viernes, 19 de noviembre de 2010

1989.- ANDREA CABEL



Andrea Cabel (Lima, Perú, 1982) estudió Literatura Hispánica en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Sus poemas han sido traducidos al inglés y catalán. Ha participado en el proyecto Panamericana (Poetes americanes nascudes a partir de 1976) de la revista valenciana Sèrie Alfafulls temporals d'art i literatura. Ha sido publicada en la muestra poética del grupo limeño Claroscuro, en Antología de poesía hispanoamericana (revista australiana Noise) y en 18 poetas hispanoamericanos (Zignos, Lima). Ha publicado el poemario Las falsas actitudes del agua –ganador del primer puesto del concurso Esquina de Papel, organizado por el Centro Cultural de España, la Embajada de España en el Perú y la Municipalidad de Lima–. Escribe actualmente reseñas literarias en el suplemento El Dominical de El Comercio, y es asistente de docencia de los cursos Teatro y Poesía en Estudios Generales Letras de la PUCP. Además, forma parte del comité editorial de la revista barcelonesa La Siega.




LEJANAS

(Como todo lo demás, a Maider)

Dos mujeres caminan por la calle.
Sugiriendo efecto mariposa, terremoto
y oleaje inmenso,

Se ven los trajes y se distinguen parecidas.

Se reconocen fácilmente entrelazadas,
como instancia plural,
Y recordando el evangelio del padre
rojo MUDO blanco
SORDO amarillo /AmARilLlo/,
Se toman de la mano, y lo dejan todo, despegando

dejando atrás la selva en naturaleza muerta,
y se sienten todas, todas lejanas
unidas en puente infinito transparente como cielo
trasgredido, como ese mismo cielo de alas

y como nuevo poder de Poseidón mariposa,
que cuenta el infarto dolor desfigurado
de la cara parto tuya,
mía
-de ambas-
Ellas, cobijadas pronto en su cielo nuevo
de alas convexas,
se cuentan, a escondidas del padre, los cabellos y
se destruyen las llagas lamidas,

se destruyen cada trozo que vivo late
y ascienden al cuarto piso

a la noche oscura de la mariposa empinada,
en donde también, sin querer,
las escaleras infinitas
se convertían en las manos nudosas
de las madres que las buscaban a lo lejos,
como ratas en las infantes esferas espartanas
que buscaban descolgar al sol, y obligarlo a confesar,

obligarlo a contar la historia de la rosa
en el cabello mío, que ahora impura,

yace en el tuyo, haciendo del mundo,
un jardín
a
oscuras.








--2--


Notamos, ambas – y varias en dúo unísono-,
que mi complejo repta obeso mi rojo incansable,
convirtiéndose por fin en la luz delatora entre mis dientes,
Por ser el auténtico desahogo de mis falanges
al mundo intrépido de mi digestión.
Al mundo que engulle sin pensar, que se atosiga pensando,
Que destroza vidrios cuarzos que persiguen los espejos que hablan
Los ecos sonrojados en labios moviéndose en vestimenta blanca,
De vestido encuadernado cuadriculado blanco amarillo,
Y a las manos de mama mutilando mis esbozos recuerdos.
Mis esbozos de torpes centímetros de paso avanzado,
De piernas que buscan al trozo de luna caído
fracturado en imposible plana playade Naplo
Para que oráculo le responda, le conteste, cómo deglutir colina de arroz,
Cómo congestionar puré de papas en dientes diminutos
de falanges tan inmensas, en cuerpo materia
en cuerpo inerme sufriente por injertos de polímeros que nutren como
trozos de pedacitos inasibles
en extraño poder que debilita
que solo quita, que deshace mi fuerza











Es tocar el cielo,
Poner un dedo sobre el cuerpo humano.
Novalis


/Cinco y cuarenta i tres/



Mi cuerpo es un pasillo de madrugada,
un fantasma crudo que llora por las ojeras de tus ojos negros,
por las espinas de tus brazos flacos
y que respira cañazo y orujo como hora de cenar.

Mi cuerpo recuerda siluetas
Recuerda pájaro hombre que persigue al sol,
y que sin querer se duerme a tu lado luna,
como toro en Soledad.

Tu cuerpo es un sonrojo que en mi pasillo translúcido
se mira,

Y entonces aquellos ojos, son mis ojos
son noche como gato,
como bestia amarga,
que te sigue, y acosa y que luego,
Se va









Mi Padre, es
una vertiginosa cavidad,
empapelada de rústicas barbas a z u l e s.

