martes, 18 de enero de 2011

2847.- LUALI LEHSAN


Luali Lehsan. República Árabe Saharaui Democrática
(Sáhara Occidental),
nació a finales de 1971 en Aalb Ergad (Las dunas del sueño), en la región de Tiris. Su primera infancia está marcada por el estallido del conflicto del Sahara y la diáspora del exilio. Junto a su familia llegó en 1975 a los campamentos de refugiados de Tinduf. Continuó su formación en Cuba por imperativos del exilio. Después de 15 años de estancia ininterrumpida en Cuba, en 1997 se licenció en Letras. De vuelta a los campamentos trabajó como periodista en las emisiones en castellano de la Radio Nacional Saharaui durante varios años, antes de emigrar a España. Ha participado en las antologías de poesía saharaui contemporánea Añoranza (Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de las Islas Baleares, 2002), Bubisher (Editorial Puentepalo, 2003) Aaiún, gritando lo que se siente (Universidad Autónoma de Madrid, 2006), Um Draiga (Diputación de Zaragoza, 2007) y 31. Treinta y uno — Thirty one. A bilingual anthology of Saharawi resistance poetry in Spanish (Sombrerete, 2007).


EL VERANO

El verano es una estación de soledades mustias.
La tierra rinde su pleitesía ante el sol
y nuestros cuerpos, corazón de la tierra,
se tuercen mientras dura la reverencia.
El viento es una navaja afilada
que destroza la tarde.








EL TIEMPO VA

El tiempo va, siempre va
dejando callos en las manos
de la historia.
Los años se precipitan
como perlas de un rosario
sobre la ya longeva memoria
del exilio.
La providencia talla
nuestros pasos de mañana
en un camino sin brazos,
sin flores en lo bordes,
y sin ti en el horizonte.

El tiempo va, siempre va
arrastrando las cicatrices del universo
hacia un norte apoteósico.
Los días sobre vuelan, sin ruido,
como aves de rapiña,
el techo de este hogar sin raíz
donde anida el sueño de nuestros hijos.

El tiempo va, siempre va.








TIRIS

Quiero huir del vientre
De esta nov ajena.
Dormir un sueño sin primaveras postergadas,
Sin cláusulas de perdón incumplidas,
Y despertarme en tu vientre, Tiris.
Espantar la soledad con un abanico
De versos inspirados por tu inmensidad.
Vaciar mi alma en la bondad de tu alma,
Repasar la memoria del universo
En la poesía de tus paisajes
Y escuchar el eco de tus montañas,
La gloria de la infancia del mundo,
El galope de una caravana sobre el cristalino rostro
De tus llanuras
Y sentir la paz que los dioses cincelaron con bondad
En tu rostro.

Tu rostro de mar al que se le congelaron las olas.










Rebelde

Un día cualquiera me rebelaré
contra los oráculos,
que me asignan mañanas sin sol,
que se niegan a augurar mis huellas
en el próximo amanecer,
borran mi nombre de los atardeceres
del universo,
rifan mi corazón en una subasta de
vidas probables.

Un día cualquiera me rebelaré contra
mi especie,
y volaré junto a los pájaros
y como los pájaros
me sacudiré en el cielo
este polvo condenatorio
que ahoga la vida.

(UM DRAIGA
Diputación de Zaragoza)









Sinopsis

Un tornado de petardos despertó el sueño de la noche.
Cuando el desierto se empezaba a creer metrópoli.

El áspero viento del norte tocó las trompetas de la guerra.
Y alguien en nombre de la libertad sacudió la memoria del tiempo.

Desde entonces los días empezaron a nacer muertos.
Y nuestra infancia naufragó en la turbulenta marejada del éxodo.

La cálida llovizna del amor mojó nuestros cuerpos en un lecho ajeno.
Y nos despertó el peso de las distancias con el corazón quebrado.








