miércoles, 19 de enero de 2011

2852.- MIGUEL ÁNGEL RINCÓN PEÑA



Miguel Ángel Rincón Peña nació una noche de noviembre de 1977 en Ronda (Málaga), actualmente reside en Prado del Rey (Sierra de Cádiz). Desde muy temprana edad comienza su interés por la cultura, concretamente por la música y la poesía. A partir de entonces investiga, escucha y lee a los grandes.

Desde el año 2000 viene publicando artículos y poemas para varias revistas, tanto impresas como digitales. En la primavera de 2003 publica su primer libro llamado “La Tormenta”. En 2004 colabora en una antología poética llamada "Voces del pueblo". En el verano de 2005 realizó una exposición de poemas visuales. En septiembre de 2006 se publica “Elucubraciones de un superviviente” su segundo trabajo literario editado por Castellarte, SL. En abril de 2008 sale a la luz su tercer poemario bajo el nombre genérico de "Espacios compartidos" (Tiempo de Cerezas. Ediciones). Su último libro editado es "Poemas en el equipaje" (Castellarte, SL) en diciembre de 2009. También colabora asiduamente en varias emisoras de radio con secciones culturales. Es miembro del colectivo cultural El fuego de la utopía y forma parte del colectivo Poetas del Mundo y de la Red Mundial de Escritores. Actualmente dirige el portal Miguelangelrincon.com y miguelangelrincon.blogspot.com

Para primeros del 2011, participará junto a Rosario Troncoso, Sandra Rubio y Alejandro Holgado en la antología de poesía erótica "La pequeña muerte", un libro que editará El fuego de la utopía.

Colaborador en: Revista cultural "La Tapa" (Tenerife), Revista Digital "El Recreo", Revista Digital "Ciudadanos", Revista "Viejo Blues", Revista "Misterios" (Huelva), Poesiasalvaje.org, Periódico comarcal "Noticias Locales", Radio Guadalete (sierra de Cádiz), Programa de radio "El Sótano Sellado" (Alicante), Revista Cultural "El Diván" (Prado del Rey), Anuario "Noticiero Pradense", Revista "El Batracio Amarillo" (Granada), Revista literaria Remolinos,...

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El equipaje

Siempre pensé
que nunca tendría equipaje,
que sería libre como el viento,
y ya me veis,
cargado con esta maleta
raída por el tiempo.

Será que lo que uno
sueña en la niñez
es sólo fantasía,
ensoñaciones tejidas
con la inocencia
que nos da la infancia.

Hay quién soñó
con ser futbolista algún día,
yo soñé con alcanzar la Luna,
y ya me veis,
juntando letras
en lugares mal iluminados.

Y ahora, a mitad de camino
abro esta maleta
y me rencuentro
con libros viejos de poesía,
con algún disco de Rock & Roll
y con tus besos…

Del libro "Poemas en el equipaje"
(Castellarte, 2009)






Buzón de voz

No sé ni a qué hora
me fui a la cama anoche,
sólo recuerdo que me dejé caer
lentamente sobre ella.

Tampoco sé cómo desperté
derribado en el suelo,
sobre la alfombra roja
de mi desesperación.

Pobre cabeza la mía
que da mil vueltas sobre sí misma
aumentando, más si cabe,
la fatiga de mi corazón.

Llevo ya dos horas llamándote
al móvil, bebiendo cerveza
y pensando qué le voy a decir
a tu buzón de voz para impresionarte.

Del libro "Poemas en el equipaje"
(Castellarte, 2009)






Mientras tú duermes

Mirándote despacio,
con esta media luz,
tu cuerpo es un barco anclado
en los muelles de la noche.

Nada hay más bello
en este preciso instante
que tu cuerpo desnudo
tendido sobre las sábanas.

La luz de la Luna llena
entra en la habitación
iluminando tus pechos
callados, serenos, suaves.

Mis ojos son manos
que te recorren en silencio
y acaricio lentamente tu piel
mientras tú duermes.

Del libro "Poemas en el equipaje"
(Castellarte, 2009)







Romance de Sol y Luna

El Sol orienta mis pasos
hacia tierras sin perdón,
muriendo en aquel ocaso
de tristeza y desamor…

Fue la Luna quien de estrellas
el firmamento sembró,
y también quién con cuchillos
mi corazón apuñaló.

Cuentan que el Sol de noche
a la Luna quiere mirar
y por más que mira y mira
verla no podrá jamás.

Y yo, pobre cautivo
cansado ya de soñar,
esta noche no he dormido
contando las olas del mar.

Del libro "La Tormenta"
(Ayto. Prado del Rey, 2003)







Siempre es octubre

Ya es octubre una vez más,
siempre es octubre
cuando las nubes
juegan sobre el mar
y las muchachas
pasean por la orilla
remangándose sus faldas,
siempre es octubre en sus ojos,
siempre.

