lunes, 20 de diciembre de 2010

MILO DE ANGELIS [2.553]


Milo de Angelis 


Nació en Milán, Italia, en 1951. Graduado en Letras desarrolla su trabajo de profesor de literatura en el centro penitenciario de la misma ciudad. Ha publicado los siguientes libros de poesía: Somiglianze (Semejanzas), 1976; Milimetri (Milímetros), 1983; Terra del viso (Tierra del rostro), Milán, Mondadori, 1985); Distante un padre, 1989 y Biografia sommaria (Biografía sumaria), 1999. Posteriormente la antología Donde ya habíamos estado 1970-1999, 2001. Ha traducido del francés a Blanchot, Baudelaire, Maeterlinck, De Vigny y del latín a Lucrecio, Horacio, Claudiano y a Virgilio entre otros. También ha publicado las traducciones El amor, el vino, la muerte. Epigramas de la antología Palatina, 2005. Fue fundador y dirigió la revista literaria «Niebo» y actualmente dirige la colección del mismo nombre de las Ediciones “La vida feliz”. Su obra ha sido difundida en Francia, Argentina, España y en los Estados Unidos y fue invitado por la Casa de la Poesía Pérez Bonalde a participar en la IX Semana Internacional de la Poesía, Venezuela, 2001. Es además autor del libro de ensayos Poesía y destino, 1982 y de una obra narrativa: La carrera de las capas, 1979. En el 2005 ganó el Premio Viareggio-Rèpaci con su último trabajo poético Tema del adiós, 2005. Al decir de Erika Reginato Muñoz, Erika Reginato Muñoz, “…Es una voz antigua la del poeta italiano Milo De Angelis, concentrada en el ritual y en las enseñanzas de los personajes de la tragedia griega y la misma que contempla el paisaje de la urbe con los muros romanos que persisten en la ciudad actual. Camina con el gesto y la intención de observar y comprender el tiempo que abre y cierra su palabra, el secreto y el silencio, ya que reconoce a los atletas y personajes que con astucia y fatiga viajan desde la mitología hasta nuestro siglo. Es uno de los poetas más importantes del segundo Novecientos italiano y al respecto escribe Eraldo Affinati en una nota crítica: “Milo De Angelis aparece pues, muy ligado a la autoridad de una sabiduría que nos precede y, en el siglo XX en ciertos casos ha consolado la orfandad. Sin embargo sería tan difícil encontrar un poeta así absolutamente moderno…”





Cuando sobre un rostro deseado se vislumbra el signo
de demasiadas estaciones y una vena demasiado oscura
se alarga en la habitación, cuando las incisiones
de la vida llegan en cantidad y la sangre desacelera
dentro de los pulsos que hemos estrechado hasta el amanecer,
entonces no es sólo allí que la gran corriente
se detiene, entonces es noche, es noche sobre cada rostro
que hemos amado.
En ti se reúnen todas las muertes, todos
los vidrios despedazados, las páginas secas, los desequilibrios
del pensamiento, se reúnen en ti, culpables,
en la vigilia de todas las madres, en la tuya
inmóvil. Se reúnen allí, en tus
débiles manos. Han muerto las manzanas de este mercado,
estas poesías regresan en su gramática,
a la habitación del hotel, a la barraca
de esto que no se une, ánimas sin descanso,
labios envejecidos, corteza arrancada al tronco.
Han muerto. Se reúnen allí. Han equivocado,
han equivocado la operación.


*


No había más tiempo. El cuarto había entrado en una inyección.
No había más forma de repartir la esencia. No tenías
más el collar. No tenías más tiempo. El tiempo era una luz
marina entre las persianas, una fiesta de hermanas,
la herida, el agua en la garganta, Villa Litta. No había
más día. La sombra de la tierra llenaba los ojos
con el miedo de los colores desaparecidos. Cada molécula
estaba en espera. Habíamos mirado el remiendo
de las manos. No había más luz. Una vez más
nos están llamando, juzgados por una estrella fija.

