golpe.

(De “Juego de Damas”) del poemario que obtuvo el Accésit
del Premio Pilar Fernández Labrador.



Ahora en este encuentro 

Cuando la fiesta del señor se acaba 
y empieza la del siervo... 
-quizá tan solo un niño sueña con el mar- 
cuando ya desoladas las botellas ofrecen lo que no pudo 
entrar en las frágiles copas... 

Ahora es cuando entro en la partida, ahora 
es cuando juego mi baza 
y abro mi camisa. 
Ahora, 
cuando la noche vino a encamar al hombre del smoking 
y la señora del collar y el traje supercaro 
es una prostituta, 
ahora que las acciones duermen en la banca 
y el sereno es un búho taciturno. 

Vedme bajar del humo de un cigarro o del perfume 
de un frasco Made in France que se ha quedado 
abierto en la consola. 

Soy un nocturno pájaro sin sueño, me poso en el alero 
de las torres, descubro vuestra noche, 
hago de voceador, me infiltro en vuestro lecho 
y voy dejando negras pesadillas en los párpados, 
en los labios que alguna vez besaron, 
que alguna vez besaron... 
Desde las chimeneas sé lo que os ocurre, 
desde los altos techos de técnica y lujuria 
descubro a las parejas que se aman, 
y a los que no saben qué van a comer cuando despierten. 
Mi carcajada y mi llanto dibujan escalofríos 
en todos los pijamas.

Pienso en mi amor dormido hace algún tiempo,
y en amplios butacones donde vivir no es ningún milagro.
Cuando viene la luz arrojo este cansancio
y enciendo un cigarrillo por el mundo.
Alguien me pide fuego y os puedo asegurar que no lo entiendo.

De "Encuentros" 1972



Como el olvido...

         "Fui donde el Ángel y le dije que me diera el librito. 
         Y me dice: Toma, devóralo; te amargará las entrañas, 
         pero en tu boca será dulce como la miel-." (10.9)

Como el olvido, 
como las lágrimas y el sueño 
que ya no se recuerda. 
Así de amargo 
el libro y cuanto en él se escribe 
con la sangre. 
Igual de amargo que este tiempo 
que pasa como un trueno sobre el mar 
y la tierra, 
sobre la espalda de los hombres. 
Como el dolor que no entendemos, 
como el cansancio de la risa. 
Igual que esta certeza que nos rompe 
la voz y la cintura, 
el recuerdo del barro, 
la nostalgia de haber sido una lágrima fecunda. 
Páginas vegetales que alimentan 
las horas de la tarde, 
cuando todas las cosas 
ponen el corazón en cuarentena. 
Letras amargas como el dorso 
de una mano apoyada 
sobre una puerta que cerró el recuerdo. 

Pero en la boca, 
dulce sospecha de esperanza, 
pie que se acerca por la espalda 
para dejar su beso sobre el cuello. 
Dulce como la sombra 
del verso que jamás escribiremos. 

De "Tiempo de apocalipsis" 
Poesía 1972-2004



Dificultades

                                                                         A Emilio Porta

Lo más difícil es que el corazón 
recorra su distancia sin heridas, 
que el tiempo tenga besos suficientes 
entre las páginas del libro que hace piedra la Historia. 
Lo más difícil es 
que las fotografías rocen sin abrasar 
las horas degolladas, 
acaricien sin daño 
los encajes oscuros de las horas que fueron. 
Lo más difícil es que la rutina sirva para tejer 
una canción de cuna 
que adormezca y abrigue los caballos sin alma del olvido. 
Lo más difícil es que nuestros versos 
rescaten hoy de nuevo la canción más oculta, sin sangrar, 
sin hacer de la vida cotidiana un esperpento. 
El resto es siempre fácil, sucede simplemente.

