martes, 21 de septiembre de 2010

CHENJERAI HOVE [1.205]



Chenjerai Hove 

Chenjerai Hove (Mazvihwa, 9 de febrero de 1956 - 12 de julio de 2015) fue un novelista, poeta y ensayista de Zimbabue.

Se educó en la Universidad de Sudáfrica y la Universidad de Zimbabwe y ha trabajado como educador y periodista. Crítico con las políticas de Mugabe actualmente vive en el exilio colaborando con la Universidad de Brown.

Publicaciones

And Now the Poets Speak 1981
Up In Arms, poetry, 1982
Red Hills of Home, 1984
Bones, novela, 1988
Shadows, novela, 1991
Shebeen Tales, 1989
Rainbows in the Dust, 1997
Guardians of the Soil, 1997
Ancestors, novela, 1997
Desperately Seeking Europe, 2003
Palaver Finish, 2003
Blind Moon poetry, 2004
The Keys of Ramb, 2004

Premios

1983 Special Commendations for the Noma Award for Publishing in Africa, for Up in Arms3
1984 Inaugural President, Zimbabwe Writers Union
1988 Winner, Zimbabwe Literary Award, for Bones
1989 Winner, Noma Award for Publishing In Africa, for Bones4
1990 Founding Board Member, Zimbabwe Human Rights Association (Zimrights)
1991 -4 Writer-in-Residence, University of Zimbabwe, Zimbabwe
1994 Visiting Professor, Lewis and Clark College, Portland, Oregon, USA
1995 Guest Writer, Yorkshire and Humberside Arts and Leeds University, UK
1996 Guest Writer, Heinrich Boll Foundation, Germany
1998 Second Prize, Zimbabwe Literary Award, for Ancestors
2001 German-Africa Prize for literary contribution to freedom of expression
2007-2008 International Writers Project Fellow, Brown University


Las rojas colinas del hogar y otros poemas

TRADUCCIÓN: RAÚL JAIME GAVIRIA


Las rojas colinas del hogar

El Padre creció aquí
sintonizando el corazón
con el sonido del búho de las húmedas y verdes colinas,
más allá, el águila nadaba en el aire
mientras mamá hormiga cargaba
una desconocida víctima hacia un escondite conocido
demarcado en la vecina tierra familiar.

Aquí crecí,
el padre murió bajo tierra hace siete estaciones
y las noticias del sepelio
fueron lo único por sepultar.
Ahora el águila implume como carne soasada,
proclama la miseria de los cielos.
Mamá-hormiga jamás sale a la superficie,
Para el padre suficiente carne hay abajo.
Las verdes colinas del hogar han muerto,
Rojas colinas atraviesan los cielos
y las sucias casas de los peones
viven bajo la amenaza del bulldozer
Ayer Sabhuku Mannyonga sintió la opresión
De manos musculosas contra su pecho
Y ahora vive en el exilio ebrio.

Rojas colinas han vuelto
con heridas cuyo pus sofoca al peón
su pequeño hijo duerme
Conociendo sólo frágiles sueños de gozosos reflejos de luna.
Muriendo también están las canciones
De las estaciones que el padre alguna vez cantó
Rojas colinas y el humo del trueno humano
Saquea la tierra bajo contrato.

Si el padre emergiera de entre los muertos
seguramente no conocería
el verdadero hormiguero que abraza su sangre
sepultado con el cordón umbilical.
Aquí, sobre este campo
una vez la tierra yació preñada
mas ahora la sagrada colina sangra
despojada incluso de su buen nombre,
sus vacas sagradas son ordeñadas
por manos agobiadas y hambrientas
cuyas bocas devoran hombres
tragados por la garganta del gigante de Eerie
sentados donde alguna vez fluiste tú
en serena agua bendita.

Rojas colinas y el aroma del exilio,
Chipo murió esta mañana
no más cantos funerarios desgarrando el aire
tampoco nos sentimos seguros de sepultarla
sabiendo que mañana el bulldozer vendrá
a esparcir estos huesos famélicos.

Rojas colinas, y el aroma del exilio
Exilio que respira sobre nuestros hombros
en una carrera que luce ya desesperada
Rojas colinas, y el pulso del exilio
que nos dice que éste no es ya nuestro hogar.


Mbira en el exilio

Canciones hormiguean en mi corazón
con el sudor que mordisquea bajo el sol
mientras los ritmos seguían mis venas.
así fue
y encontré una senda abierta
hacia las cavidades de mi corazón
hacia sus engranajes internos
como el sobrio día de la virtud
al pedirme mi esposa un corte de cabello
(mas ella obtuvo un corte en el corazón)
que al ser efectuado,
lo incendió todo:

Caminé desnudo por la aldea,
inclinado como la puesta del sol.
conozco la diferencia,
la diferencia entre una senda explorada
y el grito de una virgen en el mbira.
Incluso mi músculo sombrío lo dice,
Aún bostezo en medio de cadenas oxidadas
Como si el mundo fuese nuevo y sin embargo enjaulado.