Un gran oído sordo, que sucumbe egoísta,
como una huella errante entre ninfas infinitas,
como el profundo grito de un ahogado
que danza cruel las penas cantadas,
y que resuena, como eterno estruendo,
el despojo de las plateadas canas
de su augurio infalible
para darme como aguja en el pajar
de mis bucles castaños
una brújula de ojo constelado,
una única esfera absoluta que controle,
a lo lejos, mi paso.








Un papel de arroz en cuadrado perfecto,
Como infinito espacio blanco que se hace
ejercicio de origami

Como cuerpo que aguanta y que abriendo
la ventana de su voz,
Destila túnel con luz de sensaciones
esperando reflejo,

Empañada como aliento en el espejo
que te mira,
En estigma de sangre lejana que palpita
en cuarto de alas blancas

Que destroza noventa ángulos perfectos
que se piensan a si mismos, recordando,

Como flor de loto que de afuera para adentro,
grita empapada
Que ha sido solo un sueño,

Y que es imposible, que estoy equivocada,
que sus ojos,
No son -no- no son de este mundo

Luego, papel de arroz en triangulo rectángulo
Como figura de llanto sentado,

Como César dudando con un gesto en la mano
que el sostiene todita
Toda la tristeza





LATITUD DE FUEGO


al borde de

… Lo mismo nos ha perdido,
Lo mismo nos ha olvidado,
Lo mismo nos ha — …
Paul Celan

de tus ojos nacen espinas, flores diversas,
gravitas errante y me miras
mi sangre, que se rige por las tardes, carga viento
sostiene la fuerza de tu respiración
entonces se esparce el fuego
crece una sensación furiosa de noche
y el campo que me dejas es un camino de sal, blanco, sin rostro.
y te necesito.
necesito esas huellas habitando el pasado
el riesgo del cristal en mi pecho cuando dices mi nombre,
necesito de ti,
de los jardines de rosas por la noche.
eso y una columna para mis brazos agotados.
mi recuerdo está lleno de ojos, de olor y frío
y no importa,
porque pronuncias piedras preciosas talladas con tu ausencia,
oscuridad con tus ojos abiertos y finitos,
y yo quisiera detener tu corazón, desatarle los signos que lo convierten en red
ahogarlo de sombra, acariciar sus párpados dormidos.
buscar el océano que dejaste en mí.









medianoche

colina de viento y sorpresa
perfume de mañana,
contigo mis huellas se convierten en nítido enero y calma.
en pestañas con dolor, sumiso silencio, dolor nuevamente,
entonces palpita la calle y el techo es luz fría.
la habitación crece:
extendemos la ventana, unas cuantas palabras confían
inesperadamente en ti,
en un templo que golpea mi desvelo
hemos despertado y bebemos estrellas,
la razón de su luz tendida sobre el mar.
tú eres lo imprevisto,
la feroz ceniza convencida
el fondo de las ramas,
mi forma antigua de temblar frente a una respiración.








lágrima en la arena

En el pecho
Una voz extraña ha despertado
Y una canción canta en mí
una nostalgia que no es mía.
Lucian Blaga



he decidido, como todos los días, alimentar el espacio que dejaste. pintar las hojas de los árboles cuando cae el otoño. despertar con caricias y fruta el recuerdo de tu piel por la mañana. camino con miel en los ojos, con el color de la playa cuando es de tarde, explico a mis brazos que la fuerza es una forma de amar al cielo, que las estrellas son el aterrizaje para escapar de ti. y vuelvo.

resignada, sin tiempo, vuelvo al borde de la cama, directamente a tus ojos, regreso con la frente baja y los ojos de principio y final. entonces pienso en la gravedad de la lluvia, en la vida cíclica de un beso. por ti visto mis manos de soledad y esperanza, por ti mi cuerpo es el color rojo, por ti mi vida se escapa y descansa. he decidido, hoy, como todos los días, alimentar tu lenguaje de vacío, y dejarlo secar al sol.








garúa nacida el 27 de enero

te nombro tristeza,
noche, gotera, luz de asfalto sola.
púas en mi corazón golpeadas por el viento.
y tú, garúas cuando te nombro finito
cuando sonríes a pesar de los rostros de la porcelana fría
a pesar de las piedras preciosas sujetas a tu pecho
sujetas a tus huesos, a tu piel de sonrisa.
te nombro,
y el aire descalzo acaricia tu cuerpo de recuerdo
anillo, tejido, conjunto de colores sobre la mesa esperando colarse en tu muñeca.
mientras el sol nos habla del mar, de las islas que lo consumen
y pintamos nuestras manos atadas
con todo el humo de tu cuerpo,
con el vacío del mío,
mientras la luz de un lago rodeado de montañas
consume el reflejo de tu batalla
del peso que deforma una boca abierta que despega.





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