De "A quemarropa" 1992 
(Accésit del Premio “Rafael Morales” 1992)



El silencio ha crecido y está solo

                   "Cuando el Cordero abrió el séptimo sello, se hizo
                   un silencio en el cielo, como de media hora" (8.1)

Buscaremos la risa de los niños 
y no la encontraremos, 
ese leve chasquido de las hojas 
pisadas en los parques, 
un susurro del sol en nuestro rostro, 
el perfecto latido 
que hace dormir la mano sobre el pecho, 
ese temblor de azúcar y de sangre 
que se esconde en los besos de la sombra. 
Será búsqueda inútil, 
tiempo desvencijado en los oídos. 
Dormirán la canción, 
los gritos de terror y la blasfemia, 
el violín y la flauta, la cuchara, 
el llanto de la mar contra la tarde. 
No sonarán las copas ni el vino de las copas, 
ni el viento en las ventanas, o la lluvia, 
ni la tenue palabra de los enamorados. 
No acudirán las órdenes al rostro 
ni el grito a la garganta. 
Durante el plazo estipulado 
no se oirá al mercader, 
estará mudo el padre de la patria, 
volarán las canciones de cuna y las baladas 
al país de los sueños, 
y todos los relojes 
contarán sin hablar treinta minutos. 

Hasta la voz de Dios cumple el silencio

De "Tiempo de apocalipsis" 
(Poesía 1972-2004)


El tiempo es una ciega locura de campanas...

                                "...Pues el tiempo está próximo." (1.3)

El tiempo es una ciega locura de campanas 
que da vueltas detrás de una sonrisa, 
mientras se ciñe al suelo inerte 
la última paloma. 
Vinimos desde el cobre fecundado 
por semillas de arcángeles azules 
hechos con argamasa de preguntas. 
Y ahora los minutos 
pesan como columnas de granito, 
socavan la razón, 
hacen del miedo un templo, 
embadurnan la vida de liturgia, 
tejen el odio, 
se ríen de nosotros estrellándose 
contra un futuro próximo, 
indecible, 
crepuscular dominio de la nada. 

De "Tiempo de apocalipsis" 
(Poesía 1972-2004)



Freihafen 

                                                                          (Puerto libre) 

En la tarima va creciendo un musgo 
insoportable, 
hiede a promesas rotas, a muertos prematuros, 
hiede la muerte del cobarde 
y la del héroe, 
la muerte de los pobres 
y los ricos, 
del intruso, 
la muerte del que habla de victoria 
y del que piensa que ya está todo hecho. 

Resulta insoportable el olor de los poetas 
cuando mueren. 

Nos mata el compromiso y la abstinencia, 
también nos mata el cálculo y la bruma, 
a veces las promesas. 

Ni me encierro, ni cumplo, ni aseguro, voy con mi voz 
rompiendo y desatando, 
no me olvido 
ni hago juramentos. 
Subo al amor, desciendo, camino por la lágrima del mundo 
y no busco refugio. 

Haced brotar del corazón la sangre de la duda 
y besaré vuestro labio, seré vuestro. 
No me busquéis en el ruido ni en las armas, no me llaméis 
al número ni al odio, 
buscadme en las oscuras pendientes del silencio, 
entre los largos colmillos de la sombra. 

No tengo más ardor que esta fuerza que sube a la garganta. 
Escucho vuestro canto, 
lo aprendo, 
lo multiplico, 
lo hago girar, 
coloco estrellas grises en vuestros melodiosos instrumentos. 

Yo canto a vuestro lado y más 
cuando estoy solo. 
Se me olvida reír 
pero lloro como una plañidera y como un loco, 
lloro por la justicia muerta en los estantes, 
lloro por la miseria 
y doy mis manos, 
llevaos el corazón también, y la cabeza, 
llevaos unos versos o el presupuesto del mes para la pena. 

En la tarima vamos trabajando infatigables, 
cada cual es un cosmos para empezar la lucha 
por la vida, 
para dejar que el viento lleve el hedor a las estrellas, 
-limpios así de la carroña 
y altos de penumbra-

Somos un infinito alarido por la espera. 

De "Encuentros" 1972 
(Accésit del Premio Adonais, 1972)



Igual, igual

Como el insecto que ignora que lo es y se esfuerza por cumplir la tarea con su estirpe. 

Como las puertas que no saben si fueron colocadas para entrar o salir. “Perded toda esperanza” “prohibido el paso” 
o “entren sin llamar” y otras mentiras, pone siempre. 

Como la tarde, ahíta de suspiros, que imita en el color a la mañana pero le es imposible reproducir su olor o su futuro. 

Como el rompecabezas, todo temblor y miedo, que odia su última pieza cuando se le aproxima para dejarlo quieto e inservible. 

Como la taza de café vacía, que llora con amargo recuerdo su aroma de suicida y el sabor de los labios. 

No sé si así es la vida 
pero el poema se parece mucho. 