Mas recuerdo el llamado de la canción,
Sí, la recuerdo.
Ella siega mi hombría
Cambiándola por un taparrabo transparente.


Parlamento de los niños

La madre se sentó
con el hambre entre sus manos
y ahogó el amor en sus ojos.
Luego las moscas vinieron
a cantarle repulsivas canciones al oído.
Nosotros escuchamos la inagotable historia
De la lucha y el hambre.

Pero la Madre no cantó
al llegar el tiempo del canto
En la historia popular.
Ella sólo señaló a las moscas
Y nos pidió que tarareásemos
la misma canción musitada por las alas.
Cantamos la canción alada
mientras nos uníamos en la búsqueda.

Mosca y niño unidos en una misma canción
Madre y hojas caídas al tiempo
padre ausente,
desconocido.

Mientras ella sondea los zumbidos,
juntos los seguimos
Creamos unión
para develar los motivos de la mosca y el niño.

Así, en nuestros corazones
Están las vaporosas huellas de la mosca
Cuyas alas nos contaron historias
Del sentido de la vida y de a quién pertenecemos.

-Escuchamos en la radio que hay una crisis-
los miembros del parlamento exigen mayores salarios
Y nosotros no somos tomados en cuenta.
Al menos estamos a salvo de promesas ahogadas.

Habremos de debatir
a cámara abierta
con profusión de enfermedades
como Símbolo del electorado de las tumbas
y tasas demográficas ascendientes
como símbolo del electorado de los sobrevivientes.

Perros-gatos-ratas-moscas
Perros-gatos-ratas-moscas
Envíen emisarios a esta cámara
Aunque el debate se torne melancólico
¡Extravíos del lenguaje!
¡Hacen falta espacios!
-Simple ausencia de orden en el recinto-

Luego compartimos nuestros haberes:
Desde bolsillos llenos de sangre
hasta parlamentos de políticos
Juntos sobrevivimos

Al núcleo de largas sesiones
y caducos proyectos de ley
que ahora reptan

donde ayer hubieron de correr.




A POEM FOR ZIMBABWE

i am the only one
you are the only one.

the birds and the rivers
sing to me,
they speak in your voice.

if i fall silent
you will be silent too.
if i fall silent
your wounds will be named silence.

i am a piece of you
and you are a piece of me.

the blood in my veins is you.
listen to the rhythm
of the stream of my blood
and the echoes from the hills,
mixed with gentle ripples
of the waters in the fast stream.

but with time
you will hear your voice
in the blue skies of my heart.

in the dark clouds of my soul
you will hear a voice
that tells the story of your forgotten voices
of birds long dead
of elephants crippled by guns
of orphans you do not deserve.

© 2003, Chenjerai Hove
From: Blind Moon




‘BOY’

When, brother, will you be?
How will you be?
For you are not yet.
A ‘boy’ you are called
by milk-plastered lips
and you undo your hat
to bare that musty dome.
Yet a ‘boy’ you remain.
Your unpensioned thirty-year job
– unpensioned even in kind –
you have faithfully groomed,
while bosses go and come,
renewing that boyishness,
inheriting you and the garden,
but ever ‘boy’, never ‘man’.
Maybe a bigger garden will
turn you to a field-man.
Did you tell your boss
you have fathered, husbanded like him?
Does he know your son
lectures to professors in exile?

Booted on ancient buttocks
by weak-boned madams
who rob your humility
implanting slavery and hate.
Even yoking you
with manufactured allegiances,
yet your blood-left rhythm speaks
When history chapters allow.

© 1982, Chenjerai Hove
From: Up In Arms



CHILD’S PARLIAMENT

Mother sat
with hunger on her hands
and soaked love in her eyes.
Then the flies came
to sing nasty songs to her ears.
We listened to the interrupted tale
of hunger and strife.
But mother didn’t sing
when singing time came
in the folk tale.
She just pointed to the flies
and asked us to hum
the same song sung by the wings.
We sang the winged song
as we joined the search. 
Fly and child sang together.
Mother and the leaves fell together,
father was not present,
and we never met him.
While the fly sings her search
we search together
or form a joint committee
to resolve the issues of fly and child.
For on our hearts
are the steaming finger-prints of the fly
Whose wings told us stories
of the search for life, and to whom we belong.
Over the radio
we hear there is a crisis
Members of Parliament demand higher salaries,
so there is no debate about us.
At least we are free from wrecked promises.
We shall debate
in the open chamber
with a thousand million diseases
standing for the Grave constituency.
And figures of population increase
standing for Survival constituency.
Dogs-cats-rats-fleas
send representatives to this chamber,
so the debate gets dreary at times.
Language problems!
lack of seats!
or simple lack of order in the house.
Then we share all we have –
from pocketfuls of blood
to parliamentary jargon.
Together we survive,
the subject of long debating sessions
and stale overdue projects
that crawl now
when they should have run yesterday.

© 1985, Chenjerai Hove
From: Red Hills of Home










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