Ana Milena Lucumí
Nació en Cali, Valle del Cauca. Vive en Puerto Rico, ee. uu. Llegó al II Encuentro de Poetas Colombianas del Museo Rayo, Roldanillo, Valle del Cauca, en 1986. Cuenta con un libro de poemas publicado, Lunamar (Roldanillo, Valle del Cauca: Embalaje-Museo Rayo, 1988).
Realizó estudios doctorales en el Instructional Technologies and Distance Education. Es candidata a graduación en la Nova Southeastern University, South Florida, fla. Obtuvo una certificación en Diseño Instruccional de Cursos en Línea, Texas Panamerican University, 2004. También una certificación como facilitadora del programa ahora, Modalidad Acelerada. Así como una certificación como epm –desarrollo de módulos de programa– ahora, sistema universitario, Ana G. Méndez, 2002. Una certificación en Educación a Distancia, Centro de Telecomunicaciones y Educación a Distancia, San Juan, Puerto Rico, 2001. En Diseño de Multimedios en la Educación –crefal–, Pátzcuaro, Estado de Michoacán, México, 1998. Posee una maestría en Educación, Sistemas de Instrucción
y Tecnología Educativa, de la Universidad del Sagrado Corazón, Santurce, PR, 1996. Obtuvo el título de bachillerato en Educación, Especialidad Licenciatura en Letras, Universidad del Valle, 1988, Cali, Valle del Cauca. Realizó estudios artísticos en música, Academia Musical Valdiri, Cali, Valle del Cauca, 1986-1990. Así como estudios artísticos en teatro, Instituto Popular de Cultura, Cali, Valle del Cauca, 1975-1982. Su experiencia de trabajo en varias instituciones universitarias de Puerto Rico ha sido principalmente en el área de educación a distancia. También como consultora, tanto del sector público como del privado y de ong en Puerto Rico.
Hace parte de la antología ¡Negras somos! Antología de 21 mujeres poetas afrocolombianas (Cali: Universidad del Valle, 2008), y de las antologías Universos, del Encuentro de Mujeres Poetas Colombianas II, III, IV. V, VI, VII, VIII, publicadas en las Ediciones Embalaje del Museo Rayo (Roldanillo, Valle del Cauca, 1986-1992).
Vuelo XI
Vienes de la guerra
a mi guerra,
vienes de otra tierra
a mi tierra,
mi tierra en guerra
por culpa de la guerra
de esa tierra…
Bienvenido,
pero
limpia tus plantas
para pisar mis llanuras.
Ese polvo extraño
cercena su piel,
limpia tus ojos
para mirar mis valles,
mis montañas.
Lávate en el aire la mirada.
Después,
abre tu alma
a esta miseria
hermosa que me ha parido
eternas nostalgias por su inocencia eterna.
1.
Duerme la princesa,
no hay río, ni árbol, ni montaña,
no hay cielo azul de nubes vaporosas,
ni flores sobre su rostro cuajado de rocío.
El sueño es profundo,
nadie viene en un unicornio sin retorno,
nadie como visitante de la aurora,
nadie con una voz que la despierte.
El sueño es doloroso
cuando los labios amados no convocan el beso,
cuando las manos no tejen su desorden en fuego,
cuando los dedos no escudriñan espacios de anhelo.
El sueño es tormento
cuando el llanto es burbuja debajo del párpado,
cuando el silencio y la ausencia danzan su sonata
descompasada de soledad profunda.
Duerme la princesa
y el príncipe extravió el camino de su sueño.
2.
De nuevo aquí,
la isla y sus calles
iluminando el silencio de la gente
que no las camina.
La isla y el ruido de autos
que van y vienen sin cesar.
De nuevo aquí,
dejándome ir hacia otro aroma,
en pensamiento hacia otro aire,
otra esencia, otro sentir
que soy yo misma, patria en sueño.
3.
La arena negra
se escondió en tu piel mulata,
sonaba húmeda bajo tus poros
como campanillas bajo el agua.
Eras un tintinear de ecos remotos,
una erupción de historias blancas y piratas,
ritmos bellamente salvajes
se fugaban de tu esencia.
Eras un son africano
que intentaba huir de la América.
4.
La Soledad
tiene enredos de amor
con el Lenguaje,
por ahí van los dos
agarraditos,
cuando el murmullo
de la medianoche
me sorprende
con los ojos abiertos.
Y ella, Soledad,
le danza en mi pecho
descubierto
–lo ata, lo desata–
lo envuelve en su misterio,
lo lanza voraz entre mis manos
cuando estas son dos aves
en medio sueño.