De "Todo es papel" 2002
Accésit del Premio Ciudad de Torrevieja, 2002 



Mercado de las ventas 

Nada como las bolsas de plástico y de mimbre 
flotando a media altura en el mercado, 
bajo las manos de mujeres fuertes, 
sobre pequeños carros donde un mundo cabe, 
siempre dejando ver algún tallo de acelga, 
una barra de pan o unas cebollas. 

Es este un circo de alma insospechada: 
el alboroto del frutero, 
el perfume a embutido, a papel de envolver, 
y la risa del tonto 
que ayuda con las cajas de verdura. 
El carnicero está de buen humor. 
¡La mujer del pescado es tan hermosa! 

No hay color en el mundo 
como el que tiene un puesto de frutas apiladas, 
un color oloroso de piel acariciable y fresca. 
¡Hay tanta gente aquí, tanto alboroto! 
-¿Quién da la vez?- repite el eco, 
mientras un universo multicolor, sin tregua, 
sofocante, 
desfila siempre igual, distinto siempre, 
junto al escaparate de aceitunas. 
Se vocea el pimiento con eróticos gritos 
y cómplices sonrisas, 
interrogan al ojo del besugo, 
miran en el profundo corazón 
de la lechuga, 
se palpa la manzana. 

Es este el paraíso reencontrado. 
A las diez de la noche 
ángeles de amoniaco lo dejarán a oscuras, en silencio. 

Pero antes de que llegue la limpieza 
tenaz y redentora, 
aunque el suelo esté sucio y maloliente, 
el aire es de limones, de laurel o canela, 
de verde perejil, gamba roja, café, 
queso manchego, 
vida. 
Siempre se ve un cangrejo fugitivo 
que busca un niño al que asustar 
y lo consigue. 

De "Historia para tiempos raros"
(Premio Bahía 1994)



Nota VII- Algunos de los poetas se echaron a la calle...

Algunos de los poetas se echaron a la calle, invadieron los parques y engañaron con versos y con pan a las palomas. 
Se establecieron silenciosos en todas las esquinas, allí donde se acaban los oficios diarios y la melancolía 
se apodera de las manos, del dorso de la mano sobre todo, del perfil de la boca. 
Era muy fácil confundirlos con el escaparate de una papelería «liquidación por cambio de negocio», con la vieja casa 
siempre en obras, de la que huye el corazón en cuanto puede, convertido en un mueble desgastado, en un espejo 
ya irrecuperable para risa de niña, o en un par de zapatos que olvidaron correr antes del tiempo de la muerte. 
Pasaban desmayados por un resto de luz, por la veta del mármol, bajo la marquesina dibujada sobre la que se refugiaron, 
hartas de engaño y tristes, las palomas. 
Siguieron en la calle hasta que el nuevo día los convirtió en un cierre de persiana. 

De "Historia para tiempos raros"
(Premio Bahía 1994)



¿Qué diablos escribo yo en la agenda?

Me levanté por la mañana, 
la fecha es lo de menos, 
dispuesto a ser vulgar, como se debe, 
pero no funcionaba la rutina. 
Alguien debió quitar los plomos de la mediocridad 
o a Dios se le olvidó que era jornada de trabajo. 
Estaban mal cerrados, goteaban 
los grifos de la noche. 
Una tremenda multitud de gatos 
desfiló, parda y seria, delante de mi ombligo, 
supo a cuero el café, 
el pan saltó del tostador a un agujero negro, 
y al salir por la puerta 
me encontré una escalera caprichosa, 
sólo tenía un escalón de cada 
cua- 
tro. 
Hice de Indiana Jones y, como pude, 
conseguí aterrizar en el portal, salí a la calle. 
Seguía sin saberse nada nuevo del día. 
Estaba abierto el quiosco de la Luna 
y atrapé dos periódicos al vuelo, 
sus hojas de lechuga y de palmera, en chino mandarín, 
contaban los sucesos del último milenio: 

            "Guillermo Tell asesinó a su hijo, 
            la flecha dio en el ojo derecho limpiamente 
            y dos fotos redondas, de manzana exclusiva, 
            ilustran el suceso" 
            "Colón descubrió América en un rapto 
            de locura y sabinas, 
            y la Venus de Milo fue sorprendida un siglo de estos 
            acariciando con pasión, 
            es un decir, 
            a los siete enanitos y al último mohicano" 
            "Todo ha pasado ya, la Historia se repite, 
            y ahora los bancos dan un interés de porcelana de Limoges 
            a quien encuentre un trébol 
            con hojas comestibles y un reloj en el tallo" 

Cierro el periódico y lo cuelgo 
en la oreja 
de una cariátide gomosa 
que se rasca las nalgas con la ilustre fachada 
de un estanco. 
Mientras los girasoles proponen una huelga 
contra un sol que no quiere dar la cara, 
yo me siento en el filo de un libro de cocina, 
balanceo los pies sobre la eternidad 
y echo recetas a los pájaros. 

