viernes, 27 de agosto de 2010

691.- ESPERANZA MEDINA MARTÍNEZ


Esperanza Medina Martínez, escritora nacida en Avilés (Asturias) en 1964.
Licenciada en Filología Hispánica y diplomada en Magisterio por la Universidad de Oviedo (capital de Asturias), es autora de libros de poemas como Escrito con la a... (2007), con el que ganó el premio de poesía «Ana del Valle» ex aequo en 2006, Epadaniplosis (o la metáfora de lo irremediable) (Dolmen Books, 2008) o Armadura de azúcar (Dolmen, 2010).





POEMAS DEL LIBRO "ARMADURA DE AZÚCAR"
(Dolmen Editorial. Palma de Mallorca 2010)



XXI.

Tráeme un hilo de seda,
delgado y transparente,
enhebrado en la aguja del olvido.

Haz que sea invisible,
no es bueno que se noten las puntadas.
Dame una hebra muy fina,
que no dañe al coser el alma herida.

Busca adornos de flores,
sonrisas y esperanzas,
que cubran cicatrices y zurcidos.

Tráeme un hilo… cualquiera,
urge coser los trozos
que me quedan.





EL ENUNCIADO

El tiempo que me miras
es inversamente proporcional
a la intensidad con que te espero.

Si sustraemos
las horas al cuadrado de mis días
de los segundos de adicción
que tú me ofreces
nos queda un resultado negativo
que hace que mi vida se aproxime
al conjunto vacío

¿tienes la solución a este conflicto?



FONDO DE ARMARIO

Sandalias,
traje nuevo,
un pensamiento alegre,
un imposible
oculto en el armario,
apolillando
los átomos de duelo,
las partículas
de esfuerzo innecesario
cuando quisimos ser lo que otros fueron.

Un pensamiento propio,
un paso sólo nuestro,
a veces a compás,
a veces alocado o descompuesto,
una arruga,
un deseo robado al subconsciente,
un beso que nos damos,
una sonrisa que nos merecemos,
un sombrero estrambótico que hace
que pongamos el mundo por sombrero,
un color llamativo
que ensordece
las luces donde quieren que esperemos.

El amor,
con fonemas que no entienden
de orden ni concierto,
se expanden, se separan, aterrizan
envolviéndonos juntos en un juego
que crece y se propaga
en proporción a cuánto lo ofrecemos.

No caben decepciones,
las baldas
están abarrotadas de lo que más queremos.
Un nombre -nuestro nombre-
en el primer estante,
y luego, en cada percha,
todos los nombres que nos quepan dentro.




*****





Mientras tú te paseas por la orilla
yo le echo sal al agua,
que no sepas que el mar se está muriendo,
que se vuelven insípidas las ganas.

Mientras duermes al sol sobre la arena
yo le echo azul al agua,
que no descubras nunca que incolora
va y viene gastando las palabras.

Mientras sueñas lejanos horizontes
yo arreglo la toalla,
que si el viento te obligara a girarte
tropieces con mis ojos en la playa.





NO SOY ORIGINAL

Trazo sobre tu cuerpo
con besos las palabras que otros labios
pronuncian a diario, sin misterios.
No soy original
(ni lo pretendo).

Tus desnudos, silencios,
me envuelven como ráfagas de mar
que arrasan desbocadas y aturdidas
todo lo que poseo
-penetran tierra adentro-
No soy original
(ni lo pretendo)

Invento
mil y un vidas gozosas, imposibles,
que liberen mi ahora, prosaico y embustero.
Tú estás en todas ellas…
No soy original.

Ni lo pretendo






Saliva,
que recorre las calles sedienta y vulnerable,
que alimenta mi voz,
que borra mis palabras
como el dedo cruel del desconcierto.

Saliva.
Va
de tus labios a mi alma
vivificando arrugas, sentimientos…





Espero una palabra de tu boca,
una palabra cálida, envolvente,
que ascienda con la risa,
que gire y me enmadeje,
que se estire, me esconda y me descubra,
que adelgace tu voz,
y haga que un hilo, indestructible y frágil,
me alcance a mi, truncando la distancia.

Espero una palabra de tu boca,
sin los sonidos que la distorsionen,
muda de todo lo que la distraiga
de llegar,
certera y codiciosa,
hasta las puertas mismas de mi boca…






CARTA ABIERTA

Dime que me calle
y yo,
que no pretendo otra cosa que tus ojos
enmudeceré dócil,
olvidaré los signos de las letras,
esconderé los lápices,
dedicaré mis manos a tareas
finitas, cotidianas…

Pero dime que vuele y te recree,
que preñe la palabra
de susurros, cosquillas, sensaciones…
de promesas, de lágrimas,
y dejaré
vacía mi despensa,
solitaria mi casa,
para que quepan dentro, sonrientes,
los nombres de los hombres
a los que nadie llama.

No sé cómo nombrarte,
pero sé que me escuchas,
que me hablas…
(situado justo frente a estas palabras).






POEMAS DEL LIBRO: ESCRITO CON LA A...


Llegó la vida,
dando un rodeo,
y un empujón,
y un arco iris de luces blancas
me despertó;
y los colores, de pura envidia,
se hicieron verdes;
un viento fresco limpió mi rostro
y me sonrió;
la madrugada se hizo más dulce,
más transparente;
mis pies descalzos sueñan con campos
de margaritas;
mis manos mudas
se enredan y hablan con don de lenguas,
respiro y como una fragancia
y una ilusión.

Vino la vida,
dijo tu nombre, dando un saltito,
y se marchó.





DE ADULTOS Y NIÑOS

(o de la importancia de estar realmente vivos)

Quizás podamos ser como
juguetes,
repletos de promesas,
de mundos imposibles,
colindantes
con sueños y deseos.

