jueves, 18 de noviembre de 2010

1972.- MARÍA ELENA RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ

María Elena Rodríguez Hernández. (México)
Tiene publicaciones de poesía y ensayo en diversos periódicos y revistas locales y nacionales y en sitios de Internet. Poemas míos se incluyen en la Antología de poetas de Nuevo León editada por la revista Aullido de España en Marzo de 2004. Autora del libro De la piel que se va (Homo Scriptum, Poesía, 2005). Escribe columnas de opinión acerca de fútbol en las publicaciones Sr. Fútbol (Columna Palabra de Mujer, 1999), Milenio Diario de Monterrey (Ella y el Fútbol, del 2000 al 2003), y en internet www.peruinforma.com y www.laprimeradiario.com (columna Tiempo y Espacio). Participaciones en lecturas, Encuentros de Escritores y Poetas en diferentes estados de México, España y Cuba. Programa Literatura para tus sentidos en voces on line radio, 2005. Programa de radio Hablando de fútbol con Mario Ortega, en Contacto 1190 a.m. Encargada de la galería de arte El placer de ser. Forma parte de la Editorial Homo Scriptum, una editorial sin fines de lucro para la promoción del libro y publicación de obra de diferentes autores.





Dios ya tiene en sus manos las cenizas
de quien se cree más vivo
para arrojarla a los siete infiernos.


El mundo es

un quejido de hojas arrugando su cara
me escondo dentro de mi
cerca del hombro izquierdo
Donde no me alcanzo a ver
Donde no me escucho reír
Importa si estoy aquí
Perforando mi cuerpo en la llaga
¿Importa si estoy así?
Con la tristeza desencanto a las arañas de su nido
Con el látigo de tu lengua
Me violentas
El mundo es un quejido de hojas...









¿Detenerme en tus ojos

mientras las golondrinas anuncian otra mañana?
¿mientras el cielo púrpura
me toca el hombro?

Soy yo
más allá de tu deseo

No puedo
sostenerme en tu mano sin caer
más abajo de mi tumba
resurjo entre los escombros
de la piel que se va.








En este mundo
A veces
Sólo a veces
la luz duerme
entre el césped teñido de rojo
y un grito encendido de verde
conmueve al cielo
sólo a veces
volteando las estrellas
se extiende el círculo
y parece posible el arcoiris
En este mundo
A veces
sólo a veces
los gusanos
alcanzan a ser mariposas.








A la hora de la verdad todo es mentira
Entre la acera roja o azul
se confunden los colores
la luz no siempre alumbra lo más bello
la intuición dirige en el silencio
y el tercer ojo no quiere siempre ver
tropiezas con girasoles y piedras
Caín o Abel
levantas la mano
y el lamento la esconde
a un lado del corazón
guardas las sábanas sacudidas de miedo
y bajo la cama
los zapatos descansan de perseguirse.







La oscuridad avanza
hiere a las estrellas
la luna cae
toda-sal
aterrorizada lágrima
desgaja la piel
cada instante tritura
el último hueso
lo que fui.







Somos como las olas del mar
a veces
estamos arriba dirigiendo la marea
y otras veces
arrastrándonos en la arena.









Y QUÉ LA VIDA

Remolino de inciensos
agua desbordándose del cielo
hasta los pies
las madres comen flores caducas
los padres mastican chicles.
Damos el primer giro al vacío
el llanto igual que la risa
el ojo abierto
y lo que no queremos ver a los 20 ni a los 30
¿Y qué la vida?
sin edad
con arrugas adentrándose en la piel
cortando el suspiro de lo que se va
lo que se queda
impreso en la mirada de todos los días
al descubrirnos más
y espantarnos menos.

Tenemos cinco dedos como los perros
un cerebro como los changos
y mentimos para ser humanos.







A QUÉ HORA

Confundí tus dedos-caricias
tus besos-ternura
lluvia-lagrimas cayendo hasta mis labios.

Cuándo confundí
tu sexo-amor
tu maniquí-hombre.

Cuándo dije acepto
ser tu mujer-trapo
caminar sin zapatos
guardar silencio
cambiar la mirada

Cuándo decidí aliviar tu enojo
cargar tu pasado y tu presente
remodelarte el futuro
ponerte alfombra roja
al decir que tu vida es la mía
a qué hora confundí la vida-muerte.


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