*


Todo estaba ya en camino. Desde entonces hasta aquí. Todo
el tiempo, luminoso, rozaba los labios. Todos
los respiros se reunían en el collar. Las sombras
de Lambrate cerraron la puerta. Toda la habitación,
absorta, se convirtió en el primer latido. El negro
de tus cabellos contra el amarillo del último rayo.
Desde entonces hasta aquí. Era el primer día del verano.
El silencio nos llenaba la frente. Todo estaba
ya en camino, desde entonces, todo estaba aquí, único
y perdido, nuestro y remoto, ardiente. Todo pedía
ser esperado, regresar a su verdadero nombre.



Fragmentos de región


1.

Si alguno cae en el arco de
tardes y tardes u otra floritura
durmiendo cerca del templo
se comprende y se alarga
ahora que viene en este viento
ni cabalgata ni escudo lo detienen, ni
el estertor de la plegaria; el único viento

(aparecen los cometas, la ciudad)

y quisiera desatar sus plumas
disipando el perfil por ese
aire que canceló el aire
ahora: cielgema es la palabra desnuda

las leyendas de la uva y del rey
se volvieron carretera, dibujos
a lápiz, sutil rastro
dentro de la noticia sutil

se abre un cáliz que lo espera y contendrá
el huracán o beberá la boca y la sed y
bajo un relámpago, viendo al mundo

leopardos, largos trancos, lunas
conocen la oscuridad y el oráculo
tiene otra palabra, sin botín


2.

todo el espejismo alzándose furtivamente
en el valle donde descienden, blancos,
mensajeros se levantan
las miradas lacradas por la pupila
y ya no hay otro espejo
desmesurado y geométrico, nada
antes de arder cuánta luz ¡es el fin!

Muere un oscuro engañador:
entre la naturaleza y el orden hay niños
que ya descubren las manos
¡Lucas! gritan en la ciudad
pero los bautismos disueltos en óleo
no lo han sido jamás en el tiempo

florecen alrededor del sueño
escalofríos del agua pluvial
escurre, que no dice, chopo tras chopo:
en la caverna yerra la princesa libre
porque sueña una pared distinta
y decirle la vida o nada
y afuera braman los embajadores,
sin meta, se convierten en caballo y noticia
como el amor que hace un solo gesto
ni tembloroso ni inmortal

reencontrado, entre la tierra y el hielo,
este alimento resurge y habla
interminablemente en la plenitud
de la fábula y su desastre. Y si ríe
como el sueño que deja de mirarse
no salgas, yo te sigo, sé
veloz

mensajeros se levantan
las miradas lacradas por la pupila


3.

ni cabalgata ni escudo lo detienen ni
la sutil espada en la noticia
aparecen los cometas sobre la ciudad
y yo me he convertido en muerte

otra palabra sin presa
es la blanca humedad del juego, otra
es la mano del cuerpo vencedor

¿por qué hoy el duelo?

toda llave está cerca de la niña
que les abre las puertas a los coyotes
pero la honda tiene un solo proyectil

la reverencia da origen a la danza
rasguñándose enmedio de la grama
lentos cruces del baile de lanceros

niños, a jugar con la lechuga
a mirar el inmenso pendón
y las zataras y las piraguas
ninguna tiene hombres a bordo.


4.

Alas rodeando la pira, batir de alas,
aún en el peligro, mundo,
y un ángel custodia la misma
plegaria: no hay otra noticia.

Litigan los vencejos y ya la noche
la noche: en el vértigo pesa
allá abajo, un agua, alta, pero las alas
de lo efímero llaman amor a esta zambullida por
el amor:

mira al rayo que pierde el trueno y
lo ignora, amante
de un ciego no visto y aclarado por
nadie y se ahoga, sí,
se ahoga lentamente la luz
pero hay ahora un fuego en el vaso ilimitado.


5.

Si el caso era éste
pero en un lampo más alto y más indiferente
¿quién no intenta solevar un canto
no sólo creado, y se vuelve?

¿quién, por cual
filigrana en la niebla
fiel?
en el instante que ilimita el calor...

a menudo las paredes confinan con el tiempo
y los labios son una luz que regresa
la penúltima noche, el pez florido en la red

una línea en el sueño que habla
otro juego la destrozará, niño tras niño,
desune el humo que los encerraba
en la ilimitada llanura

los pliegues profundos de la capa en una sombra
y más tarde —¿hasta quién?— la viva en el confín
qué distinto es hablar ahora en el puente
el sueño se vuelve calle... y cuánta
respiración tan frágil nunca inundada...

la floritura y la segunda esencia del fuego
sepulto a decir nuestro, poesía
desencadenada una de la otra y en todo.