Vaya una forma idiota de perderme otro día.

De "Restos de almanaque" 1993
(Premio Blas de Otero, 1993)



Razón de escribir

                                                      A Juan Van-Halen 

Escribir para un tiempo 
en el que no estaremos para nadie, 
y en el más favorable de los casos 
seremos una máscara de polvo 
maquillando los libros de alguna estantería. 

Escribir para un siglo, si es que llega, 
menos oscuro y torpe que este siglo. 
Dejar impresa la memoria: 
papel, disquetes, vidrio, cerámica esmaltada, 
ámbar, cuarzo o moléculas de gas. 

Hacer que las palabras naveguen al futuro 
como si fuesen barcos de papel 
que sobrevivan hoy a su naufragio. 

Escribir por si alguien, algún día, 
tiene un dolor de corazón idéntico 
o sufre una alegría semejante. 

De "Siempre tiempo" 
(Premio Juan Alcaide 1996) 



Restos de almanaque 

                                                 A Ana Fernández Mallo 

La mitad de los días es resto de almanaque, 
y el tiempo está cansado 
de jugar con nosotros, con tu pelo de alcázar 
que mis manos asedian, 
con tus ojos de alquimia, 
con el fuego robado 
que se agita en la bolsa del ladrón 
y reconforta el crimen, el amor o la vida. 
Un fuego que la noche pretende sofocar 
sin conseguirlo. 

El tiempo está aburrido 
de que no comprendamos su perfil de manzana, 
de ver como enloquece nuestra sangre 
en la cinta sin fin que recorremos, 
en este laberinto de frutal resistencia 
que gobierna la piel, 
que hace al dolor ausencia de miradas o besos. 

Pero llueve, 
aunque la lluvia no lo borra todo 
siempre llueve, 
y se almacena un resto de cordura y palabras 
en el penúltimo suburbio, 
por las alcantarillas más profundas, 
detrás de cada tarde con aceras o parques del oeste, 
con paraguas oscuros 
y luminosos ojos de autobús circular e infatigable. 

Ya cerradas las páginas del libro 
donde siempre se anotan los milagros, 
escribimos en rojo 
sobre la miserable cuadrícula del sueño: 

La mitad de los días es resto de almanaque, 
la otra mitad, amor que se quedó dormido. 

De "Restos de almanaque" 1993
(Premio Blas de Otero, 1993) 



Tercera crónica del guardián 

                                                                     (El Hechicero) 

      "...Ma se senza ingiuria vostra io potessi fruirlo, rendetevi certo 
 che saria in me quella letizia ch'essere in alcun uomo sia possibile." (1) 
                                      (Ludovico Ariosto, Il Negromante) 

El hechicero acaba su tarea, 
acaricia su barba satisfecho 
y sus labios se curvan en lánguida sonrisa 
-la que debe tener todo alquimista que aprecie su trabajo-. 
La luna se despide como un guiño 
de los últimos juegos de la noche. 
La lechuza es un bus que aún lleva luces 
y susurra un final, como Louis Armstrong, de Jazz expresionista. 

Recoge los papeles, guarda todas las fórmulas en verso 
tras el aparador de palisandro 
mientras un gato insomne y circunspecto, 
con el lomo de azúcar y de miel, afirma silencioso 
que él ya lo sabe todo 
Va tapando los frasco uno a uno, 
los matraces de esencia, 
las redomas con uña de lagarto y ese polvo amarillo de mandrágora 
que hace azules los sueños. 

El horizonte empieza a recitar 
una canción de cuna para la espalda de la noche. 
Es hora de acabar los sortilegios, 
que descanse el mercurio en su probeta y el ala de murciélago en el aire. 
Los Rollings sustituyen al Cármina Burana. 

El hechicero cuelga el mandilón, 
se cambia de zapatos, deja su gorro frigio en un estante, 
anuda su corbata de seda milanesa, 
y se va a la oficina como todos los días. 