Y él, el Lenguaje,
la besa y la vuelve a besar
en sus vocales abiertas,
saborea sus dedales y susurros
y le canta, la abraza, la raya,
la vuelve grama entera,
con mis manos despiertas
sobre la noche blanca.
Sufro de dictados nocturnos
si el Lenguaje
tiene una cita de amor
con Soledad,
en el paraje de mis ojos abiertos.
5.
Vengo preñada
del llano de los pinceles,
preñada de verbo y sustantivo
–llena lúdica dilatada–,
vengo a parir
mi angustia, mi pena,
mi agonía.
Fluido soy,
vengo líquida
desde la cromática
espesura de los árboles,
vengo celulática
amorfa distendida
desde la línea y el trazo
que da a luz
en mi incertidumbre: el nudo.
Vengo silenciosa
con aforemas felinos a cuestas
y la palabra
de tanta hembra
fecunda, espesa, marítima,
selvática, montuna y entregada
que me germinó en su palabra.
6.
Me embarcaré en tu sueño
navío de luceros
para iluminar mis pasos.
Seré negrura
deambulante de la arena,
buscaré la ola
que enreda mi tobillo
como un cascabel en exilio.
Huiré de aquí
sin dejar huella
que la realidad pueda seguir
–tal vez una pluma temblando en el aire–.
Seré galopante gaviota
o potranca volátil
para unirme a ti.
Te buscaré
en tu espera escrita en el espacio,
hallaré ese rocío de temblores
que ha de regar mi rosa.
Te buscaré
sumergido en la neblina sin mis versos
y te hallaré
para vestirte de palabras luminosas.
Estoy en ti,
me esperas
en cada trozo de vida,
me esperas.
Estás en mí,
te busco
en cada trozo de muerte,
te busco.
7.
Sola
en la ciudad
más grande
de mi patria.
El cerro me mira
con ojos de niebla,
el viento me abraza
intentando borrar mi trópico,
apagar mi valle en incendio.
Tu beso que invento,
tu beso de pueblo y cabaña
me salva.
9.
En la delicada y múltiple forma
de tus caracteres
me escondo y me publico,
me sueño, me desarmo,
me desnudo y me canto.
En tu ritmo integrador
de todos los compases
del universo y de la vida
–me hago espiga,
germino en mujer–.
10.
A veces
sigo siendo un trocillo
de humanidad que deambula.
Otras,
cuerpo flotando sin huellas
en un camino de surcos amarillos
donde soy de oro
y por fin me nacen alas.
11.
Estoy
naciendo en el ocaso
como una luna nueva imperceptible
que escudriña la noche con su presente ausencia.
Naciendo en el vientre de una estrella,
buscando estallar en cien fonemas,
florecer en mil destellos como pétalos de fuego
que navegan en la noche.
Así estoy naciendo en cada uno de mis respiros,
resucitando en cada uno de tus aromas.
Voy
muriendo al día que agoniza,
dejando ir la historia de mi esencia,
historia que duele y no edifica,
gritos callados, murmullos disueltos,
sudores vacíos, estampida silenciosa,
cada palabra rota por la tragedia del miedo,
cada caricia perdida por el dolor y el anhelo.
Así voy cabalgando sin calzar mis herraduras
porque mi pradera es tu mano y mi infinito tu cielo.
12.
Escribir sigue siendo una lágrima
dibujada sobre el blanco silencioso.
¡Qué delicia!
¡Qué alivio en ti!
¡Qué compañía!
Abrázame,
solo tus abrazos infinitos requiero
y tu palabra la tiendo en mi corazón.
La necesito,
yo sé que te bates en el cercano mar
y me esperas sobre la madera.
Estuve sola conmigo en mi propio mapa
en la mitad de mi América,
entre cañas y niños, solitaria y triste,
regando mis inútiles palabras
lejos de ti.
Ahora estoy sola en la mitad del mar
en un trozo de tierra extraña,
desmoronada en llanto,
esperando tu voz magistral
que me salva de los juicios infinitos.
Porque tú para mí
no tienes juicios,
solo abrazos más allá de la piel
temblando en el aire.
Controlarás este impulso
de salir corriendo y de repente volar
hacia la nada.
Tú,
faro de mi silencio y mi palabra,
definirás mi vuelo o mi estación
en la hora exacta de tu tiempo.
Bellísimos poemas. Abre la puerta a la brisa del alma. Felicitacines.
ResponderEliminarAbrazos
Félix Domingo Cabezas Prado