Tus manos

Como las nubes, tus manos saben que la libertad es hija del viento y el cielo.
Y tienen la opaca transparencia de las nubes,
y la infinita bondad del agua.
Porque son agua y como el agua son el principio de la vida

Y tus manos saben sumergirse como notas de una canción perenne en las profundidades del alma y luego emerger con todas las luces de la esperanza.
Porque todo en tus manos se revitaliza
y baila
y la vida se convierte en una danza que mueve las venas de la memoria

Y tus manos son el umbral de la vida, la primera puerta siempre abierta y son la montaña donde habita el eco del primer llanto y son el mar donde navega el velero de la próxima sonrisa.
Y son la barricada que cobija nuestros ojos de los polvos que ahogan los caminos

Y por tus manos fluye el manantial de la vida, porque en ti habita la memoria de la semilla que sabe perpetuar el árbol, y porque en ti el universo es una mirada perpetua a la eternidad, a lo que fuimos, al sol de hoy y al punto donde confluyen todos los horizontes que beben de tus manos

Y la patria es un diminuto territorio cuyos horizontes empiezan y terminan en tus manos, porque son la vanguardia del alma y porque

saben fundirse en otras manos y convertirse en sostén y en caricia y en norte.
Y tus manos saben romper la frontera con el otro y llevarlo a las inmediaciones del alma.

Y cuando tus manos son relegadas al vacío de la existencia, tus manos saben conjugar los verbos de la supervivencia y sacarle al barro su esencia de abrigo para cobijar la esperanza de los vientos que pretenden congelar el alma del universo.

Y saben tus manos reparar los quebrantos que dejan los vendavales a su paso por la vida

Y a veces tus manos son como alas del silencio que vuelan sobre el tejado del exilio y condimentan los días

Y aunque tus manos mueran serán siempre suaves vientos que arrastran la vida sobre las vértebras de las horas.

Y son tus manos la lengua del silencio, el grito de los verbos, la furia de la injusticia

Porque tus manos saben ser bastón para las manos ciegas

Saben ser la cuerda que tira de otras manos.

El pan tiene tus venas y en tus manos más que sustento es un destino.

Y cuando tus manos se cansan tus manos saben congelar la ilusión en las espumas del tiempo y reducirlo a su esencia más remota, la paciencia.

Y saben tus manos el lenguaje de los tambores que doblaron para festejar la luz del principio de los tiempos.
Porque en tus manos conviven los ritmos de la génesis, de la cotidianidad y del porvenir

Y cuando el día muere sin novedad y la implacable noche divide nuestras luces, tus manos saben ser el cuerpo de la oración que reza por nuestras manos.

Clama por el mundo que desterró tus manos, cercenó tus manos,
Un mundo a la medida de tus manos, un mundo mejor.








Vamos a despertarnos

Vamos a despertarnos del letargo de este sueño
que corroe nuestra memoria.

Disparad vuestras carabinas de olivo
contra las tempestades del olvido,
que pretenden vaciar nuestros cofres,
del dolor de las guerras,
del suicidio del tiempo,
de la esterilidad del alma.

Mirad hacia el espejo de ayer para contemplar
nuestro peor rostro;
El de los escombros del amor en la ciudad ausente,
El de los espejismos donde vaga nuestra infancia,
El de la tempestad de lágrimas que ensució el rostro del cielo.

Y recordad la ignominia de los pechos que amamantan
La voraz apetencia de la guerra.
NO OLVIDAD, NO OLVIDAD








Independencia

Vengan las lluvias primaverales
a bañar nuestra almas de las mugrientas
manchas finisecualeres que dejó
la
guerra.

Ven

a abrazar mi tumba de mártir
para luchar en un solo bloque contra
la
claudicación.

Vengan las noticias vespertinas
con la novedad acuciadora
de un amanecer distinto.

Ven

a multiplicar tu mirada por la mía
para fortalecer la fuerza de la verdad
desde el exilio del siglo.

Vayamos tú
y yo y ellos
a mirar las diferencias de nuestros
rostros en el espejo de la INDEPENDENCIA.






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