(1) "...Pero si yo pudiera disfrutarlo sin ofenderos, estad seguros de 
que sería dueño de la mayor alegría que hombre alguno pueda poseer." 
                                                                  (Ludovico Ariosto, Il Negromante)

De "Crónicas del laberinto" 1991  
(Premio Feria del Libro de Madrid, 1991)



Tratado de los gestos 

                                                                                                                                                        A Soledad Serrano 
                                       que creyó en este poema antes que yo. 

Algunos gestos son arrojadizos, están llenos de furia, listos para que el aire se ilumine y sepa la distancia, 
la infinita distancia miserable que separa a los hombres de la vida. 

Otros son aún más rápidos, una ráfaga, un brillo, un chasquido de luz. Son para confianza de la piel, para que 
no se nos olvide la caricia más tenue. 

Muchos parecen sin sentido pero tienen misterios en la manga, secretos incurables, decididas nostalgias, 
horror a la distancia que los niegue o devore. 
La mayoría de los gestos no son más que sustancia de abandono, impecable blancura, milagro inusitado, 
carne sola, manera de existir. 

Tened a mano siempre vuestro gesto, que lleve nombre o contraseña. No lo perdáis de vista por si os es necesario 
para pensar, amar, decir quién sois; para reconoceros, entregaros, ocupar vuestro puesto en la escena del mundo. 

Así reposa el índice en los labios, artesa de los besos y el silencio, así damos la espalda no entregada, la espalda 
en que nos vamos, dócil gesto de adiós o sígueme. 
Así se tiran dados por la mesa, con un leve desorden de las uñas, tras haberlos mimado entre los dedos: "¡Allí, allí!" 
cantan luego los dados. Y el gesto se hace ajeno aunque fue nuestro. 

Así se arroja el guante o la toalla, soberbio desafío o rendición, campo de hierba y sangre, cuadrilátero hermético 
de cuerdas, de pasión y de gritos, lugar de amor o espacio de locura. 
Así nos despedimos frotando la distancia con la mano, desafiamos al espejo con los dientes o entornamos los ojos 
para ver más hondo. 

Encogerse de hombros es todo un recital de ergonomía. 

Así son tantos gestos que hacen alta la vida. 
Llevar la mano al pelo y retirarlo para que no sofoque la tristeza ni 
oculte los deseos, mirar sin ver la hora del reloj, que puede ser la nuestra algunas veces, acurrucar los dedos sudorosos 
ocultos en el alma del bolsillo, mirar al fondo de metal o vidrio, cuando en el ascensor gime el silencio. 

Unos gestos ayudan, otros duelen, aquéllos dejan ácida la boca, éstos los ojos tristes, la memoria tensa. 
Los hay que alegran y los hay terribles. A veces todo al mismo tiempo, como un beso tirado en el vacío, o un dedo que se agita reclamando, riñendo, dueño de aviso siempre, amenazante o protector. 

Tender la mano a un niño, "ten cuidado", para que logre cruzar la vida 
o la calzada con nuestra palma en vilo y nuestro miedo. 

Humedecer los labios, ¡oh, esa alquimia que siempre alimentó el deseo! Girar el cuello a la sartén que nos reclama 
mientras se bate un huevo en la cocina. 

Ir pasando las páginas de un libro, sin leer, sin saber cómo; suspirar levemente cuando empieza la turbia carretera su canción, madrugado sopor, tedio, noticias. 
Puño o mano tendida, caricia o bofetada, movimiento o quietud, insinuación u olvido. 
Los gestos son lo que sujeta el mundo. 

Toser antes de hablar, quitarse un hilo de la ropa y hacer con él planetas, frotar donde las gafas estuvieron, 
teclear con los dedos el volante, la mesa, la rodilla impaciente. 
Comprobar el botón agonizante, devolver la mirada de reojo con oficio aprendido en antiguas películas. 
Todo mientras se afloja la corbata o devolvemos al lugar perfecto la hombrera de un vestido. 

Los gestos son sin duda lo que sujeta el mundo.

De "Todo es papel" 2002
Accésit del Premio Ciudad de Torrevieja, 2002 



Una niña de azul con un plumier de pino 

Ha muerto en Conde Duque 
una niña de azul con un plumier de pino. 
Es una vieja estúpida la noche de Madrid, una mueca sin dientes que recuesta su rictus de sonrisa en las aceras. 
A lo lejos, 
detrás de tanta fiebre de tejados, 
hay un jardín con úlceras, con hambre, que golpea el perfume de café, 
la tos de una muñeca 
que se perdió en el fondo de la tarde. Jeringuilla de plástico y mentiras. 