Siempre es octubre
a las seis de la tarde,
mirando las olas
cuando a penas
queda ya un rayo de Sol
y las gaviotas se dejan llevar
por el viento,
siempre es octubre…
siempre.

Cuando en la playa
no se busca el baño
sino observar el horizonte
en armonía, a gusto
con la propia soledad,
cuando las sombras
son alargadas y tenues
siempre es octubre…
siempre.

Siempre es octubre
en nuestros corazones.

Del libro "Espacios compartidos"
(Tiempo de cerezas, 2008)






Ataques suicidas

Me besaste mientras en la pantalla
la Hepburn cantaba sentada en la ventana.
¡Qué tarde aquella!

Días que sabían a mosto barato
y olían a sábanas blancas y húmedas.
Amores clandestinos.

Y contábamos las hojas que caían,
desnudos por el parque, a solas.
Como dos locos de atar.

En los bares de las contrariedades
bebimos y gritamos hasta desfallecer.
Noches de miel.

Noches de alquitrán en las suelas
y de escarcha muda en los jadeantes ojos.
La luz y la sombra.

Estaban en guerra tu día y mi noche
tu espalda y mi lengua, tu Sol y mi Luna.
Ataques suicidas.

Creo que sonaba Silvio en el ambiente
cuando depuse mis maltrechas armas al amanecer.
Bandera blanca.

Y nos volvimos a besar a media tarde
mientras el mundo se destrozaba y marchitaba.
¡Qué tarde aquella!


Del libro "Espacios compartidos"
(Tiempo de cerezas, 2008)





Vida

A veces, hay días que no quiero levantarme
porque sé lo que me espera, porque sé como está el mundo.
Hay mañanas que me quedaría todo el día en la cama,
en silencio y en la más absoluta oscuridad.

Es la mejor manera de protegerme de la rutina
de hacer oídos sordos a aquellos que sólo gritan,
es la mejor excusa para pensar tranquilamente
sobre en qué se ha ido convirtiendo la vida.

Vida que me nubla la vista con sus destellos
vida que me recuerda que sigo existiendo
vida que nos quita más de lo que nos da
vida que más que vida ésta es un tormento.

Vida con código de barras y fecha de caducidad
vida aliada de la soledad y del desconsuelo
vida minada por la contaminación de las horas,
de los días y de los irrepetibles años que han de llegar.

Del libro "Espacios compartidos"
(Tiempo de cerezas, 2008)







Elucubraciones de un superviviente

El paso del tiempo hace mover nuestro mundo,
hace que lo que ayer era semilla, sea hoy flor
que lo que ayer era una idea, hoy sea canción.

El transcurrir de la vida hace que todo evolucione,
que lo que hoy es sueño, sea mañana realidad,
hace que lo que hoy es un río, mañana sea un mar.

El maratón de la existencia inventa futuros improbables.
Quién sabe dónde terminarán mis huesos al amanecer,
quién sabe en qué lugares esperaré al anochecer…

La vereda de nuestra vida se va estrechando lentamente
casi sin darnos cuenta nacemos, crecemos, sin saber
que la añorada inmortalidad era cosa de la niñez.

Y aún hay gente que lucha a diario para existir,
portando banderas que el tiempo ha de barrer,
guiando sus vidas por la maraña del tropel.

Existe gente capaz de aguantar el chaparrón diario
que exige la subsistencia cuando no hay nada más,
cuando el amor es un desamor prolongado al más allá.

El rechinar de nuestros huesos nos hace pararnos y pensar
en cuestiones que hasta ahora nunca se nos habían ocurrido,
cosas que antes, nuestra incipiente juventud relegó al olvido.

Ya va siendo hora de aparcar la vida por un momento
y descender del tren a mirar la vía, a observar el fin.
Porque la vida, es agonizar y aprender lentamente a morir.

Del libro "Elucubraciones de un superviviente"
(Castellarte, 2006)







Naufragio

Ojalá me condenasen a ver tus ojos a diario,
a sentir tu boca a cada instante de mi vida.
Ojalá me castigasen eternamente a quererte,
a recluirme en tu pecho y en tus manos.
Ojalá este cosquilleo que siento dentro de mí,
este hormigueo que hace que sólo piense en ti
siguiera perennemente hasta el fin de mis días
y que la lluvia que hoy cae, sea testigo silencioso.

Ojalá me condenaran a pernoctar en tu corazón,
a habitar en las entrañas de tus fantasías,
a descansar en el recodo que tu espalda deja.
Ojalá todos los versos que esta noche escriba
se conviertan en canción, en lamento y en saliva,
en viento y en hoja, en olas que vuelven al mar,
en mares que devuelven a la arena, los restos
del naufragio que supuso nuestra existencia.

Del libro "Elucubraciones de un superviviente"

(Castellarte, 2006)

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