Quizás podamos ser como mecanos,
dispuestos a construirnos siempre
de un modo diferente
como un objeto nuevo.

Quizás podamos ser como papeles,
plegados y alisados…
y formemos aviones que despeguen
de manos inexpertas en el arte
de emprender cualquier vuelo.

Quizás podamos ser lo que olvidamos
y retomar de nuevo,
con piel madura y mirada niña
las palabras,
sólo las importantes,
que supieron un día ligarnos a la vida
y que fuimos dejando que cayeran,
despistadas,
de los ojos, las manos y los besos.

(Recuérdame, si fallo,
lo importante que fue cada momento)





A veces
se me escapan las palabras de las manos,
no dicen lo que pienso,
me traicionan
y cuentan lo que siento.

Yo las miro,
incrédula, extrañada,
sigo su vuelo, absorta, con la vista,
noto
su dardo amargo en la garganta.

A veces
las palabras se apiadan de mi,
traen a mis labios tu piel,
a mi alma tu beso,
y luego, absurdas,
caprichosas,
se alejan con el viento,
se giran
y me guiñan
ese dulce ojo azul que hoy no tengo.






Te quiero aquí,
llevando tu armadura
de miradas de almíbar
y sonrisas de fresa.

Te quiero aquí,
luchando con las olas,
dejando tus moléculas de espuma
prendidas en la arena.

Te quiero aquí,
tumbado en mi toalla,
prosaica y cotidiana,
real,
como la voz del mar,
como el abrazo transparente del calor,
como la sed callada de mi piel.

Real.
Aquí y real...

Te quiero aquí.







*****


DE: Pretérito Imperfecto


I

Ella no lo sabía
pero el viento
iba a dejarla sola y descuidada,
arrancándole a fuerza de susurros
los sueños y las ganas.

Ella no lo sabía todavía,
pero la brisa tibia
iba a dejar su piel abandonada,
desnudo su cabello
y para siempre
asolada y vacía
la palabra.


II

Ella traía ausencia en las entrañas,
habitaba el silencio,
transportaba,
dormida entre sus brazos,
la llave de los sueños.
Olía a amaneceres
y arrullaba,
con los labios de hielo,
las soledades tibias que morían
siempre en algún invierno.

No podía llorar:
las mariposas
con alas de ilusión
si se humedecen
nunca emprenden el vuelo.




III

Ella era inocente,
estaba destinada a descubrir misterios,
a sumergirse en aire,
a respirar palabras,
a bucear abismos-sensaciones.

Nunca buscaba nada,
el sol se detenía a contemplarla.
Y era otoño de nuevo.

No sabía los nombres de las cosas,
pero sólo su voz,
interna y muda,
podía sin errores ni artificios
atreverse a nombrarlas.





ASÍ COMIENZA: "Epanadiplosis"

I

ME DEJAS
solitaria y sin palabras,
sin gestos,
sin detalles,
desnuda de caricias,
como una hoja en blanco,
vacante y dolorida,
queriendo estar al menos medio llena,
quizás,
tal vez quizás,
medio vacía…



AL DUEÑO DE LOS TRENES DE MI INFANCIA:
MI PADRE.

Viajábamos en tren
(la catenaria fue siempre una palabra misteriosa),
dominabas el mundo de mi infancia,
las vías, los andenes y las máquinas:
inglesas, japonesas,
el mito de las que no pudieron
subir de nuevo el puerto…
¿Caducan los recuerdos?
-no lo sé-
las lágrimas, compruebo, no caducan.

¡En qué orfandad la muerte traicionera
me viene acomodando!
Me acecha tan de cerca
que, a veces,
puedo sentir su aliento a mi lado.

Tal vez la catenaria redentora
me encarrile de nuevo
y vuelvas a ponerme una moneda
-en la vía-
al paso de algún tren de pasajeros.







DERROTA

Se acabó el caminar buscando nombres
debajo de los versos,
que la vida se ríe de nosotros
cuando hablamos de hacernos inmortales.

Si es que no estoy, lo siento, para más
defunciones.
La próxima la mía.
Y que se deje el viento
de esparcir este polen de abandono
que nos hace soñar que siempre queda
la palabra en la herida.

No seguiremos más que como polvo.

Y es que cuando uno muere nada lleva,
tampoco poesía.





PUBLICADO EN: nº 24 de la revista de artes
y letras Luces y Sombras


Como un ordenado abecedario
se organizan las copas en el mueble
desnudo del salón
que nos miraba entonces,
cuando nunca importaba la hora de la cena,
quién descorchaba el vino
o qué labios besaban cada copa.
Entonces
cuando se despertaban los cojines sin prisa
abrazando en el suelo mi ropa y tu despiste,
tu reloj y mis gafas
acurrucados juntos
en la misma repisa. Amaneciendo juntos.

Y ahora, en un orden perfecto y enfermizo
igual que soldaditos olvidados de plomo…
¡tanta cristalería en ese mueble tan frío!
tan frío…
y tan solo.




SIN PAPELES

No tenía papeles que demostrasen nada,
ni promesa de amor,
ni de deseo.
Y a fuerza de callar y de esconderlos
ya casi ni recuerdos.




HABLÁBAMOS DEL TIEMPO…

Otro día, en que no hagamos nada,
te observaré despacio,
buscaré tus pupilas silenciosas
ignorando mis ojos.
Respiraré sin pausa tus palabras
(ausentes el oído y el cerebro)
como si fueran mías
y tejeré con ellas la mentira que aviva mi deseo.

No me mires con miedo.
…Ya sé
que no hablamos de amor,
sólo del tiempo.




1 comentario:

  1. Fernando, está repetido el poema "No soy original", no sé si ex profeso o se te pasó.

    Un abrazo.

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