Me subo el cuello del abrigo, 
no hay nada que decir, poco que hacer. Fatiga. 
Pasa un ruido descalzo de autobuses 
que dibuja la sangre para fotografías de turismo. 
Cerca quizás, para qué buscar lejos, hay alguien que se gana la piel tostada y limpia 
con el pálido labio 
de esta niña sin horas que cambiaba sus sueños por un grito en el brazo. 

Me detengo a buscar por los bolsillo cualquier cosa, 
un poco de tabaco, calor para las uñas, 
refugio contra el miedo, 
y esas muchachas tímidas pasan corriendo como siempre, 
novias tontas que han de llegar a casa sin mirar las paredes don-de todo se vende con rápida sonrisa. 
Calle de la Princesa, veloz la luz, el aire, el agua que mañana llegará hasta la plaza. 
Pero la niña azul no corre.

De "Crónicas del laberinto" 1991 
(Premio Feria del Libro de Madrid, 1991)



Ven, amigo 

Ven, amigo, 
voy a darte un lugar. 
Acércate, 
dentro de este cajón están tus huesos, 
semilla de un mañana que no te corresponde. 
No serán ni tu flor, 
ni tu árbol nuevo, 
ni siquiera el vacío de tu nombre, 
               -Dime cómo te llamas 
               para olvidarlo luego-. 
Hoy es fácil sentir lo que no somos, 
andar donde no vamos, 
decir lo que después vendrán a desmentirnos. 
Ya no somos ni un número siquiera, 
ni un signo, 
somos algún desecho inevitable de lo que un hombre fue 
alguna vez 
o podrá ser. Tus huesos y los míos están juntos, 
todos los huesos del hombre están uncidos 
y hay un cordel 
inmenso 
tejiendo el esqueleto compacto de la sombra. 
                -Dime cómo te llamas 
                para olvidarlo luego-. 
Yo te diré mi nombre si aún puedo acordarme. 
Ven amigo, 
hay que buscarse un lugar... 

De "Encuentros" 1972 
(Accésit del Premio Adonais, 1972)



Viajeros al tren...

Desesperada y gris, un poco loca, 
se dispuso a viajar conmigo al fin del mundo. 
-Eso está lejos -dije-, 
mejor nos vamos hasta el parque, 
patatas fritas y cerveza, sol, 
para qué más. 
Pero ella siguió haciendo el equipaje. 
Cientos de cachivaches, zapatos y pañuelos, 
una florete de esgrima (me sigo preguntando para qué) 
guantes, perfume, rulos, crucigramas; 
y tuve que trepar a las maletas para que se cerrasen. 
-¡Vámonos! tengo ya los billetes del tren. 
Era la dueña del asunto. 

Se sentó en el asiento junto a la ventanilla, 
apoyó la cabeza, 
y vi el reflejo de su rostro: 
tenía una sonrisa de las que no dejan salida. 
-Voy un momento a por tabaco -dije. 
Seguía ensimismada. 

Sus ojos se agrandaron a lo lejos, 
cuando le dije adiós desde el andén. 
Ni ella ni las maletas regresaron jamás.

De "Juego de damas" 2005




De "Sin noticias de Gato de Ursaria" 2004

Proemio

Sobre el incierto origen de Gato de Ursaria. 

Gato de Ursaria, como indica su nombre, nació en la casi legendaria 
ciudad de Ursaria; antigua "tierra de osos" en la que ya no quedan osos. 
Puede que Gato no fuera su auténtico nombre, pero él quiso olvidar los otros que le impusieron y quedarse 
con el que eligió. También su tierra natal fue sucesivamente llamada de otros modos. 
Procedía de una estirpe indolente y caprichosa, llena de fantasías y mentiras, dada a oficios sin futuro, 
de mucho trabajo y poca ganancia, y al uso de amuletos. 
Vivió tan insatisfecho de sí mismo como cualquiera y tan aburrido de todo como de sí mismo, así que desde muy joven 
se hizo a desayunar asombro cada día, almorzar extrañeza y cenar hastío. 
En su árbol genealógico había una lavandera deshonrada por un noble, varios rebeldes perseguidos y hasta un plumífero 
insigne pero de lengua larga y venenosa. 
De niño le educaron frailes, luego herejes y nuevamente eclesiásticos. Entró en contacto con sectas poderosas, 
pero nunca se integró. Pasó, como tantos, su etapa de persecución inquisitorial, pero eso sólo consiguió acrecentar el tedio 
y la misantropía que ya mostraba desde niño. 