6.

Falto de mira, algo
cancelado es crecer y cuerpos

crecer estupendo de volúmenes y cuerpos
entre los gigantes de piedra, en el cerco, destrozado,

que hoy destrozará, arrancando un hilo
entre boca y gesto, para
amar al huracán

algo cancelado

es el sueño que no hablará
charcos, paisajes lacustres. Cadencia
cadencia y claridad en los párpados
cancelados

cielgema es la palabra desnuda
ni temblorosa ni inmortal, sutil rastro
dentro de la noticia, herida, para
el arrastre lento, hay
ahora en el reino
súbito fragmento y derroche en el anuncio
ligero amor
algo se ofrece
mejor entrar en el reino y con otra
dirección en el alba en la mano, en la otra mano
hay un reino del medio invierno
y no es verdad donde muda calla una maravilla

primogénita, entre muchos hermanos, la palabra llega
y viene del agua de los niños casuales, palabra:
clarazul sobre el escudo

rosa perfecta donde giran los párpados
y lo simple de la suma, el himno, el racimo
aún murmura en la variación
ligero rastro a fin de que olvidando.



Viene la primera

''Oh si tú comprendieras: 
quien sufre
quien sufre no es profundo.
Suburbios de Milán. Verano.Ya
hay poca agua en el río, el kiosco está cerrado. 
"Cambia, no esperes más": 
Cerca del muro sólo hay algunos coches.
No pasa nadie. Nos quedamos sentados
sobre el parapeto ''Quizás aún puedas
llegar a ser solo, puedas
sentir aún sin pagar, puedas entrar
en una profundidad que no
conmemora: no esperes a nadie
no me esperes, si sufro, no me esperes.
Y miramos fijo el agua oscura, este viento tenue
que la mueve
y le da pequeñas vetas, como una madera. 
Me toca el rostro. 
¿Cuándo vas a salir, cuando no tengas
alternativas? No te aferres, acepta
acepta
perder algo


Viene la prima

"Oh se tu capissi:
chi soffre chi soffre
non è profondo
Sobborghi di Milano. Estate. Ormai
c'è poca acqua nel fiume, l'edicola è chiusa. 
Cambia, non aspettare più 
Vicino al muro c'è solo qualche macchina.
Non passa nessuno.
Restiamo seduti sopra il parapetto "Forse puoi ancora
diventare solo, puoi ancora sentire senza pagare, puoi entrare
in una profondità che non
commemora: non aspettare nessuno
non aspettarmi, se soffro, non aspettarmi
E fissiamo l'acqua scura, questo poco vento
che la muove
e le dà piccole venature, come un legno. 
Mi tocca il viso. 
Quando uscirai, quando non avrai
alternative? Non aggrapparti, accetta
accetta
di perdere qualcosa". 

Traducción: Javier Barreiro Cavestany



A veces, al regresar, encuentra la ira de los muertos,
el desconcierto pálido de las calles que una vez 
fueron nuestras y les dimos las gracias, fueron escalofrío
nocturno y un vestido levemente acariciado en el balcón: susurran
que solo uno fue el instante, solo uno fue el beso, el nombre
del palpitar del corazón, solo uno, susurran
el antiguo estribillo: "no regreses, no, no regreses
a los lugares que te han visto feliz."

*


Ma a volte, tornando, s'incontra l'ira dei morti  
il pallido sconcerto delle strade che una volta 
furono nostre e ringraziate, furono brivido notturno 
e veste sfiorata nel balcone: bisbigliano 
che solo uno fu l'istante, solo uno fu il bacio, il nome 
dei batticuore, solo uno, bisbigliano 
l'antico stornello: "non tornare, oh, non tornare 
nei luoghi che tu hanno visto felice." 



