martes, 2 de agosto de 2011

4377.- JUAN JOSÉ GARCÍA RODRIGUEZ


JUAN JOSÉ GARCÍA RODRÍGUEZ. Almería, 1975. Escribe de forma autodidacta y
anónima desde los 18 años, hasta que en 2004, pública poemas en el nº 11 de la
revista Nueva Literatura Almería (Delegación Provincial de Cultura de la Junta de
Andalucía), en la Antología 16 autores: una ventana abierta a la nueva literatura
(abril, 2004), difundida por el diario La Voz de Almería, y acepta a su vez una
pequeña colaboración como dibujante en el Anuario de la Prensa Almeriense,
editado ese mismo año. En Noviembre de 2005 obtiene un accésit en el VIII
Concurso Literatura Epistolar organizado por S.E. Correos y Telégrafos, S.A., y desde
entonces difunde sus poemas fundamentalmente en lecturas en diferentes
espacios escénicos, como en la Biblioteca Villaespesa de su ciudad natal, en El
Zaguán, en La Luna, en la Asociación Cultural Levantisca de Carboneras, en el IES
Gaviota de Adra (documental emitido por el Club de las Ideas de Canal 2
Andalucía), o en el Centro Penitenciario El Acebuche de Almería; así como en
Afirma o hiere, blog de creación de su autoría, entre los años 2007 y 2010. El 6 de
abril de 2010 gana ex aequo el VII Concurso de Poesía Instantánea de Los
Banderines del Zaguán.





I.

Finalmente es el poeta quien más atenta contra la poesía,
es el terrorista maduro,
humano, el que aquí se descubre a causa de la impostura.
Sintiéndose frágil como un copo de nieve.
Con su mano temerosa destruye todo lo que le asedia
porque la Verdad tampoco pierde el tiempo leyendo libros
y le persigue.

(Arrancar volteando la llave de gas o lesionar este poema.)
A SYLVIA PLATH



II.

LA NEGACIÓN

La verdad es que no somos,
pero tenemos repetidísimos momentos de ser:
nos acariciamos, sí, sin duda, ella lo hizo,
percibiéndola lo hice yo, también, queriendo,
queriéndola, así
como dos, como está en nosotros el acariciarnos,
abiertamente
poros, manos, yemas que circulan sobre yemas,
tenemos siempre sonrisas acariciantes,
nos acariciamos, sí.
Cierto que alguna noche nos besamos.
Lo visteis. ¿Lo visteis?
Compartimos atenciones, vino, alburas, eventos;
en ocasiones, tan próximo a vosotros
estaba. Allá, arrinconados, definidos, no sé dónde,
no sé por dónde rodábamos,
pared, boca, o arrullo, al borde del contacto.
¿Lo habéis visto?
Habréis visto, sí, igual, contornos, labios, siluetas
quizá, ánimas nocturnas
arrojándose hacia una sombra misteriosa.
Pero la verdad es que no somos.
No somos fecha, orilla, estático firmamento: no,
estamos.
De la mano cogidos, paseamos ante escaparates
inmensos
sin luz, silencioso remanso las fuentes apagadas,
silencioso reflejo
el vehículo, la luna o el relente discreto,
en el que, incluso, a veces, nos hemos sorprendido
mirando
como viendo a dos desconocidos... Menos mal
que tenemos ojos para reconocernos.



III.

¡Cómo dicen que sí, mis labios,
a la clara embriaguez
de tu pelo y sus vapores!
Qué sí al sí, sonriente, que resbalas,
o desatas.
Nace afirmativo como un beso
desde el principio y no es de ahora,
sucede,
consumado
de los dos hacia nosotros.
No.
Y no es de ahora.
Giré su rueda en algún “te quiero”.
Amor,
que rueden todas las bocas juntas,
entonces
así. ¿Acaso fue lo que te dije?
Hablo del beso del sí,
lo noto.
Sueño con brazos abiertos
aguardando nuestra llegada.
Amor,
amor manos, pupilas, tú, interrogante
deseo,
amar,
ven, ríe; sonríe o deja reír en el alma
al rosáceo perfil de lo ebrio enamorado
solo,
entre síes labiales.
Espero.






TRAZADA DE GOMAS


A Pedro Molina Granero

La lluvia, Pedro,
tuvo que venir para hablarme
de invasores de carriles contrarios.
La vida como los conductores
deslizándose ante nuestras motos
paralizados los frenos por el agua.
Aguacero, cielo en la tierra,
la forma de los charcos es violada
por neumáticos, azadas en mis ojos
dándole vueltas al agua y la tierra,
ley universal;
y una cochera repleta de uniformes
impermeables, pendientes del día.
El sonido de tanto llover es el ruido
de muchas motocicletas cargadas
para salir a reparto.
Fotografía de carteros con las miradas
caídas al suelo, coches que pasan,
trazadas de gomas
que resecan, afirmativas e hirientes.
A puerta abierta.
La lluvia, esta mañana nos detuvo
con su pronóstico de piedra, de olivo,
de almendro.
-Albanchelero, ¿qué sabes de Pedro?
-Murió hace dos semanas.

Inédito


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