Durante años vagabundeó en un carromato de farsa, disfrazado de cómico ambulante, luego obtuvo efímeras y falaces 
sinecuras en la corte, que le hicieron -aún más- ajeno a las gentes y a sí mismo. 
Despilfarró su inteligencia porque nunca consiguió otra posesión o herencia que despilfarrar. 
Cuentan que fue discreto en el amor y en la guerra; así que unos le tacharon de cobarde y otros de aguerrido: 
Ni unos ni otros tendrán razón. 
Hace tiempo que no hay noticias suyas fidedignas. Unos dicen que cambió de nombre y volvió a la farándula, 
otros que se ocultó en un monasterio; y hasta asegura alguno que le han visto en las calles de su vieja ciudad, 
contando historias antiguas a quien quiera escucharle, a cambio de unas monedas. 
La mayoría le da por muerto. 

De él sólo conservamos estos papeles que aparecieron en una casa abandonada, al fondo de un desvencijado 
cajón de la cocina -dicen que le gustaba cocinar-. Están escritos por alguien que le conoció, o quizás por él mismo, 
o ambas cosas, aunque nunca lo sabremos con certeza.

De "Sin noticias de Gato de Ursaria" 2004
(Premio Emilio Alarcos de poesía del Principado de Asturias 2004)

*

1. Gato de Ursaria, el indolente 

Hacer, hacer, hacer... Gato de Ursaria 
decidió que era tiempo de no hacer. 
Mientras sus convecinos se afanaban 
en subir o bajar 
muebles, 
asuntos, 
precios, 
escaleras; 
cambiar todo de sitio sin descanso: 
objetos, esperanza, amor o ropa, 
agitándose siempre, 
nerviosos, 
obstinados, 
imparables, 
Gato de Ursaria, el indolente, 
se refugió a la sombra de un tejo centenario 
(sabido es que esa oscuridad callada 
es dulce y venenosa como un beso 
y otorga a algunos hombres la locura 
de conocer el nombre de las cosas) 

Sintió los mágicos efectos 
de aquella sombra única 
pero no quiso pronunciar palabra.

De "Sin noticias de Gato de Ursaria" 2004
(Premio Emilio Alarcos de poesía del Principado de Asturias 2004)



2. Gato de Ursaria muestra su desaliento 

Quiero dejar constancia de estas horas, cedidas al embrujo de la alquimia, perdidas entre frascos y papeles, 
libros, polvo, colores que ya no pueden más, fracasos y silencios buscando una salida razonable. 

Pero en el fondo no quisiera dejar constancia ni incitar recuerdo -dura contradicción es mi deseo-. 

Si me entregué al conjuro y a la búsqueda, de qué le sirve a nadie. 

Si mi existencia se hizo turbia, imprecisa, somnolienta; si rebosó la mesa de papeles, matraces y morteros: 
todo sin concluir, todo sin dar sentido, sin hallar respuesta, de qué vale insistir en que se sepa. 

Si hasta la luz agonizó en mi estancia, se reclinó en el polvo de los libros, y acusó a los rincones de urdir patrañas 
en la sombra, a quién va a interesar que yo lo diga. 

¿Dejar memoria o convocar olvido? 

Ojalá lo supiera.

De "Sin noticias de Gato de Ursaria" 2004
(Premio Emilio Alarcos de poesía del Principado de Asturias 2004)



3. Carta de Gato a uno de sus amores 

Hice añicos la luna del espejo. 
Ya no podía resistir más su respuesta miserable. 
Cada vez que buscaba en su interior, 
yo desaparecía, estabas tú. 
Me decías: 
“¡Qué viejo estás! ¿no te das cuenta?” 

Recogí los cristales diminutos, 
teñidos con la sangre de mis manos. 
Te los hice llegar envueltos en papel de celofán. 
No acusaste recibo, pero 
jamás podrás decir que no te regalé la Luna. 

De "Sin noticias de Gato de Ursaria" 2004
(Premio Emilio Alarcos de poesía del Principado de Asturias 2004)




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