martes, 2 de agosto de 2011

4369.- ANTONIO MUÑOZ QUINTANA


ANTONIO MUÑOZ QUINTANA. Málaga, 1969. Me piden una pequeña

biografía de mi historia, y yo no querría mentirles, no querría poner
más que una sola línea diciendo: Nació, perdió cosas por el camino,
le gusta volar.
Pero el miedo a decir esa única verdad me hará, otra vez, contarles
una historia de fechas y libros muy creíble, demasiado creíble para
ser cierta:
Plaquettes:
Los novelistas negros norteamericanos no pueden escapar
de su realidad social(Abalorios/pliegos, 1987).
El proceso de alterar la vigilia (Parasol, 1995).
Tierra leve (Poesía en El Pimpi, 1996).
La señora Van Konignenburg y los perros licenciados [relato infantil]
(Árbol de Poe,1998).
Más sobre los árboles (Hebe, 1999).
Libro:
Canciones para un pequeño circo ruso (Col. Monosabio, Ayto. Málaga, 2007)








PRIMERA DECLINACIÓN

Si llegara hasta mí, arrogante
la carnaza de las palabras
y vierais que en la máscara
tañe su mandolina lejana
el sonido de lo que aún fue mío ayer,
en el reposo de este cuerpo declinado
escupid,
paseantes, oteadores sorprendidos,
saltad sobre el rostro bufón de esta corte
escupid al fuego que alimenta tanta ignorancia,
al viejo actor cansado de mi historia.







DESPEDIDA DE UN PAYASO

Con una piedra en la mano
como el más riguroso aduanero
este payaso despide el día.
Lo hace porque sabe que nunca nadie
podrá medir el peso de lo perdido
porque todo acaba para siempre
con esa terrible insensatez
que los días dan a este souvenir de rumiantes.
Este payaso
aleja su muerte a pedradas.






ANTÍDOTO

Esto que aquí ves es la noche.
Hambrienta como un perro y callada.
Lo mismo que un juego de dados
se agarra a la mala suerte de haber visto
una figura
dormida entre mis brazos y mis piernas.
Es difícil saber que esto es la noche.






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