La ventana

En el cuarto de hotel
detrás de las cortinas
que por primera vez permiten ver
una plaza entrañable
“sólo querría repetir, entendés, nada más”
esta tarde es
impersonal, no se dirige a nadie
no lo elige, ya es una tierra
llena de huéspedes, que cumplen
en otro
su obra empezada
como ese puente permanece allá
calmo, no es más
lo que une dos orillas.



La luz sobre las sienes

Qué extraña sonrisa
vive para existir y no para tener razón
en esta plaza
quien se confía y quien consuela
de pronto callan
es junio, en pleno sol, nace el abrazo
no mañana, ya mismo

la tarde, los reflejos
sobre las mesas en el restaurante
no dan explicaciones
junto a las uñas rojas
coinciden con las frases
es ésta la caricia

que olvida y que dedica
mientras mira en la taza
las gotas que han quedado y piensa
en el tiempo y en su única palabra
de amor: “ahora”.

Traducción: Pablo Anadón


La finestra

Nella camera
d’albergo, dietro le tende
che fanno vedere per la prima volta
una piazza tenera
“vorrei soltanto ripetere, capisci, nient’altro”
questo pomeriggio
è impersonale, non si rivolge a qualcuno
non lo sceglie, è già una terra
piena di ospiti, che compiono
in un altro
la sua opera incominciata
come quel ponte rimane là
è calmo, non è più
ciò che unisce due rive.


La luce sulle tempie

Che strano sorriso
vive per esserci e non per avere ragione
in questa piazza
chi confida e chi consola di colpo tacciono
è giugno, in pieno sole, l’abbraccio nasce
non domani, subito

il pomeriggio, i riflessi
sui tavoli del ristorante non danno spiegazioni
vicino alle unghie rosse
coincidono con le frasi
questa è la carezza

che dimentica e dedica
mentre guarda dentro la tazzina le gocce
rimaste e pensa al tempo
e alla sua unica parola d’amore: “adesso”.




En el verano del tiempo humano, en el último verano,
existían todas las carreteras. La Prenestina
con sus cinturones de ronda alcanzaba el mar
de Tarento viejo y los jardines de Puerta Venecia,
geografía de uniones inesperadas, tiempo que no se pierde,
todas las carreteras, todos los amores sumergidos en uno sólo
y renacidos, todos los pasos delante del portal, las miradas
en el portero automático, todas las voces, los acentos, las sílabas,
tú que salías sonriente con tu gorra de pelo
y caminabas decidida hacia un autobús.

//

Nell’estate del tempo umano, nell’ultima estate,
c’erano tutte le strade. La Prenestina
con le sue tangenziali raggiungeva il mare
di Taranto vecchia e i giardini di Porta Venezia,
geografia di unioni insperate, tempo che non si perde,
tutte le strade, tutti gli amori immersi in uno solo
e rinati, tutti i passi davanti al portone, gli sguardi 
sul citofono, tutte le voci, gli accenti, le sillabe, 
tu che uscivi sorridente con il tuo colbacco 
e camminavi decisa verso un autobus.




Contar los segundos, los vagones del Eurostar, verte
bajar del número nueve, el carro, la sonrisa,
la ansiedad, la noticia, la gran noticia.
Esto ocurrió, en 1990. Ocurrió, sin duda
ocurrió. Y antes aún, la zambullida en el Ticino,
mientras la pelota desaparecía. Ocurrió.
Vimos lo abierto y lo escondido de un instante.
Las hadas regresaban a las viviendas, el huracán
llenaba un cielo alucinado. Cada cosa estaba allí,
desierta y llena, para nosotros que aguardamos


//

Contare i secondi, i vagoni dell’Eurostar, vederti
scendere dal numero nove, il carrello, il sorriso,
il batticuore, la notizia, la grande notizia.
Questo è avvenuto, nel 1990. È avvenuto, certamente
è avvenuto. E prima ancora, il tuffo nel Ticino,
mentre il pallone scompariva. È avvenuto.
Abbiamo visto l’aperto e il nascosto di un attimo.
Le fate tornavano negli alloggi popolari, l’uragano
riempiva un cielo allucinato. Ogni cosa era lì,
deserta e piena, per noi che attendiamo.

Traducción: Emilio Coco

















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